Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

16 feb 2017

Los huesos de Lorca salen a la luz... en la Berlinale... Gregorio Belinchón

El documental estadounidense 'Bones of Contention' repasa la represión franquista a los homosexuales y la lucha actual por la memoria histórica.

 

Federico García Lorca, en el Yacht Club de La Habana (Cuba), en una imagen del documental 'Bones of Contention'.

En 2011 la documentalista estadounidense Andrea Weiss estaba en Barcelona, cuando vio en la calle una manifestación por la recuperación de la memoria histórica. 
"En mitad de la crisis económica, con gente pasando hambre, con el paro creciendo brutalmente y los bancos pidiendo el rescate, me llamó la atención aquella protesta.
 Así que me quedé dos años más, investigando y preparando este documental", contaba esta tarde en el coloquio posterior al estreno mundial en la Berlinale de su Bones of Contention, que repasa toda la persecución franquista al movimiento homosexual, cuya cara más conocida fue la de Federico García Lorca, y una represión que no acabó hasta el último cambio legislativo en 1985.
En el documental se cruzan tres historias.
 Por un lado, la de la lucha por recuperar la memoria histórica, centrada en encontrar 120.000 cadáveres de víctimas enterradas en cunetas y pozos, simas y que solo se pueden encontrar por los recuerdos: ni un documento levantó acta de aquella masacre: acaso quedan como testigos mudos algunos pinos en zonas de fosas comunes, ya que ese árbol, de crecimiento rápido y raíces profundas, fue usado por el régimen franquista para destruir pruebas de la barbarie.
"Yo creo que ser de Granada me aproxima a la comprensión simpática de los perseguidos: del gitano, del africano, del judío... del morisco que todos llevamos dentro" (García Lorca)
Por otro, el de la represión a lesbianas, homosexuales y transexuales durante cincuenta años del pasado siglo. Incluso en esa represión hay categorías.
 Antonio Ruiz, presidente del Colectivo de ex presos sociales, ha comentado al público berlinés que, por ahora, solo 116 homosexuales han sido indemnizados por torturas y encarcelamientos durante aquellos tiempos de ignominia.
 "Pero ningún Gobierno nos ha ayudado nunca a recuperar nuestra historia, no hemos recibido ninguna ayuda".
 Curiosamente, para la dictadura ellos sí existían, porque de las lesbianas ni palabra, ni siquiera en la Ley de Vagos y Maleantes de 1954.
 En pantalla, Isabel Franc aclara que lo duro fue que se les negara la existencia: "Había una ley contra gais, pero a nosotras se nos negaba hasta eso.
 No existíamos, porque la mujer tampoco tenía sexualidad". 
Entre ellas se reconocían preguntándose "¿Tú eres librera?", y aunque fuera clarísimo que estaba ante otra lesbiana, no estaba de más inquirir
 "Pero tú entiendes, ¿verdad?"
 Y hay muy pocos testimonios del movimiento lésbico durante la Segunda República: aquella presencia fue absolutamente borrada del mapa.
 Quedan ecos de nombres como Victorina Durán, la actriz Margarita Xirgu, Ana María Sagi, la periodista Irene Polo, Lucía Sánchez Saornil, la fundadora de Mujeres Libres...
 Su rastro se desvanece de forma que a aquella generación se la llama "las desaparecidas". 
Xirgu, amiga de García Lorca, estaba en México cuando el poeta y dramaturgo fue asesinado.
Así se llega al tercer hilo argumental, Federico García Lorca, asesinado por "homosexual y socialista", como describe un informe policial de 1965 que no vio la luz hasta hace dos años. 
 Fue la confirmación de que había sido víctima del franquismo y zanjaba así los rumores. 
Ese reconocimiento también sirve para sacar a la luz toda una represión olvidada actualmente, y para recordar al artista con toda su complejidad. 
"Yo creo que ser de Granada me aproxima a la comprensión simpática de los perseguidos: del gitano, del africano, del judío... del morisco que todos llevamos dentro", dijo en una entrevista que se refleja en pantalla. 
En Berlín, Laura García-Lorca, presidenta de la Fundación que honra la memoria de su tío, se defendió indignada sobre una acusación que se escucha en Bones of Contention: 
 "No es cierto que la familia haya escondido su pasado político". A su lado, Ruiz confesó que en los peores momentos de las torturas, "cualquiera podía recordar a Federico como un referente".
 La búsqueda de su cadáver continúa, y ayer mismo el informe técnico de la tercera excavación señaló una posible fosa pero sin cuerpos y sí dos casquillos de bala, con lo que se cierra, por ahora, con pruebas confusas.
La lucha por los derechos del colectivo se mantuvo hasta bien entrada la democracia.
 En 1977, en la primera manifestación gay en Barcelona, los convocantes no estaban seguros de querer que participaran transexuales.
 "Al final nos pusimos 10 con la pancarta y fuimos las únicas en aguantar las cargas de los grises [los policías de la época]", rememoraba ayer en el coloquio Silvia Reyes, que ya había sufrido el repudio familiar. 
 En el patio de butacas se levantó un anciano y se presentó: 
"Me llamo Sebastián Ramírez y hace 50 años huí de España y me vine a Berlín, después de ser torturado en la Dirección General de Seguridad con 16 años, tras ser detenido en el cine Carretas".
 Así la historia se hizo carne. 
O como dijo Lorca: "Un muerto en España está más vivo como muerto que en ningún sitio del mundo".

La vida de color rosa.............................. Estel Vilaseca

Este tono se convierte en símbolo del feminismo y en moda, a la par que se reivindica como color femenino, poderoso y sin complejos.

 
De izquierda a derecha: propuestas enrosa para el próximo verano de Céline, Valentino y Balenciaga.

 

El rosa fucsia, chicle y pastel inundó las calles en la multitudinaria marcha de las mujeres que se celebró el pasado 21 de enero en Washington y en muchas otras ciudades del mundo. 
Las responsables de ese mar rosa fueron las chicas de Pussyhat Project, que, parafraseando a Donald Trump y haciendo uso de kilómetros y kilómetros de lana rosa, animaron a las participantes a ponerse un gorro con orejas de gato. 
Gracias a la convocatoria, muchas expertas en el arte del punto se ofrecieron para tejer esos miles de gorros.
 La famosa actriz Cate Blanchett fue una de ellas.
 Pero más allá de la anécdota, el gesto tiene un significado de mayor trascendencia: la reivindicación del rosa como color femenino, poderoso y sin complejos:
 “El rosa se considera un color muy femenino que representa cariño, compasión y amor, cualidades que lo han señalado como débil pero que en realidad son fuertes.
 Vestir de rosa juntas es un poderoso manifiesto de que sin remordimientos todas somos femeninas y defendemos los derechos de las mujeres”, explicaban las chicas del proyecto Pussyhat en su página web.
Si durante años el lila ha sido el color del feminismo como símbolo de igualdad —es el tono que surge al unir el azul y el rosa— parece que ahora el rosa busca su sitio para llevar hacia nuevas dimensiones lo cursi o lo infantil.
 Lo suave como arma lo han venido reivindicando desde los márgenes las chicas de la cuarta ola feminista durante los últimos años, como la sueca Arvida Byström o Lora Mathis.
 El anuncio en 2016 del rosa cuarzo y el azul serenity como los tonos Pantone del año llevaba estos dos favoritos de las subculturas online a la cultura de masas.
 Aunque lo más interesante de esta doble nominación fue presentar el rosa y azul pastel como colores que se mezclan pero que también mantienen sus propias individualidades en un degradado que buscaba integrar a la conversación otros temas relevantes como la fluidez de género y sexualidad.
La moda no se ha mantenido ajena al estallido del rosa, de hecho, ha sido la primera en incorporar con gusto y en exceso este color desde hace ya varias temporadas hasta culminar esta próxima primavera-verano en una explosión de rosas, tal y como nos lo confirma Pere Ortega Saeta, uno de los integrantes de The Color Community, un colectivo fundado en 2013 en Barcelona que hace predicciones de colores:
 “No hay duda de que la gran consumidora de tendencias es la moda, después viene el diseño gráfico, el producto y, finalmente, el mundo del interiorismo”. 

 
De izquierda a derecha: diseños de Fendi, Chloé y Blumarine.
Mientras que los tonos más diluidos del rosa vistos en las colecciones para la próxima temporada de Preen by Thornton, Chloé, Fendi o Blumarine apoyados por otros tonos suaves son ya para Ortega un imprescindible, “casi un básico”, los rosas fucsias vibrantes son “para romper tópicos”. 
No es casual pues que encontremos rosas más chillones y contestatarios en las colecciones de Céline, Valentino y Balenciaga.
El uso del rosa en el mundo de la moda femenina ha sido constante. Yves Saint Laurent declaró que su color preferido después del negro era el rosa.
 Schiaparelli tiñó su etiqueta de rosa con su llamativo shocking pink, un color que, según la creadora: “Te da la vida, como si pusieras juntos a toda la luz, los pájaros y peces del mundo, un color de China y Perú”.
 Cristóbal Balenciaga recurría a menudo al fucsia para sus creaciones de noche, como por ejemplo en el impactante conjunto de vestido y capa de 1963 inspirado en el traje que lucían los cardenales. 
Y Rei Kawakubo regresaría al rosa, uno de sus colores recurrentes, en algunos de los conjuntos de su pasada colección de invierno.
 Si bien en el pasado el color fue usado, sobre todo, en un ámbito festivo y nocturno, de un tiempo para aquí el rosa empieza a introducirse en el uso diario desafiando ideas preconcebidas. Valerie Steele, una de las expertas en moda más reputadas y responsable del FIT Museum, se encuentra preparando una gran exposición para el 2018 sobre este color.
 Parece que queda rosa para rato. 

Asistentes de estrellas, gestores de manías y de egos

De los extravagantes requisitos del actor Rob Lowe a los pleitos de Naomi Campbell y Lady Gaga con sus ayudantes.

De izquierda a derecha: Naomi Campbell, Rob Lowe y Lady Gaga.

“¿Hay alguna razón por la que no esté mi café aquí? ¿Ella se ha muerto o algo?”. 
Con ese desprecio hablaba Meryl Streep como la déspota Miranda Priestly sobre si su asistente, una agobiada Anne Hathaway, no hubiera aparecido a tiempo con su café matutino.  
El diablo viste de Prada, además de sacarle los colores al mundo de la moda, mostró al gran público la penosa vida de una asistente profesional. 
Pero, comparado con las historias reales que se filtran a veces, la película se quedaría corta.
La última en conocerse ha sido la de Rob Lowe. 
El actor saltó estos días a los titulares después de que se filtrara su exigente oferta de trabajo en la que buscaba a un asistente que se adelantara a sus deseos, supiera si quería “el jacuzzi caliente o un masaje”, o qué querría cenar si llegaba tarde a casa… Aunque algo exagerada, la oferta parecía bastante estándar y el sueldo que anunciaba, 70.000 dólares (unos 65.000 euros), era superior a la media de los salarios de estos trabajadores en Hollywood, que está alrededor de los 55.000 euros anuales.

Anne Hathaway y Meryl Streep, en un fotograma de 'El diablo viste de Prada'.
Los asistentes personales de famosos son profesionales altamente cualificados.
 Todos tienen títulos universitarios, másters y, por supuesto, destacan por sus habilidades organizativas. Tienen que estar preparados para todo.
 Desde pasear con ellos por el centro comercial a organizar la fiesta de cumpleaños de sus hijos, leer sus guiones o comprarles la ropa interior.
Harrison Cheung, la asistente de Christian Bale, desveló todos sus secretos en un lucrativo libro, en el que contó que tenía incluso que comprobar el olor de las axilas del actor antes de que posara en las alfombras rojas.
 Al final, cuando se despidió necesitó cinco años de terapia para superar el “estrés postraumático” de trabajar bajo sus órdenes.
Victoria Beckham, esta semana en Nueva York.
En otros casos, la relación entre famosos y sus asistentes ha acabado en los juzgados.
 Como el abuso físico de Naomi Campbell, aficionada a lanzar móviles a sus empleadas.
 O como le ocurrió a Lady Gaga, cuya asistente, Jennifer O’Neill, la acabó denunciando para que le pagara las 7.000 horas extras que había trabajado en 13 meses.
“Diría que trabajaba entre 12 y 14 horas al día, quizá más.
 Había noches que dormía en mi coche o en el sofá de la oficina un par de horas porque no me daba tiempo de ir a casa y volver”, explica Lauren Taylor de su primera experiencia como asistente, trabajando para una famosa productora de Hollywood.

Por suerte, después tuvo mejores jefes.
 No todas las estrellas abusan de su empleado física o emocionalmente.
 Pero siempre, en cualquier caso, la relación que se genera entre ambos es muy particular porque la línea entre profesionalidad y amistad se desdibuja enseguida.
 Kristen Stewart, que interpretó a la asistente de Juliette Binoche en Viaje a Sils Maria, lo reconocía así: “Ser actriz puede ser tan solitario que acabas contratando a alguien [como ayudante] para tener amigos”.
“Yo sé más de mi jefe que cualquier otra persona, probablemente incluso más que sus parejas, pero no somos iguales”, confirma Taylor.
 Saben tanto que por eso podrían ser capaces de adelantarse a sus deseos, como exige Rob Lowe. 
Y, por eso, tienen que firmar estrictos acuerdos de confidencialidad. “Las conexiones y la cercanía que tienes a gente y eventos importantes en Hollywood es lo mejor del trabajo.
 Cuando eres asistente de gente de clase A, tienes acceso a sus vidas.
 Sus fiestas, los pases de los Oscars, volar gratis…”, explica Taylor. Si cumplen, son profesionales, casi siempre, respetados que pasan de un famoso a otro hasta que ascienden al trabajo que de verdad buscaban en la industria.
 O, simplemente, acaban pasando una vida juntos, como Angel, la ayudante que ha tenido George Clooney durante 20 años.

 

 

El odio es el nuevo amor...................................María R. López y Andrea Morales.

La aplicación Hater te permite encontrar a tu pareja ideal a partir de las cosas que detestas........................ .

Imagen de la aplicación para móvil 'Hater'.
Hater, literalmente “persona que odia”, es el mejor ejemplo de descubrir una oportunidad donde otros ven una crisis.
 Se trata de la última aplicación del mercado tecnológico para encontrar el amor, pero con un punto de vista original. 
No se basa en el físico, ni siquiera en la personalidad. 
Aquí la clave es arrejuntar a personas que detestan cosas.
 Nada mejor para celebrar el día de San Valentín.
 Quien no encuentra a su alma gemela vía app hoy en día es porque no quiere.
Hay gente a la que no le gusta el chocolate y personas que no son felices en Navidad. 
Individuos que sacan a pasear su odio en Twitter cuando Dani Rovira presenta una gala de los Goya.
 Aficionados a la música que sufren úlceras al ver a Love of Lesbian en el cartel de su festival favorito.
 En Estados Unidos cambiaron a Barack Obama por Donald Trump. Y Madonna se ganó al mundo con un discurso acerca de las críticas que ha recibido durante su carrera.
Grupos irreconciliables: taurinos y animalistas, modernos y hipsters, podemitas y peperos, los de té y los de café.... Hay antis del Real Madrid, del Barcelona, del Alcorcón y del Sporting de Gijón.
 Pero entre tanta bilis queda hueco para un mimo, un cariñito, una carantoña.
 Porque el odio une.
 Quizá la cita no está yendo muy allá porque mi trabajo te aburre profundamente y a mí las fotos de tus escapadas al campo tampoco me apasionan.
 Pero qué buen rato estamos pasando diciendo todo lo que no aguantamos de Pablo Motos y Cárdenas.
 Odios universales como el de Paulo Coelho han unido más de lo que pudiera parecer a primera vista.
El funcionamiento de la aplicación es muy sencillo y adictivo. 
Un test con cuatro posibilidades: “Lo adoro, me gusta, no me gusta, lo odio”. 
Tiene trampa porque se recogen los resultados promedio de otros usuarios, así que aunque uno no quiera, se puede dejar intoxicar por la opinión de la masa. 
Aunque si uno es hater de manual, solo tiene que dejarse guiar por el porcentaje más ínfimo.

Que el DiverXo no es para tanto.
 Los documentales de La 2 están sobrevalorados.
 Cómo se abusa del filtro Valencia.
 Los desfiles de moda no representan a la industria.
 Ya está bien con las bromas de Jordi Hurtado y las recomendaciones de LinkedIn. Enhorabuena, tienes un 75% de compatibilidad con Fulano o Mengana. 
¿Por qué no celebrarlo con un café en ese sitio tan cuqui del centro, con una bicicleta colgando y bien de bayas de enebro en el gin tonic?

El gran problema del asunto es que hay pocos usuarios y no hay filtro por localización, por lo que a pesar de que Mike pueda ser el hombre de tu vida porque se ha atrevido a decir lo poco que le gusta Ryan Gosling, lo más probable es que esté a casi 10.000 kilómetros de ti, en su Califonia natal. 
Además, solo está disponible en inglés y para dispositivos iPhone.
Después de todo, ¿a quién le importa lo que nos gusta si podemos regodearnos en lo que detestamos?
 De nuevo una app —sí, otra odiosa app— ha sabido verlo venir. Nos han retratado, mostrado como somos y —como dice Ignatius Farray—, nos han dado “la lección de humildad de nuestra vida”. 
A pesar de todo, queda claro que muchos odiarán Hater.
 No iba a ser menos.