Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

16 feb 2017

Asistentes de estrellas, gestores de manías y de egos

De los extravagantes requisitos del actor Rob Lowe a los pleitos de Naomi Campbell y Lady Gaga con sus ayudantes.

De izquierda a derecha: Naomi Campbell, Rob Lowe y Lady Gaga.

“¿Hay alguna razón por la que no esté mi café aquí? ¿Ella se ha muerto o algo?”. 
Con ese desprecio hablaba Meryl Streep como la déspota Miranda Priestly sobre si su asistente, una agobiada Anne Hathaway, no hubiera aparecido a tiempo con su café matutino.  
El diablo viste de Prada, además de sacarle los colores al mundo de la moda, mostró al gran público la penosa vida de una asistente profesional. 
Pero, comparado con las historias reales que se filtran a veces, la película se quedaría corta.
La última en conocerse ha sido la de Rob Lowe. 
El actor saltó estos días a los titulares después de que se filtrara su exigente oferta de trabajo en la que buscaba a un asistente que se adelantara a sus deseos, supiera si quería “el jacuzzi caliente o un masaje”, o qué querría cenar si llegaba tarde a casa… Aunque algo exagerada, la oferta parecía bastante estándar y el sueldo que anunciaba, 70.000 dólares (unos 65.000 euros), era superior a la media de los salarios de estos trabajadores en Hollywood, que está alrededor de los 55.000 euros anuales.

Anne Hathaway y Meryl Streep, en un fotograma de 'El diablo viste de Prada'.
Los asistentes personales de famosos son profesionales altamente cualificados.
 Todos tienen títulos universitarios, másters y, por supuesto, destacan por sus habilidades organizativas. Tienen que estar preparados para todo.
 Desde pasear con ellos por el centro comercial a organizar la fiesta de cumpleaños de sus hijos, leer sus guiones o comprarles la ropa interior.
Harrison Cheung, la asistente de Christian Bale, desveló todos sus secretos en un lucrativo libro, en el que contó que tenía incluso que comprobar el olor de las axilas del actor antes de que posara en las alfombras rojas.
 Al final, cuando se despidió necesitó cinco años de terapia para superar el “estrés postraumático” de trabajar bajo sus órdenes.
Victoria Beckham, esta semana en Nueva York.
En otros casos, la relación entre famosos y sus asistentes ha acabado en los juzgados.
 Como el abuso físico de Naomi Campbell, aficionada a lanzar móviles a sus empleadas.
 O como le ocurrió a Lady Gaga, cuya asistente, Jennifer O’Neill, la acabó denunciando para que le pagara las 7.000 horas extras que había trabajado en 13 meses.
“Diría que trabajaba entre 12 y 14 horas al día, quizá más.
 Había noches que dormía en mi coche o en el sofá de la oficina un par de horas porque no me daba tiempo de ir a casa y volver”, explica Lauren Taylor de su primera experiencia como asistente, trabajando para una famosa productora de Hollywood.

Por suerte, después tuvo mejores jefes.
 No todas las estrellas abusan de su empleado física o emocionalmente.
 Pero siempre, en cualquier caso, la relación que se genera entre ambos es muy particular porque la línea entre profesionalidad y amistad se desdibuja enseguida.
 Kristen Stewart, que interpretó a la asistente de Juliette Binoche en Viaje a Sils Maria, lo reconocía así: “Ser actriz puede ser tan solitario que acabas contratando a alguien [como ayudante] para tener amigos”.
“Yo sé más de mi jefe que cualquier otra persona, probablemente incluso más que sus parejas, pero no somos iguales”, confirma Taylor.
 Saben tanto que por eso podrían ser capaces de adelantarse a sus deseos, como exige Rob Lowe. 
Y, por eso, tienen que firmar estrictos acuerdos de confidencialidad. “Las conexiones y la cercanía que tienes a gente y eventos importantes en Hollywood es lo mejor del trabajo.
 Cuando eres asistente de gente de clase A, tienes acceso a sus vidas.
 Sus fiestas, los pases de los Oscars, volar gratis…”, explica Taylor. Si cumplen, son profesionales, casi siempre, respetados que pasan de un famoso a otro hasta que ascienden al trabajo que de verdad buscaban en la industria.
 O, simplemente, acaban pasando una vida juntos, como Angel, la ayudante que ha tenido George Clooney durante 20 años.

 

 

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