Se hizo famosa en Europa por su matrimonio con el hijo mayor de Carolina de Mónaco, Andrea Casiraghi, pero Tatiana Santo Domingo, de 33 años, era antes de su boda uno de los personajes más conocidos de la jet set
mundial.
Aunque pertenecía a ese círculo que prefería no salir en la
llamada prensa social.
Su papel en la familia Grimaldi la colocó en
primera línea de la actualidad, aunque a su pesar.
Ahora vuelve a estar
de actualidad porque la revista Business Insider cifra su
fortuna personal en 2.000 millones de euros, lo que la convierte en una
de las mujeres más ricas del continente. El aumento de su cuenta
corriente se debe, en parte, a la herencia recibida tras la muerte de su
abuelo, el magnate Julio Mario Santo Domingo, que murió en 2011.
Su
patrimonio se estima que era de 6.000 millones.
Julio Mario Santo Domingo fue
un personaje singular, creador de todo un imperio. Nació en Panamá en
1923 pero fue en Barranquilla (Colombia) donde empezó su gran escalada
hasta convertirse en multimillonario. Su padre, Mario, uno de los
pioneros de Avianca, fraguó ya un buen patrimonio, pero él lo multiplicó
hasta colocarse entre los hombres más ricos del país y del mundo. Murió
en el puesto 108 de la lista Forbes La compañía aérea colombiana, por ejemplo, estuvo entre sus posesiones
para honrar la memoria paterna. Pero hubo mucho más. Su fortuna la amasó
con el negocio de la cerveza: creó la marca Bavaria, que le sirvió de
lanzadera o tapadera para muchas otras empresas. Su venta-fusión con la
sudafricana Sab Miller, la segunda más importante del mundo, catapultó
su fortuna. Fue el acaudalado con más imagen internacional en los años
sesenta tras emigrar a Nueva York y codearse con la jet set. Sufrió críticas por sus ideas progresistas o su apoyo al presidente
Ernesto Samper. Los Santo Domingo son el clan que encabeza la jet-set de Colombia, la “familia bien” alejada de los escándalos propios de otros miembros de la clase alta local. Tatiana Santo Domingo siempre ha trabajado. Se asoció hace años con Dana Alikhani para poner en marcha una firma de
moda ecológica, Muzungu Sisters, que promueve diseños artesanos de
comercio justo. Con Andrea Casiraghi, su marido, y con sus dos hijos
reside en Londres aunque pasa temporadas en Mónaco. La pareja se casó en
2013 en una ceremonia civil y después repitió boda una religiosa en
2014. Dicen de ella que es la nuera favorita de Carolina de Mónaco, que
incluso en ocasiones viste sus diseños. Hasta la boda de Alberto de
Mónaco con Charlene se veía en la pareja a los futuros herederos del
Principado.
Además el actor Eduardo Casanova ha recibido insultos homófobos por
llevar un esmoquin rosa a los que también ha contestado en la red
social.
Anabel Alonso en la pasada gala de los Goya.
Anabel Alonso acudió el pasado sábado a la gala de los Goya como parte del elenco de La Reina de España. Lo hizo con un traje de lentejuelas en tono fucsia combinado con una
camisa lazada. Hasta aquí, todo fenomenal pero, tal y como nos ha
descubierto Buzzfeed, la
actriz y cómica no ha querido callarse ante los trolls que aprovechan
el anonimato de la red para degradar e insultar al resto. Una tuitera destacó su llegada a la alfombra roja con el siguiente tuit: “Y llegó la gorda que se cree graciosa”.
Anabel Alonso acudió el pasado sábado a la gala de los Goya como parte del elenco de La Reina de España. Lo hizo con un traje de lentejuelas en tono fucsia combinado con una
camisa lazada. Hasta aquí, todo fenomenal pero, tal y como nos ha
descubierto Buzzfeed, la
actriz y cómica no ha querido callarse ante los trolls que aprovechan
el anonimato de la red para degradar e insultar al resto. Una tuitera destacó su llegada a la alfombra roja con el siguiente tuit: “Y llegó la gorda que se cree graciosa”.
Ante la indignación del patio de los participantes en la red
social, la intérprete afectada ha sabido cómo callar a la artífice del
insulto: “Te puede gustar o no cómo voy vestida o cómo me sienta el traje, pero ser faltona y maleducada está de más”, contestó la actriz a propósito del tuit degradante.
Su intervención ha sido de lo más aplaudida. Echando un vistazo al timeline de la actriz, ésta se ha pasado las últimas 24 horas agradeciendo las muestras de apoyo contra el bullying que ha sufrido. Pero la cómica no ha sido la única en sufrir los insultos del patio de Twitter después de la fiesta del cine español. La aparición del actor y director de Pieles Eduardo Casanova desencadenó una serie de graves insultos homófobos. El tuitero @parado_new fue quien inició el hilo de insultos al tuitear
la frase “Retuit si le hace falta una Mili”, acompañada de una foto del
actor en la alfombra roja ataviado con esmoquin rosa de The Stoat. Muchos usuarios de la red social contestaron a su tuit con una serie de
faltas de respeto hacia el joven, con claras referencias a su
homosexualidad. A pesar de que el tuit inicial parece haber sido
borrado, recopilamos a continuación algunos de los insultos que se
desencadenaron:Son todos unos sinvergüenzas Homófobo, ustedes solo salen en Twiter a masacrar a un actor , puede que igual sean todos Homo sin reconocerlo....que da igual.....el de Fuerteventura parece que conoce muy bien a las cabras.
Los ladrones se apropiaron de las alhajas en una habitación del hotel en el que se entregaron los galardones.
Anne Igartiburu, Bárbara Lennie y Marta Nieto con joyas de Suárez en los Goya. Gett
La Academia de Cine ha denunciado el robo de joyas valoradas en 30.000 euros durante la gala de los Premios Goya,
que se celebró este sábado 4 de febrero, según ha confirmado la
Jefatura Superior de Policía de Madrid. Los ladrones aprovecharon,
posiblemente, la entrega de los premios para sustraer cuatro pares de
gemelos, una sortija y un juego de pendientes que habían sido prestados
para el evento por la Joyería Suarez. Para hacerse con ellas, tuvieron
que acceder a una de las habitaciones del hotel Marriot Auditorium, donde se celebró la gala, y donde se almacenaban los objetos dentro de sus respectivas cajas.
Las primeras sospechas han recaído sobre un trabajador de los Premios Goya, según fuentes policiales citadas por Europa Press. La
puerta de la habitación no estaba forzada y se investiga si la tarjeta
de acceso pudo ser manipulada, según estas mismas fuentes.
Los
investigadores están visionando las cámaras de seguridad del hotel donde
ocurrió el robo, situado en el número 400 de la avenida de Aragón,
frente al aeropuerto de Madrid-Barajas. Los ladrones probablemente se
colaron en la estancia a partir de las diez de la noche del sábado
pasado, que fue cuando comenzó la entrega de premios.
Las joyas sustraídas estaban en la habitación que había
reservado el departamento de producción y vestuario de la gala. No se
guardaron bajo una especiales medidas de seguridad ni dentro de cajas
fuertes. "Es normal no disponer de un vigilante de seguridad específico
cuando las joyas no superan una cierta cantidad de valor o no tienes
ninguna pieza exclusiva. Lo habitual es contar con una póliza de seguros
con determinada cobertura ante este tipo de sucesos", ha señalado a
Europa Press el secretario general del Gremio de Joyeros y Relojeros de
Madrid, Armando Rodríguez. El número de personas que pasaron por la habitación entre el
sábado y el lunes, momento en el que se descubrió su falta, fue
"incontable", según indican fuentes policiales. Las cajas con las joyas
desaparecidas nunca fueron usadas por los artistas que participaron en
los Premios Goya, según la policía. Tras acabar la celebración, el
cuarto se cerró con llave y ésta, quedó a cargo del personal de la
productora. El robo no se descubrió hasta las diez de la mañana de este
lunes. El jefe de la gala y el responsable de seguridad del hotel
acudieron por la tarde a denunciar los hechos en la comisaría del
distrito de San Blas, cuyo grupo de Policía Judicial se ha hecho cargo
de las investigaciones. Los agentes de Policía Científica han realizado
una inspección ocular de la habitación y han reclamado también un
listado completo de todo el personal de la productora. El secretario de Estado de Cultura, Fernando Benzo, ha
tachado de "lamentable" el robo y ha expresado su deseo de que los
objetos sustraídos puedan ser recuperados lo antes posible. "Creo que ha
sido [joyas prestadas] a Bárbara Lennie y es una desgracia que puede
ocurrir en cualquier momento", ha explicado Benzo en una entrevista en
RNE. El secretario de Estado ha expresado su deseo de que "recuperen lo
robado" después de ironizar con su presencia en la gala: "Yo no he
intervenido en eso (el robo), fui a los Goya, me divertí y me fui". Este no fue el único robo durante la gala. Un operador de
cámara de TVE también ha denunciado que le sustrajeron varios objetivos y
tarjetas de memoria que había dejado en un momento durante la
celebración de los Goya. Cuando regresó a recogerlos, ya no estaban.
Lola Larumbe, propietaria de la librería Rafael Alberti de Madrid, recomienda libros como un doctor receta medicamentos.
Si existiera una escuela para aprender a ser librero, Lola Larumbe
debería ser su jefa de estudios.
En ella se concentran todas aquellas
virtudes que un buen librero debe conservar: disposición, amabilidad,
conocimiento, sentido crítico, paciencia, inteligencia.
Lola recomienda
libros como el doctor receta medicamentos, con la exacta convicción de
que lo que proponen a sus pacientes-clientes-lectores tiene la
extraordinaria cualidad de salvar y animar vidas.
Leí a Lola antes de conocerla.
Ella escribió el hermoso prólogo del libro Mujeres y libros, de Stefan Bollmann.
Allí Lola, recordando la España franquista, incidía en la necesidad de
que las mujeres leyeran libros como herramienta para conquistar la
independencia.
Después de conocerla, entendí que ninguna otra persona
hubiera sido mejor para introducir ese impecable ensayo.
Lola ha dicho
en alguna ocasión que el oficio de librero es hermoso si tú lo haces
hermoso.
Ella no ha dejado de intentarlo desde que llegó a principios de
los años 80, en un convulso y revolucionario Madrid.
Cinco años antes Enrique Lagunero había abierto esta librería en pleno barrio universitario. “Nosotros somos ahora la segunda generación. La librería se llama Rafael Alberti
para homenajear al gran poeta que estaba en el exilio y del que
Lagunero era muy amigo, pero también a toda una generación esencial en
nuestro país”, explica la librera, que también recuerda los años
furibundos en los que grupos de extrema derecha campaban a sus anchas
por todo Madrid atentando contra periódicos, librerías o revistas.
“Cuando heredamos la librería, intentamos mantener el espíritu abierto y
de talante progresista que todavía conserva”, relata Lola.
En su librería uno viene a comprar libros,
por supuesto, pero sobre todo, viene a refugiarse; cuando has tenido un
mal día, cuando el mundo no te gusta, cuando las cosas fallan... la
librería Alberti deja que te quedes allí, sin ser molestado, mientras
observas cómo van recibiendo a un tipo insólito de ser humano: aquel que
“está dispuesto a compartir la lectura y el placer la amistad”.
Cada sábado realizan actividades infantiles
para ir propagando este placer —el de la lectura y el de la amistad— a
los más pequeños. Sin embargo, hay una actividad que brilla
especialmente en este refugio:
“Desde el año 2002 hasta ahora, y con la
ayuda de la editorial Pre-Textos y del Colegio Mayor Chaminade, desarrollamos un programa que se llama Encuentros en Alberti,
en el que intentamos poner en contacto a autores con sus lectores”,
explica Larumbe. Comenzaron escribiendo y enviando cartas a los
escritores que más les conmovían —los poetas Muñoz Rojas y Joan Margarit, entre otros— y les invitaban a acudir al encuentro.
Lola tiene grabado a fuego el primero de ellos: “Fue con Bernardo Atxaga.
El almacén era un galpón lleno de libros y de cajas.
Hicimos un gran
esfuerzo para ordenarlo y limpiarlo.
Alquilamos las sillas de un sitio
de bodas cercano y las trajimos todas en mi coche”, comenta entre risas.
Es difícil imaginar ahora, en una época en
la que las promociones de libros proliferan durante todo el año, la
titánica labor de esta mujer, esforzándose por concitar a un grupo de 60
o 70 personas para escuchar a autores que venían de cualquier parte del
país.
Y pese a esta dificultad, en el año 2005, la librería se llevó el
premio que concedía el Ministerio de Cultura y que valoraba su
fantástico e ingente trabajo.
Pese a que el barrio no conserva muchas de
las cualidades que sí tenía en su origen (“Era un barrio con muchos
bares y cuando los alumnos salían de la universidad venían aquí”), y
ahora ha sido sustituido por otros como Lavapiés, Chueca o Malasaña que
han sido “higienizados, modernizados y gentrificados”, a la librera le
gusta este aroma de los años 70 que se respira en este “barrio
transversal que no está de moda pero que tiene una caída hermosa hacia
el Parque del Oeste y desde el que se puede ver una preciosa puesta de
sol”.
Unos días antes de la última Navidad, la librería sufrió un accidente a
causa de una negligencia que rompió las cañerías e hizo desplomarse el
techo:
“Hubo bastante destrozo material y destrozo anímico también,
porque a veces te fallan las fuerzas.
Si no vendes libros dices 'pues
tengo que mejorar', pero si es una negligencia de alguien, pues te
vienes abajo”.
Sin embargo, la librería, gracias a la gran red de amigos
que ha ido fabricando, mimando y cuidando en este tiempo, consiguió un
enorme apoyo y una solidaridad inaudita:
“Tanto apoyo nos dio muchas
ganas de mejorar, de dejar el espacio más bonito y con nuevas ganas de
recibir a gente”, concluye Larumbe.
La librera cree tanto en sus amigos-clientes-lectores como en los libros
que dispensa con fervor:
“Los libros nos protegen de lo que pasa ahí
fuera, de todas esas cosas que no siempre son tan bonitas como
querríamos.
El libro te aguarda, te recoge, es un sitio para estar”.
Aunque sospecho, antes de despedirme, que para Lola los libros son nada
más —y nada menos— que la más hermosa de las excusas para iniciar nuevas
amistades.