Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

2 feb 2017

La historia de amor de John Lennon y Yoko Ono, al cine

El guionista de 'La teoría del todo' será el encargado de llevar a la pantalla grande la relación de la pareja así como su activismo político.

John Lennon y Yoko Ono, en Londres en 1969. Cordon Press

A su historia de amor siempre se le ha culpado de ser la responsable de la ruptura de los Beatles.
 Y puede que ahora se sepa un poco más al respecto.
 La relación entre el cantante John Lennon y la artista Yoko Ono será la protagonista de una película.
 Un pasado que va a ser llevado al cine por Anthony McCarten, el guionista de la película La teoría del todo sobre otro personaje relevante del siglo XX, el científico Stephen Hawking.

“La historia estará centrada en su relación amorosa, el coraje y su activismo en Estados Unidos
 Tenemos la intención de inspirar a la juventud de hoy para que se levanten y tengan una visión clara de cómo luchar por el mundo que quieren”, ha explicado el productor de la cinta Michael De Luca, que entre sus cintas más destacadas se encuentra Red Social, Moneyball: rompiendo las reglas y Capitán Phillips.

El guion abarcara el estatus de la pareja como grandes celebridades de los años setenta, cuando Lennon abandonó a los Beatles, y el posterior asesinato en 1980 del británico en Nueva York.
En 2009 la vida de un joven John Lennon ya fue llevada al cine bajo el título Nowhere.
 La cinta biográfica británica contaba la adolescencia de Lennon, la creación de su primera banda, The Quarrymen, y su evolución hasta convertirse en un beatle.


Yoko Ono, John Lennon y su hijo Julian. Cordon Press

 

Por qué un despido te puede hacer mucho más fuerte............... RITA ABUNDANCIA

Ser despedido del trabajo puede ser visto como un fracaso; pero también como una enseñanza y ocasión para empezar algo nuevo. 

Muchos genios y creativos registran este trauma en sus trayectorias profesionales. 

Por qué un despido te puede hacer mucho más fuerte
A Anna Wintour la despidieron de la revista Harper's Baazar. Recientemente ha dicho que a todos deberían despedirnos alguna vez.
Foto: Getty

Pasar por la vida laboral sin haber tenido que hacer nunca el ejercicio de recoger tus pertenencias, vivencias, ilusiones y expectativas y ponerlas todas juntas en una caja de cartón para marcharse es como tener un corazón que jamás se haya roto, como no haber probado nunca lo amargo o el vacío de las horas que no se saben con qué llenar.

 Pero, además, una trayectoria profesional en la que solo ha brillado el sol empieza a ser dudosa para muchos, por el simple hecho de que aprendemos más de nuestros errores que de nuestros triunfos; tenemos aventuras solo cuando abandonamos la seguridad de casa y llegamos a la cima únicamente si nos hemos atrevido a escalar la montaña. 



Aunque el fracaso haya sido un tema tabú en casi todos los ámbitos de la vida y, especialmente y por la cuenta que nos trae en el del trabajo, es también materia de estudio en las escuelas y universidades. 
El fracaso como modelo de adquisición de conocimiento, como experiencia, como moraleja y como perspectiva para ver la realidad desde todos los ángulos. 
El fracaso siempre es más creativo.
 Ninguna obra literaria se desarrolla si todo sale bien, si no existen los problemas, si los protagonistas son felices y comen perdices desde el principio porque, como dice la primera frase de Ana Karenina: “Todas las familias dichosas se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera”.
Hace ya tiempo que Paul Iske, ex directivo de banca holandés, creó The Institute of Brilliant Failures (El Instituto de los fracasos brillantes) para reconocer los mejores proyectos malogrados, y cada año se entregan premios a desastres con resultados negativos, pero que hayan servido como reflexión. 
 Iske es también profesor en la Universidad de Maastrich y apuesta por normalizar el fracaso como parte de la experiencia y de la vida. Existe también lo que se llama el Museum of Failed Products (El Museo de los Productos Fracasados), en Ann Arbor, Michigan.
 Una especie de supermercado en cuyas estanterías se almacenan productos que salieron al mercado en EEUU pero que no tuvieron éxito y, por eso mismo, fueron retirados.
 Un lugar frecuentado por gente del mundo de los negocios, que buscan aprender de los errores del pasado. 
Una de las piezas de este muestrario es el CueCat, un aparato lanzado en el año 2000 para escanear códigos de barras en revistas y derivar así al lector, directamente, a la página web. 
Algo que hoy en día tienen casi todos los móviles que incorporan un lector de códigos QR, pero que en su momento fue interpretado como una extravagancia y, por lo tanto, como un fracaso. ¿Moraleja?, a veces el error consiste en lanzar un producto antes de tiempo o en ser excesivamente visionario.

La Harvard Business School, como muchas de las escuelas de negocios de todo el mundo, piden en su prueba de acceso a los futuros alumnos que escriban y detallen su mayor fracaso, del que más aprendieron. 
En España, Albert Riba, empresario y escritor con títulos como Mamut o Sapiens, La parálisis que activa o Tropa Sapiens, (Empresa Activa), dirigidos a emprendedores y al mundo empresarial, ha creado el concepto de ‘currículum fracasional’, que es lo opuesto a lo que la mayor parte de la gente hace en Linkedin. 
 “Se trata de hacer un repaso de nuestros fallos laborales, entender por qué ocurrieron, las consecuencias que trajeron y la lección que aprendimos de ellos”, apunta Riba, “distinguiendo entre fracaso y error.
 La segunda palabra suele gustarnos más porque duele menos”.
Este singular CV puede ser muy útil a todos aquellos que han vivido un despido y, entre las recomendaciones a la hora de redactarlo –además de “encerrarse en el baño con un paquete de pañuelos”- están, según Albert, las de “sinceridad, aceptación y la necesidad de cotejarlo con personas cercanas a nuestro entorno, pero objetivas.
 Pueden ser compañeros de trabajo, jefes de recursos humanos o colegas. 
El despido hay que afrontarlo con dignidad y eso requiere aceptarlo y comunicarlo a los demás, al menos a nuestros amigos cercanos. No vale decir que se nos ha acabado el contrato o que nosotros hemos dejado la empresa. Siempre es más digno reconocerlo que esconderse.
 Entender los verdaderos motivos, y aquí puede que no siempre seamos lo suficientemente objetivos, es lo que hará que no volvamos a repetir los mismos fallos.
 Lo malo no es cometer errores, eso es inherente a la condición humana, sino que éstos sean siempre los mismos”.
A Walt Disney le despidieron de un periódico porque “no era creativo”.
Foto: Gettdespido laboral 
Grandes a los que también se les puso en la calle
Las razones de un despido pueden ser muchas. Algunas veces alejadas del tradicional argumento de que el trabajador no sirve para el cargo.
 Tan malo es no valer como valer demasiado; ya que la perspectiva de alguien brillante, que puede desplazar a los altos cargos, es otra típica causa de despido en empresas regidas por personas inseguras y con miedo a perder sus puestos de trabajo.
Hace poco The Cut publicaba un artículo en el que famosas de todos los campos recordaban ese momento fatídico de sus carreras profesionales y analizaban los motivos. Anna Wintour, la temida directora del Vogue América, fue expulsada del Harper’s Bazaar y recomienda que “todo el mundo debe ser despedido alguna vez en la vida.
  Es una experiencia de la que se aprende mucho”.
Para Sallie Krawcheck, CEO y cofundadora de Ellevest, una plataforma de inversión digital orientada a mujeres, “cualquiera que no haya sido despedido alguna vez es porque no se ha esforzado lo suficiente.
 En tiempos de rápidos cambios, si no se han cometido errores notables en el camino es que no se han tomado decisiones, ni de negocio ni de carrera”.


 

Visto para sentencia el juicio de las ‘tarjetas black’ tras cuatro meses de sesiones

Solo uno de los 65 acusados, Virgilio Zapatero, ha hecho uso de su derecho a la última palabra.

Rodrigo Rato llega a la última sesión del juicio por las 'tarjetas black'.
La Audiencia Nacional ha dejado este jueves visto para sentencia el juicio contra los 65 usuarios de las polémicas tarjetas opacas o black de Caja Madrid -exconsejeros y exdirectivos de Caja Madrid y Bankia-, para quienes la fiscalía solicita penas que van desde los 12 meses hasta los seis años de prisión por apropiarse indebidamente del patrimonio de la extinta entidad.
 Los acusados se gastaron 12 millones de euros en ropa, viajes de lujo o comidas en los más caros restaurantes. 
 Solo se ha devuelto el 14% del total.  
La sección cuarta de la sala de lo Penal ha dado por concluida la vista oral contra los expresidentes Miguel Blesa y Rodrigo Rato, y otros 63 antiguos consejeros y directivos de la caja, que comenzó el pasado 26 de septiembre con las cuestiones previas de las partes y que ha necesitado de nueve sesiones adicionales.
Con excepción de Virgilio Zapatero, el resto de los 65 acusados no ha querido hacer uso de su derecho a la última palabra, una vez que el abogado que debía exponer hoy sus conclusiones, el de Gerardo Díaz Ferrán, ha concluido con su exposición.
 El exministro socialista ha reiterado que nunca obró de mala fe y que en todo momento usó la tarjeta con mesura y diligencia.
La defensa del expresidente de la CEOE Gerardo Díaz Ferrán ha solicitado hoy la libre absolución para su cliente al estimar que su conducta en el uso de las tarjetas siempre "se acomodó" a la normativa, ya que solo realizaba "gastos inherentes a su cargo de consejero".
Así lo ha señalado el letrado Carlos Pardo a la Sección Cuarta de la Sala de lo Penal, ante la que ha impugnado el contenido de la hoja de cálculo Excel aportada a la causa por Bankia, y ha cargado contra las acusaciones por presentar una "mínima o nula" capacidad probatoria, razón por la que, en su opinión, no ha quedado probada la presunta apropiación indebida origen del proceso.
Los 65 procesados (eran 66 imputados pero falleció Miguel Ángel Araujo) gastaron un total de 12 millones con cantidades que van desde los 8.367 a los 456.000 eurosentre 2003 y 2012. 
En realidad disfrutaron de 15,5 millones, pero lo que consumieron entre 1999 y 2003 ha prescrito y no será juzgado.
De esta cantidad, 15,25 millones, fueron cargados exclusivamente a Caja Madrid y 245.200 euros adicionales se facturaron a Bankia en 2011 y 2012, antes de la llegada de José Ignacio Goirigolzarri a la presidencia. 
Entre los acusados están miembros de casi todos los partidos y sindicatos.

 

Una sentencia condena a Telecinco a pagar 7 millones por ‘Pasapalabra’