Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

13 ene 2017

Pierre Casiraghi, preocupado por la política medioambiental de Trump

El hijo de Carolina de Mónaco, que está a punto de ser padre por primera vez, concede una entrevista a 'Vogue' Italia.

Pierre Casiraghi, el pasado verano en Palma. GTRES
No es habitual que Pierre Casiraghi, el tercero de los hijos de Carolina de Mónaco y Stefano Casiraghi, conceda entrevistas a los medios de comunicación o protagonice sesiones fotográficas. 
Ha hecho una excepción con Vogue Uomo Italia, la edición italiana dedicada a hombres de la revista de moda.
Casiraghi aparece en la portada en blanco y negro, con rostro pensativo y vestido con un traje muy elegante. 
Aunque no se abre a hablar de su vida privada ni de su matrimonio con la periodista italiana Beatrice Borromeo, que está en su octavo mes de embarazo, Casiraghi sí cuenta detalles de su modo de entender la vida y de algunas de sus pasiones, como los deportes. 
“Yo no tengo ningún interés en correr riesgos inútiles: en los esquíes utilizo siempre casco y cuando voy fuera de pista, el airbag contra avalanchas. 
No entiendo quién piensa que, estando sentado atrás en el coche, no es necesario utilizar el cinturón de seguridad”, dijo. 

Gran amante del deporte y de las disciplinas extremas, como el paracaidismo o las carreras automovilísticas, Casiraghi cuenta a Vogue que la vela es uno de sus favoritos, del que quedó prendado cuando era pequeño y leía cómics.
 “Amo el mar, con locura.
 Pero de la vela, lo que más me gusta son las dinámicas de grupo, la búsqueda de esa sintonía de equipo que lleva a varios hombres a dirigir la barca”.
 Recordó un accidente que sufrió junto con su equipo el verano pasado, y que destrozó la embarcación, con el nombre de Malizia. La respuesta fue reconstruirla y competir de nuevo, a las pocas semanas, en Palma de Mallorca.
Este disfrute del mar le lleva también a hacer una defensa del medio ambiente, puesto que lamenta que cada vez encuentra más plásticos y suciedad en las aguas. 
En este sentido, se dice “triste y preocupado por la dirección tomada por Estados Unidos (con la elección de Donald Trump) por lo que tiene que ver con el aire, los mares y el planeta en general”.
Este disfrute del mar le lleva también a hacer una defensa del medio ambiente, puesto que lamenta que cada vez encuentra más plásticos y suciedad en las aguas.
 En este sentido, se dice “triste y preocupado por la dirección tomada por Estados Unidos (con la elección de Donald Trump) por lo que tiene que ver con el aire, los mares y el planeta en general”.
En el interior, además de aparecer en traje junto a su perro y dentro de su casa de Montecarlo, así como compartir una fotografía navegando junto a su equipo, Casiraghi muestra su faceta más desenfadada en otras cuatro imágenes vestido con zapatillas de deporte, gorra, cazadoras bomber y camisas vaqueras de Valentino, Ralph Lauren y otros grandes diseñadores.
 Comparte otra de sus grandes pasiones, los coches, y aparece junto una colección de sus vehículos clásicos preferidos, los Fiat, un símbolo de Italia.

 

 

Muere Lord Snowdon a los 86 años

El marido de Margarita de Inglaterra siempre mantuvo una excelente relación con Isabel II pese a divorciarse de su hermana.

Lord Snowdon. Cordon Press

 

Anthony Armstrong Jones, Lord Snowdon, reconocido fotógrafo y esposo de la princesa Margarita, única hermana de la reina Isabel II de Inglaterra, ha muerto "tranquilamente" en su casa a la edad de 86 años, ha confirmado un portavoz de la familia.

Nacido bajo el nombre de Anthony Armstrong-Jones, estuvo casado con la princesa durante 18 años y tuvieron dos hijos David Armstrong-Jones y Sarah Armstrong-Jones.
 Tras su divorcio contrajo matrimonio con  Lucy Mary Lindsay-Hogg.
Su compromiso con la princesa Margarita en febrero de 1960 fue una sorpresa ya que muchos creían que ella no se había recuperado totalmente de su malhadada relación con el capitán Peter Townsend.
Las vicisitudes sentimentales de la princesa Margarita comenzaron a dar la vuelta al mundo tras su frustrada boda con Peter Townsend, que no contó con la aprobación del Gobierno. 
El capitán Townsed casi doblaba en edad a la princesa y estaba divorciado, lo que provocó que la familia real y la Iglesia oficial se opusieran firmemente a la idea de su matrimonio. 
Había nacido el mito romántico.
 El idilio, del que hicieron pasto revistas y periódicos de todo el mundo, se alargó hasta el otoño de 1955, en que la princesa tiró la toalla y decidió apartarse de un camino cuya salida pasaba por su marginación oficial.
 
La princesa Margarita y Lord Snowdon, el día de su boda en el balcón del Palacio de Buckingham. Cordon Press
En años sucesivos -otros nombres se ligaron a la suerte de Margarita, pero quedaron en rumores desmentidos hasta 1960, en que se anunció públicamente su compromiso con  Antony Armstrong-Jones, hijo de familia distinguida -su madre era la condesa de Rosse- y, a la sazón, con estudio fotográfico abierto en el barrio londinense de Pimlico. 
En mayo de 1960 el capitán Townsend contraía, a su vez, matrimonio con una joven belga.
 Los años de su idilio con Margarita han quedado reflejados en una autobiografía que lleva por título Tiempo y suerte.
Siempre mantuvo una excelente relación con la familia real británica pese al divorcio de la princesa Margarita.
 En los últimos años llevaba una vida muy tranquila, alejada de la curiosidad mediática.


Unas pestañas demasiado largas son malas para el ojo. Contrólese con la máscara

El mercado de la cosmética se recupera tras ocho años de caída.
 En España la subida comenzó a finales del pasado año y se reafirmó en los primeros meses de 2016, según datos de NDP, consultora de estudios de mercado y paneles de consumidores.
 El año pasado, las ventas alcanzaron 230 millones de euros. 
El maquillaje del rostro supone el 50% de esta cifra, seguido por el de labios y el de ojos, con un 20% cada uno.
 Ahora que nos hemos reconciliado con la cosmética de color, veamos qué enseña la ciencia sobre cómo utilizarla en nuestro propio beneficio.

Si solo va a invertir en un cosmético, que sea una base

Unifica la piel, camufla imperfecciones y otorga simetría al rostro. Son algunos de los objetivos que consigue una base de maquillaje (bien aplicada). 
En definitiva, da a nuestro rostro un aspecto saludable. 
“Más allá del color que el fondo de maquillaje aporta a la piel, lo que hace un rostro más atractivo a los demás es la textura y la uniformidad que se consigue con él”.
 Estos datos se extraen de un estudio publicado en International Journal of Cosmetics Science, que buscaba indagar acerca de si los cosméticos (en este caso, el maquillaje) mejoraban el atractivo facial femenino y, en el caso de que así fuera, determinar si lo hacían por separado y en qué medida. 
 Seleccionaron a 10 mujeres y un profesional las maquilló y fotografió bajo cuatro premisas: 1. Solo con base de maquillaje; 2. Solo barra de labios; 3. Solo sombra de ojos y 4. Maquillaje completo.
 Además, también posaron con el rostro natural, sin maquillaje de ningún tipo.
 El público que vio esas fotos, formado por hombres y mujeres, debía valorar en qué imagen estaban más atractivas.
 Todos coincidieron en que sin maquillar estaban menos favorecidas.
 Al margen de esto, los hombres, claramente, entronaron a la base de maquillaje como el cosmético más “embellecedor”, seguido de la sombra de ojos.
 Les gustaba la textura de la piel y la uniformidad que aportaba. Además, afirmaban que tenían un aspecto más sano en cuanto se aplicaban la base.

Para aumentar su poder, píntese los labios de rojo

¿Sabía que un chico se acerca cinco minutos antes a una chica con los labios pintados de rojo que de rosa?
 Si el labial elegido es marrón, el contacto se retrasa casi dos minutos más de media, y si la mujer no lleva los labios maquillados el hombre se lo piensa otros dos.
 Estos datos se desprenden de un estudio publicado en International Journal of Psychological Studies.
 Para realizarlo se llevó a cabo un experimento en un famoso bar de la costa atlántica francesa. 
Una mujer acudía sola los miércoles y los sábados (una hora) y cada día se maquillaba los labios de diferente color.
 Cuando los llevaba rojos, aproximadamente en unos 19 minutos un hombre se acercaba a ella para entablar conversación; si el color de labios variaba, el tiempo de espera se alargaba.
Investigadores de la Universidad de Rochester (EE UU), por su parte, demostraron que los hombres consideraban más atractivas a las mujeres que usaban ropa roja.
 Y esto no solo se aplicaba a la vestimenta: el carmesí en los labios también tiene el mismo efecto.
 Para defender esta teoría, un grupo de científicos de la Universidad de Bretaña Sur, en Francia, hizo una prueba con siete camareras. Las chicas se pintaron los labios de rojo, de rosa y en tono nude. Las que conseguían más propina siempre eran las camareras con los labios bermellón.
Por su parte, los doctores Stephen y McKeegan, del departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Bristol (Reino Unido), también llegaron a la conclusión de que cuanto mayor es la diferencia de color entre la piel del rostro y la del labio, más atractiva resulta una mujer. 
Afirman que “los labios rojos han sido considerados atractivos en culturas geográfica y temporalmente diversas, posiblemente porque imitan la vasodilatación asociada con el deseo sexual”.

 Si quiere impresionar a una mujer, maquíllese los ojos

Más allá de si sienten o no atracción sexual, las mujeres también se fijan en el maquillaje femenino, pero no del mismo modo que ellos. Como ya se ha señalado, a los hombres les atrae más una piel uniforme y un rostro simétrico; y a ellas, unos ojos bien maquillados. 
 La mujer, cuando mira a otra mujer, se fija en qué rasgos la rejuvenecen. 
Y uno de los más típicos es tener unos ojos grandes, algo a lo que un acertado maquillaje contribuye.
 Este dato se extrae de un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Buckinghamshire (Reino Unido).

Un maquillaje excesivo genera rechazo en terceros: rebájelo un 40%. 
Un estudio publicado en Quarterly Journal of Experimental Psychology determinó que los hombres encuentran más atractivas a las mujeres más naturales y sin exceso de maquillaje o que, aun llevándolo, no se note.
 Un equipo de científicos de la Universidad de Bangor, en Reino Unido, se propuso investigar si realmente el maquillaje hace más guapa a la mujer ante los ojos de quien observa.
 Para ello, los investigadores fotografiaron a varias voluntarias antes, durante y después de maquillarse para salir por la noche, y mostraron las distintas imágenes a un grupo de observadores compuesto tanto por varones como por féminas. 
 Se les pidió que escogieran de entre las tres imágenes de cada una de las chicas, la que les parecía más atractiva y la que creían que lo sería para el resto.
 Ambos sexos coincidieron en que las mujeres resultaban más guapas con un 40% menos de maquillaje (pero nunca completamente desmaquilladas). 
Sin embargo, casi todos creían que el resto de participantes iba a escoger como más agradables los rostros supermaquillados.
 Este estudio pone de manifiesto, aparte del rechazo a un maquillaje excesivo, la falsa percepción sobre el canon de belleza, ya que todos pensaban que su elección sería excepcional.
 ¿Qué conclusión extrajeron los investigadores?
 Que pensamos erróneamente que cuanto más artificial sea nuestro aspecto más gustaremos a los demás, aunque no sea el que más nos agrade a nosotros mismos.
 

Identifique el maquillaje masculino: va agarrado a su muñeca

Los cosméticos (bien usados) ayudan a la mujer a crear una percepción social más favorable de sí misma. 
Diversos estudios han demostrado que las que van maquilladas parecen más saludables e, incluso, tienen mayores ganancias que las que no lo usan.
 Entonces, ¿por qué ellos no lo usan? David Buss, catedrático de Psicología Social en la Universidad de Texas, experto en Psicología Evolucionista y famoso por sus estudios sobre las diferencias entre hombres y mujeres, lo explica así de claro: “El hecho de que históricamente los hombres no se maquillen no es porque no quieren que los demás los vean atractivos, sino porque prefieren otros recursos para persuadir, como la fuerza o la riqueza”.
 Un buen reloj sería el equivalente masculino al maquillaje, según el experto.

. No infravalore el poder de un buen colorete: se extiende al reino animal

Según publicaron los psicólogos Andrew J. Elliot y Daniela Niesta en Journal of Personality and Social Psycology, la mujer tiene la piel del rostro más ruborizada cuando está ovulando, es decir, en la etapa más fértil del ciclo. 
Este hecho predispone biológicamente al varón y llama su atención. En el mundo animal, explican los psicólogos, los chimpancés y monos beduinos, por ejemplo, se acercan a la hembras cuando tienen los genitales de color rojo, que es cuando están sexualmente más activas y fértiles.
 Los investigadores británicos no nos están llamando monos, pero encuentran en este hecho una explicación al agrado que siente un hombre por una mujer con las mejillas rosadas.

La distancia desde la que nos observan influye en la percepción del eyeliner: si es actriz de teatro, dele duro

En 2011, Procter & Gamble publicó los resultados de un experimento relacionado con el impacto del color en la percepción del rostro.
 Se compararon las fotos de diferentes chicas con tres tipos de maquillaje que iban subiendo de intensidad: desde natural hasta muy glamuroso (este último, exageraba mucho el maquillaje de ojos).
 Cuando los participantes (hombres y mujeres) las observaban de lejos, las fotos de los rostros más maquillados recibieron mejores calificaciones: fueron considerados más atractivos y personas más competentes.
 Pero cuando se miraban de cerca, y con detenimiento, los resultados variaron ligeramente y los observadores afirmaron que preferían a las personas que mostraban un maquillaje menos marcado, pero siempre por encima de las que iban prácticamente sin maquillar. 
Así que, si la idea es subirse a un escenario o ser contemplada desde lejos, unos ojos muy maquillados ayudarán a transmitir una imagen más potente. 
Sin embargo, en las distancias cortas, según este estudio (en el que participó la Universidad de Harvard), conviene ser más comedido.

 Unas pestañas muy largas (o muy cortas) podrían dañar los ojos: calcule la medida perfecta

El maquillaje de los ojos supone un 20% de los ingresos del mercado de la cosmética de color en España, según NDP.
 De hecho, según un informe de esta misma consultora, la venta de máscaras de pestañas movió, en 2015, más de 20 millones de euros.
Este boom por maquillarlas no viene solo; los tratamientos de extensión y tinte permanente se han disparado durante los últimos años.
 La maquilladora María Moreno opina: “Con las extensiones de pestañas, los resultados realmente son apreciables y el precio no es elevado.
 Si alguien se va a someter a un tratamiento estético para cambiar algo del rostro se lo piensa más, porque es más caro y más invasivo, pero ponerse pestañas agranda el ojo sin pinchazos ni cortes”.
Ojo: aquí la ciencia también se manifiesta. 
Según un estudio publicado por investigadores del Instituto de Tecnología de Georgia, publicado en Journal of the Royal Society Interface en 2015, existe una longitud idónea para las pestañas: un tercio del ancho del ojo.
 Y ocurre en todos los mamíferos. “Forman una barrera para controlar el flujo de aire y la tasa de evaporación en la superficie de la córnea. 
Así, cuando son más cortas que ese tercio tienen un efecto muy débil sobre el aire.
 Y, si son más largas, introducen [al moverse] demasiado aire y partículas de polvo dentro del ojo”, explica Guillermo J. Amador, uno de los autores de la investigación. 
Moraleja: aléjese del efecto Kardashian.
 

 

‘La La Land’, estética brillante, lirismo creíble.............. Carlos Boyero....

Tras un brillante preludio llega una historia de amor bien contada, juguetona y cálida durante mucho tiempo.

Estreno de 'La La Land' en Españ

 No existe la tibieza entre la cinefilia cuando se refieren al género musical.

 O sienten un amor incondicional hacia la expresión de los sentimientos mediante el baile, las canciones y la música o les provoca una notable pereza e incluso animadversión. 

Nunca ha sido mi género favorito y existen épocas en las que gozó de muy promocionado esplendor en Hollywood que me resultan cargantes.

 De acuerdo en algunas evidencias: es fantástico ver bailar al dandi Fred Astaire, qué piernas tan maravillosas las de la sensual Cyd Charisse, y cómo no emocionarse asistiendo a la inigualable explosión de alegría del enamorado Gene Kelly cantando y danzando bajo la lluvia.

 También me divierte mucho La leyenda de la ciudad sin nombre y siento la cercanía de la lágrima y emoción duradera cada vez que ese borracho sin estrella que le ampare, ese personaje tragicómico que interpreta conmovedoramente el gran Lee Marvin, susurra con voz aguardentosa y expresión desolada el estado de su alma en la preciosa Estrella errante, o constatar la audacia, la sordidez y la inteligencia de Pennies from heaven,el musical más trágico e injustamente maldito de la historia del cine.

 

Aunque Whiplash, anterior película del director Damien Chazelle, que contaba la tortuosa relación entre un despótico profesor de jazz y un alumno que pretende ser batería, tuviera un punto original y perturbador, tampoco me muero de ansia por ver su musical La ciudad de las estrellas.
 También me han contado que le han concedido infinitos Globos de Oro y que la crítica se ha relamido con ella, razones muy insuficientes para que me acerque con regocijo a un musical.
La primera y espectacular secuencia logra que me olvide de mis prejuicios. 
Se produce una explosión de vitalidad terapéutica, cánticos y bailes tan contagiosos como admirablemente filmados entre los agobiados conductores que se juntan en el atasco matinal en una autovía de circunvalación que rodea Los Ángeles.
 Es el brillante preludio a una historia de amor bien contada, juguetona y cálida durante mucho tiempo, finalmente triste (hay que tener coraje y determinación para lograr que Hollywood te consienta un desenlace amargo en una película musical), de un romanticismo creíble, nada empalagoso.

Los personajes no son un prodigio de originalidad.
 Ella, una fatigada aspirante a actriz que ya no soporta más el rechazo, las inservibles pruebas, las dudas sobre el propio talento, a punto de lanzar la toalla. 
 Él, un pianista de jazz que se rebela contra el hecho de que esta hechizante música está agonizando y que debe corromperse o banalizarse para conseguir nuevas audiencias, obsesionado con crear un templo en el que sobreviva el espíritu de Bill Evans, de Monk, del arte que alimentaron los clásicos.
El arranque y el onírico cierre son antológicos.
 A su lado el centro decae, ya he sido testigo otras veces de historias similares, pero también es audible y visible.
 Hay múltiples homenajes, incluido uno alargado al insoportable James Dean en Rebelde sin causa. Ryan Gosling, el hombre que las enamora a todas, especialista en caídas de ojos y coquetería casual, actor que me carga un poquito (excepto en Drive) otorga credibilidad y encanto a su personaje.
 Enma Stone no es guapa, pero sí buena actriz.
 Y puede ser sexy. Y además, cantan y bailan ambos más que aceptablemente.
 A los actores y actrices estadounidenses de toda la vida, los directores les pueden pedir lo que quieran.
 Seguro que lo hacen bien.