Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

8 ene 2017

Confiar, pese a todo............................................Rosa Montero.......

La presunta estafa de Fernando Blanco está causando un inmenso destrozo en gente inocente y de verdad doliente.

COLUMNISTAS-REDONDOS_ROSAMONTERO
CADA VEZ que tropiezo con algún eco del caso Nadia, la niña enferma presuntamente explotada por su familia, se me corta el aliento de pura indignación. 
Sé que en el mundo hay hechos mucho peores, más crueles, más feroces; pero la miseria moral, la banal indecencia de unos padres que se supone que llevan siete años utilizando el dolor de su hija para robar, es algo en verdad desconsolador. 
Al parecer tenían carteles en la casa que decían: “No te vas a morir”. 
Imaginad a alguien capaz de criar a su niña (desde los cuatro años hasta los once que tiene ahora) en el convencimiento de que va a fallecer de manera inminente.
 Eso es simple tortura. Un martirio cuya crueldad empeora cuando sabemos que por lo visto su enfermedad no es tan letal. 
Según un estudio internacional sobre 110 casos, 17 murieron antes de los 4 años y otros 2 entre los 5 y los 9, pero después de los 10 años ya no hubo más bajas.
 Hace falta tener un alma de cemento para actuar así.
Pero además el daño que este caso está haciendo es mucho más grande. 
Ese Fernando Blanco que ha dicho padecer él mismo un cáncer terminal que no tiene, y que se ha retratado una y otra vez con expresión de compungido héroe aferrando a su hija, está pisoteando el sufrimiento real de miles de personas.
 Me produce vértigo pensar la credibilidad que se le ha dado a su caso, cómo múltiples medios de comunicación y personajes famosos se han volcado ayudándolo. 
¿Por qué a él sí y a otros no? ¿Por qué Fernando Blanco recaudó como mínimo 900.000 euros (se supone que fue mucho más) y en cambio tantas otras causas sociales para las que se pide apoyo apenas si reciben difusión y ayuda? 
En ocasiones he intentado buscar fondos para paliar situaciones tremendas o he servido de correa de transmisión difundiendo campañas de organizaciones serias sobre casos tristísimos, y la respuesta social siempre ha sido precaria. 
¿Y en cambio este Fernando Blanco se convierte en una especie de atracción de feria? ¿Pero qué nos pasa?
 Supongo, en fin, que las tragedias reales son justamente eso, verdaderas, es decir, sucias, desapacibles, desagradables, manchan. Mientras que un supuesto profesional del engaño como Fernando Blanco puede crear un drama entretenido y fotogénico. 
 Deprime pensar que en esta sociedad del espectáculo lo que más valoramos es la mentira. 

Isabel Gemio, madre de un niño afectado por una enfermedad rara e impulsora de una fundación que recauda fondos para la investigación, se echó a llorar en directo en un programa de televisión hablando del caso de Nadia, y sus conmovedoras lágrimas resumen la inmensa herida, el destrozo que la presunta estafa de Blanco está causando en tantísima gente inocente y de verdad doliente.
 Todas las organizaciones, todas las personas que se dedican a pedir ayuda para causas sociales conocen bien las muchas reticencias que van a encontrar en los ciudadanos. 
Desde la típica respuesta de “es el Estado el que tiene que hacerse cargo de eso”, que parece extraída de un manual marxista (y es cierto, hay que exigir que el Estado actúe, pero yo creo que también la sociedad civil es responsable), a la suspicacia ante la veracidad de la causa o la honestidad de la organización intermediaria. 
Unos miedos y unos tópicos que ahora parecen justificarse tras este escándalo.
Y no sólo eso.
 El caso Blanco fomenta un rasgo de carácter que detesto, que es el de la desconfianza sistemática ante el prójimo, esa despectiva y sabihonda actitud del “piensa mal y acertarás”, ese alardear de que a mí no me engañan.
 Para mí este comportamiento es un error; personalmente, y en una vida ya tan larga, siempre he confiado en los demás, y sólo me he sentido de verdad defraudada en una ocasión, un porcentaje ínfimo que pago gozosa. 
Creo que temer el engaño lo provoca, que si esperamos lo peor de la gente lo desencadenamos y que, por el contrario, al dar nuestra confianza fomentamos de los otros lo mejor.
 Y si hay unos pocos que abusan, mejor asumir ese precio, de la misma manera que los grandes almacenes asumen en su presupuesto el costo de los hurtos.
 En resumen: por favor, no dejemos que este caso nos vuelva más mezquinos de lo que ya somos.

Las tías solteras.......................................Javier Marías

Yo vengo disfrutando a esas mujeres solteras o sin hijos desde mi infancia, y creo que son esenciales: risueñas, más despreocupadas y desinteresadas.

COLUMNISTAREDONDA_JAVIERMARIAS
CUANDO YO era niño, había cierta conmiseración hacia las mujeres sin hijos. 
A las que estaban casadas y carecían de ellos se las miraba con abierta lástima, y aún se oían frases como “Dios no ha querido bendecirlas con esa alegría”, o “Pobrecilla, mira que lo ha intentado y no hay manera”. 
En numerosos ambientes y capas de la sociedad se creía a pie juntillas en la absurda doctrina de la Iglesia Católica imperante en España, a saber: que la función del matrimonio era la procreación; que debían recibirse con gozo o estoicismo (según el caso) cuantas criaturas llegaran; que la misión de las madres era dedicarse en exclusiva a su cuidado; que era no sólo normal, sino recomendable, que cualquier mujer, una vez con descendencia, dejara de lado su carrera y su trabajo, si los tenía, y se entregara a la crianza en cuerpo y alma.
 Qué mayor servicio a la sociedad. 
A las mujeres solteras (“solteronas” se las llamaba, desde demasiado pronto) ya no eran conmiseración ni lástima lo que se les brindaba, sino que a menudo recibían una mezcla de reproche y menosprecio. 

Lo deprimente es que, en esta época de tantas regresiones (de derechas y de supuestas izquierdas), algo de eso está retornando.
 Se vuelve a reivindicar que las mujeres se consagren a los hijos y abandonen sus demás intereses, con la agravante de que ya no es una presión externa (ni la Iglesia tiene el poder de antes ni el Estado facilita la maternidad: al contrario), sino que proviene de numerosas mujeres que, creyéndose “progresistas” (!!!), defienden “lo natural” a ultranza, ignorantes de que lo natural siempre es primitivo, cuando no meramente irracional y animalesco.
 Hoy proliferan las llamadas “mamás enloquecidas”, que deciden vivir esclavas de sus pequeños vástagos tiranuelos y no hablan de otra cosa que de ellos.

Yo las vengo observando y disfrutando, a esas solteras o sin hijos, desde mi infancia, y creo, por el contrario, que son esenciales
Y claro, adoptan un aire de superioridad –también “moral”– respecto a las desgraciadas o egoístas que no siguen su obsesivo ejemplo, como si éstas fueran seres inútiles e insolidarios, casi marginales, y por supuesto “incompletos”.
 Las más conspicuas entre ellas son las tías solteras, pero no sólo: también las amigas, compañeras y madrinas solteras, que las mamás chifladas acaban por ver como apéndices de sus vidas. 

La mayoría de las que he conocido y conozco son de una generosidad sin límites, y quieren a esos niños próximos de un modo absolutamente desinteresado. 
Como no son sus madres, no se atreven a esperar reciprocidad, ni tienen sentimiento alguno de posesión. 
Se muestran dispuestas a ayudar económicamente, a echar una mano en lo que se tercie, a descargar de quehaceres y responsabilidades a sus hermanas o amigas.
 Con frecuencia disponen de más tiempo que los padres para dedicárselo a los críos; con frecuencia de más curiosidades y estudios, que les transmiten con paciencia y gusto: en buena medida son ellas quienes los educan, quienes les cuentan las viejas historias familiares, quienes contribuyen decisivamente a que los niños se sientan amparados. 
Muchas de las de mi vida son además risueñas y despreocupadas o misteriosas, más liberales que los padres, e invitan por tanto a mayor confianza. 
Mis padres tenían bastantes allegadas sin hijos: mi tía Gloria o Tina (ella sí casada) era una fuente de diversión constante, y aún lo es a sus noventa años. 
María Rosa Alonso, Mercedes y Carmen Carpintero, María Antonia Rodulfo, Luisa Elena del Portillo, Maruja Riaza, Mariana Dorta, Olga Navarro, todas ellas nos encantaba que llegaran y verlas, a mí y a mis hermanos. 
 
Traían un aire de menor severidad, de benevolencia, nos hacían caso sin agobiarnos, nos enseñaban.
 Y también estaban algunas figuras “ancilares”, aún más modestas en sus pretensiones.
 Leo (Leonides su nombre) fue nuestra niñera durante años. 
Era una mujer sonriente y de espíritu infantil, en el mejor sentido de la palabra.
 Nos contaba cuentos disparatados, nos engañaba para divertirnos o ilusionarnos, jugaba con nosotros en igualdad de condiciones, reía mucho con risa que se le escapaba. 
Le dediqué un artículo a su muerte, en 1997.
 Tuvo que irse para atender a un hermano que la sometía un poco. Pero cuando los míos tuvieron hijos, volvió por casa los domingos. En un segundo plano, como sin atreverse del todo a manifestar el afecto inmediato que les profesó a mis sobrinos (“los niños de sus niños”), pocas miradas he visto tan amorosas e ilusionadas, con un elemento de involuntaria pena en sus ojos. 
No la de la envidia, ni la de sentirse de más, en absoluto. Desde su espíritu ingenuo y cariñoso, disfrutaba de nuevo de la compañía de sus iguales, niños traviesos y graciosos.
 Pero quizá sabía que el hermano exigente acabaría apartándola de nuevo, y que en la memoria de sus adorados ella sería sólo un personaje anecdótico. 
Para mí no lo es, como no lo es ninguna de las “tías solteras” que he mencionado.
Sé lo importantes que fueron y les guardo profundo agradecimiento.
 No les tengan conmiseración, no las subestimen nunca, ni las den por descontadas. 
Las echarán de menos.

7 ene 2017

Bryce Echenique: “Estoy en la edad de no hacer nada” Jesús Ruiz Mantilla

El escritor peruano ha vuelto para contar su vida libertina, apasionada y rocambolesca, y para limpiar su nombre.

El escritor peruano Alfredo Bryce Echenique, retratado en Arequipa (Perú)
La distancia irónica es la maestría de Alfredo Bryce Echenique (Lima, 1939).
 Pero, últimamente, esa distancia se estaba convirtiendo en una barrera física.
 Hasta que el pasado mes de diciembre volvió a contar su vida libertina, apasionada y rocambolesca, con vocación de obra de arte, en el Hay Festival de Arequipa.
 A la ciudad peruana donde nació Mario Vargas Llosa acudió Echenique, que vive hoy en Lima, tras 40 años de exilio voluntario en Europa, donde fue testigo del Mayo del 68, machacado en París por amores o, ya, de vuelta a su país, sacudido por matones de Vladimiro Montesinos, el todopoderoso asesor de Fujimori, según cuenta.
 Amigo de Fidel Castro sin ser, ni mucho menos, castrista, le agradece in memoriam que un día le bendijera —“por el rito socialista”, asegura— un amor
. Pero le reprocha también haber partido en dos al boom literario latinoamericano. “Aquello acabó como el rosario de la aurora”, dice.
La condena por plagio [un tribunal peruano le condenó en 2009 en Perú por copiar 16 artículos de 15 autores diferentes] le amargó la entrega del premio que le concedió la Feria del Libro de Guadalajara en 2012. 
El asunto, dice, está recurrido. Quiere limpiar su nombre.
Pregunta. Hace mucho que no se sabe de usted.
 Desde que regresó a Perú, en los bares de España preguntan qué será de Bryce. ¿Por qué volvió?
Respuesta. Ya me tocaba. Hice una primera llegada con todas las de la ley, me construí una casa linda gracias a un amigo del colegio, me metí en una universidad privada —un error—, pero me raptaron los amigos de Montesinos en plena dictadura de este, me dieron una paliza en un coche y me dejaron tirado a la puerta de la embajada de los Estados Unidos.
 Así que vendí la casa y me fui.
P. Y volvió a Europa.

R. Sí, seguí el periplo de mi vida por Europa. 
He vivido 40 años fuera: en Francia, en Madrid, en Barcelona. Ahora sólo vuelvo a ver a los amigos. 
Últimamente me da rabia porque yo voy pero nadie viene a verme. Lo solté por ahí y alguno ha respondido.
P. ¿Y ahora? ¿Feliz?
R. Modestamente feliz. Satisfecho… Y sabiendo que en cualquier momento me puedo ir a cualquier sitio.
P. Porque la patria, ¿qué es? ¿Unos cuantos paisajes y unos cuantos amigos, como dice usted?
R. Eso es la patria. No más.
P. ¿Está escribiendo?
R. Siempre, lo que ocurre es que ando perdido en dos proyectos que no llegan a cuajar.
 Ya he publicado dos tomos de antimemorias, tomando la idea de Malraux, convencido de que la memoria no puede existir.
 Ahora estoy en el tercer volumen y ya con título: Permiso para retirarme.
P. ¿Qué quiere decir eso?
R. Bueno, que ya estoy en la edad de no hacer nada.
 Al menos me siento en el momento de jubilarme, quiere decir esto, de no sentir la obligación de escribir. 
Más cuando la literatura que yo he hecho es espontánea, nada pesada. La de alguien que está contando un cuento.
P. ¿Se retira entonces?
R. No hay que ponerse dramático, pero sí, tiene esa connotación. Es que me dedico más a ver películas y a escuchar música.
 Pero sin culpa. Ya son 28 libros.
P. ¿Se le quitaron las ganas?
R. No, sino que ya no siento esa necesidad de dejar todo porque debo escribir.
 No es nada especial.
 Pero nunca me había pasado. Nunca. Yo era muy disciplinado.
 Me ha ocurrido esto, sin darme cuenta. Es muy reciente. Sigo con estas dos cosas pero sin prisa, vendrán.
P. Aquella depresión que le entró tras Un mundo para Julius, ¿fue producto del éxito?
R. No soporto el éxito. 
Ni ver cómo carcomía a algunos amigos.
P.Le dieron una paliza en Francia por una novia. Pero, ¿quizás la que más le dolió fue la que le cayó en la Feria de Guadalajara cuando le acusaron de plagio?
R. Eso fue una cabronada muy grande.
 Todavía tengo eso en los tribunales. Vino de un señor, jubilado, que me pasaba manuscritos para que le leyera... Era pesado el hombre.
 Se paraba en los semáforos y regalaba sus libros en los atascos. Yo le dije las cosas que no me gustaban y, bueno, se molestó. Me acusó de plagiarle.
 Fui a los tribunales y me absolvieron, pero quiero ir más al fondo. Que llegue a la corte suprema.
P. ¿Aquello le deprimió?
R. No, porque mis amigos se volcaron conmigo.
P. ¿Cuánto le debe su literatura a su familia?
R. Mucho, eran muy decadentes. Alguno llegó a presidente del Perú. Teníamos un palacio que era el único con seis patios: un derroche.


 

Al menos 48 muertos en un atentado con camión bomba en el norte de Siria


Ningún grupo ha reivindicado el ataque que líderes locales atribuyen al ISIS.

Uniformados trasladan a los heridos tras el atentado con camión bomba en Azaz, en el noroeste sirio. AP
Al menos 48 personas han muerto y decenas han resultado heridas este sábado en un atentado con camión bomba perpetrado en el norte de Siria, informó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), sito en Londres.
 El camión cisterna cargado de combustible hizo explosión frente a los juzgados de la ciudad de Azaz, localidad siria fronteriza con Turquía y bajo control insurrecto.
 La agencia de noticias turca Anadolu elevó el número de víctimas a 60.
El balance mortal podría aumentar en las próximas horas al hallarse numerosos restos sin identificar, advirtió Rami Abdelrahman, director del OSDH.
 Videos difundidos en las redes sociales por vecinos de Azaz mostraban a varias personas huyendo del lugar de la explosión envueltos en llamas.
 La mayoría de las víctimas son civiles aunque se han identificado los cadáveres de al menos seis combatientes rebeldes.
Líderes locales acusaron al Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) de la matanza, que no ha sido reivindicada por ningún grupo aún.
 Debido a su proximidad con la frontera turca, Azaz se ha convertido en una importante ruta de avituallamiento para tanto yihadistas como rebeldes que mantienen su retaguardia en el país vecino.
 Razón por la que ha sido objetivo de varios ataques terroristas reivindicados por el ISIS que en el mes de octubre dejó 19 muertos en dos atentados con coche bomba.
 Un mes más tarde, otras 25 personas, civiles y combatientes armados, murieron en un ataque contra una sede insurrecta.
El atentado tiene lugar al tiempo que la frágil tregua en vigor sellada por Ankara y Moscú cumple su primera semana
 Del acuerdo se excluyen a los yihadistas de tanto Fatá al Sham (antigua filial de Al Qaeda) como a los del ISIS.
 De mantenerse el alto el fuego, ambas potencias inmersas en la contiende Siria junto con representantes del bando insurrecto y del Gobierno de El Asad habrán de reunirse a finales de enero en Astaná, Kazajistán.

El pasado mes de diciembre las tropas regulare sirias y milicias aliadas expulsaron al último reducto insurgente del Alepo oriental. Una derrota que ha llevado a la reconfiguración del flanco insurrecto cuyos grupos negocian esta semana la creación de un frente unido bajo la dirección del grupo islamista Ahrar el Sham, uno de los principales grupos armados de la región.
 Sin embargo, las facciones se hayan divididas ante las presiones ejercidas por Ankara para excluir a Fatá al Sham de toda fusión. Exclusión que ha motivado fricciones entre los diferentes grupos armados y corre el riesgo de provocar enfrentamientos fratricidas en el bando insurrecto.
Turquía es un actor clave en la logística y abastecimiento de armamento para una miríada de facciones insurrectas de mayor o menor corte islamista.
 A su vez, Ankara ha desplegado a 1.100 soldados de élite en el norte de Siria en el marco de la operación Escudo del Eúfrates, con la que pretende crear una zona tampón en su frontera sur expulsando al ISIS y a las milicias kurdas que califica de terroristas. 
Las bajas de los uniformados turcos ascienden a 37, mientras que las tropas de Recep Tayyip Erdogan afirmaron haber matado en Siria a 21 yihadistas del ISIS en las últimas 24 horas.
 Por su parte, el Pentágono anunció que los bombardeos de la coalición internacional acabaron con 20 yihadistas esta semana en la provincia de Idlib, bastión insurrecto al sur de Alepo, entre ellos varios altos cargos de Fatá al Sham.