A finales de 2016 acabó el siglo XX, o algo muy parecido: lo hizo con
la muerte de Fidel Castro, el hombre que reunió en sí mismo la
esperanza y el fracaso de varias generaciones. A finales de 2016 se demostró que el siglo XX estaba más vivo que
nunca, o eso pareció: el Nobel Bob Dylan, aún en buena forma, hizo lo
mismo que en los 60, dar plantón al mundo. Fue el año que votamos contra nosotros mismos, o al menos contra lo
que dijimos que íbamos a votar. Estados Unidos lo va gobernar un showman
multimillonario huido de un cómic abominado por todos. Gran Bretaña anunció que se marchaba de la Unión Europea en contra de lo deseado por todos. La paz se aplazó en Colombia en contra de la opinión de todo el mundo.
Esos procesos se votaron democráticamente, lo cual deja una pregunta en
el viento: ¿quiénes son todos? Fue el año de los invisibles. Los que votaron, que no encontró nadie.
Los que huyeron del terror del ISIS y encontraron una Europa hostil,
ensimismada e indiferente. Una acción política despersonalizada y
burocrática para dar respuesta al drama de la huida de una casa propia. Con el agravante de sospechar en qué consiste ese terror al sufrirlo en
las calles europeas.
El año transcurrió con Brasil dividido por un impeachment; fueron
protagonistas de Dilma Rousseff, una presidenta contra las cuerdas que
terminó cayendo, y una reputación dañada, la de Lula da Silva, el héroe
sindicalista que levantó el PT hasta ponerlo a gobernar Brasil, hoy
acusado de delitos de corrupción. Ahí, en ese escenario, se retiraron de
la gloria Usain Bolt y Michael Phelps. Lo hicieron en las alturas, a
donde llegaron dos estrellas nuevas, Simone Biles y Katie Ledecky. Para
recordar en España, la remontada del oro de Mireia Belmonte. La España sin Gobierno, por cierto: una etapa insólita en la que se
repitieron elecciones y emergieron en el Parlamento dos fuerzas jóvenes,
Podemos y Ciudadanos que se aprovecharon de la inercia de un capítulo
viejo, la corrupción española de las élites. Gobernantes que pelean
todavía a estas alturas por la conciliación, esa palabra tan gastada que
a la hora de legislarla no se sabe qué hacer con ella. Un país, España,
que asiste a la catarsis de uno de dos grandes partidos, el PSOE,
agujereado por dentro y en el centro de la discusión nacional por
facilitar por primera vez –los tiempos están cambiando– el poder a la
derecha del PP.
El actor afirma que su exesposa "no tiene un mecanismo de autocontrol para evitar que se haga pública la información sensible".
Brad Pitt ha vuelto a encender la llama de la batalla con Angelina Jolie,
de 41 años, por la custodia de sus seis hijos acusando a la actriz de
revelar detalles sensibles sobre su acuerdo de divorcio. Según la
revista People, el actor asegura que su expareja ha facilitado varios documentos legales a los medios de comunicación.
El equipo legal del protagonista de El club de la lucha,
de 53 años, ha presentado un memorando jurídico esta semana en la Corte
Superior de California aportando razones específicas para justificar
que todo el procedimiento sobre la custodia de sus seis hijos debe permanecer bajo secreto.
En los documentos, a los que han tenido acceso varios medios estadounidenses como Page Six o People,
el intérprete acusa a Jolie de exponer a sus hijos "haciendo públicos
los nombres de sus terapeutas y de otros profesionales de salud mental" y
añade que ella "no tiene un mecanismo de autocontrol para evitar que la
información sensible salga a la luz".
"Jolie parece que está decidida a ignorar incluso los
mínimos acordados para proteger a sus hijos", dicen los documentos,
donde se pide al juez del caso, Richard J. Burdge Jr., que conceda una
moción para sellar el caso. La audiencia se celebrará el próximo 17 de
enero. Una fuente cercana la estrella de Maléfica ha relatado a Page Six
que la pareja acordó hace días sellar los documentos y que este nuevo
ataque de Pitt es innecesario. Sin embargo, el entorno del intérprete
afirma que si hubieran acordado eso, no habría necesidad de celebrar una
audiencia en enero. La noticia llega dos semanas después de que un juez negara a Brad Pitt una petición de emergencia para sellar el caso. La abogada de Jolie, Laura Wasser —que también lleva el caso del divorcio de Johnny Depp, y es conocida por ser la letrada de los famosos—
dijo hace tiempo que la intérprete no se opone a evitar que los
detalles se hagan públicos, pero que el equipo legal de Pitt no les
consultó antes de interponer el requerimiento de emergencia a principios
de diciembre, que es por lo que ella se opuso en ese momento.
Mercedes Milá traspasa el cetro de los 'realities' a Jorge Javier Vázquez en 'Gran Hermano 17'.
Llegó ella, figura del coso durante quince temporadas y,
atalajada de rosa capote, antes muerta que discreta, le pasó los trastos
al debutante e hizo mutis por la puerta grande con el respetable en el
canalillo. Mercedes Milá, gran maestra de los cónclaves de Gran Hermano desde el principio de los tiempos, le entregó una hortensia tamaño rosetón de Nôtre Dame a Jorge Javier Vázquez, gran maestro de los sanedrines Sálvame Diario y Deluxe, y de esa florida guisa quedó sellado el traspaso de poderes en el gobierno del reality
insignia de Paolo Vasile I de Mediaset España. En toriles, escarbando
la arena mientras le abrían el cercado, esperaba ansioso el ganado de
este año; el consabido lote de chonis de barrio, mazas de gimnasio, frikis de discoteca y el intelectual hipster
de turno encantados de haberse conocido y de conocer a sus homólogos
hasta el inminente inicio de hostilidades y apareamientos mutuos, fines
últimos de tan escogida cumbre de autoridades en sus respectivas
materias.
La hortensia de la paz fue lo único ¿elegante? de la noche.
Milá y
Vázquez zanjaban así cualquier atisbo de polémica, desencuentro o celos,
celitos, celos entre ellos.
Ella admitió humildemente que se fue cinco
minutos antes de que se lo sugirieran, y él le agradeció gentilmente los
servicios prestados cinco microsegundos antes de crecerse un palmo
largo y pasaportarla a la historia.
Sin acritud, sin prosopopeya, sin
misericordia.
De reina a reina de la fiesta.
Al final, todo quedaba en
casa. Y de eso se trataba, básicamente.
De redecorar La Casa. Ni Gran Hermano, ni Supervivientes ni Las Campos ni Hombres, ni Mujeres ni Viceversa.
Hace tiempo que quedó claro que, servicios informativos aparte, Telecinco es un reality
en sí mismo.
Una escalera de pisos intercomunicados cuyos vecinos se
meten unos en casa de otros desde la cocina hasta el salón y de allí
hasta el retrete propiamente dicho.
Y es para eso, para seguir tirando
de la cadena, para lo que es necesario renovar la nómina de inquilinos.
La carne de segunda, como el pescado, por mucho que se congele, acaba
pasándose, y hay que comprar nuevas piezas para seguir nutriendo la
picadora.
¿O es que alguien recuerda a una tal Sofía, hija de una tal
Maite, ex churri de un tal Suso?
Llegó ella, figura del coso durante quince temporadas y,
atalajada de rosa capote, antes muerta que discreta, le pasó los trastos
al debutante e hizo mutis por la puerta grande con el respetable en el
canalillo. Mercedes Milá, gran maestra de los cónclaves de Gran Hermano desde el principio de los tiempos, le entregó una hortensia tamaño rosetón de Nôtre Dame a Jorge Javier Vázquez, gran maestro de los sanedrines Sálvame Diario y Deluxe, y de esa florida guisa quedó sellado el traspaso de poderes en el gobierno del reality
insignia de Paolo Vasile I de Mediaset España. En toriles, escarbando
la arena mientras le abrían el cercado, esperaba ansioso el ganado de
este año; el consabido lote de chonis de barrio, mazas de gimnasio, frikis de discoteca y el intelectual hipster
de turno encantados de haberse conocido y de conocer a sus homólogos
hasta el inminente inicio de hostilidades y apareamientos mutuos, fines
últimos de tan escogida cumbre de autoridades en sus respectivas
materias.
La
hortensia de la paz fue lo único ¿elegante? de la noche. Milá y Vázquez
zanjaban así cualquier atisbo de polémica, desencuentro o celos,
celitos, celos entre ellos. Ella admitió humildemente que se fue cinco
minutos antes de que se lo sugirieran, y él le agradeció gentilmente los
servicios prestados cinco microsegundos antes de crecerse un palmo
largo y pasaportarla a la historia. Sin acritud, sin prosopopeya, sin
misericordia. De reina a reina de la fiesta. Al final, todo quedaba en
casa. Y de eso se trataba, básicamente. De redecorar La Casa. Ni Gran Hermano, ni Supervivientes ni Las Campos ni Hombres, ni Mujeres ni Viceversa. Hace tiempo que quedó claro que, servicios informativos aparte, Telecinco es un reality
en sí mismo. Una escalera de pisos intercomunicados cuyos vecinos se
meten unos en casa de otros desde la cocina hasta el salón y de allí
hasta el retrete propiamente dicho. Y es para eso, para seguir tirando
de la cadena, para lo que es necesario renovar la nómina de inquilinos.
La carne de segunda, como el pescado, por mucho que se congele, acaba
pasándose, y hay que comprar nuevas piezas para seguir nutriendo la
picadora. ¿O es que alguien recuerda a una tal Sofía, hija de una tal
Maite, ex churri de un tal Suso?
En la actual contienda, donde presuntamente nada es lo que
parece, destacan un tal Miguel -"Hola, soy de O Grove, y estoy muy
bueno"-, una tal Noelia –"soy virgen pero tengo orgasmos cerebrales"-,
una tal Bea –"soy chonija, entre choni y pija"- y un arquitecto
sevillano de cuyo nombre no me acuerdo más atildado que Wilde, Byron y
Floriano juntos. Total, que aunque la mascletá de Telecinco anunciando
la buena nueva no ha tenido nada que envidiarle al lanzamiento
planetario del iPhone 7, todo parece indicar que, más que el rizo, Gran Hermano
todo lo más rizará el bucle. Ya dijo Jorge Javier que tratar de imitar a
la Milá sería "un suicidio". De momento, y aunque las comparaciones son
odiosas, sobre todo para quien las pierde, el tanteo sigue en
Mercedes, 15 ediciones, Jorge Javier, 1. Pero démosle tiempo al tiempo.
Tengo un querido colega con más conchas que un galápago metido hasta el
corvejón en los bajos fondos policiales, políticos y periodísticos cuya
máxima preocupación es que su única e idolatrada sobrina de cinco añitos
no entre en Gran Hermano 30. Visto lo visto y oído lo oído dentro y fuera de la casa de Guadalix de la Sierra, yo que él iría dedicándome full time desde ya mismo a esa hercúlea tarea ante tamaño desafío.
La 17ª edición del 'reality' de Telecinco ha arrancado con audiencias discretas y síntomas de agotamiento.
Poco queda de aquella primera edición de Gran Hermano
que tuvo a media España pegada a la pequeña pantalla.
Corría el año
2000 y un grupo de extraños se encerraba en una casa llena de cámaras
para exponer su vida durante 24 horas a todo el que quisiera mirar.
El
experimento sociológico resultó ser todo un filón para Telecinco, que en
la edición que ganó Ismael Beiro logró una media de 7.811.000
espectadores y un 51,2% de cuota de pantalla.
Eran otros tiempos, con
menos canales y menos opciones para elegir cómo y qué televisión ver.
Sin embargo, los datos de audiencia y la reacción de la audiencia en las
redes sociales en la presente edición han hecho saltar las alarmas.
El
programa arrancó con 2.557.000 espectadores en su primera gala, casi un
millón menos que en su anterior edición.
El jueves 15, en su segunda
gala, bajó a 2.110.000 espectadores, siendo superado en número de
espectadores por el regreso de Águila Roja (2.580.000).
La semana pasada, en su tercera gala, la serie de La 1 volvió a imponerse en número de seguidores (2.418.000) a Gran Hermano (2.117.000), que sí vence en cuota de pantalla al abarcar un tramo horario más amplio.
En su cuarta gala, el jueves 29, Gran Hermano
volvió a perder espectadores, quedándose con 2.038.000 seguidores, y
volviendo a ser superado fácilmente por el superhéroe de TVE.
Las cifras
del resto de noches dedicadas al reality son todavía más
bajas.
¿Ha llegado el ocaso del formato? ¿Nos hemos cansado del
"experimento sociológico"? ¿Qué está pasando con Gran Hermano?
Tres noches a la semana Una de las causas del agotamiento que está sufriendo el formato puede
estar en la sobreexposición al que se ve sometido. Telecinco exprime al
máximo cada uno de sus realities, con galas, programas en prime time
dedicados a ellos, seguimiento en el resto de espacios de la cadena... Los martes, Gran Hermano: Límite 48 horas está marcando datos
bastante discretos (1.472.000, 1.483.000 y 1.619.000 espectadores,
respectivamente, en los tres martes de esta edición). Los jueves son la
noche fuerte con la gala y los domingos es el turno del debate, que este
año en sus dos primeras semanas se ha visto superado por las películas
de La 1 y Antena 3. El que se trate de la 17ª edición del reality también influye. Desde la edición 2009-2010, la media de audiencia del programa se sitúa por debajo de los 3 millones.
Casting de concursantes No es nada nuevo, pero cada año se acentúa la sensación de que los
participantes en el programa solo van por la fama rápida que otorga. La
naturalidad con la que se enfrentaron al reality la mayoría de
los concursantes de la primera edición queda ya demasiado lejos. Ahora
lo que busca el programa es dar con perfiles que permitan seguir
alimentando una maquinaria que se retroalimenta y lleva a las mismas
caras de un espacio a otro, desde Gran Hermano a Supervivientes o Mujeres y Hombres y Viceversa. Estrategias desesperadas Si el casting de este año no funciona, no pasa nada: recurrimos a
viejas glorias y listo. Es lo que han hecho con el Contraclub. Sin
embargo, eso tampoco funcionó y el programa cerró el chiringuito de
forma apresurada. También se ha intentado aumentar la audiencia con
caras de Mediaset de actualidad, como Terelu Campos o Alba Carrillo
tanto dentro de la casa como fuera de ella. Pero estas estrategias no
han dado frutos. Cambio de presentador Muchos echaron la culpa del bajón sufrido por el programa a Jorge Javier Vázquez. Es evidente que el cambio de presentador
se nota en un formato en el que Mercedes Milá lo era casi todo. Aunque
Vázquez no puede cargar con toda la culpa del agotamiento del formato
—ha sido el último en llegar—, en las primeras galas no parecía hacerse
con el programa y no se le veía todo lo cómodo que debería estar. Las
comparaciones son odiosas y, en este caso, jugaban en contra del
presentador de Sálvame. En cualquier caso, esta edición solo lleva cuatro galas emitidas. Habrá que esperar al final para dictar sentencia.