Mercedes Milá traspasa el cetro de los 'realities' a Jorge Javier Vázquez en 'Gran Hermano 17'.
Mercedes Milá, gran maestra de los cónclaves de Gran Hermano desde el principio de los tiempos, le entregó una hortensia tamaño rosetón de Nôtre Dame a Jorge Javier Vázquez, gran maestro de los sanedrines Sálvame Diario y Deluxe, y de esa florida guisa quedó sellado el traspaso de poderes en el gobierno del reality insignia de Paolo Vasile I de Mediaset España.
En toriles, escarbando la arena mientras le abrían el cercado, esperaba ansioso el ganado de este año; el consabido lote de chonis de barrio, mazas de gimnasio, frikis de discoteca y el intelectual hipster de turno encantados de haberse conocido y de conocer a sus homólogos hasta el inminente inicio de hostilidades y apareamientos mutuos, fines últimos de tan escogida cumbre de autoridades en sus respectivas materias.
La hortensia de la paz fue lo único ¿elegante? de la noche.
Milá y Vázquez zanjaban así cualquier atisbo de polémica, desencuentro o celos, celitos, celos entre ellos.
Ella admitió humildemente que se fue cinco minutos antes de que se lo sugirieran, y él le agradeció gentilmente los servicios prestados cinco microsegundos antes de crecerse un palmo largo y pasaportarla a la historia.
Sin acritud, sin prosopopeya, sin misericordia.
De reina a reina de la fiesta.
Al final, todo quedaba en casa. Y de eso se trataba, básicamente.
De redecorar La Casa. Ni Gran Hermano, ni Supervivientes ni Las Campos ni Hombres, ni Mujeres ni Viceversa.
Hace tiempo que quedó claro que, servicios informativos aparte, Telecinco es un reality en sí mismo.
Una escalera de pisos intercomunicados cuyos vecinos se meten unos en casa de otros desde la cocina hasta el salón y de allí hasta el retrete propiamente dicho.
Y es para eso, para seguir tirando de la cadena, para lo que es necesario renovar la nómina de inquilinos.
La carne de segunda, como el pescado, por mucho que se congele, acaba pasándose, y hay que comprar nuevas piezas para seguir nutriendo la picadora.
¿O es que alguien recuerda a una tal Sofía, hija de una tal Maite, ex churri de un tal Suso?
La hortensia de la paz fue lo único ¿elegante? de la noche. Milá y Vázquez zanjaban así cualquier atisbo de polémica, desencuentro o celos, celitos, celos entre ellos. Ella admitió humildemente que se fue cinco minutos antes de que se lo sugirieran, y él le agradeció gentilmente los servicios prestados cinco microsegundos antes de crecerse un palmo largo y pasaportarla a la historia. Sin acritud, sin prosopopeya, sin misericordia. De reina a reina de la fiesta. Al final, todo quedaba en casa. Y de eso se trataba, básicamente. De redecorar La Casa. Ni Gran Hermano, ni Supervivientes ni Las Campos ni Hombres, ni Mujeres ni Viceversa. Hace tiempo que quedó claro que, servicios informativos aparte, Telecinco es un reality en sí mismo. Una escalera de pisos intercomunicados cuyos vecinos se meten unos en casa de otros desde la cocina hasta el salón y de allí hasta el retrete propiamente dicho. Y es para eso, para seguir tirando de la cadena, para lo que es necesario renovar la nómina de inquilinos. La carne de segunda, como el pescado, por mucho que se congele, acaba pasándose, y hay que comprar nuevas piezas para seguir nutriendo la picadora. ¿O es que alguien recuerda a una tal Sofía, hija de una tal Maite, ex churri de un tal Suso?
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Total, que aunque la mascletá de Telecinco anunciando la buena nueva no ha tenido nada que envidiarle al lanzamiento planetario del iPhone 7, todo parece indicar que, más que el rizo, Gran Hermano todo lo más rizará el bucle.
Ya dijo Jorge Javier que tratar de imitar a la Milá sería "un suicidio". De momento, y aunque las comparaciones son odiosas, sobre todo para quien las pierde, el tanteo sigue en Mercedes, 15 ediciones, Jorge Javier, 1.
Pero démosle tiempo al tiempo. Tengo un querido colega con más conchas que un galápago metido hasta el corvejón en los bajos fondos policiales, políticos y periodísticos cuya máxima preocupación es que su única e idolatrada sobrina de cinco añitos no entre en Gran Hermano 30.
Visto lo visto y oído lo oído dentro y fuera de la casa de Guadalix de la Sierra, yo que él iría dedicándome full time desde ya mismo a esa hercúlea tarea ante tamaño desafío.
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