La celebridad ha estrenado un usuario en la red social basado en su aplicación de emoticonos.
Kim Kardashian,
de 36 años, ha vuelto a Instagram inaugurando una cuenta para su
aplicación de emoticonos, Kimoji. La reina de las redes sociales, sin
embargo, todavía no ha dado señales de vida en su cuenta oficial, que
lleva sin actualizarse desde que sufriera un robo en su apartamento de París el pasado 2 de octubre
El
nuevo usuario, que está verificado por la plataforma de imágenes,
empezó a publicar fotos hace dos días y acumula ya 12.700 seguidores. No
sigue a nadie y ha publicado tres imágenes repetidas y seis vídeos. El
primero de los vídeos es un trasero moviendo los glúteos con un árbol de
Navidad de fondo, el segundo es igual pero en otra posición y la
imagen, un pecho posado sobre unas nalgas. Todos ellos en ropa interior. No lo acompaña ningún texto ni explicación, solo una fecha: 16 de
diciembre. La estrella del reality show Las Kardashian, que ha aparecido recientemente en un vídeo para la revista LOVE,
ha estado alejada de los focos y estas últimas semanas cuidando de su
marido, Kanye West, después de que tuvieran que ingresarlo en la unidad
de psiquiatría del hospital de Los Ángeles por un brote psicótico. Los
rumores de divorcio han rodeado a la familia después del incidente
médico del rapero, pero su entorno ya ha confirmado que no van a
separarse. "Kim niega que vayan a divorciarse, pero las cosas entre
ellos no van bien", contó una fuente a la revista People.
El Pleno del Congreso de los Diputados ha aprobado este
jueves el techo de gasto gracias al acuerdo del PP con el PSOE,
Ciudadanos y el PNV. Supone el primer paso para la aprobación de los
Presupuestos, la ley más importante del Gobierno, porque de ella depende
el gasto de las administraciones durante todo el año, lo que despeja el
camino de la legislatura. No es lo único que se votaba hoy. Los
diputados también han dado luz verde en el real decreto ley los cambios
tributarios pactados, principalmente en el Impuesto de Sociedades y en
los especiales, así como la subida del 8% del Salario Mínimo
Interprofesional (SMI). Algunos de los últimos anuncios de este mes
(como el gravamen a las bebidas azucaradas o los impuestos verdes) no
estaban incluidos en el paquete de medidas que se votaba este jueves.
Es
uno de los instrumentos recogidos en la Ley de Estabilidad
Presupuestaria (LOEPSF) para garantizar que las Administraciones
Públicas no disparen sus compromisos no financieros
en época de bonanzas y lo reduzcan en tiempos de estrecheces. De hecho,
funciona como un freno para el gasto de las Administraciones Públicas y
para protegerlas de los efectos cíclicos de la economía. Además del techo de gasto para 2017, se da luz verde a los
objetivos presupuestarios de déficit y deuda pública del trienio
2017-2019, algo clave para poder elaborar los Presupuestos Generales del Estado y
las cuentas de las comunidades autónomas. También para poder habilitar
la financiación que se concede a los gobiernos regionales mediante el
Fondo de Liquidez Autonómico, esencial para que las autonomías puedan
hacer frente a sus desembolsos. El límite de gasto se calcula, con
carácter general, en el segundo trimestre del año y, en cualquier caso
antes de 1 de agosto. Pero ante la falta de Gobierno, este año todo se
ha retrasado. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal
(Airef), el organismo encargado de velar por la sostenibilidad de las
cuentas públicas, define el techo de gasto de la siguiente manera: "El límite de gasto no financiero es un instrumento de gestión
presupuestaria a través del cual, una vez estimados los ingresos del
ejercicio, se calcula el gasto presupuestario que permite el
cumplimiento del objetivo de estabilidad".
Para 2017 el Gobierno contempla un objetivo de ingresos
totales del 38% del PIB este año y algo superior, del 38,2%, en 2017,
toda vez que el gasto total supondrá el 42,5% del total este ejercicio,
para disminuir al 41,3%, hasta 479.991 millones, el próximo año. Con estas previsiones, los objetivos de estabilidad y deuda
pública contemplan un déficit máximo del 3,1% del PIB en 2017, frente al
4,6% de este año, que se repartirá entre el 1,1% de la Administración
central, el 0,6% de las comunidades autónomas y el 1,4% de la Seguridad
Social. Para 2018, el déficit público deberá bajar hasta el 2,2%, lo
que equivale a unos 11.000 millones de euros de ajuste, y para 2019 la
senda marcada es que el desajuste entre ingresos y gastos disminuya
hasta el 1,3%. La deuda pública estimada será del 99% del PIB el año que
viene, para posteriormente bajar hasta el 97,7% en 2018 y al 95,4% en
2019.
“Llevaba un tiempo yendo muy rápido, en todos los sentidos”, reconoce
Álex González cuando recuerda aquella época. Tenía 18 años y volvía a
casa con la que era su novia en ese momento. La moto en la que iban
perdió la compostura y se deslizó, imparable. Se estrelló violentamente
contra un afilado quitamiedos. Su chica quedó inconsciente en el suelo, y
el actor, que no perdió el conocimiento en ningún momento, recuerda
como si fuera ayer el chorro de sangre que le salía del hombro sobre el top
blanco de ella. Tenía el brazo desgarrado, en un estado tal que cuando
ella despertó y le miró volvió a desmayarse. “Los médicos me dijeron que
tuve mucha suerte porque me quedé a poco de cortarme la arteria. Allí,
en el hospital, empecé a pensar en lo que era, y di un golpe de timón. La vida me frenó en ese momento. La cicatriz que tengo es la culpable de que hoy sea actor”. Cambió de
barrio, decidió estudiar interpretación y empezó a quererse más y mejor,
un empeño en el que aún continúa.
Hoy, cualquiera en el momento personal que se encuentra el actor Álex González tendría la cabeza como un molino de viento: ha rodado en EE UU el capítulo piloto de Citizen,
una serie para Hulu, el brazo televisivo de Paramount. Si no sale
adelante, el 31 de diciembre le hará un hombre libre. Pero si todo va
bien, le esperan seis años viviendo el sueño americano. Y eso que no es
lo que fue a buscar a Los Ángeles cuando terminó El príncipe
en Telecinco. “Fui a por un poco de anonimato, a seguir formándome y,
no lo voy a negar, también hay cierta ambición por ampliar el negocio. No tiene nada que ver con ser actor: si hubiera tenido una sombrerería
habría viajado a ver qué sombreros hacen por ahí. Una mezcla entre
necesidad personal y declaración de intenciones, saber que hay otros
sitios si las cosas fueran mal en España”. Su tono de voz hace difícil imaginarlo atormentado huyendo de cualquier sitio, incluso de la popularidad de El príncipe, una serie que se despidió este año ante 5,2 millones de espectadores. Le recuerdo cómo Miguel Ángel Silvestre prácticamente desapareció del mapa durante un año trasSin tetas no hay paraíso
para ser capaz de volver a colocar la cabeza en su sitio, pero ahí
entramos en un terreno donde cree que puede patinar con facilidad. “Siento pudor al hablar de las consecuencias del éxito porque es algo
imposible de comprender si no lo has vivido. Me da miedo que cualquier
cosa que diga se pueda malinterpretar. Ni mis íntimos amigos han
entendido realmente lo que es hasta que no lo han vivido a mi lado. No
me quejo, me siento muy agradecido y la gente se acerca con cariño. Pero
mira: hasta he desarrollado una pequeña fobia al sonido que hace la
cámara del móvil al disparar. Es oírlo y entrar en tensión. Aunque nunca
he dicho no a una foto. Jamás”. El proceso de adaptación empezó hace una década, cuando protagonizó una temporada completa de Un paso adelante y la película Segundo asalto,
que le valió la nominación a mejor actor revelación en los Goya. Y a
estas alturas, se infiere, la incertidumbre ante el futuro le afecta
menos: “Me siento en efervescencia: lo que quiero es trabajar, viajar y
aprender. ¿Que me voy fuera? Fenomenal. ¿Que me quedo aquí? Fenomenal
también. Mira, por si quieres titularlo así: tengo una flor en el culo”,
dice entre risas. Madrileño de 36 años, reconoce haber aprendido hace poco a decir lo que
piensa. “Antes mi actitud tenía mucho que ver con agradar, para que te
quieran y piensen bien de ti. Incluso hacer de bueno, algo que he sabido
hacer muy bien. Pero ya está: ser bueno es decir lo que piensas. Quizá
sea la edad lo que hace que no me importe tanto satisfacer al otro. Con
el éxito de El príncipe, y al estar en el ojo público, me
empeñé en que todo fuera perfecto: que las entrevistas fueran genial, no
decir jamás no a una foto… Pero ahora me estoy dando el premio de poder
fallar. He estado muy concentrado en caer bien y en no decepcionar.
Ahora lo que quiero es no decepcionarme a mí mismo”, reflexiona.
Una seguridad que no ha sido fruto de un día. La noche antes a esta
sesión de fotos para ICON –con prendas de Emidio Tucci, firma de la que
es imagen este otoño–, se grabó para un prueba y, si alguien no le
hubiera parado, aún estaría allí delante de la cámara, repitiendo una y
otra vez. “Dicen que los actores somos inseguros, y mira: llegas a la
escuela y el profesor juzga si está bien o mal según su criterio; luego,
en los castings, pasa lo mismo; cuando trabajas es el director
y, al día siguiente ya te mide cualquiera que te cruzas por la calle. Pero nunca hay una cosa tangible detrás, como le pasa al médico: el
paciente entra enfermo y sale por la puerta sano. Por eso debí
desarrollar esa tendencia a querer agradar siempre de la que te hablo”. Es evidente que Álex González está pasando por un momento vital al
que quizá no es posible ponerle un nombre ni ubicar en ningún lugar,
pero que existe. Algo está cambiando. “El mundo sería mejor si por fin
nos diéramos cuenta todos al mismo tiempo de que los actores populares
no somos especiales, por mucha gente que insista en que lo somos. Por
eso me fui, para dejar de escucharlo. La tele lo potencia todo y te hace
más guapo, más listo y más gracioso de lo que eres. Y como te lo
creas…”.
Ahora, soltero y sin compromiso tras un currículo amoroso que no le
ha sido posible mantener en privado, echa la vista atrás y reconoce que
la vida personal varía mucho si la mujer que está a tu lado es tan
conocida como tú o no. “Es como uno lo viva. Cuando pasé por eso la
primera vez [Chenoa, en el año 2006] no tenía ninguna herramienta
personal ni emocional y me volvía loco, como si le das un ordenador a un
primate. Y con la última [Adriana Ugarte, en 2012], aunque ya lo había
vivido antes, tampoco te creas que lo dominaba. Ahora no sé si tengo
todas las armas necesarias, pero al menos sí las suficientes para
enfrentarme a lo que pueda pasar”, reconoce. Álex parece ser un hombre que observa lo que ocurre a su alrededor,
uno de los que no pasa página sin aprender antes la lección. Algo que le
sucede desde que jugaba a los tres años en la terraza de casa a llevar a
su hermana en un taxi ficticio allá donde quisiera, o el que se metía
debajo del mantel de la mesa camilla con dos tenedores que le servían de
volante y se iba a Marte. Sin embargo, aquel niño fue dando paso a un
adolescente que se sentía diferente. “Soy de una generación temprana que
dijo que quería ser actor y tuvo que escuchar que 'eso era de
maricones'. Cuando llegué a la adolescencia, etapa en la que luchas por
pertenecer a algún sitio, peleé por ser uno más de la manada”. Ahora, lucha por todo lo contrario: ser personal.
La Sala confirma los 22 y 20 años a las que fueron condenadas Montserrat González y su hija Tatiana Martínez.
La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha estimado este
jueves la petición del fiscal y ha incrementado en dos años —hasta los
14 en total—, la pena impuesta a la policía municipal de León, Raquel Gago, por complicidad y tenencia ilícita de armas en el asesinato en mayo de 2014 de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco. Por otra parte, la Sala confirma las condenas a 22 y 20 años de cárcel
impuestas a Montserrat Ascensión González y a su hija Montserrat Triana
Martínez por el crimen..
El Supremo celebró este miércoles la vista pública de los recursos
contra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León
(TSJCL) que condenó a González y Martínez.
Respecto a Raque Gago, ha
aceptado el recurso del fiscal que pedía añadir a sus 12 años de condena
por complicidad en el crimen, otros dos años de prisión por la de
tenencia ilícita de armas.
Por contra, el alto tribunal ha rechazado los
recursos de las defensas de las tres inculpadas en el asesinato.
De este modo, no ha contemplado la posible eximente parcial
de trastorno paranoide para Montserrat González y ha establecido que el
relato de los hechos probados, que apunta a la plena participación de
Triana Martínez en el crimen, está bien fundamentado. El fallo ha sido hecho público este jueves y, aunque
la sentencia todavía no ha sido redactada, ha sido comunicado a la
Sección Tercera de la Audiencia Provincial de León a los efectos
oportunos.