Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

7 dic 2016

Spectacles, el objeto más deseado........................ Rosa Jiménez Cano...

La estrategia de venta de las gafas de Snapchat enloquece a los usuarios, dentro y fuera de Internet.

Gafas de Snapchat
A primera vista parecen las clásicas gafas de sol que Jack Nicholson ha usado toda la vida, las mismas con las que anima a los Lakers en primera fila del Staples Center.
 Solo los remates de las esquinas superiores llaman la atención. Una esquinita bordeada de puntitos amarillos alrededor de una cámara, que apenas se percibe. 
 Las gafas, inicialmente pensadas solo para usarse con Snapchat, la empresa que las ha creado, que permiten compartir vídeos de solo 10 segundos dentro de la red social más efímera.
Dos semanas después de su estreno se han convertido en el objeto más deseado.
 Las gafas cuestan 129 dólares, un precio más que aceptable para un gadget.
 Sin embargo, la estrategia de venta las ha convertido en algo inalcanzable y deseado con una expectación pocas veces vista. 

La clave está en su estrategia en una generación artificial de escasez. 
Ofrecen un número limitado de unidades al día. No dicen cuántas sale a la venta, aunque los cálculos a pie de fila apuntan a 300 por jornada. 
Tampoco se sabe dónde las van a vender hasta unas horas antes en su cuenta de Twitter, donde se da una pista pocas horas antes de plantar su especial robot dispensador.
 El Snapbot se mueve en una furgoneta pick up con matrícula de Los Ángeles, donde tiene la sede principal la empresa fundada por Evan Spiegel.
Snapchat juega con un público ávido de novedades.
 Cuando se daba por hecho que solo iban a llevar su robot por la Costa Oeste, sorprendieron en plena semana de Acción de Gracias con un local físico de aire improvisado en Nueva York.
 Hasta el momento es su única tienda física, aunque tiene un limitado horario.
Gafas de Snapchat
A primera vista parecen las clásicas gafas de sol que Jack Nicholson ha usado toda la vida, las mismas con las que anima a los Lakers en primera fila del Staples Center. Solo los remates de las esquinas superiores llaman la atención. Una esquinita bordeada de puntitos amarillos alrededor de una cámara, que apenas se percibe. Las Spectacles son el objeto más deseado en Estados Unidos. Las gafas, inicialmente pensadas solo para usarse con Snapchat, la empresa que las ha creado, que permiten compartir vídeos de solo 10 segundos dentro de la red social más efímera.
Dos semanas después de su estreno se han convertido en el objeto más deseado. Las gafas cuestan 129 dólares, un precio más que aceptable para un gadget. Sin embargo, la estrategia de venta las ha convertido en algo inalcanzable y deseado con una expectación pocas veces vista.
La clave está en su estrategia en una generación artificial de escasez. Ofrecen un número limitado de unidades al día. No dicen cuántas sale a la venta, aunque los cálculos a pie de fila apuntan a 300 por jornada. Tampoco se sabe dónde las van a vender hasta unas horas antes en su cuenta de Twitter, donde se da una pista pocas horas antes de plantar su especial robot dispensador. El Snapbot se mueve en una furgoneta pick up con matrícula de Los Ángeles, donde tiene la sede principal la empresa fundada por Evan Spiegel.
Snapchat juega con un público ávido de novedades. Cuando se daba por hecho que solo iban a llevar su robot por la Costa Oeste, sorprendieron en plena semana de Acción de Gracias con un local físico de aire improvisado en Nueva York. Hasta el momento es su única tienda física, aunque tiene un limitado horario.
Spectacles tienen apariencia de complemento de moda.
Unen el mundo online con el offline con una inusitada maestría. Juegan con ser o no parte de la comunidad. 
El pasado 19 de Noviembre dieron una muestra más de su desmesurado tirón. 
Se plantaron en las inmediaciones del partido de fútbol universitario más esperado en el sur de California.
 En los aledaños del Rose Bowl, el estadio de fútbol de Pasadena, las aficiones compartían cerveza y barbacoa en la parte trasera del coche en una sana competencia.
 Solo el robot dispensador de gafas rompía el medido jolgorio.
 Una fila de más de 500 personas junto al canal del Arroyo Seco esperaban pacientes su turno.
 Dos horas después de dejar la máquina expendedora llegó la mala noticia.
 Más de la mitad de los fanáticos de Snapchat no tendrían sus esperadas gafas. No hubo disgusto.
 Como si fuese parte de un juego comenzaron a mirar Twitter con intención de descubrir la localización del siguiente día. 
La mente malévola detrás de esta caja amarilla no tuvo piedad.
 El domingo 20 se plantaron en una de las zonas más profundas del Cañón del Colorado.
 Una hora después todas las empresas que ofrecen vuelos en helicóptero de Las Vegas reconocían haber agotado los billetes para esa tarde.
 Un viaje de ida y vuelta desde la ciudad del pecado al Cañón tiene un precio cuatro veces superior que el importe de las gafas.
 El domingo siguiente, 27, dejaron un paquete revestido como regalo de Navidad en el parking de The Grove, uno de los centros comerciales de Los Ángeles.
 Ya era de noche
. En cuanto se supo que dentro estaba el almacén itinerante comenzó la fiebre.
 De nuevo, más de la mitad de los fanáticos de Snapchat se quedaba sin su unidad.
 El primer domingo de diciembre, optaron por una localización de película, el observatorio Griffith, a la caída de Hollywood, con Los Ángeles a sus pies, junto a la estatua que recuerda al James Dean de Rebelde sin causa.
 Una hilera de angelinos y turistas quiso hacerse con sus gafas, pero se repitió la situación.
 En eBay o Craiglist se pueden encontrar por precios que superan los 800 dólares, más de cuatro veces su valor nominal.

Juan Pablo Rojas, es profesor de márketing online en Platzi y mentor en Launchpad, la incubadora de Google en Silicon Valley para startups extranjeras.
 En su opinión la generación de escasez es una clave del éxito.
 “En lugar de sentirte decepcionado porque cuando te toca el turno se han vendido, o pensar que Snapchat no sabe gestiona la demanda, se consideran afortunados por formar parte de la multitud, por ver el bot, y hablar con los que sí lo consiguieron”, explica.
Snapchat ha ido todavía más allá.
 Ha llegado a contratar publicidad.
 Las bandejas para meter objetos en el arco de seguridad del aeropuerto de Los Ángeles muestran a modelos de ambos sexos posando con las gafas. 
Solo pone ‘Spectacles’ y el ojo de robot cíclope que les dispensa en el mundo real. 
En SOMA, el barrio de las startups de San Francisco, varios muros, están decorados con ese signo, un ojo icónico sobre fondo amarillo. No pone nada maś. 
Ni dirección web, ni tiendas del aeropuerto, ni una sola referencia adicional.
 Se anuncian en un lugar solo con la intención de reforzar marca y deseo, de despertar curiosidad en el que no sabe de qué se trata.
Antonio Jiménez Chacón, inversor de capital riesgo en Richmond Partners, una firma de Silicon Valley, lo ve como una forma para fortalecer el vínculo personal que ya de por sí genera la aplicación con sus usuarios, aunque añade un matiz más técnico, con la mirada puesta en el futuro: 
 “Es una puerta a la realidad aumentada, que sin duda les va a permitir validar este modelo, cuyo uso sociales tienen posibilidades infinitas”.
Rojas advierte de que estirar demasiado esta estrategia puede volverse en contra:
 “Es lo que llamo el efecto Pokémon Go, al principio todos estábamos ahí, pero si siempre tienes el mismo resultado o te resulta imposible alcanzar el objetivo, te aburres y abandonas”. Jiménez Chacón tiene la visión opuesta: 
“Si se respeta ese espíritu de comunidad no se volverá en contra. En Snapchat se enfocan en el entretenimiento con vídeos de tu barbacoa con efecto o tu sesión de surf.
 Es un extra, pero no es necesario para usar Snapchat”.
Snapchat ha dado los primeros pasos para cotizar en Wall Street.
 Su valoración inicial ronda los 30.000 millones de dólares.
 Rojas cree que la puesta escena sirve para realzar su valor: “Este tipo de acciones diferentes hacer que se ponga atención y se vea como una empresa con creatividad y capacidad para atraer un público joven que pasa del móvil al mundo real”.
Chacón vislumbra un segundo paso en esta mágica estrategia, la interacción entre los que ya tienen las Spectacles:
 “Se generaría un nuevo lenguaje más visual, con la opción de comunicarse entre sí”.
Desde la sede de Snapchat en Los Ángeles no se da una sola información sobre su posible venta fuera de Estados Unidos, a través de Internet o en tiendas físicas de manera más formal. Tampoco ofrecen unidades de prueba y se toman como un halago el interés despertado.
Chacón, estratega social, solo tiene palabras de elogio para Snapchat, de los que espera más sorpresas:
 “Han entendido el valor de las redes y lo han impulsado con nuevas interacciones. 
No creo que vayan a dejar de hacerlo”.




 

6 dic 2016

hermano del Che, al habla.............................. Jesús Ruiz Mantilla..

Juan Martín Guevara se explaya en un libro sobre la influencia de sus padres en el mito.

 

 
El Che Guevara y su madre con el hermano pequeño Juan.
De Ernestito al Che, hay un trecho muy, muy largo.
 Un camino que mental y emocionalmente ha sido interminable para Celia, Roberto, Ana María y Juan Martín Guevara, sus hermanos. 
No digamos para sus padres, mudos después de conocer su muerte en Bolivia hace ahora 49 años.
 Ninguno de ellos quiso hablar de quien poco después de caer en la guerrilla marcó el futuro de la izquierda a nivel global, hasta el punto de acabar canonizado por sus seguidores como un mito y denostado al tiempo como un demonio contagioso.
 Ahora, el más joven de todos rompe su silencio con Mi hermano, el Che (Alianza), escrito junto a la periodista francesa Armelle Vincent.

Los recuerdos de Ernesto Che Guevara son aún cristalinos para su hermano pequeño, que hoy ha cumplido ya 72 años.
 Juan Martín Guevara ha tardado 47 en asomarse a la Quebrada del Yuro (Bolivia), donde fue abatido el Che un 9 de octubre de 1967. Pero finalmente venció a los fantasmas y se acercó, quizás para empezar a rendir cuentas.
 Se desplazó en coche desde Buenos Aires: 2.600 kilómetros. 
Una vez allí, se calzó unas deportivas nuevas y se adentró en la profunda garganta que cae a plomo tras el municipio de La Higuera.
Durante medio siglo, Juan Martín Guevara había ido conservando muy dentro a Ernestito, su hermano 15 años mayor. 
Pero ese recuerdo se fue fundiendo con la naciente leyenda del Che.
 También, con su mala digestión, que le hacía soportar con arcadas ese póster de santón con el que tantos han mercadeado sin remilgos.
 “Se han dado muchas razones para abandonar lo que yo he llamado perfil subterráneo.
 Mientras Ernesto Guevara fue solo Ernestito; era uno de mis hermanos mayores.
 Cuando se convirtió en el Che, yo, automáticamente, pase a ser el hermano del Che. 
Y cuanto más creció la figura, más se acentuó mi posición”, afirma Juan.

“Nos educamos dentro de una familia con gran tendencia a leer, pensar, opinar y obrar en libertad. 
En mi caso, agregué la influencia lógica de los colegios y fundamentalmente de la calle”, prosigue.
 Eso le hizo militar pronto en movimientos estudiantiles antes del triunfo de la revolución cubana.
 “Por tanto, mi hermano, en vida, fue considerado por mí como un compañero de lucha y un referente”.

Incluso, al seguir viviendo en Argentina, donde su figura no ha sido reivindicada con el entusiasmo de otros —Gardel, Evita, Maradona…— como mito local.
 “La santificación en unos casos es indignante, en otros se comprende”, asegura Juan Martín Guevara. 
Pero esa deuda con su país de origen le duele: “En cada época o periodo político de los gobiernos de Argentina tuvieron características, en general poco amigables con el pensamiento revolucionario del Che.
 Baste contarle que en nuestra casa familiar pusieron bombas, ametrallaron, tirotearon. 
Yo estuve ocho años preso durante la dictadura y, anteriormente, tres meses en la época del gobierno de Perón”.
Salió libre en 1983, pero fue a partir de 2001 y la gran crisis política, social y económica de una Argentina ahogada en brazos de Carlos Menem, cuando la juventud comenzó a retomar el interés por la política activa.
 “Fue algo que se acentuó con el Gobierno de Néstor Kirchner. Entonces comencé a actuar públicamente
. Entre otras razones, he escrito este libro para reivindicar su argentinidad”.
También por mantener vivos ideales necesarios encarnados por Ernesto como un tronco insobornable en su acción y pensamiento: “Las dos imágenes más conocidas en el mundo son las de Cristo y la del Che. 
Ambas son manipulables y manipuladas.
 La del Che, por ser contemporáneo y porque en sus obsesiones persistía la lucha frente a la injusticia, la desigualdad o la rapiña de los centros de poder. 
Estos continúan vigentes en el contexto actual y, por tanto, su filosofía es mucho más peligrosa.
 Por eso, la manipulación y la frivolización de su pensamiento resulta más notoria.
Creo que tratan de lograr el mismo objetivo: sacralizarlo y, al tiempo, desvalorizarlo”.

Más allá de todas esas reivindicaciones, el libro es una obra testimonial muy íntima.
 En sus páginas se abren las puertas de la casa familiar: la influencia de su madre, el disparate efervescente de su padre, que nada más triunfar la revolución en Cuba, se presentó allí, para sonrojo de su hijo, que lo frenó, pretendiendo hacer negocios en la isla. 
“Se trataba de contar también cómo era la familia, desvelar en qué contexto creció Ernesto y que este no salió de una galera de mago. He tratado de ser lo más estricto con la verdad.
 Por lo menos con lo que uno entiende como verdad y aclarar algo, que creo importante.
 Los conflictos entre mi viejo y Ernesto, existieron”.
En torno a su madre, solo pervive la luz, por contra.
 “Hay algunas referencias a la importancia de la vieja en la formación de Ernesto y, en general, de la nuestra.
 Creo que del que nunca se habla es de mi padre y su influencia positiva o negativa. 
Yo he tratado de poner en la balanza ambas cosas.
 Por ejemplo la ruptura con las convenciones venía de ambos.
 Mi padre, con objetivos que se convertían en irrealizables y casi en sueños nada más emprenderlos…”.

De la madre queda un legado de persistencia notable.
 Eso marcó a todos sus hijos. “La conjunción de los sueños de mi padre y la constancia de mi madre, creo que se unieron en Ernesto de la mejor manera.
 Los dos nos empujaron a ser dueños de nuestro pensamiento y decisiones propias desde muy chicos.
 Creo que en el libro esto queda bastante claro”.
 Ella impulsaba al estudio, a formarse. Él a relacionarse, a poder ser, con élites y por conveniencia, cuenta Juan.
El Che se veía a sí mismo un poeta frustrado.
 Leía con pasión versos y los componía también
. No faltaban en sus equipajes libros de Rubén Darío, León Felipe, Nicolás Guillén o los clásicos del siglo de Oro
. Contaba con una luz muy lorquiana en su presencia.
 Un halo, que como el del poeta granadino, acabó difuminándose en mitad de una quebrada huérfana.

El Supremo polaco ratifica que Polanski no puede ser extraditado a EE UU

El cineasta sería detenido por un caso de abuso sexual cometido en los setenta en Los Ángeles.

 

El director de cine Roman Polanski, en una imagen de 2015 en Cracovia (Polonia). JAREK PRASZKIWICZAP / VÍDEO: REUTERS-QUALITY
El Tribunal Supremo de Polonia ha rechazado hoy, martes, reabrir el proceso de extradición del director de cine Roman Polanski a Estados Unidos, país en el que se enfrentaría a una condena por un caso de abuso sexual cometido en los años setenta. 
El ministro de Justicia polaco, Zbigniew Ziobro, había recurrido ante el Supremo, en mayo pasado, para que se revocara la sentencia de un tribunal de Cracovia, en 2015, contra la extradición del realizador franco-polaco, de 83 años, alegando que nadie debe estar por encima de la ley.
Polanski (París, 1933), que obtuvo en 2002 el Oscar a mejor director por El pianista, reconoció que en 1977 mantuvo relaciones sexuales con una adolescente de 13 años durante una sesión de fotos en Los Ángeles. 
Tras declararse culpable, fue puesto en libertad bajo fianza después de pasar 42 días en la cárcel.
 Sin embargo, huyó de Estados Unidos a Reino Unido al año siguiente, mientras estaba en libertad bajo fianza de 2.500 dólares, temiendo que el juez anulase el acuerdo y lo enviase a  prisión.
 No volvió a EE UU.

El director llegó a un acuerdo económico con la víctima, Samantha Geimer, que retiró todos los cargos, y el caso quedó aparcado hasta que una cineasta realizó un documental sobre aquel caso en el que recogió testimonios de varias personas. 
A raíz de ese documental, las autoridades judiciales de Los Ángeles decidieron reabrir el caso y pedir la extradición de Polanski a Suiza, país que visitaba regularmente.
 El director reside habitualmente en París pero Francia no tiene acuerdo de extradición con EE UU.

Angelina Jolie y Brad Pitt prolongan el acuerdo de custodia de sus seis hijos

Según el documento aprobado por el juez, el actor podrá ver a los pequeños bajo supervisión y deberá asistir a terapia y someterse a pruebas de drogas aleatorias.

Angelina Jolie y Brad Pitt, en un estreno en 2007.
Aunque han decidido mantener en privado las cuestiones sobre su divorcio, después de que el anuncio de su separación el pasado septiembre protagonizara decenas de titulares, parece algo imposible para Angelina Jolie y Brad Pitt.
  Ahora se ha sabido que la expareja de actores ha formalizado ante el juez una prolongación del acuerdo al que habían llegado el pasado noviembre con respecto a la custodia de sus seis hijos.
 Tal y como estaba establecido, la oscarizada actriz mantendrá la custodia física de Maddox (15 años), Pax (12), Zahara (11), Shiloh (10) y los mellizos de 8 años Knox y Vivienne, mientras que su todavía marido les seguirá visitando bajo la atenta mirada de su supervisor.
El actor y productor tendrá que seguir acudiendo a terapia individual y de grupo una vez por semana y deberá someterse a cuatro pruebas por sorpresa al mes para detectar alcohol y drogas, según los documentos obtenidos por la revista People.
 Un acuerdo al que llegaron tras su separación después de que el actor discutiera en pleno vuelo con su hijo mayor, Maddox, al parecer estando bajo los efectos del alcohol.
 Según múltiples fuentes, este incidente, que incluso fue investigado por el FBI, fue el detonante que llevó a la intérprete de Tomb Raider o Maléfica a solicitar el divorcio de quien ha sido su pareja durante 12 años.


Aunque han decidido mantener en privado las cuestiones sobre su divorcio, después de que el anuncio de su separación el pasado septiembre protagonizara decenas de titulares, parece algo imposible para Angelina Jolie y Brad Pitt. 
Ahora se ha sabido que la expareja de actores ha formalizado ante el juez una prolongación del acuerdo al que habían llegado el pasado noviembre con respecto a la custodia de sus seis hijos. Tal y como estaba establecido, la oscarizada actriz mantendrá la custodia física de Maddox (15 años), Pax (12), Zahara (11), Shiloh (10) y los mellizos de 8 años Knox y Vivienne, mientras que su todavía marido les seguirá visitando bajo la atenta mirada de su supervisor.
El actor y productor tendrá que seguir acudiendo a terapia individual y de grupo una vez por semana y deberá someterse a cuatro pruebas por sorpresa al mes para detectar alcohol y drogas, según los documentos obtenidos por la revista People
 Un acuerdo al que llegaron tras su separación después de que el actor discutiera en pleno vuelo con su hijo mayor, Maddox, al parecer estando bajo los efectos del alcohol. 
Según múltiples fuentes, este incidente, que incluso fue investigado por el FBI, fue el detonante que llevó a la intérprete de Tomb Raider o Maléfica a solicitar el divorcio de quien ha sido su pareja durante 12 años.
 
Brad Pitt y Angelina Jolie, junto a sus hijos, en un aeropuerto en 2014.
  Brad Pitt durante el estreno de la película 'Aliados' en Madrid, el pasado 22 de noviembre.

En los últimos días se ha conocido que en el primer encuentro de la estrella de Hollywood con sus hijos no se encontraba Maddox, que se habría incorporado a las visitas más adelante. Lo último que se sabe de Pitt, de 52 años, es que el Día de Acción de Gracias lo pasó alejado de casa, en las islas Turcas y Caicos, tras llevar a cabo la promoción europea de su última película, Aliados, en la que comparte protagonismo con la actriz francesa Marion Cotillard. 

Por el contrario, a Angelina Jolie, de 41 años, no se la ha visto en público desde que saltara la noticia de la ruptura del matrimonio

. La actriz tan solo ha aparecido en un vídeo proyectado en el Tribunal Internacional de La Haya para denunciar crímenes cometidos contra niños.