Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

5 dic 2016

Dominante, influyente, concienzudo o estable. ¿Cómo eres tú?

¿Por qué hay personas con las que tienes mucha química y a otras a las que no entiendes para nada?

 

La respuesta puedes encontrarla en uno de los modelos de comportamiento más utilizados por las empresas desde hace décadas.
 Veámoslo para conocer cómo eres y cómo son el resto sin desfallecer en el intento.
Escuchas a cuatro personas abordando un problema del equipo o de la familia. Uno se muestra asertivo y dice todo el tiempo cómo se han de hacer las cosas.
 Otra, sin embargo, te expresa entusiasmo y te pone en contacto con gente que puede ayudarte.
 Un tercero te aporta un sinfín de datos analíticos para entender los distintos enfoques. 
Y el cuarto se muestra calmado y ofrece alternativas para colaborar conjuntamente.
 Pues bien, cada uno de ellos representa cuatro formas distintas de comportarnos, según el modelo desarrollado por Marston allá por los años veinte.
 Marston estudió psicología en Harvard, fue profesor en American University y, sin duda, tenía la suficiente genialidad para desarrollar un modelo que sigue vigente hasta ahora.
 Además de trabajar en el terreno de la psicología, se considera el pionero del polígrafo, fue autor del comic de la Mujer Maravilla, declarado feminista convivía en familia con su mujer y con su amante y, sobre todo, le preocupaba comprender cómo era la gente normal (aunque él, seguramente, no debía ser considerado “muy normal” para su época, algo clásico para muchos genios).
Martson desarrolló el modelo DISC, que son las siglas de los cuatro tipos de comportamiento que podemos tener: Dominio, Influencia, Sumisión y Conformidad a normas (aunque en el gráfico le llamamos estable y concienzudo, que se entiende mejor). Su modelo partió del estudio de Jung y se construyó en función de dos ejes diferentes: introversión versus extroversión; racional versus emocional.
 Con todo ello, definió los cuatro tipos de comportamiento que podemos tener (ojo, que no es personalidad, lo que significa que podemos variarlo a lo largo del tiempo). Veámoslos: 

Una persona dominante proyecta su energía al mundo y utiliza la razón para alcanzar sus objetivos. Es confiable, tenaz, exigente, orientado al poder y puede ser agresivo en las formas. Aquí están las personas que les gusta decir lo que el resto ha de hacer. Por ello, no es de extrañar que muchos líderes tengan bastante carga D en sus comportamientos, así como los que solemos llamar “marimandones”.
Un influyente llevará su energía al mundo de las relaciones personales. Su comportamiento es el resultado de la extroversión y la emoción, por lo que su energía la dirige a las personas. Es abierto, locuaz, inspirador , pero como no hay nada perfecto, también puede ser descuidado, impulsivo y poco discreto. En este grupo están muchos vendedores, conferenciantes y tienen muchos amigos (de verdad, no del Facebook).
Los concienzudos o los conformes a las normas son analíticos, introvertidos y cerebrales. Son muy precisos y formales, sobre todo con los datos. 
Y como buenos introvertidos-racionales, las emociones no son su fuerte, por lo que suelen ser tímidos y les cuesta expresar qué sienten.
 Muchos científicos, informáticos y financieros suelen estar en este grupo.
Los estables son calmados, confiables y muy buenos “soldados” en las empresas o en el grupo de amigos.
 Son introvertidos, por lo que su energía la volcarán hacia dentro y con un fuerte peso en la emoción.
 Por ello, les gusta escuchar y aceptan bien al resto de personas. 
Sin embargo, también pueden ser lentos y les cuesta el cambio.
Como es de suponer, todos tenemos un poco de las cuatro energías o letras, pero dependiendo de dónde pongamos más foco en cada momento se definirá nuestro comportamiento.
Por último, el modelo DISC no lo patentó Martson, por lo que hubo empresas que lo desarrollaron utilizando estas siglas u otras versiones del mismo.
 Y como siempre, lo importante no es si estamos en un cuadrante u otro, sino entender la diversidad y la riqueza de estar con personas diferentes a uno mismo.

4 dic 2016

La carta perdida de Dachau..................... María Antonia Sánchez-Vallejo

La misiva que un interno griego en el campo de concentración nazi envió en 1945 a su madre aparece 71 años después en Creta.

Prisioneros de Dachau muestran su alegría por la liberación del campo por las tropas aliadas. GAMMA
Las obras de reforma de un viejo local familiar han sacado a la luz en Chaniá, preciosa ciudad al oeste de la isla de Creta, una carta escrita en 1945 por un griego interno en el campo de concentración de Dachau (Alemania).
 Una misiva que ha tardado 71 años en llegar a su destino, y que aún interroga a los fantasmas que deberían recibirla. 
Porque los descubridores del documento, la abogada Stella Batakis y su hermano Diomidis, buscan afanosamente a los destinatarios de la misma, o a sus descendientes, para cerrar este círculo de memoria y olvido.
En 1945 Stylianós Valmás malvivía en el barracón 58 del campo de concentración de Dachau.
 No era el único griego del campo de exterminio, así que aprovechó la liberación y el regreso a Grecia de su compatriota Yanis Batakis —abuelo de Stella y Diomidis— para entregarle una carta manuscrita dirigida a su madre.
 Por razones que se desconocen, el mensaje nunca llegó a manos de la mujer, ni de sus parientes más próximos, y permaneció oculto durante siete décadas en medio de una maraña de papeles, libros y documentos, algunos de ellos datados en 1800.
 Hasta que la remodelación de la vetusta oficina del abuelo, abogado, exhumó ese viejo hálito de vida. 

Compelidos moral y emocionalmente a poner punto final a la historia, y sin publicar en ningún momento el contenido de la carta (es una comunicación privada, subrayan), los hermanos Batakis hicieron recientemente un llamamiento para hallar a los posibles descendientes de Valmás, que cuando escribió la misiva llevaba tres años en Dachau, y cuyo destino final nunca se supo.
 Puede que todo ese tiempo sin noticias hiciera creer a su familia que había muerto (“tenía esposa y una hija, Rita, así como hermanas, una de ellas llamada Emilitsa”, señala el mensaje de los Batakis para acotar la búsqueda, citando algún detalle del manuscrito), puede que Yanis Batakis no hallara a ningún pariente de Valmás a su regreso a Grecia (un país atrozmente sumido en la miseria y el hambre tras la ocupación nazi y la posterior guerra civil). 
Pero si existe algún epígono de Valmás, subrayan los hermanos en su llamamiento, “algún nieto, tendría hoy entre 35 y 50 años (...) porque al regresar a Grecia nuestro abuelo tenía entre 25 y 27 años”.
Los hermanos Batakis no cejan en su empeño de localizar a algún descendiente de Stylianós Valmás. 
En su mensaje, difundido por el portal de noticias ZarpaNews, añaden un mapa de Grecia con una decena larga de lugares donde la guía telefónica refiere la presencia del apellido Valmás, muy frecuente, sobre todo, en dos hermosas islas de las Cícladas y en la región de Beocia. 
“Agradecemos mucho [la ayuda] y esperamos poder presenciar el mágico momento de la entrega y la recepción de la carta” a los hipotéticos descendientes del preso de Dachau, concluyen Stella y Diomidis Batakis. 

Posdata: El campo de exterminio de Dachau, situado cerca de Múnich, fue liberado por las tropas aliadas el 29 de abril de 1945. Albergó a 200.000 prisioneros, judíos y otros (gitanos, homosexuales, testigos de Jehová...) y, según cifras aproximadas, vio morir (o mejor dicho, mató) a más de 41.000 según los registros del propio campo, a los que hay que añadir una cifra indeterminada de víctimas del frío, el hambre o las enfermedades.
Grecia, que sufrió la ocupación del Ejército nazi entre 1941 y 1944, conmemora solemnemente cada año la memoria de horror del Holocausto y, aunque entre la derecha más extrema del país no faltan algunas voces claramente antisemitas —incluidos sonoros patinazos en ese sentido del actual ministro de Defensa y líder de ANEL—, recuerda solemne y oficialmente que el 90% de la población judía sefardí de Salónica, segunda ciudad del país, fue enviada a los campos de exterminio y masacrada en ellos
 Cada año una discreta ceremonia en las vías de la estación de tren de la que partieron los vagones rumbo al extermino recuerda con un manojo de rosas su ausencia.

 

Navegación de artículo La escena de violación más célebre del séptimo arte fue real Reglas básicas para comunicar a los hijos el divorcio de los padres Anna Ewers, esa mezcla perfecta entre Brigitte Bardot y Claudia Schiffer

Volamos a la Gran Manzana para entrevistar a la modelo alemana. 

La imagen del aroma de Hugo Boss domina el poder de la discreción.

Anna Ewers, esa mezcla perfecta entre Brigitte Bardot y Claudia Schiffer
La belleza de Ewers recuerda a la de los grandes tótems de la moda.
Foto: Guy Aroch

"Cuando conocí a Alexander Wang, estaba tan nerviosa que tropecé al entrar en la habitación".
“Cuando conocí a Alexander Wang, estaba tan nerviosa que tropecé al entrar en la habitación”.
Foto: Guy Aroch
Su ascensión fue vertiginosa. «¡Busquen a esa chica!», esa es la frase que exclamó Alexander Wang cuando vio su foto en un blog hace tres años. 
 El modisto la convirtió en su musa y la encumbró a los altares de la moda. Hoy las marcas se la rifan: Céline, Balenciaga, Prada, Dolce & Gabbana… 
También las revistas: todas quieren que protagonice sus portadas. El encuentro en exclusiva con la modelo tiene lugar en una espectacular mansión del Upper East Side de Manhattan, espacio elegido por Hugo Boss Perfumes para el lanzamiento de su aroma The Scent, del que es imagen.
 La alemana de 23 años hace gala de una seguridad que no parece aprendida. «Cuando conocí a Alexander [Wang], estaba tan nerviosa que tropecé al entrar en la habitación. Deseé que la tierra me tragara», comenta divertida y con una convicción que deja claro que su timidez forma ya parte del pasado.
Aunque su gran salto ha sido rápido y repentino, Ewers comenzó a flirtear con las cámaras muy joven.
 «Estuve un año de intercambio en Colombia y una de las amigas que hice allí me convenció para que intentara ser modelo.
 Al principio, el trabajo solo me daba para cubrir gastos y conseguir ropa gratis.
 Nunca me planteé profesionalizarme ni seguir en esto al volver a mi país. Pero cuando terminé de estudiar estaba un poco perdida y decidí probar de nuevo».
Se convirtió en un rostro ubicuo: su irrupción en las pasarelas internacionales fue arrolladora, y su carrera despegó sin apenas rodaje.
 Desfiló por primera vez en febrero de 2013.
 El año siguiente, 37 pasarelas la convirtieron en protagonista. La prestigiosa plataforma models.com la eligió en 2015 como la modelo del año, por encima de las mediáticas Gigi Hadid y Kendall Jenner. 
Y eso que Ewers no cae como ellas en el juego de las redes sociales. «Soy una persona pública, pero necesito mi espacio. Me gusta Instagram y subir fotos artísticas y bonitas, pero no me apetece compartirlo todo…», se excusa. «Ellas [Gigi Hadid y Kendall Jenner] tienen carreras completamente diferentes a la mía. Son mujeres exitosas y muy seguras de sí mismas, y me alegro por ellas. 
Pero también me siento orgullosa de que me vaya así de bien sin haber tenido que exponer mi vida privada». 
 Un dato: Ewers tiene 219.000 seguidores; Jenner, 67,5 millones. Lo que demuestra que el misterio sigue siendo cool. Como Kate Moss –a quien admira enormemente y con quien comparte estilo–, prefiere no contar demasiado.
 Esa distancia que marca en las redes sociales está muy relacionada con el espíritu de The Scent, que apuesta por la conexión real y física entre dos personas, por la seducción, en su sentido clásico. Un ideal expresado con notas orientales y enigmáticas como el osmanthus.
 «Los perfumes son el único resquicio de experiencia humana que nos queda. Una fragancia no se puede oler por Internet», razona Will Andrews, perfumista de The Scent.
 El jugo es una metáfora del encuentro entre dos personas: «La atracción surge primero con el melocotón y la fresia; la seducción, con la flor de osmanthus; y la adicción, con el cacao tostado».
 No escapa a las tendencias del mercado: The Scent es un goloso. «Esta familia olfativa no deja de expandirse, adaptándose, evolucionando y reinventándose con nuevas notas. 
Esta categoría es el nuevo básico.
 Ha venido para quedarse», sentencia Naila Hamayed, directora creativa de fragancias de Givaudan. Como la propia Ewers.
 
Perfume para ella de Hugo Boss 'The Scent' (80 €, 50 ml).
Perfume para ella de Hugo Boss ‘The Scent’ (80 €, 50 ml).
Foto: Mirta Rojo
La voz más dulce del momento la tiene esta ‘modelo-cantante’
 

La escena de violación más célebre del séptimo arte fue real

El director Bernardo Bertolucci ha admitido que la legendaria secuencia de 'El último tango en París' entre Marlon Brando y Maria Schneider no fue consensuada con la actriz.

La escena de violación más célebre del séptimo arte fue real
Marlon Brando y Maria Schneider en una escena de 'El último tango en París'.
Foto: Gtres

“Quería su reacción como niña, no como actriz. No que Maria interpretara su humillación y su rabia, quería lo sintiera.

 Los gritos… ‘¡No, no!’. Después me odiaría toda su vida”

Así narra el cineasta Bernardo Bertolucci las ambiciones artísticas detrás de la violación real planeada por él mismo y su ejecutor, el legendario actor Marlon Brando, en El último tango en París

La confesión ha sido recuperada por varios medios norteamericanos a partir de una entrevista del director en la Cinemateca francesa en 2013.

 El vídeo, traducido al español por el portal de corte social El mundo de Alycia con motivo del Día Internacional contra la violencia de género, cuenta con más de 360.000 visitas en Youtube.

 La que fuera una de las películas emblemáticas de la década de los setenta tardó varios años en poder esquivar a la censura y estrenarse en nuestro país a causa de su alto contenido sexual. En su más recordada secuencia y ahora infame, Brando, que por aquel entonces tenía 48 años, utilizaba mantequilla a modo de lubricante para penetrar a su compañera de reparto, de solo 19.



La escena de violación más célebre del séptimo arte fue real

El director Bernardo Bertolucci ha admitido que la legendaria secuencia de 'El último tango en París' entre Marlon Brando y Maria Schneider no fue consensuada con la actriz.

La escena de violación más célebre del séptimo arte fue real
Marlon Brando y Maria Schneider en una escena de 'El último tango en París'.
Foto: Gtres

  • “Quería que reaccionara humillada. Creo que nos odió a Marlon y a mí porque no se lo dijimos”, afirma el director de películas como Novecento o Los soñadores.
  •  La idea se les ocurrió a cineasta y actor la mañana anterior al rodaje, aclarando en la misma entrevista que aunque se sentía “culpable” no se arrepentía de su forma de dirigir aquella escena. 
  •  “Para obtener algo hay que ser completamente libre”, zanjaba. Aunque los rumores sobre la veracidad de esta escena llevaban años circulando entre los cinéfilos y las declaraciones del director no son nuevas, su confesión ha escandalizado a buena parte de Hollywood. 
  • También a estrellas como Jessica Chastain o Chris Evans, que han declarado en Twitter que jamás volverán a ver la película, ni considerarán a Bertolucci o Brando de la misma manera. “Me da asco”, dice la actriz de La noche más oscura.
  •  A raíz de tales afirmaciones, se ha iniciado hace unos días una campaña en Change.org que reclama a la Academia de Hollywood condenar públicamente los hechos y al director italiano.
  • Marlon Brando y Maria Schneider durante la famosa y polémica escena.
    Marlon Brando y Maria Schneider durante la famosa y polémica escena.
    Foto: Cordon Press
    Schneider, que murió en 2011 a causa de un cáncer, jamás se recuperó emocionalmente después de este rodaje, viviendo largos periodos de depresión. 
    En una entrevista con el Daily Mail en 2007, la actriz confesaría con pelos y señales el momento de su violación. Unas declaraciones que pasarían de largo en la opinión pública, que durante décadas ha evitado juzgar los hechos.
     “Debería haber llamado a mi agente o hacer que mi abogado hubiera venido al set porque no puedes forzar a alguien a hacer algo que no está en el guión, pero en esa época no lo sabía. Marlon me dijo: ‘Maria, no te preocupes, es solo una película’, pero durante la escena, aunque lo que hacía Marlon no fuera real, yo lloraba de verdad. 
    Me sentí humillada y, para ser honesta, un poco violada por Marlon y Bertolucci. 
    Al menos solo fue una toma”. La intérprete terminaba añadiendo que una de las cosas que más le dolió fue el comportamiento de Brando una vez terminada la escena, que se negó a consolarla o preocuparse por su estado. 
    Las revelaciones de la violación en El último tango en París coinciden en el tiempo con sendas polémicas sobre el supuesto acoso sexual de dos de los actores favoritos para los Oscar de este año: Casey Affleck y Nate Parker. 
     Cuarenta años después parece que la justicia sigue brillando por su ausencia.
     ¿Hasta cuándo seguirá Hollywood silenciando sus crímenes?