Reshma Qureshi sufrió una agresión que le destrozó la cara. Hoy es modelo y hace campaña para acabar con la venta de abrasivos.
No”, espeta Reshma Qureshi (1997) poco después de saludar.
“Ese es el problema: la negativa.
Estos hombres nunca aceptan un no por
respuesta”.
Sentada al borde de la cama, las cicatrices de su cara
marcada por el ácido contrastan con las sábanas lisas y las paredes
tersas.
Chocan la pulcritud y los tonos monocromáticos de la estancia
con el caos del slum del barrio de Kurla, en el centro de Bombay.
Fuera,
las grietas del empedrado absorben las últimas lluvias del monzón
arrastrando desechos, mientras las hendiduras de las tapias aplacan la
llamada al rezo de la mezquita y el ruido del tráfico.
Dentro, las
huellas de su rostro también arrostran una decena de dolorosas cirugías y
ahogan el grito de una generación de mujeres atemorizadas por la violencia machista en India.
Más aún si se tiene en cuenta que muchas de las agresiones no se
denuncian por miedo a represalias y por falta de apoyo social e
institucional.
Pero no se trata de un problema exclusivo de India.
También las mujeres colombianas padecen esta lacra, aunque la mayoría de
los casos se concentran en Pakistán, Afganistán, Bangladesh, Camboya o
India.
El problema en India es la impunidad. De los más de 200
casos del pasado año, sólo 11 han sido juzgados. No es de extrañar que
la agresión a Reshma ocurriese en Uttar Pradesh; el Estado septentrional
en el que suceden más de la mitad de los ataques con ácido y uno de los
que registra más incidentes de violencia machista: tanto casos de feticidios femeninos como de asaltos sexuales y violaciones. “El ácido es demasiado accesible y barato para el daño que
puede hacer. Sólo cuesta 20 rupias [25 céntimos de euro]”, dice Reshma,
secándose la oquedad de la cuenca del ojo ausente. En 2014, su hermana
mayor y ella iban a hacer el examen de Alim —curso básico de
entendimiento del Corán— cuando fueron asaltadas en su ciudad natal,
Allahabad. Su hermana se estaba divorciando de su pareja, acusado de
maltratos y denunciado por el secuestro de su hijo. Irreconocibles bajo
el niqab, fueron agredidas por el marido y otros dos hombres;
que confundieron a Reshma por su hermana. Parte de sus 17 años de
belleza y felicidad se carcomieron en pocos segundos. La corrosiva burocracia se unió a la decena de cirugías por las que
Reshma tuvo que pasar. Alrededor de un millón de rupias (13.700 euros)
en tratamiento médico; de las que el Gobierno sólo sufragó la
insuficiente ayuda estipulada por ley. En 2013, una sentencia del
Tribunal Supremo indio endureció la regulación para vender sustancias
químicas —como el ácido sulfúrico— utilizadas en este tipo de ataques,
limitó las existencias de estos productos, estipuló el registro de la
identidad de los compradores y obligó a los gobiernos estatales a
compensar a las víctimas con 300.000 rupias (4.000 euros) en un máximo
de dos meses tras el ataque. Sin embargo, Reshma tuvo que esperar un año
para recibir la insignificante cantidad por parte de la misma
administración estatal que sigue sin enjuiciar a su agresor. Pese a la hiriente pesadilla administrativa, Reshma casi debe sentirse
tristemente afortunada, ya que el 80% de las supervivientes nunca llegan
a recibir la cantidad compensatoria; según informa Make Love Not Scars (Haz Amor No Cicatrices). Creada para sensibilizar a la población india sobre los ataques con
ácido, esta organización también ofrece atención médica urgente y
rehabilitación, así como apoyo legal y vocacional a las afectadas. Su
fundadora, Ria Sherma, ayudó económicamente a Reshma Qureshi desde el
primer momento e ideó la campaña para acabar con la venta de ácido en
India: #EndAcidSale. Entonces, los carteles con el rostro
Reshma marcado por el ácido tuvieron el doble efecto deseado: hacer
publicidad sensibilizando a los ciudadanos de Mumbai y transformar a una
víctima en superviviente cumpliendo su sueño de ser modelo.
Según
datos oficiales del Ministerio del Interior, 222 indias sufrieron
ataques con ácido en 2015. Menos que en 2014 —309 víctimas—, pero una
cifra inexplicablemente alta comparada con el escaso centenar de casos
registrados en los años precedentes
El
asesinato de las dominicanas hermanas Mirabal en 1960 dio origen a la
fecha reivindicativa. Minou Tavárez, hija de una de ellas, habla de lo
ocurrido.
Desde 1981, Latinoamérica conmemora cada 25 de noviembre eldía contra la violencia de género. Los movimientos feministas de la región, con una de las tasas más altas
de violencia contra la mujer, acuñaron esa fecha en honor a las
dominicanas Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, tres hermanas
asesinadas el 25 de noviembre de 1960 por orden del dictadorRafael Leónidas Trujillo,
del que eran opositoras. Años más tarde, en 1999, la ONU se sumó a la
jornada reivindicativa y declaró cada 25 de noviembre Día Internacional
para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en honor a las
hermanas Mirabal.
“Cuando
asesinaron a mi madre yo tenía cuatro años. Y también me asesinaron la
posibilidad de conocerla”, cuenta Minou Tavárez Mirabal, la hija de
Minerva, la más activa de las tres hermanas contra el dictador Trujillo. “Me he tenido que conformar con los recuerdos de otros y tal vez alguna
pequeña cosa que yo creo que recuerdo, pero que no estoy segura de que
sea del todo real: mi madre poniéndose una especie de traje miliar, con
una boina; ella mirándose en un espejo, caminando por un pasillo; el día
que a ella se la llevaron presa, que yo me aferré a su pierna y ella se
molestó conmigo porque me eché a llorar... Yo creo que no quería verse
débil frente a quienes se la llevaron”, rememora por teléfono desde
República Dominicana Tavárez Mirabal.
Este viernes se cumplen 56 años de la muerte de Minerva,
Patria y María Teresa. El 25 de noviembre de 1960, los cuerpos de las
hermanas Mirabal eran hallados, destrozados, en el interior de un jeep
hundido en un barranco, en Salcedo, al noreste de República Dominicana. Horas antes, las tres mujeres, activas militantes contra el régimen de
Trujillo, habían sido asesinadas por un escuadrón enviado por el
dictador. Los hombres del autócrata las mataron a golpes y las metieron
dentro del vehículo para simular un accidente. Pero nunca hubo duda de
que se trataba de un crimen. Y el asesinato de las hermanas Mirabal,
conocidas como “las mariposas”, fue uno de los detonantes de la caída de
Trujillo.
"Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más
fuerte", dijo en más de una ocasión, cuando ya se sabía amenazada,
Minerva Mirabal, la más activa de las tres mariposas . Años más tarde,
las hermanas Mirabal, nacidas en una familia acomodada de comerciantes,
con carreras universitarias, casadas y con hijos, se convirtieron en un
símbolo de la lucha contra la violencia de género . Una lacra global y multiforme de consecuencias devastadoras para el planeta. La trata, la violencia sexual, económica, psicológica, el
acoso, la mutilación genital… son graves violaciones de los derechos
humanos que afectan al 70% de las mujeres de todo el mundo.
“Una sociedad no puede llamarse democrática si tolera que a
las mueres se las está maltratando y asesinando. Y eso se produce,
además, con mayor frecuencia, en los espacios donde deben estar más
protegidas, sus hogares, su entorno, con las personas con las que se
relacionan”, lamenta Minou Tavárez Mirabal, profesora universitaria y
fundadora del partido Opción Democrática y que pese a que se siente
orgullosa de que el legado de su madre y sus tías den nombre al día
contra la violencia de género, lamenta que esta lacra aún sigue siendo
un gravísimo problema en República Dominicana —donde se producen unos
200 asesinatos de mujeres por razón de género al año— y en toda la región, donde se registran una media de 12 al día. Su madre, Minerva, que junto a su esposo, Manuel Tavárez —que más tarde
también fue asesinado—, lideraba el Movimiento Patriótico 14 de Junio,
ya había pasado por la cárcel por su oposición a Trujillo. También sus
hermanas Patria y María Teresa. La más conocida era Minerva, pero las
tres se habían destacado por su actividades revolucionarias. “Fue un
crimen de carácter político. Las mataron porque llevaron adelante un
movimiento de resistencia político, el más importante contra la
dictadura de Trujillo. Y él se sentía impotente, pensaba que no lo podía
doblegar, así que las mató. El dictador ya había dicho que sus
principales problemas eran la iglesia católica y la familia Mirabal”,
apunta la hija de Minerva. “Trujillo trataba de no nombrar a las
hermanas Mirabal; y menos a Minerva, a quien tenía un odio especial,
como si no mencionarlas les fuese a quitar fuerza”, añade. Muchos cuentan que, además, Trujillo tenía marcada a Minerva
Mirabal, a quien había intentado seducir sin ningún éxito una década
antes. Se habla incluso de que la mujer le rechazó con un bofetón en un
baile, organizado solamente para que Trujillo pudiese bailar con ella,
que le dejó en mitad de la pista del evento al que fue, directamente
conminada a asistir con amenazas a la familia. “Trujillo había intentado
poseerla, como todo lo que había en este país, en esta isla que creía
que era de su propiedad. Y ella se permitió el ‘atrevimiento de
rechazarlo y de rechazar su acercamiento para conquistarla. Y le rechazó
también de manera política. Y Trujillo lo sintió. Se cuenta que tras el
bofetón, ella le dijo que no le gustaba su Gobierno”, dice Minou
Tavarez, que ha crecido junto a sus primos, al cuidado de su abuela y de
Dedé Mirabal, la única hermana que quedó con vida y que falleció hace dos años. “Me siento orgullosa como hija, como mujer, como dominicana, de que la
fecha del 25 de noviembre sirva para llevar adelante una campaña que es
indispensable”, apunta Minou Tavárez. Sin embargo, advierte, no es suficiente con declarar el día contra la no violencia hacia la mujer. “El tema se ha introducido en los discursos como lo políticamente
correcto, pero al mismo tiempo puedes apreciar la indiferencia con la
que los mismos actores que pronuncian discursos contra la violencia de
género, por la igualdad y no discriminación, cada 25 de noviembre u 8 de
marzo no creen en lo que están diciendo; no tienen ningún compromiso. Sólo un día no sirve. Tienen que ser todos”.
El acoso, las agresiones de pareja, la mutilación genital son una lacra global de efectos devastadores.
Cada 10 minutos un hombre mata a una mujer que es o fue su pareja en
algún punto del planeta, según datos de la ONU. Es la intolerable punta
del iceberg de la violencia de género, una realidad cotidiana en todo el
mundo. La violencia contra las mujeres,
la mitad de la población, ha adquirido dimensiones de una pandemia de
efectos devastadores, en un mundo en el que una de cada tres ha padecido
violencia física o sexual y donde 200 millones de niñas han sufrido mutilación genital.
A Lucía, de 16 años, la drogaron y violaron hasta la muerte dos hombres en Argentina . A la paquistaní Qandeel, de 25 años, la estranguló su hermano,
que creía que la mujer, toda una celebridad en su país por compartir en
las redes sociales imágenes y mensajes sugerentes, era un deshonor para
la familia. A la española Juani, la asesinó su marido a hachazos
pese a que tenía una orden de alejamiento contra él. Son solo tres de
los rostros de la violencia contra la mujer en 2016 . Un problema global y
multiforme que no solo es una grave vulneración de los derechos
humanos, sino que también supone un importante problema de salud
pública, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Pese al goteo de casos y las cifras —50.000 asesinatos de
mujeres a manos de sus parejas o exparejas, según el último informe de
la oficina de Naciones Unidas contra la droga y el crimen—, todavía hay países, como Rusia,
Irán o Egipto, que no tienen leyes específicas para combatir el
problema. Y en la mayor parte del mundo, la violencia de género, en
todas sus variantes, se considera algo que ellas tienen que silenciar o
arreglar en casa. En 32 países, no se juzga a los violadores si, por
ejemplo, están casados con la agredida o si se casan después con ella. Y a pesar de que el matrimonio infantil se considera una de
las formas de violencia contra la mujer, explica Juncal Plazaola,
experta políticas de eliminación de la violencia de ONU Mujeres, este
sigue siendo un hecho ampliamente extendido en más de la mitad de los
países del mundo y algunos, como Turquía, debaten rebajar la edad de consentimiento sexual a los 12 años. Es difícil dar una cifra de las niñas-novia, pero según la ONU, más de
700 millones de mujeres que viven hoy en día se casaron siendo niñas. Niñas que normalmente han puesto fin a su educación y que tienen un
riesgo mucho mayor de sufrir violencia por parte de su compañero, según
diversos estudios.
En otros lugares, como Egipto o Sudán, país donde la
prevalencia de la barbarie de la mutilación genital femenina es del 98%,
la mayoría de la población sigue considerando esta práctica parte de
una tradición que no hay razones para combatir. El acoso —que han experimentado el 43% de las europeas—,
la ablación, la trata, la violencia sexual son la expresión extrema de
la desigualdad. “Estamos hablando de un problema gravísimo y mundial,
que tiene sus raíces en los pensamientos y comportamientos machistas”,
apunta el forense Miguel Lorente, director de la unidad de Igualdad de
la Universidad de Granada. En Latinoamérica y el Caribe, por ejemplo, donde sólo en los últimos años están avanzando las leyes contra los feminicidios,
las cifras son desgarradoras. En sus 25 países, se producen casi 2.100
asesinatos de mujeres al año por razón de género, al menos 12 cada día,
según los últimos datos (de octubre) de la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (Cepal).
Las Mujeres somos carne de cañón para los Hombres. Siempre hay una duda que les ronda por la cabeza, Es terrible ver, oir como se defienden esos hombres que violaron en los San Fermines, repiten como un mantra que ella consintió. Hasta cuando tenemos que oir que nos pegan que nos hacen la vida imposible que da igual "orden de alejamiento" ellos son esa sociedad masculina machista de la que nos defendemos desde que tenemos uso de razón, desde que la propia policía decia, mejor no lo denuncies porque al llegar a casa te volverá a pegar, daños psicológicos que empiezan dañando tu autoestima hasta que harta ya te quieres ir de su lado y es cuando empiezan los maltratos de insultos y palizas. Muchos años llevamos con la lucha feminista , muchos, aunque haya hombres que se burlan de esa lucha e implicaciones, no solo ya que te paguen menos por el mismo trabajo que hacen ellos sino que te califican de fea, de lo que les de la gana y la mayoría de las veces hacemos nuestro trabajo mejor, pero no porque seamos mujeres, igual es que estamos mas cualificadas, igual nos podemos arreglar mejor pero no precisamente para que nos vean mejor esos hombres ,sino porque nos gusta a nosotras mismas cuidar nuestro aspecto como deferencia a nuestra tarea y a una misma. entonces somos "putas", que llevamos tacones y nos vestimos como queremos, sabemos que cada lugar tiene una apariencia. Da Igual, no voy a repetir las mujeres que están en la Rae ni las que reciben el "Cervantes" echen ustedes las cuentas. Premios y más premios para los muchachos alegres de la patría que se escudan detrás de las mujeres. De las !ºs damas solo describen su vestuario o peinado, si repiten o no modelito...Sus esposos van a alguna tarea política o de representación. Las esposas van a que las vean. Y aquí iría el Poema de Sor Inés de La Cruz; Hombres necios que acusais a la mujer su largueza sin saber que sois la causa etc etc, Que la busquen los Hombres y se la apliquen. Y están los que les duele en el alma lo de género y genera, como mi arturito que leo todas su obras y sus artículos y es un misogeno, pero ese es mi problema. y mi contradición. Las Mujeres de esos paises que viven del hambre, que son pobres, no que estén en el umbral...no, es que son pobres. y como una mujer haga lo que sea la matan a pedradas la enrejan en vida para que solo vean el mundo a trocitos, tienen que ir tapadas con velo o enteras....en fin , que triste estos dias contra la lucha de lo que sea Mientras haya un dia que recuerde es que quizás nos olvidamos con frecuencia que cada dia se abre un telediario con una mujer asesinada.