Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

1 nov 2016

El legado del anarquismo...................................................... Julián Casanova

El 4 de noviembre de 1936, hace ahora 80 años, sucedió un hecho trascendental e irrepetible: anarquistas entraron en el Gobierno de una nación.

La CNT en el Gobierno de la República. De izquierda a derecha, los ministros Bernardo Giner de los Ríos del partido Unión Republicana y Federica Montseny y Juan García Oliver de la FAI.
El 4 de noviembre de 1936, hace ahora 80 años, cuatro dirigentes de la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) y de la FAI (Federación Anarquista Ibérica) —Federica Montseny, Juan García Oliver, Joan Peiró y Juan López— entraron en el nuevo Gobierno de la República en guerra presidido por el socialista Francisco Largo Caballero 
. Era un "hecho trascendental", como afirmaba ese mismo día Solidaridad Obrera, el principal órgano de expresión libertario, porque los anarquistas nunca habían confiado en los poderes de la acción gubernamental, su objetivo siempre había sido abolir el Estado, con su prédica del antipoliticismo y de la acción directa, y porque era la primera vez que eso ocurría en la historia mundial
. Anarquistas en el Gobierno de una nación: un hecho trascendental e irrepetible.


Desde que Giuseppe Fanelli llegó a España en noviembre de 1868 hasta el exilio de miles de militantes en los primeros meses de 1939, el movimiento anarquista protagonizó una frenética actividad propagandística, cultural y educativa; de huelgas e insurrecciones; de terrorismo y de violencia; de revoluciones abortadas y sueños igualitarios.
El anarquismo arrastró tras su bandera roja y negra a sectores populares diversos y muy amplios. 
Arraigó con fuerza en sitios tan dispares como la Cataluña industrial, en donde además, hasta la Guerra Civil, nunca había podido abrirse paso el socialismo organizado, y la Andalucía campesina. 
Si se convirtió tras la Primera Guerra Mundial, de forma extraordinaria, en un movimiento de masas —el único país de Europa en que eso sucedió— fue porque supo construir toda un red cultural alternativa, proletaria y campesina, de “base colectiva”. Pero como en ese recorrido le acompañó a menudo la violencia, su leyenda de honradez, sacrificio y combate, cultivada durante décadas por sus seguidores, fue siempre cuestionada por sus enemigos, a derecha e izquierda, que resaltaron la afición de los anarquistas a arrojar la bomba y empuñar el revolver.
Acabada la guerra, las cárceles, las ejecuciones y el exilio metieron al anarquismo en un túnel del que no volvería a salir.
 Mas no fueron solo la larga dictadura y la represión las que se lo tragaron y le impidieron volver, renacer tras la muerte de Franco, para convertirse ya un movimiento residual durante la consolidación de la democracia. 
España experimentó desde la década de los sesenta cambios económicos importantes, con un notable impacto en la sociedad.
 La distancia existente entre 1939 y los primeros años de la transición parecía insalvable.
Había emergido una nueva cultura política y sindical. Se había impuesto la negociación como forma de institucionalizar los conflictos. 
 Nuevos movimientos sociales y nuevos protagonistas habían sustituido a los de clase, a los de esa clase obrera a la que se le asignaba la misión histórica de transformar la sociedad.
 El proletariado rural había descendido considerablemente y ya no protagonizaba huelgas.
 El analfabetismo se había reducido de forma drástica y ya no era, como se declaraba en el Congreso de la CNT de 1931, esa "lacra (...) que tiene hundido al pueblo en la mayor de las infamias".
Los factores ambientales y culturales que habían permitido en épocas anteriores la apelación a mitos ancestrales y mesiánicos, eso que Gerald Brenan llamaba la "religiosidad al revés", fáciles de reconocer en el anarquismo pero también en otros movimientos obreros de tipo marxista, eran ya historia. 
Aquel Estado débil, que había posibilitado la ilusión y el sueño de que las revoluciones dependían solo de las intenciones revolucionarias de obreros y campesinos, se había mudado en uno más fuerte, eficaz e intervencionista.
 El consumo hacía milagros: permitía al capital extenderse y a los obreros mejorar su nivel de vida.
 Sin el antipoliticismo, y con obreros que abandonaban el radicalismo ante la perspectiva de mejoras tangibles e inmediatas, que preferían el coche y la nevera al altruismo y al sacrificio por la causa, el anarquismo flaqueaba, dejaba de existir.

Pero, pese a que hoy el anarquismo sea solo historia, muy denigrada por otras ideologías y partidos parlamentarios, no hay ninguna duda de la validez y actualidad de algunos de sus planteamientos, como su crítica al Estado, al poder político y a las imágenes distorsionadas que siempre se transmiten desde arriba sobre el desorden y el espontaneísmo.
 Los anarquistas siempre pensaron que el Estado no podía hacer iguales a las personas y no parece que estuvieran muy equivocados, si vemos los resultados del comunismo en la Unión Soviética y en otros países.
 Nunca intentaron poner en marcha vastos proyectos de ingeniería social, como hicieron el comunismo y el fascismo, con las consecuencias que también conocemos.
 No fue la historia del anarquismo un lecho de rosas, pero hubo en ella algo más que bombas y pistolas.
Julián Casanova es catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza y Visiting Professor de la Central European University de Budapest.

 

Javier Marías: “La prosa de Banville es la mejor que existe en inglés”


1. ¿Qué es lo que más ha cambiado en su oficio en 25 años?
Poco ha cambiado mi manera de trabajar, ya que yo sigo con mi máquina eléctrica y mis correcciones a mano
. Lo que sí ha cambiado más es la recepción por parte de los lectores de lo que se escribe y publica. 
En España, en concreto, ha habido un deliberado rebajamiento de la cultura y de la literatura por parte de los poderes públicos, notablemente de los gobiernos de Aznar y Rajoy. 
En 1991 los españoles aún querían saber más, y ser más cultos, y sentían mayor curiosidad por lo que los escritores tenían que decirles. 
Hoy hay una gran parte de la población satisfecha de su ignorancia y de su desdén, a la que se ha animado a la pereza intelectual y mental e incluso al embrutecimiento consentido.
 Obras que en los años noventa tuvieron gran éxito y aceptación es posible que hoy pasaran inadvertidas, de haberse publicado, eso, hoy.
 
Obras que en los años noventa tuvieron gran éxito y aceptación es posible que hoy pasaran inadvertidas, de haberse publicado, eso, hoy. 2. ¿Qué obra obra, tendencia autor o autora destacaría de este cuarto de siglo?

W.G. Sebald. Por desgracia murió poco después de ser conocido y no le dio tiempo a escribir muchos libros. Los que dejó, sin embargo, han tenido gran influencia y han sobrevivido al paso del tiempo, que hoy pasa más rápido que nunca. En lengua española, destacaría sobre todo al mexicano Juan Villoro, con su capacidad para metamorfosearse y su voz siempre original. Julian Barnes sigue siendo interesante siempre. Unas veces más y otras menos, pero siempre interesante.
 Y la prosa de John Banville (no tanto la de Benjamin Black) es quizá la mejor que existe en inglés.
3. ¿Qué o quién parecía prometer y se ha frustrado?
Siempre me pareció absurdo que se propugnara una literatura en torno a Internet.
 Ya nos hemos olvidado de que durante años se habló de ella como el futuro insoslayable. 
Me parecería tan absurdo como si en su día se hubiera propugnado una literatura en torno al teléfono.
 Ya ven ustedes en qué ha quedado eso.

4. ¿De qué y de quién hablaremos dentro de 25 años?
No tengo la menor idea. Veinticinco años son demasiado pocos en literatura.
 En ella casi nada se queda definitivamente en la memoria de la humanidad hasta pasados cien, a veces doscientos años.
 No olvidemos que Shakespeare fue desdeñado durante casi todo el siglo XVIII, y que casi hasta el XIX no se vio la dimensión profunda del Quijote, que largo tiempo fue una obra cómica y nada más. 
Lo es, pero también algo más, ¿o no?

Kim Kardashian vuelve a Facebook

La celebridad comparte tres publicaciones en su perfil, la primera vez que da señales en las redes desde el atraco que sufrió en París.

Kim Kardashian, en la imagen que ha compartido en su perfil de Facebook.
La reina de las redes sociales ha vuelto. 
De manera discreta y no precisamente en Instagram, su plataforma preferida, pero Kim Kardashian ha vuelto a dar señales de vida en el mundo digital.
 Después de casi un mes en silencio y completamente alejada de los focos, la estrella de la telerrealidad ha compartido tres publicaciones en su perfil público de Facebook, donde acumula más de 29 millones de seguidores.
Desde que sufriera un atraco a mano armada el pasado 3 de octubre en París, la esposa de Kanye West había optado por apartarse totalmente de lo que más le gusta: la atención mediática y las redes sociales.
 Pero parece que Kardashian ha decidido volver a compartir detalles de su vida.
 En la primera publicación que ha hecho se ve a la celebridad sentada y muy concentrada en su móvil. "#LumeeCollab", es la etiqueta con la que ha acompañado la instantánea. 
Lumee es una marca de carcasas para móvil con iluminación con la que Kardashian suele trabajar, así que con esta foto da a entender que no solo ha vuelto a las redes sociales , sino también a su trabajo, después de que cancelara algunas apariciones públicas tras el robo sufrido en la habitación del hotel en el que se hospedaba en la capital gala.
 
La imagen ha acumulado más de 23.000 ‘me gusta’ y se ha compartido más de 2.000 veces.
 Sus seguidores no han tardado en enviarle mensajes de apoyo. “Hemos extraños tus posts.
 Esperamos que todo marche bien en tu vida tras todo lo que te ha sucedido”, escribe Jaz Waetford, fan de la estrella. 
Mientas que Maribel Veronica, otra de sus seguidoras, asegura sentirse muy feliz de ver a su ídolo de vuelta.
Por supuesto también ha aprovechado su regreso a Facebook para hacer publicidad a su blog.
 Su segunda publicación iba dedicada a Halloween.
 “¿Necesitas un disfraz de última hora?”, preguntó la estrella, de 36 años. El link redirecciona a una entrada escrita en su página web por Stephanie Sheppard, su asistente personal.
Aunque sus millones de seguidores no le han dejado de enviar mensajes de apoyo y le dan la enhorabuena por haber regresado a las redes, hay quienes son más escépticos y aseguran que es su asistente personal quién está alimentado su perfil en Facebook. “Estos post son escritos y compartidos por su asistente personal y sus seres cercanos. 
Ellos ya dijeron que asistirían a Kim en sus diferentes redes sociales”, escribe una usuaria en el perfil de Kardashian.
Sus cuentas en Instagram, Snapchat y Twitter no muestran ninguna actualización desde el pasado octubre. 
Las otras redes tendrán que esperar un poco más para ver de nuevo a su reina haciendo honor a su título.
 Por el momento, sus más fieles seguidores ya se dan por servidos.

 

Por qué Jackie Kennedy casi no se casa con su vestido de novia.............................. Nuria Luis

Una exposición en el FIT de Nueva York rinde un justo homenaje a Ann Lowe, la diseñadora negra que realizó el vestido y que pasó grandes penurias para entregarlo a tiempo.

Por qué Jackie Kennedy casi no se casa con su vestido de novia
Vestida de negro y con un sombrero para cubrir su "delgado cabello", así era el uniforme de Ann Lowe.
Foto: Tumblr omgthatdress/Cordon Press
Si una novia debe sentir su vestido de boda como una segunda piel, Jaqueline Bouvier estuvo lejos de esa impresión.
 “Parece una pantalla de lámpara” se rumorea que comentó sobre el traje con el que dio el “sí quiero” a J.F Kennedy un 12 de septiembre de 1953 en Newport, Rhode Island.
 Crónicas de la época pasarían de puntillas sobre su autora: “El vestido fue diseñado por una diseñadora negra, Ann Lowe”.
 A los ciudadanos de a pie poco les podía decir ese nombre, pero esta mujer fue el secreto mejor guardado de la élite norteamericana a mediados de s. XX.
El vestido de novia que Ann Lowe diseñó para Jackie, uno de los más icónicos de la historia, poco tenía que ver con el que la futura primera dama tenía en mente.
 Frente al diseño minimalista y de líneas rectas al que aspiraba, se acabó casando por imposición familiar, según recogía Time, con uno mucho más tradicional. 
La fastuosidad de la ceremonia, que llegó a reunir a más de 900 invitados, debía hacerse también patente sobre la tela: 45 metros de tafetán de seda en color marfil envolvían el cuerpo de Jackie, con un corpiño decorado con dobladillos entrelazados y rematado en un escote retrato.
 La enorme falda, ahuecada, incluía pequeñas flores de cera. 
El velo de encaje de su abuela y un ramo de gardenias y orquídeas remataban el estilismo nupcial.
El encargo del vestido fue obra de la madre de Jackie, Janet Auchincloss.
 Lowe estaba entusiasmada: debía vestir a una socialité en potencia, a su madre, y a todo su elenco de damas de honor, que llevarían piezas en falla de seda rosa y satén rojo.
 Pero los conjuntos casi no ven la luz del sol: Diez días antes de la boda se rompió una tubería que inundó el estudio la diseñadora en Madison Avenue (Nueva York) y arruinó diez de los quince vestidos que debían lucirse en la ceremonia.
 ¿De dónde iba a sacar la diseñadora tantos metros de tela? 


Por qué Jackie Kennedy casi no se casa con su vestido de novia

Una exposición en el FIT de Nueva York rinde un justo homenaje a Ann Lowe, la diseñadora negra que realizó el vestido y que pasó grandes penurias para entregarlo a tiempo.

Por qué Jackie Kennedy casi no se casa con su vestido de novia
Vestida de negro y con un sombrero para cubrir su "delgado cabello", así era el uniforme de Ann Lowe.
Foto: Tumblr omgthatdress/Cordon Press

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El vestido de Jackie Kennedy, diseñado por Ann Lowe.
Foto: Tumblr Omgthatdress
Afortunadamente, su proveedor tenía suficiente material extra como para poder sustituirlos.
 Lowe y su equipo trabajaron día y noche. 
El vestido de novia, que llevó ocho semanas hacerlo, quedó listo en dos días de corte y tres de confección.
 Ese viernes, Ann Lowe cogió un barco con los vestidos y partió rumbo hacia Newport.
 Janet nunca supo que el vestido de novia, adquirido por unos 500 dólares (unos 4.000 al cambio de hoy), no compensó las pérdidas de 3.200  que costó rehacer todo. Y a mayores, prácticamente sin ninguna mención.
A Ann Lowe la boda de Jackie Kennedy terminó por salirle muy cara. 
Pero no fue jugarse todo a una sola carta.
 La exclusividad era marca de la casa y se apreciaba tanto en las suntuosas telas que utilizaba como en la selecta clientela a la que vestía.
 Los Dupont, los Rockefeller o los Auchincloss (a la que pertenecía el padrastro de Jackie) eran solo algunas de las familias que engrosaban las cifras de su negocio.
 La propia Ann Lowe solo apuntaba en una única dirección: “No estoy interesada en coser para un ‘café society’ o para escaladores sociales.
 No sirvo a una Mery o una Sue. Coso para el Registro Civil” comentó para la revista Ebony en diciembre de 1966. 
Ella se refería a ese largo listado de familias aristocráticas que representaban la florinata de la sociedad estadounidense.
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Las flores tridimensionales eran una de sus especialidades, como se puede ver en este vestido de boda de 1968 incluido en la muestra ‘Black Fashion Designers’ del Fit de Nueva York.
Foto: Cortesía del FIT Museum
Su madre murió cuando ella tenía dieciséis años, dejándole con cinco hermanos y cuatro vestidos de baile que había que terminar para la mujer del gobernador de Alabama.
 Un encargo que sirvió para aupar su carrera.
 Aspiraba a ser mucho más que una costurera, y ni las clases segregacionistas de costura ni sus matrimonios, que desaprobaban su ambición, pudieron con su sueño. 
Ambos fracasaron porque antepuso su carrera a todo lo demás: “Mi segundo marido me dejó porque dijo que quería una mujer real, no una que estuviese saltando de la cama para bocetar vestidos” comentaba entre risas para Ebony
Con 20.000 dólares ahorrados, se mudó a Nueva York con su hijo Arthur, que le ayudó a llevar el negocio.
 Años después él moriría en un accidente de coche.
No había dos diseños de Lowe iguales. 
“Sus vestidos valen más de lo que cuestan” dijo uno de sus clientes. Y esa fue su perdición. 
 A Ann le interesaba mucho más el proceso creativo de los vestidos que el propio precio. 
No era precisamente una mujer de negocios, y esto le llevó a la bancarrota: “Me di cuenta demasiado tarde que los vestidos que vendía por 300 dólares a mí me costaban 450” recogía Ebony. Sus amigos de tiendas como Neiman-Marcus le prestaron dinero para que pudiera seguir abierta, pero un día se levantó con una deuda de más de 10.000 dólares.
 Su salud también era muy delicada: había perdido un ojo por un glaucoma y bocetaba a través de las manos de un ilustrador que plasmaba sus ideas sobre el papel. 
Murió en un piso del barrio de Queens, a los 82 años.

Varios de los diseños de Lowe se encuentran en la colección permanente del Smithsonian Institution de Washington. 
A partir del 6 de diciembre, el museo FIT de Nueva York promete hacerle un pequeño homenaje de mano de la exposición ‘Black Designers’. 
Un reconocimiento a una de las diseñadoras norteamericanas olvidadas que también merece su hueco en la historia.
smithsonian

Olivia de Havilland recogió su Oscar en 1947 con un vestido de la diseñadora.
Foto: Tumblr Jodockerys

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