1. ¿Qué es lo que más ha cambiado en su oficio en 25 años?
Poco ha cambiado mi manera de trabajar,
ya que yo sigo con mi máquina eléctrica y mis correcciones a mano
. Lo
que sí ha cambiado más es la recepción por parte de los lectores de lo
que se escribe y publica.
En España, en concreto, ha habido un
deliberado rebajamiento de la cultura y de la literatura por parte de
los poderes públicos, notablemente de los gobiernos de Aznar y Rajoy.
En
1991 los españoles aún querían saber más, y ser más cultos, y sentían
mayor curiosidad por lo que los escritores tenían que decirles.
Hoy hay
una gran parte de la población satisfecha de su ignorancia y de su
desdén, a la que se ha animado a la pereza intelectual y mental e
incluso al embrutecimiento consentido.
Obras que en los años noventa
tuvieron gran éxito y aceptación es posible que hoy pasaran
inadvertidas, de haberse publicado, eso, hoy.
Obras que en los años noventa
tuvieron gran éxito y aceptación es posible que hoy pasaran
inadvertidas, de haberse publicado, eso, hoy.
2. ¿Qué obra obra, tendencia autor o autora destacaría de este cuarto de siglo?
W.G. Sebald. Por desgracia murió poco
después de ser conocido y no le dio tiempo a escribir muchos libros. Los
que dejó, sin embargo, han tenido gran influencia y han sobrevivido al
paso del tiempo, que hoy pasa más rápido que nunca. En lengua española,
destacaría sobre todo al mexicano Juan Villoro, con su capacidad para
metamorfosearse y su voz siempre original. Julian Barnes sigue siendo
interesante siempre. Unas veces más y otras menos, pero siempre
interesante.
Y la prosa de John Banville (no tanto la de Benjamin Black)
es quizá la mejor que existe en inglés.
3. ¿Qué o quién parecía prometer y se ha frustrado?
Siempre me pareció absurdo que se
propugnara una literatura en torno a Internet.
Ya nos hemos olvidado de
que durante años se habló de ella como el futuro insoslayable.
Me
parecería tan absurdo como si en su día se hubiera propugnado una
literatura en torno al teléfono.
Ya ven ustedes en qué ha quedado eso.
4. ¿De qué y de quién hablaremos dentro de 25 años?
No tengo la menor idea. Veinticinco años
son demasiado pocos en literatura.
En ella casi nada se queda
definitivamente en la memoria de la humanidad hasta pasados cien, a
veces doscientos años.
No olvidemos que Shakespeare fue desdeñado
durante casi todo el siglo XVIII, y que casi hasta el XIX no se vio la
dimensión profunda del Quijote, que largo tiempo fue una obra cómica y
nada más.
Lo es, pero también algo más, ¿o no?
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