El paso del cometa Halley dejará una estela de hasta 23 meteoros por hora.
Las Oriónidas, la lluvia de estrellas fugaces
motivada al atravesar la Tierra la cola del famoso cometa 1P/Halley,
podrán verse con especial intensidad desde esta misma noche en todo el
mundo. Estas estrellas, que reciben su nombre porque parecen proceder de
la famosa constelación de Orión, podrán observarse a simple vista, sin
necesidad de telescopio, aunque la luz de la Luna menguante no lo pondrá
fácil.
Los expertos calculan que podrán verse entre 23 y 25 meteoros por hora cruzando el cielo, especialmente esta noche, a una velocidad de 66 kilómetros por segundo.
Los meteoros ya son visibles, aunque con menor intensidad, desde el 2 de octubre y será posible seguir observándolos hasta el 7 de noviembre.
Ese es el tiempo que la Tierra tarda en atravesar la cola o estela del Halley, cuyo último paso observado data de 1986.
La Luna menguante dificultará la visión de la lluvia de estrellas, por lo que es posible esperar unos días a que el satélite ilumine menos para observar los meteoros, aunque la lluvia ya no será tan intensa.
En cualquier caso, lo recomendable es buscar un lugar abierto y oscuro alejado de la iluminación de las ciudades y esperar bien abrigados hasta ver algún meteoro.
La órbita del célebre cometa Halley (1P/Halley) cruza a la terrestre en dos puntos diferentes, por lo que da lugar a dos lluvias de meteoros distintas, las η-Acuáridas de mayo y las Oriónidas de noviembre.
El caso del Halley no es común si lo comparamos con el resto de progenitores de las lluvias, pues normalmente las trayectorias del cometa y la Tierra solo se cruzan en una ocasión, como ocurre con el resto de lluvias, como por ejemplo las Leónidas, generada por el cometa 55P/Tempel-Tuttle, y que serán observables en noviembre.
La gran mayoría de lluvias de meteoros pueden ser clasificadas como cometarias, aunque algunas tienen un origen asteroidal.
Las "estrellas fugaces" son pequeñas partículas de polvo, algunas menores que granos de arena, que van dejando los cometas o asteroides a lo largo de sus órbitas alrededor del Sol.
La nube de partículas resultante, debido al deshielo producido por el calor solar, se dispersa por la órbita del cometa y es atravesada por nuestro planeta en su órbita alrededor del Sol.
Dichas partículas de polvo se desintegran al entrar a gran velocidad en la atmósfera terrestre, creando los conocidos trazos luminosos que reciben el nombre científico de meteoros.
Los expertos calculan que podrán verse entre 23 y 25 meteoros por hora cruzando el cielo, especialmente esta noche, a una velocidad de 66 kilómetros por segundo.
Los meteoros ya son visibles, aunque con menor intensidad, desde el 2 de octubre y será posible seguir observándolos hasta el 7 de noviembre.
Ese es el tiempo que la Tierra tarda en atravesar la cola o estela del Halley, cuyo último paso observado data de 1986.
La Luna menguante dificultará la visión de la lluvia de estrellas, por lo que es posible esperar unos días a que el satélite ilumine menos para observar los meteoros, aunque la lluvia ya no será tan intensa.
En cualquier caso, lo recomendable es buscar un lugar abierto y oscuro alejado de la iluminación de las ciudades y esperar bien abrigados hasta ver algún meteoro.
La órbita del célebre cometa Halley (1P/Halley) cruza a la terrestre en dos puntos diferentes, por lo que da lugar a dos lluvias de meteoros distintas, las η-Acuáridas de mayo y las Oriónidas de noviembre.
El caso del Halley no es común si lo comparamos con el resto de progenitores de las lluvias, pues normalmente las trayectorias del cometa y la Tierra solo se cruzan en una ocasión, como ocurre con el resto de lluvias, como por ejemplo las Leónidas, generada por el cometa 55P/Tempel-Tuttle, y que serán observables en noviembre.
La gran mayoría de lluvias de meteoros pueden ser clasificadas como cometarias, aunque algunas tienen un origen asteroidal.
Las "estrellas fugaces" son pequeñas partículas de polvo, algunas menores que granos de arena, que van dejando los cometas o asteroides a lo largo de sus órbitas alrededor del Sol.
La nube de partículas resultante, debido al deshielo producido por el calor solar, se dispersa por la órbita del cometa y es atravesada por nuestro planeta en su órbita alrededor del Sol.
Dichas partículas de polvo se desintegran al entrar a gran velocidad en la atmósfera terrestre, creando los conocidos trazos luminosos que reciben el nombre científico de meteoros.