Los correos del jefe de inspección, José Casaus, advertían insistentemente en abril de 2011 "las acciones del banco valdrán cada día menos" por la deuda.
Los correos internos del Banco de España, solicitados por Andrés Herzog, abogado de la Confederación Intersindical de Crédito (CIC) —que se persona como acusación en el caso Bankia—,
pueden dar un vuelco al proceso judicial. José Casaus, el que fuera
jefe de la inspección de Caja Madrid y después de Bankia, afirmaba en
2011 en un correo entregado ahora por el Banco de España al juzgado que
el problema de financiación de BFA, la matriz de Bankia, era de tal
magnitud que contaminaría a su filial, "por lo que cada día, sus
acciones valdrán menos".
El banco, insistió varias veces, no era viable y los contribuyentes pagarían las pérdidas si no buscaban otro modelo.
El banco, insistió varias veces, no era viable y los contribuyentes pagarían las pérdidas si no buscaban otro modelo.
Los correos internos del Banco de España, solicitados por Andrés Herzog, abogado de la Confederación Intersindical de Crédito (CIC) —que se persona como acusación en el caso Bankia—,
pueden dar un vuelco al proceso judicial. José Casaus, el que fuera
jefe de la inspección de Caja Madrid y después de Bankia, afirmaba en
2011 en un correo entregado ahora por el Banco de España al juzgado que
el problema de financiación de BFA, la matriz de Bankia, era de tal
magnitud que contaminaría a su filial, "por lo que cada día, sus
acciones valdrán menos". El banco, insistió varias veces, no era viable y
los contribuyentes pagarían las pérdidas si no buscaban otro modelo.
El 8 de abril de 2011 escribió un mensaje a uno de sus superiores,
Pedro Comín, en el que explicaba que el diseño de separar el banco malo y
dejarlo en la matriz BFA, para sacar al parqué los activos mejores,
Bankia, no daría resultado.
Casaus aseguraba que la enorme cantidad de "suelo sobrevalorado en BFA, que son ilíquidos, hará que cada día el grupo valga menos y las acciones de Bankia también".
También anticipó que si se continuaban con la salida a Bolsa habría "nacionalización de las pérdidas", es decir, aclaraba, "pérdidas para el contribuyente".
El salvamento del grupo ha requerido 22.424 millones de euros del contribuyente.
Este informe que se hizo mucho antes de que eld esastre ocurriera, llegó a las más altas instancias del Banco de España, dirigido entonces por Miguel Fernández Ordóñez, además de a los propios gestores, se supone, que son los primeros responsables de esta situación.
Los correos también hablan de los inversores minoristas que tenían preferentes y deuda subordinada y apuntaba, con gran visión de futuro, que "para no dejarlo tirados, habrá que socializar las pérdidas.
Habremos perdido meses y años".
Con esta frase estaba denunciando que incluso en los activos de Bankia había acreedores que no devolvían sus préstamos, pero la entidad no los apuntaba como morosos para no estropear las cifras. Otras entidades nacionalizadas, como Catalunya Caixa, también hizo esta peligrosa práctica. Su resumen es claro con respecto a la matriz de Bankia, BFA: "no es viable económicamente ni financieramente.
Se pregunta cómo se va a pagar los miles de millones avalados por el Estado en 2103, a su vencimiento.
Casaus comentaba que toda la esperanza era vender acciones de Bankia cuando cotizara, pero cuestiona el sistema:
"¿A qué precio?", para hacer frente a tanta deuda.
Ni siquiera, dice, colocando los 10.000 millones de deuda española en el BCE se podría obtener recursos suficientes.
Casaus describe un grupo camino del desastre, excepto si llega "un comprador extranjero" que pueda hacer frente a la terrible situación.
El jefe de la inspección alertaba también: "el banco cotizado no es
tan bueno y una gran parte de sus resultados contables vendrá del
devengo de promotores dudosos no contabilizados como dudosos".
Casaus aseguraba que la enorme cantidad de "suelo sobrevalorado en BFA, que son ilíquidos, hará que cada día el grupo valga menos y las acciones de Bankia también".
También anticipó que si se continuaban con la salida a Bolsa habría "nacionalización de las pérdidas", es decir, aclaraba, "pérdidas para el contribuyente".
El salvamento del grupo ha requerido 22.424 millones de euros del contribuyente.
Este informe que se hizo mucho antes de que eld esastre ocurriera, llegó a las más altas instancias del Banco de España, dirigido entonces por Miguel Fernández Ordóñez, además de a los propios gestores, se supone, que son los primeros responsables de esta situación.
Los correos también hablan de los inversores minoristas que tenían preferentes y deuda subordinada y apuntaba, con gran visión de futuro, que "para no dejarlo tirados, habrá que socializar las pérdidas.
Habremos perdido meses y años".
Con esta frase estaba denunciando que incluso en los activos de Bankia había acreedores que no devolvían sus préstamos, pero la entidad no los apuntaba como morosos para no estropear las cifras. Otras entidades nacionalizadas, como Catalunya Caixa, también hizo esta peligrosa práctica. Su resumen es claro con respecto a la matriz de Bankia, BFA: "no es viable económicamente ni financieramente.
Se pregunta cómo se va a pagar los miles de millones avalados por el Estado en 2103, a su vencimiento.
Casaus comentaba que toda la esperanza era vender acciones de Bankia cuando cotizara, pero cuestiona el sistema:
"¿A qué precio?", para hacer frente a tanta deuda.
Ni siquiera, dice, colocando los 10.000 millones de deuda española en el BCE se podría obtener recursos suficientes.
Casaus describe un grupo camino del desastre, excepto si llega "un comprador extranjero" que pueda hacer frente a la terrible situación.