Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

2 oct 2016

“Adelaida García Morales no protagoniza mi libro”..................................................... José Ángel Montañés

Elvira Navarro presenta su novela en Barcelona tras las acusaciones de Víctor Erice-

La escritora Adelaida García Morales en 1990.
Adelaida García Morales es el motivo, pero no es la protagonista de mi libro, que son dos cosas distintas. 
Ella pone en marcha el conflicto de las protagonistas y solo la utilizo como paradigma para reflexionar sobre la precariedad y la construcción de identidad”, explicó ayer Elvira Navarro (Huelva, 1978), autora de Los últimos días de Adelaida García Morales (Random House) durante la presentación del libro en Barcelona.
Desde que la novela se publicó el 22 de septiembre, el acto estaba previsto que se realizaría en la librería Nollegiu del Poblenou, pero nadie esperaba que coincidiera con el artículo que el cineasta Víctor Erice publicó ayer en Babelia—suplemento cultural de EL PAÍS— en el que acusaba a Navarro de “apoderarse del nombre y apellidos de la escritora”, de utilizar “de forma descarnada las vidas ajenas”, de “banalizar su memoria como escritora y su identidad como ser humano”, dando una imagen “esperpéntica y estrafalaria que nada tiene que ver con el carácter, el aliento y el humor” de la escritora fallecida hace justo dos años, además de advertirle de las “consecuencias morales que su proceder pudiera causar en terceras personas”, entre otras afirmaciones que escribe el que fue marido de Adelaida García Morales.
 
“Sabía que me estaba metiendo en un terreno pantanoso.
 Podía haber hecho una biografía pero no soy una estudiosa y como creadora no me interesaba”, prosiguió Navarro; que insistió en que su libro es una ficción.
 “Entiendo el enfado pero no la reacción airada de Erice, porque en el libro explico por todas partes que es una ficción.
 Otra cosa sería que no lo hubiera advertido, pero lo pone en la cubierta y en dos ocasiones más de forma explícita, no podía ponerlo en cada una de las páginas”, explicó Navarro, nerviosa tras el revuelo que ha levantado su último libro.
 “Yo pensaba que no le interesaría a nadie y que pasaría sin pena ni gloria, pero no”.
La novela de Navarro arranca con un hecho real, la petición de Adelaida García Morales, dos meses antes de fallecer en una oficina de la localidad sevillana de Dos Hermanas, de 50 euros para poder visitar a su hijo en Madrid, un dinero que se le negó.
 Esta anécdota que le contaron a Navarro sirve para “inventar” la historia de dos mujeres, una realizadora de un documental y una concejala de cultura, obsesionadas con la escritora y saberlo todo de ella.

Un pretendido homenaje

“Todo lo que utilizo en mi novela aparece en Internet, yo no desvelo nada. 
No entiendo lo que ha pasado, porque pensaba que estaba claro lo que era verdad y lo que era ficción, algo que he hecho para que no hubiera confusión, pero creo que ha habido cierto amarillismo en el tratamiento de mi libro en la prensa desde que se dijo que se publicaría”, explicó la autora.
“Yo quería hacerle un homenaje a Adelaida García Morales ya que no se hablaba de ella en absoluto.
 No tenía sentido que yo hubiera puesto otro nombre como Paquita Martínez [nombre que menciona Erice en su artículo]. 
Sabía que me arriesgaba al hacer una ficción sobre un personaje real, pero quería homenajearla”, volvió a repetir la autora del libro que ella describe como “nada emocional y que roza el ensayo” porque, asegura, hay una relectura de la película El Sur, de Víctor Erice y la novela homónima que escribió García Morales.
 “Volvería a escribirla igual.
 Asumo que lo que ha pasado podía pasar, pero lo volvería a hacer”, remachó Navarro.

 

“Todo lo que toca el dinero pierde su sustancia”.................................................... Gregorio Belinchón

El director estrena 'Un monstruo viene a verme', su defensa del poder del arte para sanar.

Juan Antonio Bayona, en el rodaje de 'Un monstruo viene a verme'.
Pocos directores viven por y para el cine como Juan Antonio García Bayona (Barcelona, 1975), para el gran público Juan Antonio Bayona y para sus amigos, sencillamente Jota.
 Esa pasión de 24 horas al día siete días a la semana le ha llevado a tomarse muy en serio cualquier cambio legislativo para la industria, a defender el talento de los técnicos españoles con los que habitualmente trabaja y a soltar discursos como el que realizó ante el entonces ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, al recoger el Premio Nacional de Cinematografía en 2013. En aquel momento Bayona ya estaba tramando Un monstruo viene a verme, que se estrena en España el próximo viernes.
 “La película reflexiona sobre el arte como algo sanador, y eso, en un filme de gran presupuesto [esta ha costado 30 millones de euros] hoy en día es inaudito.
 Defiendo que el arte puede curar. 
Y en eso pensaba justo cuando recogí el premio. Está todo conectado. Porque Un monstruo viene a verme es mi trabajo más personal”.
 Pero la situación política y educativa que atacó con aquel discurso no ha cambiado. "Cierto, pero ellos se irán, ya se están yendo, y nosotros continuaremos aquí contando historias".
 Curiosamente, la génesis y la plasmación de esta historia ha dado innumerables y, algunas, trágicas vueltas.
 Un monstruo viene a verme fue concebida por la escritora inglesa Siobhán Dowd. 
Tenía claros los personajes, la premisa y el arranque, pero un cáncer de mama acabó con su vida en agosto de 2007.
 Ante la rapidez del avance de su enfermedad y la imposibilidad de redactarla, se la contó a su editor, y este se la pasó, fallecida la autora, a otro escritor, Patrick Ness.
 El resultado es una maravillosa y desoladora novela, con ilustraciones de Jim Kay, publicada en mayo de 2011. 
Es decir, ha mutado de mano en mano hasta que cayó en las de Bayona, que se enganchó a la historia de Conor, un niño inglés que sufre acoso escolar, su madre se está muriendo de cáncer, su padre ha formado una nueva familia en Estados Unidos y solo le quedan cercanos una estricta abuela y un tejo de 11 metros que algunas noches se acerca a contarle historias tan siniestras como moralizantes.
 “En el fondo la película habla también de esa transmisión de información, de contar la verdad y a la vez de romper en añicos las cosas para dejar huella.
 Patrick ha escrito el guion y yo he reelaborado algunas cosas. Cada uno ha hecho su propia narración.
 El arte hace que venzamos simbólicamente a la muerte, y, como ejemplo, hoy estamos hablando de Siobhán”.
 En esa apropiación, el cineasta confiesa entre risas que muchas de las frases de la madre, encarnada por Felicity Jones, proceden en realidad de su propio padre.
 “Cuando vio la película me dijo: ‘Anda que no he dicho yo veces eso de... y lo de...”.
Bayona roza, como es habitual en él, la caída en el abismo del sentimentalismo en la pantalla.
 Como siempre, sale bien parado: “Utilizo el cine para expresar lo que no digo en la vida cotidiana”. Pues no para de enviarle mensajes a su madre, figura fundamental en su cine.
 “Bueno, le hago películas. Me funcionan como catarsis. Hay cierto prejuicio en convocar con el drama emociones en el espectador que no ocurre en otros géneros. 
Por ejemplo, en el terror. Nadie se queja de que un filme dé mucho miedo. 
 Solo me preocupa el respeto a los temas que toco, que en esta ocasión son delicados. 
Y por eso en Un monstruo viene a verme los momentos cumbre no tienen música”.
En Colossal, de Nacho Vigalondo, en Mi amigo el gigante, de Steven Spielberg, y en Un monstruo viene a verme se repite el mismo plano: una mano gigantesca atrapa al protagonista. ¿Casualidad? “Todas vienen del mismo sitio: el King Kong de 1933.
 De hecho nosotros lo mentamos en nuestro
 filme. 
Son imágenes icónicas que se quedan en tu inconsciente.
 Pero cuando usas como referencia ese plano lo importante no es la influencia sino para qué la usas. 
De verdad, lo fundamental es el discurso, lo que subyace. Al final, me interesa lo que queda con el tiempo, no el ahora”. Como el debate entre la emoción y la razón, que en pantalla se plasma en un reloj de pared.
 “Agradezco que las películas tengan capas y me hagan reflexionar”. 
Esas capas le proporcionaron críticas muy favorables en el festival de Toronto, plataforma de lanzamiento de su estreno estadounidense el 23 de diciembre.
 “Lo imposible no se estrenó en las mejores condiciones en EE UU. Hemos aprendido”.Fue una película angustiosa como lo fue el Orfanato. Siempre esa angustia ante situaciones que no sabemos resolver. Ayer volvi a ver las dos y reconozco que pasé miedo y angustia en el Orfanato, más que la 1º vez.

Tráiler de 'Un monstruo viene a verme'.
A pesar de esos 30 millones de euros de presupuesto, de contar con Felicity Jones, Sigourney Weaver o Liam Neeson en el reparto, y de su factura de superproducción, Bayona defiende la supremacía del arte sobre la industria en el cine: 
“Todo lo que toca el dinero pierde su sustancia. La verdad debe movernos a la hora de hacer cine.
 Claro que ruedo en inglés para poder levantar económicamente historias así. 
Y claro que me fijo en la taquilla, aunque en España la gente ya no va al cine.
 Pero el dinero nunca puede ser la razón de ser de un filme. Cuando acabe Jurassic World 2 [a estrenar en junio de 2018] haré un filme español.
 Luego, ya veremos. Como dice Guillermo del Toro: ‘Hay películas que haces por tu necesidad y otras te necesitan a ti”.

 

No se entiende nada.......................................................... Boris Izaguirre

Angelina Jolie y Brad Pitt, en una imagen de 2007.
Siempre pasa que después de un verano con mucha convivencia y tiempo para estar juntos, sobreviene el divorcio.
 Una de cada tres rupturas se produce en septiembre.
 Y ahora algunos miembros del PSOE han decidido divorciarse de Pedro Sánchez, deslumbrados por la noticia del divorcio de Brangelina. 
Pero conseguir un buen divorcio no es fácil. 
Pedro se mantiene fiel a su línea: “Un no es un no”. Lo que no se esperó es que le dijeran “no” a él.
Pareciera que medio distraído por el humo de la marihuana, Brad Pitt tampoco esperaba el no de Angelina. Y quizás Pedro Sánchez no supo estar atento a los vapores de los restaurantes de moda donde se saboreaba, entre plato y plato, su salida. 
En uno de esos nuevos restaurantes de la madrileña calle de Jorge Juan se reunían, aparte de las novísimas fortunas venezolanas que pueblan la zona, líderes históricos del PSOE para decidir cómo se cocinaban a Sánchez.
 Es que un divorcio, igual que un menú, se convierte en tema de conversación mucho antes que se decida.
 El de Sánchez puede que sea exprés, a lo mejor este mismo sábado hay otro u otra secretaria general.
 Pero los otros, como Brangelina o el de Belén Esteban con su exrepresentante, se dilaten para satisfacer la necesidad de contenidos de los programas.
 Y es que, afortunadamente para alguien, el divorcio o salida de Pedro Sánchez del PSOE se ha convertido en otro exitoso reality show, solo superado en audiencia por el talent show La Voz 4 
. Una pelea de reality contra talent.
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, esta tarde a su salida de la sede socialista de la calle Ferraz, en Madrid. EFE
 
Hacía tiempo que el PSOE no tenía tantas portadas y espacio en los medios. 
Y hacía tiempo que un divorcio hollywoodense no nos apasionaba. 
Tienen en común esa curiosa adrenalina que nos insuflan, incitándonos a hablar, opinar y a encender el televisor.
 Ese exquisito caos en el que nos someten, haciéndonos creer que sabemos todas las razones, las verdaderas, las decisivas de sus porqués.
 Esa capacidad de hacernos sentir en una montaña rusa, como el título del último disco de Dani Martín. 
 Así como oímos que Brad prefirió la marihuana a Angelina, especulamos, de una mesa a otra, con que la salida de Pedro permitirá que haya gobierno.
“Vendrá Susana y no habrá terceras elecciones”, escuchas. Y vendrá acompañada con Mariano del brazo.
 Si los abogados de Brad y Angelina están frotándose las manos, en algún lugar de La Moncloa Rajoy consume calorías pedaleando en su bicicleta estática antes de descorchar un albariño observando el reality retransmitido desde Ferraz. Eduardo Mendicutti, ese sabio escritor de Sanlúcar de Barrameda, argumentó en una reciente cena que Sánchez empezaba a parecer un personaje shakesperiano, un Coriolano que resiste y persiste en sus ideas aunque estas terminen devorándolo.
 No es una opinión que cale bien en sitios donde a Sánchez preferirían comérselo servido en una fuente de Pírex con una piña asada en la boca, uno de los platos estrella de esos nuevos restaurantes: secretario general asado al horno.
 ¡Ay, Pedro Sánchez! Cuando le vimos abandonar la sede del partido, en Madrid, sentado en la parte posterior del coche, arrugado más que abatido y con dos perchas en el asiento contiguo, una americana y una camisa, junto con su mochila, sentimos que Sánchez fue, en efecto, un pasajero, un mochilero con una muda por si pasaba algo urgente.
Claro que esas perchas y sus prendas afean la foto.
 Pero la explican y distraen la atención de ese gesto casi compungido y solitario del líder cuestionado.
 Al mismo tiempo, le dan un poquito de humanidad.
A veces de la humanidad no se entiende nada.
 O, por el contrario, entendemos demasiado. Desde el jueves sé más de la organización interna del Partido Socialista que nunca antes. 
Hay varios comités, reglamentos y estatutos.
 Choque de legitimidades y de protocolos. 
Cuando 17 miembros de la ejecutiva renuncian, esos comités se activan dramáticamente, como no podía ser de otra forma en un partido español. 
Entonces, todo ese pathos propulsa al partido a ser un gran reality y a hacerse más popular, como le gustaría a Felipe González.
Seguro que la popularidad de Brad sobrevive al divorcio de Angelina Jolie y su filmografía se valorará un poco más. Sánchez, también guapo, quizás será más recordado por esa foto con la ropa planchada y colgada en su coche que por ese “no es un no” que lo acercó a la puerta de salida.

 

Si María Antonieta viviera, vestiría de Rihanna...........................................................

La cantante presenta su segunda colección de Fenty x Puma en la pasarela en París.

Rihanna, en el desfile de su segunda colección para Puma. Getty Images

 Rihanna eligió París para presentar el miércoles por la noche su segunda colección en pasarela de Fenty x Puma con el argumento de que el diseño encajaba mejor en la ciudad de las luces que en Nueva York. 

Tras revelar sus propuestas como directora creativa de la firma deportiva, no es de extrañar su elección: si María Antonieta viviera, quizá vestiría las prendas de la cantante.

 Apostando por looks de un solo color entre los que destacaron el rosa pastel, el color piel, el verde caqui y algunos toques de lila, la de barbados pareció hacer alta costura con ropa deportiva.

 

Rihanna eligió París para presentar el miércoles por la noche su segunda colección en pasarela de Fenty x Puma con el argumento de que el diseño encajaba mejor en la ciudad de las luces que en Nueva York. 
Tras revelar sus propuestas como directora creativa de la firma deportiva, no es de extrañar su elección: si María Antonieta viviera, quizá vestiría las prendas de la cantante.
 Apostando por looks de un solo color entre los que destacaron el rosa pastel, el color piel, el verde caqui y algunos toques de lila, la de barbados pareció hacer alta costura con ropa deportiva.
Un sinfín de superposiciones en las que todo vale: capuchas y gorras, sudaderas y vestidos, impermeables que se convierten en vestido y anoraks hasta el suelo en tejidos quizás poco aptos para el deporte, como el satén, combinados con ajustados corsés.
 Sí, con corsés.
 Que no engañe el nombre de Puma: no se trata de ropa concebida para hacer deporte sino para formar parte de las creaciones de esta cantante que parece que todo lo que toca convierte en oro.
Una modelo durante el desfile de Rihanna en París. Getty Images
 
Rihanna ha sido una bendición para la tradicional firma de ropa deportiva, que desde que la nombrara directora creativa en 2014 no ha dejado de crecer gracias en gran medida al impulso mediático de la intérprete de Diamonds.
Celebrado en los lujosos salones del parisino palacete Salomon de Rotschild y al ritmo de una combinación de violín y música electrónica, las modelos -en su mayoría mujeres aunque también se presentaron un par de diseños masculinos- desfilaron abanico en mano con un peculiar diseño de inspiración japonés que incluía el logo de la firma deportiva.
Como señal de ese éxito empresarial que casi parece pertenecer a una generación de cantantes estadounidenses de un estilo similar, los seguidores de Rihanna,o los de Puma, pudieron seguir el desfile en directo a través de la plataforma Tidal, propiedad del cantante Jay-Z, el esposo de Beyoncé.
 
Desfile de Rihanna en París. Getty Images

 

Rihanna con algunas de sus modelos en el camerino. Getty Images for Fenty x Puma
Para Rihanna, que no es ninguna novata en la moda -también ha colaborado con Manolo Blahnik y Dior, entre otros- la experiencia ha sido hasta ahora un éxito, como demostró su primer desfile para Puma en febrero, en Nueva York, que fue tremendamente alabado por el público y por los entendidos de la costura. 
Antes, en septiembre de 2014, presentó su primera colección deportiva directamente en las tiendas y el resultado fue espectacular: en tan solo tres horas todo estaba agotado. 
Ahora, la prestigiosa Semana de la Moda de París, probablemente la más influyente del circuito, le abre un hueco fuera de su calendario oficial para consagrarla como diseñadora de referencia entre los más jóvenes.