El director estrena 'Un monstruo viene a verme', su defensa del poder del arte para sanar.
Madrid
Esa pasión de 24 horas al día siete días a la semana le ha llevado a tomarse muy en serio cualquier cambio legislativo para la industria, a defender el talento de los técnicos españoles con los que habitualmente trabaja y a soltar discursos como el que realizó ante el entonces ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, al recoger el Premio Nacional de Cinematografía en 2013. En aquel momento Bayona ya estaba tramando Un monstruo viene a verme, que se estrena en España el próximo viernes.
“La película reflexiona sobre el arte como algo sanador, y eso, en un filme de gran presupuesto [esta ha costado 30 millones de euros] hoy en día es inaudito.
Defiendo que el arte puede curar.
Y en eso pensaba justo cuando recogí el premio. Está todo conectado. Porque Un monstruo viene a verme es mi trabajo más personal”.
Pero la situación política y educativa que atacó con aquel discurso no ha cambiado. "Cierto, pero ellos se irán, ya se están yendo, y nosotros continuaremos aquí contando historias".
Curiosamente, la génesis y la plasmación de esta historia ha dado innumerables y, algunas, trágicas vueltas.
Un monstruo viene a verme fue concebida por la escritora inglesa Siobhán Dowd.
Tenía claros los personajes, la premisa y el arranque, pero un cáncer de mama acabó con su vida en agosto de 2007.
Ante la rapidez del avance de su enfermedad y la imposibilidad de redactarla, se la contó a su editor, y este se la pasó, fallecida la autora, a otro escritor, Patrick Ness.
El resultado es una maravillosa y desoladora novela, con ilustraciones de Jim Kay, publicada en mayo de 2011.
Es decir, ha mutado de mano en mano hasta que cayó en las de Bayona, que se enganchó a la historia de Conor, un niño inglés que sufre acoso escolar, su madre se está muriendo de cáncer, su padre ha formado una nueva familia en Estados Unidos y solo le quedan cercanos una estricta abuela y un tejo de 11 metros que algunas noches se acerca a contarle historias tan siniestras como moralizantes.
“En el fondo la película habla también de esa transmisión de información, de contar la verdad y a la vez de romper en añicos las cosas para dejar huella.
Patrick ha escrito el guion y yo he reelaborado algunas cosas. Cada uno ha hecho su propia narración.
El arte hace que venzamos simbólicamente a la muerte, y, como ejemplo, hoy estamos hablando de Siobhán”.
En esa apropiación, el cineasta confiesa entre risas que muchas de las frases de la madre, encarnada por Felicity Jones, proceden en realidad de su propio padre.
“Cuando vio la película me dijo: ‘Anda que no he dicho yo veces eso de... y lo de...”.
Bayona roza, como es habitual en él, la caída en el abismo del sentimentalismo en la pantalla.
Como siempre, sale bien parado: “Utilizo el cine para expresar lo que no digo en la vida cotidiana”. Pues no para de enviarle mensajes a su madre, figura fundamental en su cine.
“Bueno, le hago películas. Me funcionan como catarsis. Hay cierto prejuicio en convocar con el drama emociones en el espectador que no ocurre en otros géneros.
Por ejemplo, en el terror. Nadie se queja de que un filme dé mucho miedo.
Solo me preocupa el respeto a los temas que toco, que en esta ocasión son delicados.
Y por eso en Un monstruo viene a verme los momentos cumbre no tienen música”.
En Colossal, de Nacho Vigalondo, en Mi amigo el gigante, de Steven Spielberg, y en Un monstruo viene a verme se repite el mismo plano: una mano gigantesca atrapa al protagonista. ¿Casualidad? “Todas vienen del mismo sitio: el King Kong de 1933.
De hecho nosotros lo mentamos en nuestro
filme.
Son imágenes icónicas que se quedan en tu inconsciente.
Pero cuando usas como referencia ese plano lo importante no es la influencia sino para qué la usas.
De verdad, lo fundamental es el discurso, lo que subyace. Al final, me interesa lo que queda con el tiempo, no el ahora”. Como el debate entre la emoción y la razón, que en pantalla se plasma en un reloj de pared.
“Agradezco que las películas tengan capas y me hagan reflexionar”.
Esas capas le proporcionaron críticas muy favorables en el festival de Toronto, plataforma de lanzamiento de su estreno estadounidense el 23 de diciembre.
“Lo imposible no se estrenó en las mejores condiciones en EE UU. Hemos aprendido”.Fue una película angustiosa como lo fue el Orfanato. Siempre esa angustia ante situaciones que no sabemos resolver. Ayer volvi a ver las dos y reconozco que pasé miedo y angustia en el Orfanato, más que la 1º vez.
“Todo lo que toca el dinero pierde su sustancia. La verdad debe movernos a la hora de hacer cine.
Claro que ruedo en inglés para poder levantar económicamente historias así.
Y claro que me fijo en la taquilla, aunque en España la gente ya no va al cine.
Pero el dinero nunca puede ser la razón de ser de un filme. Cuando acabe Jurassic World 2 [a estrenar en junio de 2018] haré un filme español.
Luego, ya veremos. Como dice Guillermo del Toro: ‘Hay películas que haces por tu necesidad y otras te necesitan a ti”.