Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

2 oct 2016

. Ciencia sin ficción Los olvidados en ciencia J. M. Mulet. ilustración de Señor Salme

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Los premios y la historia no siempre reconocen a los científicos que tuvieron la idea original que ha llevado a grandes descubrimientos.
MIENTRAS EN Europa nos hemos enzarzado en discusiones bizantinas sobre los transgénicos, el resto del mundo los ha utilizado y ya empiezan a ser una tecnología anticuada.
 La tecnología del CRISPR/Cas9 está llamada a revolucionar el mundo en un futuro cercano.
 Hasta ahora las modificaciones en el ADN de un organismo las podíamos hacer a lo bruto y a ciegas, que es lo que llamamos la mejora clásica, basada en cruces, hibridaciones o en mutar al azar la secuencia de ADN.
Los transgénicos nos dieron la posibilidad de copiar y pegar bloques enteros de ADN provenientes de otro organismo.
 Lo que nos permite el CRISPR/Cas9 es hacer cambios y correcciones a voluntad en el ADN de cualquier organismo sin necesidad de incorporar ADN foráneo.
 Esta tecnología ha permitido que la ingeniería genética pase del nivel máquina de escribir –donde por analogía se podría decir que las mejoras se producían haciendo tachones o utilizando corrector blanco de pincel– al del procesador de textos, donde podemos modificar lo que queramos a voluntad y sin dejar trazas.
 
Además, al no incorporar ADN foráneo no se encuadraría dentro de la definición de organismo transgénico, lo que facilitaría el proceso legal.
 Esta tecnología está llamada a ser una herramienta imprescindible para el futuro cercano.
fue la tenacidad de Florey, Chain y Heatley la que finalmente consiguió que la penicilina salvara vidas
Curiosamente el que descubrió la secuencia bacteriana que fue el origen de todo fue Francisco Martínez Mójica, investigador de la Universidad de Alicante, cuando trabajaba en unas bacterias tolerantes a la sal encontradas en las salinas de Santa Pola.
 Su nombre ha sido injustamente olvidado, entre otros por el comité del Premio Princesa de Asturias, que no le tuvo en cuenta cuando concedió el premio a las investigadoras Doudna y Charpentier.
No obstante, hay otros descubrimientos donde quien tuvo la idea en origen no ha sido tan injustamente relegado. 
Si preguntamos quién descubrió la penicilina, todos pensamos en Fleming, que debe ser una de las personas que más honores acumula en el mundo.
 Realmente su mérito fue hacer la primera observación de la acción antibacteriana del Penicillium notatum, algo que, siendo estrictos, ya había publicado el francés Eric Duchesne en 1896. 
Los primeros intentos de identificar el compuesto responsable fueron poco satisfactorios y Fleming abandonó el proyecto. 
Si la penicilina pudo salvar millones de vidas fue gracias a la tenacidad de Florey, Chain y Norman Heatley, a los que debemos la modificación de la molécula que la hizo estable y descubrimientos como que el hongo Penicillium chrysogenum produce 200 veces más penicilina que el notatum, haciendo posible su fabricación a gran escala.
La historia también ha olvidado al primer paciente tratado con penicilina. 
En septiembre del año 1940 el oficial de policía de Oxford Albert Alexander, de 48 años, se hizo un pequeño corte en la cara mientras arreglaba sus rosales.
 La herida se infectó y se extendió por todo el rostro. Florey y Chain decidieron probar con Alexander la nueva droga, algo que hoy no hubiera sido autorizado por ningún comité.
 Le pusieron cinco inyecciones, el paciente respondió y la infección remitió, pero se les acabó el suministro, ya que tenían que purificar y hacer la modificación química a mano a partir de cultivos de hongos, en un proceso largo y costoso.
 Llegaron incluso a tratar de recuperarla de la orina del paciente. Alexander finalmente murió, y la primera persona tratada con penicilina de forma efectiva fue Anne Miller, en marzo de 1942.
Florey y Chain compartieron Premio Nobel con Fleming, pero Heatley quedó fuera.
 Pocas calles y estatuas recuerdan hoy su gesta y todo el mérito se le ha atribuido a Fleming, justo lo contrario que ha pasado con Martínez Mójica. 
A tiempo estamos de reparar el error.

Siempre la otra mirada

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El 15 de mayo de 1964 en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid, se inauguró la estatua que los matadores le dedicaron a Alexander Fleming cuya leyenda reza: “Al doctor Fleming en agradecimiento de los toreros”. 
El gremio de los diestros supo reconocer las numerosas vidas que la penicilina salvaba.
 No deja de ser un poco injusto que el monumento olvide el trabajo de Florey, Chain y Heatley, que fueron los que consiguieron que la penicilina fuera un fármaco útil. 
Fleming hizo la primera observación y nadie resta mérito a tal acción porque si él tiene un Premio Nobel es porque supo ver en las placas contaminadas cosas que otros investigadores no consiguen nunca.


1 oct 2016

Los discretos nietos de la duquesa....................................................................... Mábel Galaz

La nueva generación de los Alba ha heredado muchas cosas del peculiar carácter de Cayetana. Hoy Liria acoge la boda de Luis.

Fernando y Jacobo, en el centro, dos de los nueve nietos de la duquesa de Alba. CORDON PRESS
Cayetano Martínez de Irujo, el menor de los hijos varones de la duquesa de Alba, lo dijo en vida de su madre: 
 “Está haciendo con sus nietos lo que no hizo con nosotros”. Se refería a que la aristócrata compartió mucho tiempo con ellos e incentivó sus aficiones.
 Los nueve nietos de Cayetana conservan algunos de los rasgos de su peculiar carácter aunque no su trato con la prensa.
 Ellos prefieren mantenerse al margen de la curiosidad pero el peso de su apellido les lleva a escena conforme pasan los años.

Hoy todos están citados en el palacio de Liria de Madrid, la gran posesión de los Alba, que acoge la boda de uno de ellos.
 Se casa Luis Martínez de Irujo y Hohenlohe, nacido del matrimonio de Alfonso, el segundo hijo de la duquesa, con María de Hohenlohe, de la que está separado. 
Luis es el mayor de los dos hijos de la pareja. 
Tiene 38 años, dos más que su hermano Javier —quien hizo por primera vez bisabuela a la aristócrata—.
El novio, licenciado en Derecho, tras vivir en Londres trabajando en la empresa de inversiones GLG Partners acaba de regresar a España para desarrollar su carrera profesional.
 Su carácter discreto le llevó a intentar pasar inadvertido en el entierro de su abuela, aún así fue fotografiado con su primo Fernando, el nuevo duque de Huéscar, llamado a ser algún día duque de Alba.
 Luis se casa con Adriana Marín, una licenciada en Historia del Arte, en una boda discreta pero llena de apellidos con historia.
En numerosas ocasiones, Brianda ha ejercido de modelo de sus propios diseños y también ha actuado como dj.
Los gemelos de Cayetano Martínez de Irujo han heredado de su padre su afición por el deporte y en especial por la hípica. 
Ambos fueron los que más relación tuvieron con la duquesa de Alba, también Cayetana, la más mediática de la familia. 
Tana es la hija de Eugenia Martínez de Irujo y del torero Francisco Rivera Ordóñez.
 A la joven le gusta relacionarse con personajes famosos y es habitual verla con su padre en festejos taurinos.
 Ha sido portada ya de varias revistas pero al ser menor de edad su identidad todavía se preserva, si bien está llamada a ser un gran personaje de la prensa del corazón.



 

Pues eso al final la vida no sigue igual........................

Pedro Sánchez dimite como secretario general del PSOE

Y los viejos del PSOE todos contentos y Susanita tb porque ahora el ratón es para ella.

Nada es lo que parece en el cine de Paul Verhoeven..................................................... Gregorio Belinchón

El holandés, maestro de la inteligencia, vuelve con 'Elle' a las salas españolas, 10 años después de 'El libro negro'.

 


Convengamos que la mayor parte de la sociedad actual, y por extensión, el cine que produce, malvive entre la depredación y la supervivencia ensimismada. 
Millán Astray estaría contento con el éxito de su "Muera la inteligencia".
 Uno se imagina a Paul Verhoeven (Ámsterdam, 1939) paseando por Los Ángeles, donde vive desde hace tres décadas, riendo ante lo que ve en las aceras, en las pantallas, en la vida.
 “El modelo dominante siempre me ha parecido aburrido. Si algo es dominante, ¿para qué tomarse la molestia?
Solo cuando las cosas son distintas se vuelven más interesantes”, decía hace unos meses, justo antes de la presentación en Cannes de Elle, la película con la que ayer volvió a las carteleras españolas una década después de El libro negro (entre medias filmó la inédita en España Steeksepel). 
 Así ha hecho su carrera, un recorrido que arrancó con un documental donde puso a hablar a un nazi holandés en la televisión por primera vez.
 A los tabúes Verhoeven los machaca a patadas.
 O los saca a pasear para carcajearse posteriormente en su cara. Con el holandés nunca lo que uno cree que está viendo es realmente lo que está viendo.
 O leyendo, porque su biografía sobre Jesús de Nazaret, fruto de dos décadas de colaboración desde 1985 con Jesús Seminar, un colectivo de teólogos y estudiosos de la Biblia, defiende que Jesús era un activista político radical, un hombre que hacía exorcismos y que estaba seguro que el reino de los cielos se encontraba en la Tierra.
 "En realidad, ya hice mi película sobre Jesús: RoboCop".

Con su cine, la primera lectura es que sus películas basan sus cimientos en la violencia: “El universo es violento por definición, y el sexo forma parte de él. El animal que seguimos siendo se comporta de manera violenta: agrediendo, matando y practicando la dominación sexual”.
 Un declaración que esconde un profundo mensaje antibelicista. Porque, ¿qué es si no Starship Troopers, en la que decide mostrar un mundo tan homogeneizado que nada diferencia a un bonaerense de un neoyorquino, en el que el ejército de chavales pluscuamperfectos rezuma aroma a juventudes hitlerianas, en el que la carne de cañón, aunque cincelada en los cánones clásicos de la belleza, sigue siendo carne de cañón? 
A todos aquellos que pensaron que Showgirls (1995) era una película sobre bailarinas de strip tease en Las Vegas se les pasó que en realidad hablaba de la adicción al dinero, como remarcó en un curioso guiño La gran apuesta (2015): aquellas expertas en lap dance acumulaban hasta cinco hipotecas basura y eran la primera señal de advertencia ante el advenimiento de la crisis financiera. Pues eso ya lo había apuntado Verhoeven.
¿Feminista? El que más.
 Sus mujeres lidian contra los deseos machistas de la sociedad, luchan contra el aburrimiento y el aburguesamiento que sí suelen llevarse por delante a sus coprotagonistas, una línea que entronca Instinto básico con Elle.
 Ellas controlan, como en El libro negro, las riendas de su vida.
 Y ese mensaje abofetea con demasiada contundencia a los agentes y a los ejecutivos de Hollywood, asustados ante la nueva moral. Verhoeven lleva años queriendo sacar adelante Elle, basada en Oh..., la novela del francés Philippe Djian (Betty Blue, El amor es un crimen perfecto), con una actriz de las grandes del cine hollywoodiense, y por tanto en inglés y en EE UU.
 Ninguna se atrevió, y solo el paso adelante de Isabelle Huppert desatascó el proyecto... y lo devolvió a Francia, que la ha elegido como su candidata al Oscar.
Con su patina de socarronería (“La ironía es una elección artística. Si nos tomamos demasiado en serio las cosas, la única solución es el suicidio”), con su asombrosa visión premonitoria —de ahí que incluya un paseo por el mundo de los videojuegos, el ocio que más libertad otorga a las pulsiones del ser humano—, al final resulta que el hijo listo, tan sutil como macarra, de Luis Buñuel y Claude Chabrol es Paul Verhoeven, mesías de la inteligencia.