Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

24 sept 2016

La otra cara de Andrés Iniesta........................................................Luis Martín

El héroe de la selección española en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica es hoy un padre de dos hijos a los que regaña menos de lo que debería.
 Pero no todo es felicidad en el universo de Iniesta. Ahora cuenta su vida.
LLEVA MÁS DE media vida en Barcelona y no ha perdido el acento manchego de la tierra donde nació y empezó a jugar al balón.
 A colar goles. Porque Andrés Iniesta aún habla en casa de “colar goles” y no de marcarlos.
 Acaba de publicar el libro La jugada de mi vida. Memorias, donde desanda su camino, en compañía de más de cien voces.
 Cien testimonios que le acompañaron en la senda y que ahora, en el volumen editado por Malpaso, le ayudan a volver sobre los capítulos de una vida que tiene de todo. 
“De bueno y de malo”, según recuerda Iniesta, el hombre que remató en Johanesburgo un balón contra Holanda para convertir a la selección española de fútbol en campeona del mundo en 2010 y que, apenas unos meses antes, vivía en el vacío que solo abren los miedos
. Iniesta es un futbolista que no deja indiferente, humanizado por su origen, su destino y su verdad. 

Sentado en una de las salas del plató de televisión de la ciudad deportiva Joan Gamper, en Sant Joan Despí, Andrés atiende los consejos del estilista de la sesión de fotos sin un mal gesto.
 Se cambia de ropa con la misma naturalidad con la que se zafa en un campo de fútbol del acoso y la presión de los rivales.
 No es coqueto, dice, pero asegura que prefiere ponerse cosas que no atenten contra el sentido común –“que los que me vean no piensen: ‘¿Pero dónde va ese?”– y se ríe al decirlo. 
 Aunque camina con molestias en una rodilla, parece de buen humor y se divierte durante una mañana entre flases y preguntas y risas.
Puede que su felicidad tenga que ver con la publicación del libro que acaba de presentar.
 “Ha quedado bonito, ¿no?”, pregunta con el volumen en la mano, 351 páginas en las que cuenta el cómo y el porqué es quien es y como es, lo que sintió de niño en Albacete, de adolescente forzando los tiempos en Barcelona, cuando tuvo que crecer a golpe de ausencias, y cómo se ganó el cielo de los campeones con el histórico gol en la final de Sudáfrica.
 Y lo que siente ahora, siendo padre, recuperando a los suyos: a su progenitor, José Antonio, al que en el pueblo conocen como Dani por su parecido con el exjugador del Athletic; a Mari, su madre; a Maribel, su hermana…
 A los que tuvo que dejar un día cuando se fue persiguiendo un sueño, hoy transformado en goles y regates y en una finca, el Carril de Iniesta, donde vendimiaba a sueldo su familia y de donde ahora salen las uvas para las Bodegas Iniesta, de cuyos vinos está tan orgulloso.

Iniesta 2016
Iniesta con sudadera de Neil Barrett. Jordi Adrià

Este mes se cumplen 20 años desde que puso sus pies en La Masia, pero es casual que la publicación de sus memorias coincida con la fecha: Iniesta, que las ha escrito con la colaboración de Ramon Besa y Marcos López, lleva trabajando en ellas cuatros años.
 A Iniesta le dio más patadas la vida que el fútbol.
 Y aunque se quedó vacío y perdió un hijo, parece más lleno de vida que nunca.
 De eso habló cuando se terminó la sesión de fotos, después de atender cuatro llamadas y beberse un botellín de agua.
“con las redes sociales, hoy es difícil no conocernos. la gran mayoría de los futbolistas son lo que veis. es difícil engañar a la gente, impostar”
“Si crees que me conoces por lo que te han contado de mí, es que no me conoces”, dice en sus memorias. ¿Necesitaba que le conocieran de verdad? No. No era una necesidad, era una ilusión. Solo me apetecía. 
El libro era algo que un día sentí que me gustaría tener y por eso llamé a Marcos y pensé en Ramon, porque creí que tenía cosas que contar y ellos me ayudaron.
 Tenía el anhelo de contar experiencias positivas, muchas buenas y otras malas, porque había recorrido un camino con mucha gente y ha quedado este libro que permite entender un poco mejor quién soy.
 Solo no soy nadie. Soy como soy y soy lo que soy gracias a muchísima gente.
 Entiendo la vida acompañado de las personas con las que he ido andando el camino.
 Por eso en este libro sale tanta gente.
 Si no fuera así, hubiéramos hecho otra cosa.

¿Tiene la sensación de que por muy conocidos que sean los futbolistas, los famosos en general, no son como el resto los ve? Habrá de todo. 
A día de hoy, tal y como está el mundo, con las redes sociales, es difícil no conocernos.
 La gran mayoría de los jugadores somos lo que veis.
 Luego cada uno tiene su mirada particular, claro. 
 Cada cual, con sus ojos, adivina una realidad, eso es cierto, pero en verdad, es difícil engañar a la gente, impostar. Yo al menos soy bastante transparente.
 Pero prefería explicar quién soy de verdad a través, sobre todo, de los que me han acompañado en el trayecto.
“Dejé de ser niño a los 12 años”, afirma. O al menos maduré más rápido de lo normal. A veces la cosecha se precipita… No es algo que solo me haya ocurrido a mí. Otros pasan por algo parecido en circunstancias más duras.

Iniesta 2016
Andrés Iniesta lleva chaqueta bómber de Dsquared2, camiseta y deportivas de Nike, y pantalón de Kenzo. Jordi Adrià 
“No tuve hijo”, asegura su madre al recordar que se fue a vivir lejos del pueblo cuando era solo un crío. Suena duro. 
 Sí, se hace duro escuchar esa afirmación, pero más lo fue vivir ese periodo como madre y yo como hijo.
 Espero y deseo que esos años perdidos los hayamos recuperado con el tiempo. 
Yo he puesto de mi parte en devolverlo.
 No es que me sienta en deuda con mi familia, pero es una etapa que no vuelve.
 Siempre tuve madre, eso sí te lo puedo asegurar.
 No vivíamos juntos, pero siempre estuvo a mi lado.
 Tuvimos que poner mucho de nuestra parte para sentirnos cerca. Piensa que no es como ahora, que los chavales tienen móvil.
 Antes había una cabina en La Masia y para de contar. 
Su madre cuenta que después de 16 años visitando al mismo dermatólogo, no sabía que atendía a la madre del capitán del Barcelona. 
 Seguramente demuestra un poco cómo somos. 
Es cierto que disfrutamos de ciertos privilegios, claro, pero hay puntos que no hemos perdido.
 La humildad debe ser uno; la discreción, otro.
 Mi madre es como es, no va por la vida de: “Hola, soy la madre de Iniesta”.
 La doctora se dio cuenta porque también me trata a mí y un día le dijo:
 “Yo tengo un paciente que se llama Iniesta Luján, ¿no tendrá nada que ver con usted?”. Y ella: “Pues sí, es mi hijo”.
 Pero si no hubiera sucedido así, mi madre no le hubiera dicho nada.
Se fue de Fuentealbilla porque quería ser futbolista, ¿consciente de lo que le esperaba? No hasta qué punto, seguramente. Ya en el viaje no hacía más que llorar. 
Pero aunque parezca increíble, la decisión fue mía.
 Nadie me empujó a tomarla. Si no hubiera querido ir, no hubiera ido.
 Era un deseo. Quería ser futbolista de primera división y pensé que ese era el medio más rápido y seguro. 
A mí me han superado las expectativas. 
Solo quería ser futbolista. Por mí y por mi padre.
Pues ha terminado siendo un héroe. No era mi intención.
 Y no me veo en ese papel, no creo que encaje. 



JORDI COTRINA
2087Iniesta7
Un cadete llamado Andrés Iniesta recibe un trofeo de manos de Josep Guardiola en 1999. Celebrando el gol de la final del Mundial de Sudáfrica en 2010. / ALEJANDRO RUESGA 
 
 Su padre era albañil y usted quería bajarle del andamio. Después, cuando llegaron los millones, ¿nunca tuvo que bajarlo de ninguna nube?
  ¿A mi padre? Para nada, siempre con los pies en el suelo, en la tierra, de donde venimos.
 Mire, somos lo que somos, sin más. Hay cosas que van en la piel. Somos una familia muy normal, a veces hay gente que nos dice que demasiado.
 Pero así eran los abuelos, humildes. Así son mis padres. Y así soy yo.
Y después de tanto por lo que pasaron sus padres y su hermana, va usted, marca en Johanesburgo y ninguno de los tres ve el gol. ¿Eso qué demuestra?
  Que somos un poco sufridores, ¿no? No lo pueden remediar. Si un partido va apretado, mi padre se va y no lo ve acabar.
 Y un partido importante de semis de Champions, por ejemplo, directamente no lo ve.
 Y a veces le dices, vamos a disfrutar un poco, ¿no? ¡Ya toca! Pero es irremediable, cada uno lo siente a su manera. Y en mi familia somos así.
“LA CABEZA ES MUY DELICADA Y HAY QUE ESTAR PREPARADO PARA TODO. LOS PSIQUIATRAS ESTÁN PARA CUANDO LOS NECESITAS”
Dice que una de las cosas que más añoraba en La Masia era a su hermana.
 A cambio, encontró a un singular hermano. Sorprende a muchos saber de su relación con un tipo tan aparentemente distinto a usted como el portero Víctor Valdés. Afortunadamente, a la hermana la sigo teniendo. 
Pero la eché de menos, claro. 
Y en cuanto a lo de La Masia, bueno, coincides con gente con tus mismas ilusiones, que sufre como tú, que te entiende. Conocí a Víctor y sí, es como un hermano para mí.
 Aunque sorprende porque, claro, le ves a él y me ves a mí… [Se carcajea]. Víctor es leal, está siempre pendiente. Es alguien al que siempre llevo dentro.
Dijo el entrenador Aitor Karanka que al escucharle hablar bien de Valdés, uno entiende que Víctor no puede ser mal tipo. ¿Usted no tiene enemigos? Alguno habrá. 
No le conozco, pero seguro que alguien se tendrá por mi enemigo.
 Van Bommel, aquel centrocampista holandés que primero le robó la titularidad en la final de la Champions en París, luego le cosió a patadas en la del Mundial en Johanesburgo. 
No pretendo caerle bien a todo el mundo, de verdad. Y seguro que encontrarás a alguien al que le caeré mal, que no le guste como soy. Eso forma parte de la vida
. He intentado ser muy respetuoso con todo el mundo. Por eso cuando le he dicho a Marcos o a Ramón para el libro: “Me gustaría que hablarais con este”, siempre han encontrado predisposición a atenderlos.
 Tengo la sensación de que si he llegado hasta aquí es gracias a mucha gente.
 Solo no sería nada.
Usted tocó el cielo al ganar un Mundial, pero descubrió el vacío, tocó fondo… Sí, una sensación difícil de explicar.
 Hay momentos en los que bajas, te quedas sin nada y hay que volver a cargar.
“La cabeza es muy frágil”, dice. Sí, es muy delicada y hay que estar preparado para todo. Y… sí, es muy frágil. De golpe no sabes bien por qué…
A la gente le da mucha vergüenza reconocer que va al psiquiatra o al psicólogo. No es su caso. Para eso están, ¿no?
 Para ayudar cuando los necesitas. Supongo que es porque no lo quieres ver. 
Yo llegué a un momento que necesitaba ayuda y la tuve; hubo días en que veía que no salía, que me hundía en mi propia persona.
 Y tuve gente que me ayudó, gente muy valiosa. Es muy duro tener la sensación de que no eres tú. 
Era una persona física, pero por dentro no era nada, no era yo. Tú ves una persona, pero por dentro no sabes qué hay.
 Y cuando me veías a mí, por dentro no era yo. Es difícil de explicar hasta que no lo sientes. Físicamente era yo, yo iba a entrenar, pero por dentro era vacío, inseguridad, la nada.
 No era feliz.
¿Para no despertar? No. Mi experiencia no fue esa. 
A lo largo de la vida estoy convencido de que todos pasamos por momentos así, unos más y otros menos.
 Hay que aceptar que no estás bien, que no disfrutas, que no eres tú. Estás con la gente, pero la mente no te deja estar. La sensación es de inseguridad total.
¿A qué tiene miedo ahora? Tengo los propios de padre, a las cosas básicas.
 Que los críos tengan salud, que la familia esté bien, esas cosas. Soy muy básico.
¿Y aburrido? No, no me considero aburrido.
 De puertas adentro, con los más cercanos no soy aburrido.
 Bueno, en rueda de prensa igual sí, pero con mi gente no creo que sea aburrido.
 Pesado, tozudo y maniático sí, pero no creo que sea aburrido.
 A mi manera, claro.
Iniesta 2016


¿Usted marcó el gol del Mundial por cabezota? Igual. Si no fuera cabezota no me hubiera curado de la lesión. 
Quería jugar el Mundial y lo conseguí. Soy muy tenaz. Soy muy cuadriculado. Y obediente. Sobre todo, muy tenaz.
¿Llorabas mucho? No. No recuerdo llorar. 
Había días que solo quería irme a dormir, para descansar.

Y como padre, ¿de qué onda va? ¿Es más fácil encarar defensas? ¡Mucho más!
 Como padre pensaba que sería de una manera y soy de otra.
 Dices: “Cuando tenga hijos haré esto y lo otro”, te crees que lo vas a tener todo controlado y al final, nada. 
Ser padre es más complicado que jugar contra el Madrid.
 Lo del clásico dura 90 minutos, pero, tío, esto es para toda la vida y nunca sabes si lo estás haciendo bien. 
Lo del fútbol lo tienes más claro. En casa no dan tregua, pero es divertido.
¿Y como marido? No sé, ¡pregunta a mi esposa!
 Creo que soy detallista. La mimo. Creo que soy bastante romántico, ya sabes. Trato de estar muy pendiente de ella. Y ella también es así. 
Me cuida mucho. La conocí por casualidad y agradezco cada día el hecho de haberme encontrado con Anna.
2087Iniesta4


 

23 sept 2016

La pasión por el detalle del cronista Gabo..................................................Javier Lafuente

Luzangela Arteaga, la periodista que colaboró con el Nobel en la reportería de ‘Noticia de un secuestro’, recuerda el proceso del libro a los 20 años de su publicación.

Gabriel García Márquez en mayo de 1996 en Madrid.
Darío Arizmendi, por aquel entonces y todavía hoy director de 6AM, de Caracol Radio, cogió a una ni siquiera treintañera Luzangela Arteaga, la retiró de la cabina del programa y le soltó sin más miramientos: 
“Yo soy muy amigo de Gabo, está preparando algo especial, no sé qué, pero me pidió a una persona detallista, reservada, alguien especial. 
He pensado en ti. Te vas mañana para Cartagena”.
-Así, con un golpe seco, entró en mi vida el maestro.
Así, con un golpe seco, entró en mi vida el maestro.

Arteaga recuerda, en una tarde del eterno otoño bogotano, ya con 51 años, cómo llegó a la ciudad del Caribe colombiano, marcó al teléfono que le había dado Arizmendi y se dirigió a la casa “absolutamente blanca” de García Márquez. 
Aquel día se encontró con alguien “muy serio, analítico, enteramente diferente a lo que fue en adelante”. 
El Nobel colombiano le invitó a seguir y directamente se sentaron en una mesa de trabajo: “Mira, en esto estoy trabajando”, le vino a decir antes de leerle lo que sería el esbozo del primer capítulo de su próxima obra, Noticia de un secuestro, de cuya publicación este año se cumplen 20 años. 
En los siguientes dos años, Arteaga sería la sombra en la reportería con la que Gabo regresaba al periodismo.
En octubre de 2013, Maruja Pachón y su marido, Alberto Villamizar, le habían propuesto a García Márquez escribir un libro a partir de la experiencia de ella durante su secuestro de seis meses dos años atrás.
 El escritor tenía bien avanzado el primer borrador cuando se percató, como cuenta en la introducción de la crónica, que no tenía sentido desvincular aquel rapto de otros nueve que ocurrieron por aquel entonces en una Colombia azotada por el narcotráfico y supeditada a los desmanes de Pablo Escobar, personaje implícito en toda la obra.
Es en ese instante cuando el papel de Arteaga, muy cauta a la hora de hablar del libro en estos 20 años, adquiere un papel fundamental. “Aquel día en su casa me contó los detalles interminables que quería corroborar”, recuerda la periodista. 
“Para él, fue un regalo maravilloso que todos los protagonistas de algo tan espantoso abriesen su corazón y se lo entregaran”.
 Pero no era suficiente. Gabo quería más.
 “Necesitaba ambientar lo que le contaban, lo de afuera, confirmar hasta el último detalle, saber cuánto frío hacía, los semáforos que había, las balas que disparaban, quería saberlo absolutamente todo.
 Esa fue mi tarea durante los dos años siguientes”.
Después de hacer interminables entrevistas, donde Gabo, como recuerda Maruja Pachón, iba y venía para sonsacar cada uno de los detalles a los personajes, su prima hermana y secretaria privada, Margarita, transcribía las horas de grabación.
 Después, se reunía con Arteaga: “Un encuentro con el maestro era sinónimo de tarea para dos meses”. 
Ambos se sentaban a revisar los apuntes sobre la transcripción, a hablar de los escenarios. 
De los detalles. Siempre los detalles.
 Fue ahí cuando Arteaga se percató de la grandeza del Nobel.
 “No había espacio para la duda y si la había, seguíamos hasta verificarlo. Si no lo conseguíamos, no se incluía”.
 La minuciosidad de Gabo no tenía límites. “Quería ir a la casita donde llevaron a Maruja y a Beatriz, quería entrar al baño… O meterse en el carro donde las sacaron para trasladarlas al lugar en el que se encontraron con Marina.
 Le habían contado, como refleja en el libro, que podían respirar y ver un poquito.
 Él quería saber hasta dónde.
 Busqué durante dos años el carro pero fue imposible”, rememora Arteaga.
 Aunque ahora ríe, fue un trabajo exhaustivo de comprobación, de empeñarse a fondo.
 “Vivía con la angustia de no tener ninguna imprecisión, tuve el cuidado de que todo lo que le enseñaba lo acompañaba con un documento”, relata, mientras enseña una muestra de los papeles que aún conserva: recortes de periódicos, de revistas, documentos, derechos de petición… 
 No todas se usarían.
 Algunas eran por mera curiosidad, como los resúmenes que le tuvo que hacer de las novelas que veía Pacho Santos, exvicepresidente de Colombia, durante su cautiverio.
Durante esos dos años, la joven Arteaga no podía contar nada a sus compañeros de profesión, a los que escudriñaba con algunos detalles como si se trataran de inocentes preguntas de periodista inquieta.
Las jornadas de trabajo presenciales con Gabo tenían hora de inicio pero nunca se sabía cuándo acababan.
 A medida que el libro se concretaba y la confianza entre ambos iba a más, los sobresaltos podían llegar en cualquier momento. 
Arteaga dejaba todo lo que estaba haciendo, como aquel domingo que se pasó pegada al teléfono después de dar de almorzar a sus hijas hasta bien entrada la noche. 
“Me llamó desde México, había estado hablando con Beatriz y le había contado el detalle del perfume que le había regalado uno de sus secuestrados y que le había dicho 'mi amor'
. Estaba completamente indignado. 
Vivió tan intensamente lo que escuchó de sus protagonistas, lo llevó tan adentro que sintió la misma ira y frustración”.


García Márquez con los alumnos de la Escuela de EL PAÍS en 1996.
Han pasado dos décadas y Arteaga ha vuelto a desempolvar la ingente documentación que guarda de entonces.
 Hablará de ello el próximo jueves en Medellín, durante los premios que organiza la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, creada por el escritor. 
Será una forma de celebrar el vigésimo aniversario de la crónica que leyó por primera vez ante un grupo de estudiantes de la Escuela de EL PAÍS, en Madrid.
 Aquellos dos años fueron una lección de periodismo que Arteaga nunca olvidará.
 Como tampoco lo hará uno de sus últimos encuentros con Gabo. Al poco de publicarse Noticia de un secuestro, Darío Arizmendi supo que el escritor y periodista se encontraba a punto de coger un vuelo. 
“Ve al aeropuerto y le haces una entrevista”. Arteaga llegó, se saludó cariñosamente con Gabo y le contó la encomienda:
—Uy, yo no le voy a contestar a usted más preguntas, le dijo entre risas.
No, le hubiese culpado si no lo hubieses hecho.
—Maestro, al menos no me puede culpar por intentarlo.

Una fiesta de historias

Una fiesta de historias para mentes curiosas es el lema de la cuarta edición de los Premios García Márquez que organiza, desde este jueves y hasta el sábado, la fundación que creó el Nobel colombiano, con sede en Cartagena e inspirada en la Escuela de Periodismo UAM/EL PAÍS.
 En la recta final del plebiscito que supondrá un punto de inflexión en la historia reciente de Colombia, el periodismo absorberá durante tres días la segunda ciudad del país. Martin Baron, director del Washington Post, ocupa el lugar más privilegiado entre los invitados, que hablarán, obviamente, de paz, pero también de música, literatura y periodismo latinoamericano. 
EL PAÍS, con motivo de sus 40 años, contará con un stand, proyectará el documental sobre el 23-F y ofrecerá varios talleres de periodismo en las escuelas.

 

libros de esta semana

La confesión de Luisgé Martín, lo último de Rosa Montero o los cuentos de Paulina Flores.

 


  • "Siempre me pregunto cómo puede explicarse que el amor, una experiencia decisiva para el individuo, no sea objeto de conocimiento y de estudio en la escuela: su historia, sus batallas, la naturaleza de su dominio, su retórica, sus juegos de acercamiento y de seducción, la diplomacia que requiere, las miserias del abandono, la hipocresía de los intereses que cubre, la necesidad infatigable que tenemos de él. Se habla del amor como de un hecho misterioso cuando se trata de una poderosa maquinaria, tal vez el único refugio que nos queda como especie, donde una persona puede percibir la aprobación de otra sosteniéndola frente a las dudas que alberga sobre sí misma. Pese a la magnitud de su importancia, seguimos cultivando su aura enigmática y cada generación queda al albur de sus propias experiencias como si se tratara de una vivencia impenetrable. Sin embargo, los seres humanos hemos sido menos inermes a la pasión de lo que creemos, aun desdeñándola de nuestros esquemas formativos. La educación sentimental en el presente, más libre y tolerante, poco tiene que ver con los prejuicios que la emponzoñaron en el pasado. Y a ella hemos incorporado nuevos significados y nuevas formas de amar. Es una de las lecciones que nos brinda el novelista Luisgé Martín con su memorable autobiografía sentimental, El amor del revés, en la que exhuma valientemente su trayectoria homosexual, desde la represión psicológica experimentada en la adolescencia hasta la plenitud de una madurez en la que ya no hay motivos para esconderse y la homosexualidad es una opción más". Por ANNA CABALLÉ
    Memorable revelación "Siempre me pregunto cómo puede explicarse que el amor, una experiencia decisiva para el individuo, no sea objeto de conocimiento y de estudio en la escuela: su historia, sus batallas, la naturaleza de su dominio, su retórica, sus juegos de acercamiento y de seducción, la diplomacia que requiere, las miserias del abandono, la hipocresía de los intereses que cubre, la necesidad infatigable que tenemos de él.
     Se habla del amor como de un hecho misterioso cuando se trata de una poderosa maquinaria, tal vez el único refugio que nos queda como especie, donde una persona puede percibir la aprobación de otra sosteniéndola frente a las dudas que alberga sobre sí misma. 
    Pese a la magnitud de su importancia, seguimos cultivando su aura enigmática y cada generación queda al albur de sus propias experiencias como si se tratara de una vivencia impenetrable. Sin embargo, los seres humanos hemos sido menos inermes a la pasión de lo que creemos, aun desdeñándola de nuestros esquemas formativos.
     La educación sentimental en el presente, más libre y tolerante, poco tiene que ver con los prejuicios que la emponzoñaron en el pasado. Y a ella hemos incorporado nuevos significados y nuevas formas de amar. 
    Es una de las lecciones que nos brinda el novelista Luisgé Martín con su memorable autobiografía sentimental, 
    El amor del revés, en la que exhuma valientemente su trayectoria homosexual, desde la represión psicológica experimentada en la adolescencia hasta la plenitud de una madurez en la que ya no hay motivos para esconderse y la homosexualidad es una opción más". Por ANNA CABALLÉ


    • "Hay en la nueva novela de Rosa Montero, La carne, un elemento sobre el que se sostiene todo el relato. Me refiero al suspense. Es el único dispositivo ligero de la novela, entendiendo el concepto de ligereza que emplea la escritora madrileña como un ardid para conducir al lector hacia donde ella quiere. Evidentemente el suspense al que hacemos referencia, en una novela que no es de suspense en el sentido estricto del término, está implícito en el carácter de sus personajes, en las historias dentro de la historia que leemos, en la misma naturaleza de lo que se nos cuenta y en el perfil esquivo y contradictorio de sus protagonistas". Por J. ERNESTO AYALA-DIP
      Dos almas de carne y hueso "Hay en la nueva novela de Rosa Montero, La carne, un elemento sobre el que se sostiene todo el relato. Me refiero al suspense. Es el único dispositivo ligero de la novela, entendiendo el concepto de ligereza que emplea la escritora madrileña como un ardid para conducir al lector hacia donde ella quiere. Evidentemente el suspense al que hacemos referencia, en una novela que no es de suspense en el sentido estricto del término, está implícito en el carácter de sus personajes, en las historias dentro de la historia que leemos, en la misma naturaleza de lo que se nos cuenta y en el perfil esquivo y contradictorio de sus protagonistas". Por J. ERNESTO AYALA-DIP  
       


      • "Por bien documentada que esté la vida de un personaje, siempre quedarán espacios en los que el historiador no puede penetrar. Manejando exactamente los mismos datos, el novelista es libre, no necesariamente de llenar los huecos, pero sí de hacerlos significativos. En su doble condición de prestigioso historiador de la literatura y novelista, así ha procedido Marco Santagata en esta brillante reconstrucción imaginaria de la juventud y la temprana madurez de Dante Alighieri". Por ESTHER LÁZARO
        Más auténtico que el Dante real "Por bien documentada que esté la vida de un personaje, siempre quedarán espacios en los que el historiador no puede penetrar. Manejando exactamente los mismos datos, el novelista es libre, no necesariamente de llenar los huecos, pero sí de hacerlos significativos. En su doble condición de prestigioso historiador de la literatura y novelista, así ha procedido Marco Santagata en esta brillante reconstrucción imaginaria de la juventud y la temprana madurez de Dante Alighieri". Por ESTHER LÁZARO
           
       


    • “Un fantasma recorre nuestra época: el fantasma del corto plazo”. Así comienza el manifiesto por la historia de Jo Guldi y David Armitage. En este momento de crisis acelerada, cuando nos enfrentamos a grandes problemas, hay, según estos historiadores, una escasez de “pensamiento a largo plazo”, los políticos no miran más allá de las siguientes elecciones y la misma cortedad de miras afecta a los consejos directivos de las grandes empresas o a los líderes de las instituciones internacionales". Por JULIÁN CASANOVA
      Los poderes de la historia (y de los historiadores) “Un fantasma recorre nuestra época: el fantasma del corto plazo”. Así comienza el manifiesto por la historia de Jo Guldi y David Armitage. En este momento de crisis acelerada, cuando nos enfrentamos a grandes problemas, hay, según estos historiadores, una escasez de “pensamiento a largo plazo”, los políticos no miran más allá de las siguientes elecciones y la misma cortedad de miras afecta a los consejos directivos de las grandes empresas o a los líderes de las instituciones internacionales". Por JULIÁN CASANOVA


    • "Para hablar de la crisis, en Asamblea ordinaria —segunda novela de Julio Fajardo Herrero (Tenerife, 1979)— el autor relega la visión panorámica y opta por los primeros planos. Es decir, no narra tanto la superficie de los hechos al modo de una crónica o reportaje, sino que elige la profundidad. Y para ello, restringe considerablemente el campo abarcado. Le bastan tres parejas de personajes, y la esporádica aparición de otras figuras menores colocadas alrededor de estas vidas, para levantar un pequeño mundo que confiere al relato la necesaria sensación de realidad veraz". Por ANA RODRÍGUEZ FISCHER
      En plena crisis "Para hablar de la crisis, en Asamblea ordinaria —segunda novela de Julio Fajardo Herrero (Tenerife, 1979)— el autor relega la visión panorámica y opta por los primeros planos. Es decir, no narra tanto la superficie de los hechos al modo de una crónica o reportaje, sino que elige la profundidad. Y para ello, restringe considerablemente el campo abarcado. Le bastan tres parejas de personajes, y la esporádica aparición de otras figuras menores colocadas alrededor de estas vidas, para levantar un pequeño mundo que confiere al relato la necesaria sensación de realidad veraz". Por ANA RODRÍGUEZ FISCHER  
       

      • "¿Cuándo somos capaces de detectar en un primer libro que ha nacido una escritura para quedarse? El tópico suele decir que es más fácil distinguir a un escritor joven si es innovador en el lenguaje u ocupa el lugar de la provocación, identificada con la frescura. Nada de eso hay en los nueve cuentos del primer libro de la chilena Paulina Flores (1988), sino algo más rico, un estilo nítido al servicio de la complejidad de lo que quiere contar: el choque entre la identidad y la sublimación de la mentira, la permeabilidad entre la autonomía del individuo y el desamparo social". Por CARLOS PARDO
        Una escritura para quedarse "¿Cuándo somos capaces de detectar en un primer libro que ha nacido una escritura para quedarse? El tópico suele decir que es más fácil distinguir a un escritor joven si es innovador en el lenguaje u ocupa el lugar de la provocación, identificada con la frescura. Nada de eso hay en los nueve cuentos del primer libro de la chilena Paulina Flores (1988), sino algo más rico, un estilo nítido al servicio de la complejidad de lo que quiere contar: el choque entre la identidad y la sublimación de la mentira, la permeabilidad entre la autonomía del individuo y el desamparo social". Por CARLOS PARDO
       

Seguiremos muriendo............................................................................ Jordi Costa

Tras el recorrido que abre la película, se revela espacio hospitalario, potencial metáfora del purgatorio inescapable de unos personajes que pasaron de la opresión colonial a la explotación laboral.


Tráiler del filme 'Caballo dinero', dirigido por Pedro Costa.

CABALLO DINERO

Dirección: Pedro Costa.
Intérpretes: Ventura, Vitalina Varela, Tito Furtado, Benvindo Tavares.
Género: drama.
Portugal, 2014.
Duración: 103 minutos.
“Hace tiempo se dijo que la mitad del mundo no sabía cómo vive la otra mitad. (…) La mitad que estaba arriba se preocupaba poco por las luchas y aún menos por el destino de los que estaban debajo, mientras fuese capaz de mantenerse ahí y conservar sus privilegios”, escribía el periodista y fotógrafo Jacob Riis en su libro How the Other Half Lives: Studies Among the Tenements of New York, publicado en 1890. Caballo dinero, sexto largometraje de ficción del portugués Pedro Costa y culminación de la trilogía miserabilista que abrió la impresionante No Quarto da Vanda (2000), se abre significativamente con una sucesión de fotografías de Riis que desvelan una filiación tanto formal como ética y política. 
Si Riis encontró en los aledaños más umbríos de la calle Mulberry de Manhattan el territorio idóneo para experimentar con los rudimentos de la incipiente fotografía con flash e inmortalizar una poética de los desheredados urbanos, Costa estableció en el amenazado barrio de barracas de Fontaínhas su estudio portátil como maestro tenebrista de la imagen digital e inclemente voz de la conciencia de un país marcado por la culpa colonial y la demolición de la cultura del trabajo.

Imponente presencia que en Juventude em Marcha (2006) ejercía de simbólico Moisés desahuciado intentando organizar un éxodo de hijos perdidos, el caboverdiano Ventura emerge en Caballo dinero del interior de un intrincado laberinto de oscuridades que, tras el fascinante recorrido que abre la película, se revela espacio hospitalario, potencial metáfora tanto del purgatorio inescapable de unos personajes que pasaron de la opresión colonial a la explotación laboral como de un país entero entendido como estado patológico.
 El encuentro con un personaje que viene del pasado, asociado al recuerdo de un acontecimiento traumático –el apuñalamiento de otro inmigrante-, propiciará la disolución de linealidades temporales y el diálogo entre la culpa personal y la colectiva.
Costa es uno de los más radicales poetas cinematográficos en activo y este trabajo supone una consecuente acentuación de sus constantes, pero en su ensimismada naturaleza se apunta el peligro de que forma y abstracción devoren la vida que las nutre.