Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

23 sept 2016



Mercedes Milá sobre su despido de GH: "Lo que hizo Vasile me parece indignante"

Mercedes Milá sobre su despido de GH: "Lo que hizo Vasile me parece indignante"

La ya expresentadora de Gran Hermano carga contra Mediaset y confiesa que intentó evitar que Kiko Hernández entrase en el programa.

Mercedes Milá ha decidido hablar. 
Tras semanas en las que se ha especulado sobre los motivos de su final como presentadora de Gran Hermano, la periodista catalana quiso explicar los verdaderos motivos de su ausencia en la 17 edición del reality así como detallar exactamente cómo fueron los hechos que hicieron que Jorge Javier Vázquez acabase presentando el programa.
Durante una entrevista en el programa El Món de RAC1, Milá aseguró que tras más de tres lustros al frente del programa se encontraba con "síntomas de cansancio y estrés" y que ya no disfrutaba de "la ilusión y la pasión" necesarios para presentar el programa.
 Pese a ello, la periodista contó a la emisora catalana que pidió a Mediaset un programa de corte social así como una subida de sueldo a fin de continuar con el reality.
Pese a estar esperando dichas condiciones para negociar su contrato la oferta no llegó.
 "No pude decir ni que sí ni que no porque nunca llegó. 
Pasó el tiempo y [Paolo] Vasile publicó  una nota de prensa que me pareció absolutamente indignante porque parecía que lo que le pedía iba a desestabilizar el programa", explicó Milá en RAC 1, donde sentencío que "no hubo más que hablar".
En cuanto a la edición presente de Gran Hermano, Milá afirmó que "el cordón umbilical no es fácil de romper" y que le cuesta ver las galas en directo.
 "Prefiero verla después, tranquilamente, tomo notas como hacía antes y si hay algo en lo que pueda ayudar llamo a Alvarito y se lo digo", refiriéndose a Álvaro Díaz, director del reality.

Su relación con Kiko Hernández

En su intervención en las ondas, Milá también ha tenido tiempo para hablar de su relación con Kiko Hernández.
 Del actual colaborador de Sálvame y exparticipante de Gran Hermano ha confrimado que vetó su entrada para la segunda edición del programa por sus ideales. 
"Yo dije no, este facha ni pensarlo.
 Este no entra por mis huevos. Y no entró en el dos, pero me fui y en la tercera edición sí que estuvo", confirmó Milá, que durante el tercer año del programa fue sustituída por Pepe Navarro.
"Kiko es un caso curioso de una persona que viene a pedirte ayuda, tú se la das y luego te da una patada en la boca.
 Te vuelve a pedir perdón, tú le perdonas y así estuvimos como dos o tres años", sentenció la periodista.

 

Todos somos Brad y Angie........................................................................... Luz Sánchez-Mellado

El eufemismo “diferencias irreconciliables” alegado por Jolie para pedir el divorcio a Pitt oculta la piel, las vísceras y los pelos que se deja toda pareja en una ruptura.

Brad Pitt y Angelina Jolie.

Siempre me ha fascinado la capacidad de los americanos, perdón, estadounidenses, para ponerle un nombre aséptico y políticamente ultracorrecto a conceptos y situaciones que casi siempre implican sangre y sudor e, indefectiblemente, lágrimas.
 Fuego amigo, peligro inminente, daños colaterales.
 Pero si hay uno que me maravilla, por exacto a la par que elusivo, es el de “diferencias irreconciliables” para describir la causa de un divorcio.
 A los que, por edad provecta, nos horrorizamos al tiempo que nos erotizamos con la escena cumbre de La guerra de los Rose, con ese Michael Douglas y esa Kathleen Turner en el apogeo de su tormentosa separación –y de su gancho sexual, todo hay que decirlo- pugnando abrazados como lapas para no romperse la crisma encaramados a la lámpara de araña símbolo de sus años de matrimonio, no nos la dan con tamaña elipsis.
 ¿Diferencias irreconciliables, de qué? En toda ruptura, menos quizá, y está por ver, en la de Pedro Sánchez y Susana Díaz, los dos, o al menos uno de los miembros de la pareja, se dejan piel, vísceras y marañas de pelos en la gatera.

Apuesto que la de Brad Pitt y Angelina Jolie no es ninguna excepción a esa ley de vida.
“Diferencias irreconciliables” es el motivo que ha alegado Jolie para presentar la demanda de divorcio contra Pitt en la Corte de Los Ángeles.
 Todo muy legal, todo muy formal, todo muy de mentira.
 La verdad, obviamente, solo la conocen ellos.
 El paraíso y el infierno, por no hablar del limbo nuestro de cada día, no están ni arriba ni abajo, sino detrás de las cerraduras, ya sean de las chabolas de El Gallinero o las de los chateaux del Loira. Lo que sabemos es lo que ha trascendido. 
Que una bellísima actriz de Hollywood, madre de seis bellísimos hijos, le exige el divorcio a su bellísimo esposo y padre de los bellísimos antedichos.
 Nada nuevo bajo el firmamento, aunque sea ese donde dicen que hay más estrellas que en el cielo.
 Lo nuevo, no tanto en realidad –también se separaron la bellísima Nieves Álvarez y su amantísimo esposo italiano, por no hablar de Carlos y Diana y otros royals herederos o eméritos–, es nuestro sentimiento de estupor y de estafa al respecto. ¿Cómo ha podido pasar?, nos preguntamos.
 ¿Cómo algo tan ideal y perfecto ha podido acabar en algo tan vulgar y ordinario como un divorcio contencioso?, alucinamos, como si hubiéramos nacido hace un nanosegundo. 


Brad Pitt y Angelina Jolie.
Brad Pitt y Angelina Jolie, acompañados de sus hijos, en el aeropuerto de Los Ángeles en 2014
El caso es que teníamos todas las pistas sobre el tablero.
 Esa pareja era, como todas, una bomba de relojería. 
Unas explotan tarde o temprano, otras alcanzan un ralentí confortable para ambas partes y, otras, cada vez menos, mantienen la tensión indefinidamente a base de acelerones y frenazos.
 Ahí había una mujer compleja, a ojos vista, y un hombre complejo, no tan a las claras.
 Una mujer con dos divorcios a la espalda, capaz de adoptar a dos hijos sola antes de procrear otros tres con su último marido, y de mutilarse los pechos, los ovarios y el útero para evitar un cáncer genético que se llevó a su madre y a su tía por delante.
 Y un hombre con un matrimonio interrumpido a las bravas con otra idolatrada princesa de Hollywood y una presunta reputación de no hacerle ascos a las tentaciones femeninas y determinadas drogas blandas. Todo eso había.
 Y, entre una y otro, campaban seis críos de varias razas y edades, de adolescentes a parvulitos, dando toda la guerra que se les supone por razón de su cargo. 
La suerte, cualquier suerte, estaba echada. Ahora saldrán todos los trapos sucios. 
 Todos los dimes y diretes. Que si Brad fue infiel con una actriz francesa.
  Que si Brad le da al frasco. Que si Brad gritó y golpeó a los niños en un vuelo privado.
 Que si Angelina ha colmado el vaso de su discutible paciencia. Que si Angelina es inflexible. Que si a Angelina hay que echarle de comer aparte. 
Lo de casi siempre, vamos.
 Lo nuevo, insisto, es nuestro infantil rasgado de vestiduras.
 Henos aquí, ilusos, haciéndonos cruces de lo que estaba cantado. Mientras las redes se llenan de memes con más o menos gracia con los divinos Brad y Angelina volviendo al mercado de enésima mano, los humanos suspiramos por el enésimo final desgraciado del enésimo cuento de príncipes y princesas.
 

Al carajo.............................................................. Juan José Millás

Si se nos pudiera fumigar, si se pudieran deshumanizar las calles con la facilidad con la que se desratizan las alcantarillas, colocarían veneno en cada esquina.


Rita Barberá, exalcaldesa de Valencia y senadora, saliendo de su casa en Valencia
Así como los contribuyentes pensamos poco en lo que ocurre en las alcantarillas, la clase política apenas piensa en lo que ocurre en las calles. 
La calle es su subsuelo, el lugar por el que deambulamos como ratas los ciudadanos comunes. 
Si teníamos alguna duda, el espectáculo que vienen dando a lo largo de los últimos meses, lo demuestra.
 Usted y yo, desde la altura en la que viven los políticos, somos observados como roedores incómodos, de los que no se sabe por qué azar depende el destino de los que llevan un año cobrando por el mismo mitin.
 Al terminarlo, se introducen con expresión de tedio en la parte de atrás de un automóvil conducido, maldita sea, por uno de esos roedores que a lo mejor tiene el cuajo de votar a otro.
Si se nos pudiera fumigar, si se pudieran deshumanizar las calles con la facilidad con la que se desratizan las alcantarillas, colocarían veneno en cada esquina. 
No mucho, el justo para que sobreviviéramos un número capaz de generar, entre otros, los 7.000 euros del ala que se lleva Rita Barberá porque sí, porque se lo merece. 
Tal vez la desratización comenzó de hecho con la reforma laboral o con la ley mordaza que, si no acabaron con nosotros, nos dejaron un poco alelados, lo suficiente para que cambiáramos la indignación por la impotencia, el conformismo, la pasividad, la mansedumbre.
 Porque una cosa sigue siendo cierta, y más cierta ahora que nunca: que no nos representan del mismo modo que usted y yo, ciudadanos normales y corrientes, lejos de representar a la fauna de las alcantarillas, nos limitamos a evitar que abandonen su hábitat y a controlar su crecimiento.
 Ellos controlan el nuestro al tiempo de subirse 2.000 euros el sueldo por pasar del PP al grupo mixto.
 Váyanse al carajo.

 

¿Es Jorge Javier Vázquez el problema de Gran Hermano?...........................................Jesus del Rio

Esta edición no ha conseguido ser ni la segunda opción de la noche, el casting ya fue un 'fail' total y actualmente solamente hay dos tramas en la casa (para diecisiete concursantes) ¿Será el fin de una era?

Es Posible, Jorge Javier no es Mercedes Milá, obvio, pero es aburrido y no mantiene interés , Mercedes Milá hacia de la Gala de Gh una obra de teatro y si ya imaginábamos que sin ella no hay Paraiso, menos con tantas complicaciones que hacen para sorprender. Hace que los concursantes estén peleándose todo el rato con ese "latiguillo" yo te lo digo en la cara" pues mira no, lo bueno no se dice y lo malo me da igual lo que pienses de mi por detrás. 

No quiero escuchar tonterias ni ver un juicio mediático por hablar de "algo" que encima molesta mucho a Jorge Javier, los galgos, en eso se implica, pero cosas peores dicen entre ellos de mujeres y hombres. Toas ellas de modelitos de los "Chinos" y envueltos en mantas, mientras está esa tonteria del "Club" que como no lo quiten igual que el contra club que no sirve para nada. Hagan lo que hagan ya este GH está gafado y al presentador se le nota mucho la mala leche, mejor lo lleva Jordi González que tb se le nota que está harto......mientras Sálvame se va hundiendo porque ese Kiko Hernández tb cansa y aburre como casi todos ellos hasta los jefes, los que si van a las bodas y hacen regalos, la única Paz Padilla porque Carlota tb aburre, Telecinco aburre y mucho, la falta de pudor en mostrar sus riquezas, encumbrar a Las Campos, etc etc....a Sálvame ya no hay quien lo salve y Gh deberian ponerlo en la 4 o quitarlo. Así de sencillo, nadie se daría cuenta.

Salvame

'¿Pero qué está pasando con Gran Hermano?'. Imaginamos el pánico corriendo por los pasillos de Mediaset ante los datos de audiencia de la última gala.
 Ni siquiera con toda la carne en el asados, el programa ha conseguido superar la barrera del 20% de share.
 Tres exconcursantes rescatadas del olvido, dos expulsiones, un abandono y todo quedó en un 'triste' 19%. 
Datos más que suficientes para otros formatos, pero poco esperanzadores para una maquinaria como la de GH.
 Las mentes pensantes de la organización, tras el pobre estreno y los preocupantes datos del Debate y el Límite 48H llamaron a la puerta incluso de María José Galera, la primera expulsada de la historia del reality.
 No sabían, claro, que también acabarían viviendo el abandono voluntario de Pablo, el expulsado, viendo el percal que se le venía encima rodeado de Amor, Maite -la sensación de la edición anterior- y la propia Galera. 
Drama en estado puro.
Anoche, GH volvió a ejercer de valedor de la moral patria.
 La organización, como ya hiciese con Los Chunguitos y Argi, aquella concursante que osó nombrar a ETA en la casa, expulsó de forma disciplinaria a Álvaro por sus comentarios machistas, homófobos y sobre el maltrato animal.
 Eso sí, que la polémica no empañe el share. Podrían haberle expulsado de tapadillo, respondiendo a las firmas en la petición en change.org y el clamor de las redes sociales -que se encienden constantemente-, pero, claro, ¿y perder la oportunidad de reavivar la audiencia cebando el tema durante toda la semana y ejecutando en directo?
 ¡Por ahí sí que no! Álvaro se fue delante de 'toda España'.
 Pero ni con esas llegó a igualar los datos de espectadores que dejó Mercedes Milá.
 En serio, ¿qué está pasando con Gran Hermano? ¿Por qué esta edición no ha conseguido despegar con la misma rapidez que las anteriores? ¿Se avecina el fin de una era? 
Bueno, igual no tanto.
Las redes sociales y los exconcursantes del formato han tenido claro quién es el culpable de todo: Jorge Javier Vázquez.
 Nada más sencillo que echarle el marrón al nuevo para tapar cualquier otro defecto.
 Y sí, Jorge Javier no es Mercedes Milá, ni lleva dieciséis años presentando el formato, pero tampoco seamos injustos. El papel de Jorge Javier ha sido correcto.
 Tal vez demasiado constreñido en las primeras galas para lo que nos tiene acostumbrados -¡qué alguien le deje improvisar, por favor!- y con cierta falta de rodaje con los concursantes, pero nada más.
 Milá aderezaba el aburrimiento de leer un guión eterno con salidas de tono, algún que otro grito y el bagaje de saberlo todo sobre 'GH', pero ya.
 El problema, sin duda, está en otros aspectos:
El casting es un 'fail' total Ahora mismo tan solo hay una trama en la casa. 
Bueno, dos. 
El tupé falso de uno de los concursantes -¿se lo quita? ¿no se lo quita?- y una incipiente pareja que se ha dado unos besos.
 Y ya.
 Diecisiete concursante para esto. Hay algunos de los que ni conocemos su cara.
 Haber apostado por perfiles tan idénticos hace que todo quede demasiado diluido.
 Ya ocurrió en otras ediciones del reality y aseguraron que no iban a volver a caer en lo mismo.
 Pues nada, aquí lo tenemos. 
Todos los chicos con jóvenes, morenos y con tono muscular y todas las chicas son jóvenes, morenas y de larga melena.
 Destacan cuatro -el del tupé, el de la barba, la youtuber y el que llora- y con esos nos hemos quedado.
 Ojalá se anime, porque esto pinta mal.

 

La tecnología nunca funciona en 'GH' Cuando se quieren poner estupendos, el asunto no encaja.
 Para inaugurar esta edición decidieron tirar de cromas y 'realidad virtual' -que no era ni realidad, ni virtual- y fue un desastre.
 No salió bien y no dio el pego. ¿Qué necesidad había? 
Ocurrió lo mismo cuando se empeñaron en colocar una casa inclinada y una caída libre que terminó con el participante en el hospital. 
El público está ya más que acostumbrado a cosas mejores y no sirve como reclamo para tenerles pegados al sofá.
 Mejor apostar por algo fácil como 'guardar un secreto'. En 'GH16' funcionó. ¿Se les ha olvidado ya?

Todos los chicos con jóvenes, morenos y con tono muscular y todas las chicas son jóvenes, morenas y de larga melena

¿Para qué hacerlo difícil cuando puede ser fácil? La gracia de la primera gala estuvo, se supone, en mentir a cada participante, haciéndole creer algo que no era real -que Mercedes Milá seguía presentando, que no eran concursantes oficiales, etc-. Demasiada complicación para resolverlo todo antes incluso de empezar. 
Lo mismo ocurre con 'el club', el invento de este año. 
Un espacio VIP para un concursante con ciertas prerrogativas. Muy bien. ¿Alguien ha entendido para qué sirve?
 Nosotros todavía no.
 Apostar por asuntos sencillos siempre sale mejor. 
Que sean los concursantes los que muevan la casa y no el público el que acabe perdiéndose.
 Todavía no les ha quedado claro.
¿Hoy también hay 'GH'?
Cuando una edición de 'GH' funciona -como la de famosos donde participó Belén Esteban- tiene lógica alargar al máximo el invento. De ahí la pseudogala del martes, destinada a avivar el concurso y, de paso, llenar otro 'prime time'.

 Pero si ocurre como en esta edición, donde no pasa nada, ¿para qué queremos tres entregas del mismo programa? 
Y sobre todo, cuando no consiguen ni ser la segunda opción de la noche.
 Igual tenemos demasiado 'Gran Hermano'. Ale, ¡ya lo hemos soltado!
 Seguro que terminaremos enganchándonos y arrepintiéndonos.
La omnipresencia de Jorge Javier No es que haber apostado por Jorge Javier Vázquez como sustituto de Mercedes Milá sea un error por ser quién es, sino por las consecuencias que tiene para la cadena. 
El presentador tiene carisma, tirón mediático y profesionalidad a raudales -el mejor del momento, sin duda-, perfecto para llevar un monstruo como 'GH'. 
Pero su elección ha supuesto unificar tres formados muy distintos con la misma cara: 'Sálvame', 'Supervivientes' y 'Gran Hermano'. Ahora, todo nos parece lo mismo.
 Y puede que ahí esté, en realidad, el trasfondo de la queja de los fans.
 Quieren sentirse especiales -tan solo hay que echar un vistazo a twitter- y con este cambio, no lo son.
 Era el momento de arriesgas.
 Lástima que las televisiones se han acostumbrado a rendirse ante el miedo.