Grace y Rainiero: 60 años de la boda entre el príncipe de Mónaco y la plebeya de Hollywood.
Hitchcock cambió la historia de Mónaco. Dicha afirmación puede parecer muy tajante, pero es cierta.
Si Grace Kelly
no hubiese rodado 'Atrapa a un ladrón', una de las cintas 'menores' del
mago del suspense, en los alrededores del Principado, jamás habría
conocido a Rainiero.
Y sin ese amor tampoco se habría producido la boda
que tuvo lugar el 19 de abril de 1956, hace ahora seis
décadas.
Aquel publicitado enlace convirtió a la actriz en princesa.
En
la meca del cine, se hablaba mucho de los romances que la gélida rubia
había mantenido con William Holden, Clark Gable o Cary Grant.
Sin embargo, cuando le presentaron al príncipe monegasco sobraron las
estrellas de cine.
La estrella estaba demasiado ocupada recibiendo a Rainiero en Estados Unidos cada vez que este cruzaba el Atlántico para visitarla de forma secreta.
Hitchcock cambió la historia de Mónaco. Dicha afirmación puede parecer muy tajante, pero es cierta. Si Grace Kelly
no hubiese rodado 'Atrapa a un ladrón', una de las cintas 'menores' del
mago del suspense, en los alrededores del Principado, jamás habría
conocido a Rainiero.
Y sin ese amor tampoco se habría producido la boda
que tuvo lugar el 19 de abril de 1956, hace ahora seis
décadas.
Aquel publicitado enlace convirtió a la actriz en princesa. En
la meca del cine, se hablaba mucho de los romances que la gélida rubia
había mantenido con William Holden, Clark Gable o Cary Grant.
Sin embargo, cuando le presentaron al príncipe monegasco sobraron las
estrellas de cine. La estrella estaba demasiado ocupada recibiendo a Rainiero en Estados Unidos cada vez que este cruzaba el Atlántico para visitarla de forma secreta.
© Proporcionado por Vanitatis
Grace y Rainiero, el día de su boda (Gtres)
Antes de eso, su primer encuentro ocurrió de la forma más fortuita. Fue en 1955, en mitad del rodaje de la película, cuando Grace
acudió al Festival de Cannes para representar a la Asociación de
Productores Cinematográficos de América.
El príncipe Rainiero aceptó
hacerse una sesión de fotos con ella para la revista 'París Match' y fue
entonces cuando surgió el flechazo.
La correspondencia entre ambos fue
abundante desde entonces. Ambos compartían la misma inquietud: cómo
hacer partícipe a la prensa de algo tan inusual como el enamoramiento
entre una actriz de Hollywood
Hitchcock cambió la historia de Mónaco. Dicha afirmación puede parecer muy tajante, pero es cierta. Si
Grace Kelly
no hubiese rodado 'Atrapa a un ladrón', una de las cintas 'menores' del
mago del suspense, en los alrededores del Principado, jamás habría
conocido a Rainiero. Y sin ese amor tampoco se habría producido la boda
que tuvo lugar
el 19 de abril de 1956, hace ahora seis
décadas. Aquel publicitado enlace convirtió a la actriz en princesa. En
la meca del cine, se hablaba mucho de los romances que la gélida rubia
había mantenido con
William Holden,
Clark Gable o
Cary Grant.
Sin embargo, cuando le presentaron al príncipe monegasco sobraron las
estrellas de cine. La estrella estaba demasiado ocupada recibiendo a
Rainiero en Estados Unidos cada vez que este cruzaba el Atlántico para visitarla de forma secreta.
© Proporcionado por Vanitatis
Grace y Rainiero, el día de su boda (Gtres)
El
romance parecía de cuento de hadas pero tras la estampa del príncipe y
la plebeya norteamericana existían realidades y acuerdos muy poco
idílicos.
El más importante, el que imponía que ella debía dejar su
profesión, ya que lo de ser una estrella del cine no era compatible con
ser la princesa de Mónaco
.
Desde que se anunció el compromiso hasta que llegó el mes de abril (y
con él la boda) la prensa habló de “acontecimiento del siglo” hasta
convertir la expresión en un cliché.
Se cursaron hasta 600 invitaciones para el gran día y no quedó puntada sin hilo. Esto incluyó el célebre vestido que lució Grace en la ceremonia, de encaje en la parte superior y diseñado por Helen Rose, que había trabajado durante años para la Metro-Goldwyn-Mayer,
estudio que quiso regalarle el vestido a la novia.
Todo parecía encajar
aquel día: desde la colocación de los invitados hasta una diseñadora de
cine para una actriz que, cual Cenicienta en el baile, se convertía en
princesa.
© Proporcionado por Vanitatis
(Gtres)
Boda de cine
© Externa