La NASA ha restablecido el contacto con la nave espacial STEREO-B
casi dos años después de haber perdido la comunicación con la sonda. La
última señal se recibió en la Tierra el 1 de octubre de 2014 y desde
entonces la agencia ha estado intentando ponerse en contacto
con la nave. Este domingo, un equipo de operaciones de la agencia
espacial captó una señal de la nave a través de DSN (Red de Espacio
Profundo, por sus siglas en inglés), una red internacional de antenas de
radio que se utilizan para contactar con todas las misiones espaciales.
La
sonda forma parte de la misión de la NASA Observatorio Solar de
Relaciones Terrestres (STEREO). El objetivo de la misión es estudiar el
Sol y comprender mejor su comportamiento; en concreto, BUSCA analizar el
fenómeno de las explosiones masivas cargadas de partículas que salen
disparadas del sol. Estas explosiones crean tormentas geomagnéticas
cuando chocan con el campo magnético de la Tierra y pueden dañar los
satélites de comunicaciones al introducirse en la red eléctrica del
planeta. Para estudiar estas explosiones solares, la NASA lanzó al
espacio las naves STEREO-A y STEREO-B en el año 2006. Ambas naves habían funcionado con normalidad cada una en su órbita, la A
situada por delante de la Tierra y la B por detrás para conseguir vistas
del sol que no se pueden obtener desde la Tierra. Pero después de un
reinicio programado, la nave STEREO-B no volvió a emitir señal alguna. La STEREO-A realizó el reseteo con normalidad. Desde entonces, la NASA
ha intentado cada mes restablecer la comunicación con la sonda sin
éxito. El contacto finalmente ha sido restablecido el 21 de agosto. El
equipo de la misión pretende continuar las comunicaciones con la sonda
para evaluar el estado de todos los subsistemas e instrumentos y
comprobar si puede recuperar el control de la nave.
El peluquero más caro del mundo y el que peina a Alexa Chung nos las explican.
"En mi caso la gente puede ver lo
que hago con las famosas y saben que si vienen a mi salón lo
conseguirán", afirma el peluquero de Alexa Chung.
Estas son las diferencias entre un corte de pelo de 30 euros y uno de 300
"En mi caso la gente puede ver lo
que hago con las famosas y saben que si vienen a mi salón lo
conseguirán", afirma el peluquero de Alexa Chung.
Foto: Getty
Dicen que Rihanna ha llegado a dejarse 16.000 euros semanales
en el salón de Ursula Stephen, artífice de sus vanguardistas y
comentados cortes de pelo . David Beckham algo más de 5.000 euros a
cambio de sus imitados cambios de peinado. Y Madonna, Penélope Cruz o
Katie Holmes pagan 500 al estilista Andy Lecompte cada vez que quieren modificar la forma de sus melenas . Más allá de las excentricidades propias de celebrities
que tienen cientos de dólares en el banco esperando a ser invertidos en
un capricho más extravagante y caro que el anterior, nos preguntamos si
existe una diferencia real entre un corte de pelo caro y uno barato. ¿Qué puede ofrecernos un corte de pelo de 300 euros que jamás conseguiremos pagando 30? ¿Cuánto deberíamos apoquinar el común de los mortales por un buen corte? ¿Incluyen los tijeretazos de cinco cifras un unicornio de regalo? Empecemos por definir qué es un buen corte de pelo. “Para empezar, el
cliente debe sentirse genial cuando salga de la peluquería. Pero la
verdadera prueba llega con el primer lavado. Un buen corte debe ser fácil de peinar y llevar sin que eso implique mucho esfuerzo. La segunda prueba para determinar su calidad es ver cómo va quedando a medida que crece”, explica a S ModaStuart Phillips, conocido por ser uno de los estilistas más caros del mundo
y el mejor de Reino Unido. Sus trabajos rondan los 23.000 euros y entre
su clientela se encuentra la tenista Serena Williams y un buen puñado
de adineradas oligarcas rusas. A pesar de que el precio de sus servicios
no ha dejado de aumentar en los últimos tiempos, su negocio no ha
dejado de crecer. “No nos ha hecho famosos un corte concreto que pida
todo el mundo. Más bien, nos diferencia que estudiamos a cada cliente en
profundidad: la forma de su cara, su estructura ósea, el tipo de
cabello y hasta su personalidad”, nos explica . El precio incluye
cubrir cualquier necesidad que tengan sus exclusivos parroquianos:
desde un cocinero que prepare su plato favorito hasta un cuidador para
sus mascotas. “Cuanto más pagas, mejor será la experiencia que
te ofrezca el salón y las opciones de cambio de imagen que te
proporcionen. No digo que un corte de 50 euros no sea bueno, pero uno
más caro en una peluquería de mayor reputación debería ser de mejor
calidad”, afirma el británico. Más allá de los ‘extras’ que ofrecen salones de lujo como el de
Phillips, existen otros tantos factores que influyen en el coste. La ubicación, la experiencia del estilista, la demanda o los premios que haya recibido el salón son elementos a tener en cuenta. Por supuesto, si eres el artífice de la melenita de Alexa Chung, uno de
los cortes más deseados del planeta, también puedes permitirte hinchar
los precios. “Las celebrities no pueden consentir tener un bad hair day
y si ellas confían en un estilista determinado es señal de que es
realmente bueno. En mi caso la gente puede ver lo que hago con las
famosas y saben que si vienen a mi salón, mi equipo y yo seremos capaces
de crear estos cortes y peinados”, cuenta a S ModaGeorge Northwood, creador del peinado de la it girl británica así como de la melena rubia de la modelo Rosie Huntington-Whiteley. En su opinión, “por 30 euros harás lo que te pide el cliente pero nada más. Cortarás las puntas y listo. Los consumidores conocen su pelo y tienen una idea de lo que les gusta
pero depende del peluquero saber explotar su físico para que se vean lo
mejor posible. Solo los mejores profesionales son capaces de lograrlo.
Desde luego, si tienes el cabello complicado, frágil o que cambia
drásticamente debido a una enfermedad, vale la pena gastar más en
estilista mejor y más experimentado”, sentencia por correo electrónico. “La diferencia es que un buen peluquero cortará el pelo siguiendo las
directrices del cliente, mientras que uno excelente será capaz de crear
un look inspirador dentro de los límites establecidos por el usuario”, resume.
El look capilar de David Beckham, uno de los más copiados y admirados por los hombres, podría costar 5.000 euros.
Sin embargo, igual que ocurre con una simple camiseta blanca de firma y otra procedente de una cadena low cost,
puede que la diferencia esté en la calidad del tejido, el patrón o la
durabilidad o que el precio desorbitado de la primera simplemente se
justifique por el logo que aparece en su etiqueta.
“Es posible que a veces un precio alto sea una estrategia de marketing para conseguir popularidad”,
reconocen ambos estilistas, “sin embargo, solo un salón a la última,
excelentes habilidades y mucha experiencia podrán respaldarla a lo largo
del tiempo”.
Lo mejor para no caer en la trampa es “no asumir que un
precio más alto sea sinónimo de una mejor calidad.
Mira cómo salen los
clientes del salón, busca algún reportaje que muestre el trabajo del
estilista y encuentra el profesional correcto en el lugar adecuado para
ti”, aconseja el peluquero de Alexa Chung.
Tampoco está de más recordar
que muchos de estos afamados profesionales cortan el pelo gratis a las celebrities, consiguiendo la notoriedad y reputación suficientes para inflar sus tarifas al resto de clientes.
Teniendo en cuenta que parece poco probable que cualquiera de
nosotros frecuente peluquerías con cuidadores para perros o con un chef
que nos prepare el almuerzo mientras pasamos por chapa y pintura, ¿de
verdad existe una diferencia real entre un corte de 30 euros y uno de
300? ¿Pagar 150 sería garantía de no salir enfadados de la peluquería
nunca más? Xavi García, director artístico de la conocida peluquería madrileña Salón 44,
nos ayuda a despejar las incógnitas. “Una de las principales
diferencias entre un corte caro y uno barato suele ser el tiempo
empleado. Nosotros invertimos más o menos hora y cuarto en atender a
cada cliente (diagnóstico inicial, corte, secado y corte en seco para
asegurar que el resultado es el deseado), mientras que un salón low cost apenas empleará 20 minutos por persona”,
aclara el estilista. “Lo más importante es que el corte sea fácil de
mantener en casa y que tenga algo especial”, insiste el profesional.
García considera que a partir de los 300 euros hablaríamos de un
corte de pelo demasiado caro que solo se podría justificar “si estás en
un palacete parisino”. Por lo demás, el estilista aclara que en España
–desde luego las tarifas varían mucho de unos países a otros y no son
comparables las nacionales con las que podríamos pagar en Londres, Nueva
York o San Francisco– “un buen corte de pelo debería costar entre 50 y los 250 euros”.
Varios tabloides aseguran que Rihanna gasta 14.00 euros semanales en peluquería.
Mientras las ventas de cosméticos no paran de aumentar (incluso en época
de crisis), las firmas buscan en las celebrities algo más que un
reclamo publicitario. Ahora las famosas no solo anuncian, también crean
sus propias líneas de maquillaje.
Miguel Álvarez, maquillador
oficial de Max Factor, ha creado un look para Sandra Aguilar y Lourdes
Mohedano, dos de las gimnastas españolas que aspiran a ganar medalla en
los Juegos de Río.
Mientras las ventas de
cosméticos no paran de aumentar (incluso en época de crisis), las firmas
buscan en las celebrities algo más que un reclamo publicitario. Ahora
las famosas no solo anuncian, también crean sus propias líneas de
maquillaje.
Cuatro simples pasos y cinco
productos de Yves Saint Laurent es todo lo que necesitas para realizar
un maquillaje que irradie la luz natural de la piel. La maquilladora
Mercedes Couceiro nos enseña cómo conseguirlo.
Un fenómeno similar está detrás del deshielo sin precedentes de Groenlandia.
La sureña Antártida es desde hace años el refugio de los
negacionistas del cambio climático. La cantidad de hielo que rodea el
continente aumenta, al contrario que el norteño Ártico, en el otro polo,
que se derrite. Hay más hielo que nunca rodeando la Antártida, repiten
una y otra vez los negacionistas. Sin embargo, es una verdad a medias.
La Antártida en su conjunto pierde hielo. Y el hielo marino que rodea la Antártida crece, sí, pero por la
topografía del continente y la forma del fondo marino, factores que
influyen en los vientos y las corrientes alimentando un peculiar
microcosmos, según la NASA, en un contexto de indiscutible calentamiento global. El año 2015 fue el más cálido desde que empezaron los registros en 1880.
Un nuevo estudio en el glaciar Langhovde, en la Antártida Oriental,
ofrece más munición contra los negacionistas. Un equipo liderado por el
glaciólogo británico Stewart Jamieson
ha observado allí la formación de casi 8.000 lagos a partir de hielo
derretido durante los veranos del periodo 2000-2013. Las imágenes de
satélite muestran esa porción del continente blanco salpicada de
hermosas manchas azules. “Se sabe que los lagos supraglaciales influyen
en el derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia y potencialmente
causan la desintegración de la plataforma de hielo de la península
Antártica [en la Antártida Occidental]”, advierten los autores en su
estudio, publicado en la revista especializada Geophysical Research Letters. Jamieson, de la Universidad de Durham (Reino Unido), y sus colegas
subrayan que, aparentemente, el agua de los nuevos lagos desaparece en
el interior del glaciar, debilitándolo y facilitando su ruptura. En
2002, un fenómeno similar provocó el desgajamiento
de un gigantesco bloque de hielo de 3.250 kilómetros cuadrados, la
plataforma denominada Larsen B, en la península Antártica (Luxemburgo
tiene 2.500 kilómetros cuadrados). Esta lengua de tierra, que apunta
hacia Sudamérica, ha registrado históricamente, y al margen del resto de
la Antártida, algunos de los mayores aumentos de temperatura en el
hemisferio sur. Es la primera vez que se detecta este fenómeno de los lagos azules en
la Antártida Oriental, la mayor masa de hielo del planeta. “Durante
mucho tiempo la gente ha asumido que esta parte del continente era
relativamente estable, que no había muchos cambios, que es muy muy fría. Solo muy recientemente se han identificado los primeros lagos
supraglaciales sobre el hielo”, ha explicado Jamieson a The Washington Post.
El año 2015 fue el más cálido desde que empezaron los registros en 1880
El diario estadounidense detalla el porqué de la preocupación. En
2012, la NASA anunció un deshielo de la superficie de Groenlandia sin precedentes en los últimos 150 años. Y los indicios sugieren que este derretimiento está disparado por la
formación de lagos supraglaciales. Estas masas de agua, formadas en
verano por las altas temperaturas, pueden filtrarse y formar ríos bajo
el hielo, facilitando el deshielo. Al llegar al mar, además, el agua
dulce puede formar remolinos en el agua salada que faciliten la erosión
en la parte frontal de los glaciares.
“El tamaño de estos lagos [en la Antártida Oriental] todavía no es
suficientemente grande, pero si continúa el calentamiento del clima en
el futuro solo podemos esperar que el tamaño y el número de estos lagos
aumente”, alerta Jamieson.
En 2007, los científicos de la ONU
advirtieron de que bastaría un deshielo parcial de los mantos de
Groenlandia y el Antártico occidental para provocar, a lo largo de
siglos, un incremento del nivel del mar de entre cuatro y seis metros, inundando multitud de ciudades costeras.
Y la Antártida Oriental es la mayor masa de hielo del planeta.
La
correspondencia de la hispanista francesa, que se expondrá en la
Biblioteca Nacional, revela su papel esencial en la difusión
internacional de grandes autores del siglo XX.
Cuando la joven Mathilde Pomès veía los Pirineos desde su casa, se
preguntaba qué había al otro lado. Nacida en 1886 en el pueblo de
Lescurry, su curiosidad le impulsó a aprender español y a asistir cada
verano, desde 1912, a unos cursos de verano en Burgos. Allí conoció a
escritores e intelectuales, entre ellos, un joven poeta, Pedro Salinas, que luego integró la Generación del 27. Su influencia como profesora de La Sorbona –fue la primera catedrática
de español en esa universidad– ayudó a que a Salinas le diesen allí un
puesto. Ese fue el primero de los muchos favores que, de manera
desinteresada, hizo esta mujer a los grandes de la literatura española
de la primera mitad del siglo XX. Así lo demuestra el millar de cartas
que acumuló de 160 figuras (Unamuno, Azorín, Falla, Turina, Machado,
Azaña, Gómez de la Serna, Gerardo Diego, Alberti, Jorge Guillén…) y de
las que una pequeña muestra, en torno a 40, prácticamente todas
inéditas, formarán parte de una exposición en la Biblioteca Nacional a partir del 30 de septiembre. La comisaria de la exposición, Elisa Ruiz García, catedrática emérita
de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de
Madrid, conoció a Pomès por su marido, Manuel Sito Alba, que dirigió la
Biblioteca española de París. “Ella no había tenido hijos y vivía en
una residencia. La visitábamos, nos contaba cosas, le llevábamos
fruta…”. Ruiz cree que Pomès vio en ellos a los nietos que no había
disfrutado, y quizás fue la razón por la que un día les anunció que les
regalaba las valiosas cartas que guardaba. Ruiz, nacida en 1937, se ríe
cuando dice que ahora se ve “como Mathilde, mayor” y por ello ha donado a
la Biblioteca Nacional las cartas de la hispanista y poeta, fallecida
en 1977. En esa correspondencia se aprecia su “amistad profunda” con Manuel de
Falla, al que había conocido en Granada. La hermana del músico se
dirigió a ella en febrero de 1930 para decirle que el autor de El amor brujo
estaba con depresión; con Unamuno, “el intelectual español que más le
impactó”, le confesó a la profesora Ruiz, y del que habrá en la
exposición una foto dedicada a Pomès: “Con un abrazo espiritual”. También, Baroja, Ortega y la Generación del 27,
“con los que se entendía muy bien porque eran de la misma edad”. Unos
jóvenes que se alejan de algunos de sus predecesores, como le escribe
Salinas en 1928: “La vieja Azorín con sus ridículos intentos teatrales. Baroja viviendo de las sobras de su arte. Machado, digno, noble siempre,
pero con ese aire remoto suyo”. Los escritores españoles le enviaban sus poemas y manuscritos a esta mujer inteligente, de estatura media, pelo a lo garçon y mirada penetrante. “Ella los traducía al francés y escribía artículos en Le Figaro,
donde colaboraba, para darlos a conocer. Fue clave en su difusión en
París, que entonces era la capital cultural del mundo. Si triunfabas
allí, podías tener éxito mundial”. Ramón Gómez de la Serna, del que
vertió al francés sus greguerías, la llamó “mi querida y admirada hada
madrina” en una de las 35 cartas que se conservan de él, todas escritas
en tinta roja. La triple condición de amiga, traductora y agente
literaria llevó a Vicente Aleixandre a definirla como “el verdadero
cónsul de la poesía española en Europa”. Muchos de ellos la visitaron en
su casa de París, un cuarto piso en el que al entrar solía haber un
agradable olor a sopa de verduras.
Las misivas de Pomès conforman “un fresco de la intelectualidad
española entre los años 20 y los 50 del siglo XX, un periodo crucial, y
en los textos hay referencias a la situación literaria, social y
política”. El agradecimiento de la flor y nata de la poesía española a
Pomès se reflejó en un homenaje al que ella acudió, el 10 de abril de
1931, en un restaurante de Madrid. En la Biblioteca Nacional se mostrará
una foto de aquella comida, en la que los asistentes firmaron un
tarjetón en el que Lorca dibujo a una joven con una copa. Sin embargo, en el archivo de Pomès hay un grupo de 55 cartas que tienen otra dimensión,
más emotiva, las de la esposa de Salinas, Margarita Bonmatí
(1883-1953). “En ellas describe si él está animado, si escribe…”. Un
itinerario de primera mano de su producción, como certifica una misiva
de 1931: “Hay un cambio en su poesía, lo siento como buscándose entre
nieblas, pero no acertando a dar con la luz”. Bonmatí le cuenta, un año
después, la complicada vida política española: “Los monárquicos, los
extremistas y los comunistas han avanzado con una sola idea, destruir
esta República tan humana”.
Durante 30 años, Mathilde y Margarita forjaron una gran relación
.
“Aunque Margarita pertenecía a la alta burguesía, tuvo una vida difícil,
porque su marido conoció en 1932 a una profesora estadounidense,
Katherine Prue Reding, de la que se enamoró”. Cuando descubrió la
infidelidad, quiso suicidarse arrojándose al río Tajo, pero fue salvada
por alguien que pasaba por allí.
“En la correspondencia posterior se
aprecia, entre líneas, de manera delicada, su situación dramática”.
Cuatro años después estalla la Guerra Civil, y Salinas, significado con
la República, está con su mujer en Santander, donde dirigía los cursos
de la Universidad Menéndez Pelayo, y con Mathilde.
La francesa parte en
un barco llegado a la capital cántabra para evacuar a los extranjeros y
se lleva a los dos hijos de los Salinas, que hace pasar por suyos, para
sacarlos de España.
El autor de La voz a ti debida se lo agradecerá en una carta en la que se muestra “preocupadísimo y sin noticias de lo que ocurre” en el país.
Él y su esposa consiguieron abandonar España y partieron todos al exilio en Estados Unidos. “El que es un poco honesto o civilizado se ha ido a la desbandada”, le cuenta Bonmatí a su amiga.
La herida del exilio sigue abierta en 1950. Salinas escribe: “Estoy
resuelto a no pisar España mientras mande allí ese y esa canalla”, pero
añora su país y surge el miedo del desarraigo: “Pienso a ratos: ¿Qué
español hablo y escribo?”. La diáspora que causó la Guerra Civil diluyó
poco a poco los contactos de Pomès con sus amigos escritores. A la
profesora Ruiz le cuesta aún hoy entender el embelesamiento que Mathilde
Pomès tuvo por la cultura española, y del que da cuenta en una carta a
Guillén: “El verdadero clima de mi alma, yo lo he saboreado en España
con una emoción y un amor indecibles”.
Juan Ramón Jiménez, vendedor de bordados
Entre las numerosas muestras de generosidad de la hispanista Mathilde
Pomés hacia los escritores españoles, no solo las había literarias,
sino que también se preocupaba por aliviar sus aprietos económicos. El
mejor ejemplo es Juan Ramón Jiménez. El poeta encerrado en su creación
no tenía muchos ingresos, así que su esposa, Zenobia Camprubí, decidió
abrir en Madrid “una tienda de arte español, que vendía bordados,
encajes, artesanía…”, cuenta la profesora Elisa Ruiz. “Mathilde les
ayudaba enviando desde Francia materiales, como hilos de colores. Y, de
vuelta, Zenobia le mandaba los productos elaborados para que ella los
vendiese entre sus amistades de París”.