Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

23 jul 2016

Arruinados, olvidados y trastornados: la maldición de interpretar a Tarzán..................... Juan Sanguino

La ruina persigue a los que se meten en la piel del Rey de los Monos: psiquiátricos, mala suerte, marginación... Uno llegó a casarse con la baronesa Thyssen.

Johnny Weissmuller llevando a cabo el famoso grito de Tarzán. También lo gritaba en los pasillos del psiquiátrico donde ingresó. Cordon
Hace casi 100 años comenzó la saga más longeva del cine: las aventuras de Tarzán han sido narradas nada menos que en 56 películas. El creador del personaje, Edgar Rice Burroughs (Chicago, 1875 – California, 1950), escribió 25 novelas al mismo ritmo que sus adaptaciones cinematográficas arrasaban en la taquilla.
 A lo largo del último siglo, Tarzán se ha mantenido como un símbolo y un espejo en el que la sociedad occidental posrevolución industrial se ha examinado a sí misma.
Como en los actuales éxitos de Marvel, el personaje está por encima del actor (Spiderman va por su tercer Peter Parker en 15 años) y el cuerpo es solo un vehículo para recrear al héroe que todo el mundo conoce.
 Tarzán ha tenido 21 rostros (y torsos) distintos y la mayoría tienen algo en común: el mito devoró al hombre.
Arruinados, olvidados y trastornados, los actores que conocieron la gloria saltando de liana en liana en taparrabos acabaron lamentando el día que aceptaron encarnar al Rey de los Monos.

Johnny Weissmuller: acabó emulando el grito de Tarzán en un psiquiátrico

El Tarzán más famoso de la historia acabó en un hospital psiquiátrico, con una de esas vergonzantes batas que dejan ver el trasero, escupiendo a otros pacientes y emulando su grito de Tarzán por los pasillos.
 La gran preocupación de su cuarta mujer, que le acompañó hasta su muerte, era que nadie le fotografía en ese estado de locura. Y lo consiguió.

Nacido en 1904 en Rumanía (cuando todavía era el Imperio Austro-húngaro), el nadador Johann Weißmüller estaba destinado a la gloria
. Los 67 récords mundiales que batió a lo largo de su carrera y los 5 oros olímpicos le permitieron retirarse en 1929 como el mejor nadador del siglo XX: nunca había sido vencido.
Rebautizado como Johnny Weissmuller firmó un contrato de 7 años, tal y como regían las reglas de Hollywood, que inauguró con Tarzán de los monos (W.S. Van Dyke, 1932).
 El éxito fue tan colosal que La Metro Goldwyn Mayer no le dejó interpretar a otro personaje.
 El icónico grito de Tarzán empezó siendo una mezcla de tres vocalistas, pero Weissmuller acabó siendo capaz de reproducirlo de forma natural (tal y como comprobarían todos los pacientes del hospital donde pasó sus últimos días) y a día de hoy sigue siendo utilizado como el canon.
El afán del exnadador y estrella por demostrar otras facetas como actor quedó frustrado al abandonar la saga de Tarzán solo para verse atrapado en otra serie sobre un aventurero en la jungla: Jim de la selva.
 Entre 1948 y 1954 Weissmuller protagonizó 13 películas sobre Jim de la selva, rodadas de dos en dos en estrictos plazos de 20 días.
 Nueve jornadas de rodaje para cada película (con dos días de descanso en medio) que daban lugar a películas baratas casi de videoaficionado.
 Cuando se retiró del cine, Johnny invirtió sus ganancias en diversas empresas, como una de construcción piscinas que le terminó arruinado, a lo cual no ayudaron sus tres divorcios en 15 años. Retirado en Acapulco, México (donde murió, en 1984, con 79 años), Weissmuller sufrió en la vida la derrota que no había conocido como nadador.

Elmo Lincoln: fue el primero, fracasó y se hizo minero

La llegada del cine sonoro arruinó la carrera y la vida de todos esos actores que eran muy expresivos pero no sabían hablar.
 El primer Tarzán mudo del cine (Tarzán de los monos, Scott Sidney, 1918) fue Elmo Lincoln (Indiana, 1889- Los Ángeles, EE. UU., 1952), que sufrió todo tipo de censura por sus imágenes violentas y por los planos de negros mirando lascivamente a Jane o llevándola en brazos.
 Pero fue un éxito en taquilla y dio dos secuelas.
 Lincoln se retiró del cine con la llegada del sonido y, tras probar suerte como minero, se propuso volver a trabajar en Hollywood.
 Pero nadie le estaba esperando y solo consiguió papeles como extra. Elmo Lincoln apareció en Tarzán contra el mundo (1942) y Tarzán y la fuente mágica (1949) acreditado como "peón de circo" y "pescador reparando su red" respectivamente.

Lex Barker: vida de 'playboy', boda con la baronesa Thyssen y suicidios

En España, Lex Barker (Nueva York, 1919-1973) es más famoso por ser el marido que convirtió a Tita Cervera en bígama al casarse con Espartaco Santoni cuando aún no estaba legalmente divorciada de Lex.
 Pero además de eso fue Tarzán.
Con solo cinco películas, estrenadas entre 1949 y 1953, Barker se convirtió en el Tarzán más famoso del siglo junto con Johnny Weissmuller.
En cuanto se deshizo del personaje abrazó la vida de playboy y encadenó un matrimonio con otro.
 Su tercera mujer fue Lana Turner y la quinta una Miss España llamada Carmen Cervera que pasaría a la historia de la vida social y cultural de nuestro país como la baronesa Thyssen. ¿Qué hace en esta lista de señores desdichados? Cada matrimonio acabó peor que el anterior.
Tita Cervera (quinta mujer del actor) acabó lanzando las cenizas de Lex Barker al mar Mediterráneo desde su chalet de Sant Feliú de Guíxols (Gerona).


La hija de Lana Turner le acusó de abusos sexuales cuando ella tenía entre 10 y 13 años, lo cual terminó con Turner echándole de casa a punta de pistola.
Ese mismo año Lex se casó con una actriz suiza, Irene Labhardt, que se suicidaría 5 años después.
 Su última esposa fue Tita Cervera y aunque se divorciaron en 1972 una confusión administrativa declaró el divorcio como no válido.
Cuando en 1973 Lex Barker se dirigía a ver a la que iba a ser su sexta esposa, la actriz Karen Kondazian, murió de un infarto y las cenizas fueron enviadas a la que legalmente seguía siendo su mujer
. Tita tiró las cenizas al Mediterráneo desde su chalé en la localidad gerundense de Sant Feliú de Guíxols. Y adiós Lex.

James Pierce: el Rey de los Monos con más mala suerte

El escritor y creador de Tarzán, Edgar Rice Burroughs, quedó tan impresionado con la virilidad de James Pierce (Indiana, 1900- California, 1983) que le convenció para encarnar al héroe de la jungla. Un año más tarde, James protagonizaba Tarzán y el león dorado (J. P. McGowan, 1927) y se casaba con la hija de Burroughs, Joan.
Todo iba sobre ruedas.
Solo un dato que luego resultaría letal: para poder rodar la película, Pierce tuvo que renunciar a protagonizar Alas (William A. Wellman, 1927)
. El destino de ambas películas fue radicalmente opuesto: Tarzán y el léon dorado desapareció (literal) y el actor se pasó toda su vida buscando una copia, que solo apareció tras su muerte; sin embargo, Alas pasó a la historia como la primera ganadora del Oscar y convirtió en una leyenda al joven actor que sustituyó a James Pierce.
 Un muchacho llamado Gary Cooper. Sí, muy mala suerte la de James Pierce.


Frank Merrill: gritaba bien, hablaba mal

El destino puede ser muy sádico y más en Hollywood, donde todo el mundo es reemplazable
. Frank Merrill (Nueva Jersey, 1893-1966) fue el primer actor que entonó el emblemático grito de la victoria de Tarzán.
Lo hizo para doblar al pobre Elmo Lincoln, pero Frank acabó corriendo su misma suerte
. Tras protagonizar un par de aventuras (Tarzan The Mighty y Tarzan The Tiger, en 1928 y 1929) fue despedido porque, aunque el grito le salía imponente, su voz no era adecuada para el cine sonoro.
Jock Mahoney se contagió de disentería durante el rodaje de 'Los tres desafíos de Tarzán' (1963). Getty

Jock Mahoney: enfermó, perdió 20 kilos y le despidieron

Aunque irrumpió en la saga como el villano de Tarzán el magnífico (Robert Day, 1960), su imponente envergadura física le llevó a encarnar al héroe en Tarzán en la India (1962) y Los tres desafíos de Tarzán (1963).
 Durante el rodaje de esta última en Tailandia, Mahoney contrajo disentería y la fiebre del dengue. Debido a su enfermedad Jock perdió 20 kilos y la Metro Goldwyn Mayer rescindió su contrato.

Christopher Lambert: palos de ciego

En los 80 parecía destinado a ser una estrella.
 Su encarnación de Tarzán en Greystoke. La leyenda de Tarzán, rey de los monos (porque no cabían más palabras en el póster), dirigida por Hugh Hudson en 1984, logró tres nominaciones al Oscar y devolvió al mito a su concepción original en las novelas de Burroughs: ya no era un ser humano torpe y sin habilidades sociales sino una criatura con asombrosas destrezas y capacidad de aprender.
Lambert se convirtió en uno de esos actores admirados por padres, madres, niños y abuelos.
Los inmortales (Russell Mulcahy, 1986) fue un fenómeno de taquilla y Lambert se convirtió en uno de esos actores admirados por padres, madres, niños y abuelos.
 Su suerte acabó ahí, tras sólo dos años de gloria
. La carrera de Christopher Lambert se hundió en productos baratos que nunca se estrenaban en cines y su miopía galopante le obligó a rodar sus películas sin ver prácticamente nada, ya que no le dejan rodar con gafas.
El resultado han sido multitud de caídas y accidentes que han ido mermando su estado físico.

Casper Van Dien sobrevaloró su talento y su carrera se fue a pique.

Casper Van Dien: 12 años en el olvido (y ahí sigue)

Un año antes de que Disney trajese al héroe al siglo XXI en dibujos animados (Tarzán, de 1999), Tarzán y la ciudad perdida (Carl Schenkel, 1998) se propuso recuperar el espíritu de folletín de aventuras para el domingo por la tarde.
 Supuestamente era una secuela de Greystoke, sustituyendo a Christopher Lambert por un Tarzán forjado con batidos de proteínas.
 Casper Van Dien (Florida, 1968) había protagonizado Starship Troopers (Paul Verhoeven, 1997) y creyó estar por encima de su secuela, la cual rechazó en 2004.
Su carrera se fue a pique y en 2008 aceptó desesperado la tercera parte, Starship Troopers. Armas del futuro, que se estrenó directamente en dvd.
 Ese parece ser su terreno, pues lleva 12 años sin estrenar nada en cines.

Johnny Weissmuller llevando a cabo el famoso grito de Tarzán. También lo gritaba en los pasillos del psiquiátrico donde ingresó. Cordon
Hace casi 100 años comenzó la saga más longeva del cine: las aventuras de Tarzán han sido narradas nada menos que en 56 películas. El creador del personaje, Edgar Rice Burroughs (Chicago, 1875 – California, 1950), escribió 25 novelas al mismo ritmo que sus adaptaciones cinematográficas arrasaban en la taquilla. A lo largo del último siglo, Tarzán se ha mantenido como un símbolo y un espejo en el que la sociedad occidental posrevolución industrial se ha examinado a sí misma.
Como en los actuales éxitos de Marvel, el personaje está por encima del actor (Spiderman va por su tercer Peter Parker en 15 años) y el cuerpo es solo un vehículo para recrear al héroe que todo el mundo conoce. Tarzán ha tenido 21 rostros (y torsos) distintos y la mayoría tienen algo en común: el mito devoró al hombre. Arruinados, olvidados y trastornados, los actores que conocieron la gloria saltando de liana en liana en taparrabos acabaron lamentando el día que aceptaron encarnar al Rey de los Monos.

Johnny Weissmuller: acabó emulando el grito de Tarzán en un psiquiátrico

El Tarzán más famoso de la historia acabó en un hospital psiquiátrico, con una de esas vergonzantes batas que dejan ver el trasero, escupiendo a otros pacientes y emulando su grito de Tarzán por los pasillos. La gran preocupación de su cuarta mujer, que le acompañó hasta su muerte, era que nadie le fotografía en ese estado de locura. Y lo consiguió.
Johnny Weissmuller, el Tarzán más famoso de la historia, acabó retirado en Acapulco (México). Cordon
Nacido en 1904 en Rumanía (cuando todavía era el Imperio Austro-húngaro), el nadador Johann Weißmüller estaba destinado a la gloria. Los 67 récords mundiales que batió a lo largo de su carrera y los 5 oros olímpicos le permitieron retirarse en 1929 como el mejor nadador del siglo XX: nunca había sido vencido.
Rebautizado como Johnny Weissmuller firmó un contrato de 7 años, tal y como regían las reglas de Hollywood, que inauguró con Tarzán de los monos (W.S. Van Dyke, 1932). El éxito fue tan colosal que La Metro Goldwyn Mayer no le dejó interpretar a otro personaje. El icónico grito de Tarzán empezó siendo una mezcla de tres vocalistas, pero Weissmuller acabó siendo capaz de reproducirlo de forma natural (tal y como comprobarían todos los pacientes del hospital donde pasó sus últimos días) y a día de hoy sigue siendo utilizado como el canon.
El afán del exnadador y estrella por demostrar otras facetas como actor quedó frustrado al abandonar la saga de Tarzán solo para verse atrapado en otra serie sobre un aventurero en la jungla: Jim de la selva. Entre 1948 y 1954 Weissmuller protagonizó 13 películas sobre Jim de la selva, rodadas de dos en dos en estrictos plazos de 20 días. Nueve jornadas de rodaje para cada película (con dos días de descanso en medio) que daban lugar a películas baratas casi de videoaficionado. Cuando se retiró del cine, Johnny invirtió sus ganancias en diversas empresas, como una de construcción piscinas que le terminó arruinado, a lo cual no ayudaron sus tres divorcios en 15 años. Retirado en Acapulco, México (donde murió, en 1984, con 79 años), Weissmuller sufrió en la vida la derrota que no había conocido como nadador.
Elmo Lincoln pasó de interpretar a Tarzán a picar en la mina. Cordon

Elmo Lincoln: fue el primero, fracasó y se hizo minero

La llegada del cine sonoro arruinó la carrera y la vida de todos esos actores que eran muy expresivos pero no sabían hablar. El primer Tarzán mudo del cine (Tarzán de los monos, Scott Sidney, 1918) fue Elmo Lincoln (Indiana, 1889- Los Ángeles, EE. UU., 1952), que sufrió todo tipo de censura por sus imágenes violentas y por los planos de negros mirando lascivamente a Jane o llevándola en brazos. Pero fue un éxito en taquilla y dio dos secuelas. Lincoln se retiró del cine con la llegada del sonido y, tras probar suerte como minero, se propuso volver a trabajar en Hollywood. Pero nadie le estaba esperando y solo consiguió papeles como extra. Elmo Lincoln apareció en Tarzán contra el mundo (1942) y Tarzán y la fuente mágica (1949) acreditado como "peón de circo" y "pescador reparando su red" respectivamente.

Lex Barker: vida de 'playboy', boda con la baronesa Thyssen y suicidios

En España, Lex Barker (Nueva York, 1919-1973) es más famoso por ser el marido que convirtió a Tita Cervera en bígama al casarse con Espartaco Santoni cuando aún no estaba legalmente divorciada de Lex. Pero además de eso fue Tarzán. Con solo cinco películas, estrenadas entre 1949 y 1953, Barker se convirtió en el Tarzán más famoso del siglo junto con Johnny Weissmuller. En cuanto se deshizo del personaje abrazó la vida de playboy y encadenó un matrimonio con otro. Su tercera mujer fue Lana Turner y la quinta una Miss España llamada Carmen Cervera que pasaría a la historia de la vida social y cultural de nuestro país como la baronesa Thyssen. ¿Qué hace en esta lista de señores desdichados? Cada matrimonio acabó peor que el anterior.
Tita Cervera (quinta mujer del actor) acabó lanzando las cenizas de Lex Barker al mar Mediterráneo desde su chalet de Sant Feliú de Guíxols (Gerona). Cordon
La hija de Lana Turner le acusó de abusos sexuales cuando ella tenía entre 10 y 13 años, lo cual terminó con Turner echándole de casa a punta de pistola. Ese mismo año Lex se casó con una actriz suiza, Irene Labhardt, que se suicidaría 5 años después. Su última esposa fue Tita Cervera y aunque se divorciaron en 1972 una confusión administrativa declaró el divorcio como no válido. Cuando en 1973 Lex Barker se dirigía a ver a la que iba a ser su sexta esposa, la actriz Karen Kondazian, murió de un infarto y las cenizas fueron enviadas a la que legalmente seguía siendo su mujer. Tita tiró las cenizas al Mediterráneo desde su chalé en la localidad gerundense de Sant Feliú de Guíxols. Y adiós Lex.
James Pierce rechazó protagonizar 'Alas', primera película ganadora del Oscar, para convertirse en un Tarzán al que nadie recuerda.

James Pierce: el Rey de los Monos con más mala suerte

El escritor y creador de Tarzán, Edgar Rice Burroughs, quedó tan impresionado con la virilidad de James Pierce (Indiana, 1900- California, 1983) que le convenció para encarnar al héroe de la jungla. Un año más tarde, James protagonizaba Tarzán y el león dorado (J. P. McGowan, 1927) y se casaba con la hija de Burroughs, Joan. Todo iba sobre ruedas. Solo un dato que luego resultaría letal: para poder rodar la película, Pierce tuvo que renunciar a protagonizar Alas (William A. Wellman, 1927). El destino de ambas películas fue radicalmente opuesto: Tarzán y el léon dorado desapareció (literal) y el actor se pasó toda su vida buscando una copia, que solo apareció tras su muerte; sin embargo, Alas pasó a la historia como la primera ganadora del Oscar y convirtió en una leyenda al joven actor que sustituyó a James Pierce. Un muchacho llamado Gary Cooper. Sí, muy mala suerte la de James Pierce.
Frank Merrill fue el primero en entonar el mítico grito de Tarzán. Cordon

Frank Merrill: gritaba bien, hablaba mal

El destino puede ser muy sádico y más en Hollywood, donde todo el mundo es reemplazable. Frank Merrill (Nueva Jersey, 1893-1966) fue el primer actor que entonó el emblemático grito de la victoria de Tarzán. Lo hizo para doblar al pobre Elmo Lincoln, pero Frank acabó corriendo su misma suerte. Tras protagonizar un par de aventuras (Tarzan The Mighty y Tarzan The Tiger, en 1928 y 1929) fue despedido porque, aunque el grito le salía imponente, su voz no era adecuada para el cine sonoro.
Jock Mahoney se contagió de disentería durante el rodaje de 'Los tres desafíos de Tarzán' (1963). Getty

Jock Mahoney: enfermó, perdió 20 kilos y le despidieron

Aunque irrumpió en la saga como el villano de Tarzán el magnífico (Robert Day, 1960), su imponente envergadura física le llevó a encarnar al héroe en Tarzán en la India (1962) y Los tres desafíos de Tarzán (1963). Durante el rodaje de esta última en Tailandia, Mahoney contrajo disentería y la fiebre del dengue. Debido a su enfermedad Jock perdió 20 kilos y la Metro Goldwyn Mayer rescindió su contrato.

Christopher Lambert: palos de ciego

En los 80 parecía destinado a ser una estrella. Su encarnación de Tarzán en Greystoke. La leyenda de Tarzán, rey de los monos (porque no cabían más palabras en el póster), dirigida por Hugh Hudson en 1984, logró tres nominaciones al Oscar y devolvió al mito a su concepción original en las novelas de Burroughs: ya no era un ser humano torpe y sin habilidades sociales sino una criatura con asombrosas destrezas y capacidad de aprender.
Lambert se convirtió en uno de esos actores admirados por padres, madres, niños y abuelos.
Los inmortales (Russell Mulcahy, 1986) fue un fenómeno de taquilla y Lambert se convirtió en uno de esos actores admirados por padres, madres, niños y abuelos. Su suerte acabó ahí, tras sólo dos años de gloria. La carrera de Christopher Lambert se hundió en productos baratos que nunca se estrenaban en cines y su miopía galopante le obligó a rodar sus películas sin ver prácticamente nada, ya que no le dejan rodar con gafas. El resultado han sido multitud de caídas y accidentes que han ido mermando su estado físico.
Casper Van Dien sobrevaloró su talento y su carrera se fue a pique.

Casper Van Dien: 12 años en el olvido (y ahí sigue)

Un año antes de que Disney trajese al héroe al siglo XXI en dibujos animados (Tarzán, de 1999), Tarzán y la ciudad perdida (Carl Schenkel, 1998) se propuso recuperar el espíritu de folletín de aventuras para el domingo por la tarde. Supuestamente era una secuela de Greystoke, sustituyendo a Christopher Lambert por un Tarzán forjado con batidos de proteínas. Casper Van Dien (Florida, 1968) había protagonizado Starship Troopers (Paul Verhoeven, 1997) y creyó estar por encima de su secuela, la cual rechazó en 2004. Su carrera se fue a pique y en 2008 aceptó desesperado la tercera parte, Starship Troopers. Armas del futuro, que se estrenó directamente en dvd. Ese parece ser su terreno, pues lleva 12 años sin estrenar nada en cines.

Y el último, Alexander Skarsgard: de 'True blood' a Tarzán domesticado

Con esta ristra de actores desgraciados a sus espaldas, sólo un loco aceptaría engrosar la lista de Tarzanes.
Un loco o alguien que tampoco tiene nada mejor que hacer.
Este sueco de 39 años, Alexander Skarsgard, arrasó en la serie True blood como el magnético y carismático vampiro Eric Northman.
 Pero desde que terminó hace dos años la serie no ha tenido demasiada suerte. El blockbuster que debía convertirle en una estrella generó pérdidas millonarias: Battleship (Peter Berg, 2012) era una adaptación testosteroica del juego de mesa Hundir la flota que nadie entendió del todo.
Alexander Skarsgard, que arrasó en la serie 'True Blood', y Margot Robbie, que alcanzó la fama tras aparecer en 'El lobo de Wall Street', protagonizan la nueva entrega de Tarzán: 'La leyenda de Tarzán'.
En la película que se acaba de estrenar, La leyenda de Tarzán (David Yates, 2016), el héroe debe volver a la selva tras varios años establecido en la civilización.
 Se estrenó en EE. UU. con éxito moderado, pero se quedará lejos de dar beneficios por culpa de un desorbitado presupuesto de 160 millones de euros.
 Las críticas se ha mostrado hastiadas con la película y especialmente decepcionadas con el trabajo de Skarsgard, que juzgan con cierta sorna.
 "Por mucho que dé puñetazos a simios, se aferre a ñus y se haya pasado meses en el gimnasio, Skarsgard parece demasiado domesticado para ser hombre cuyo corazón reside en la selva", describe The Guardian

  Por su parte, Variety critica que "los efectos visuales son increíblemente decepcionantes, la película intenta distraernos de su mala calidad con postales de la sabana africana y planos de los abdominales de Skarsgard.
Las criaturas resultan atrozmente digitales y los actores ni siquiera se molestan en mirar en la dirección correcta".
No parece que Alexander Skarsgard vaya a romper la maldición del personaje
. Aunque quizá se libre: al fin y al cabo la campaña promocional se ha centrado mucho más (por primera vez en 100 años) en la presencia de su compañera de aventuras.
 Jane está interpretada por la actriz de moda Margot Robbie (la pareja de Leonardo DiCaprio en El lobo de Wall Street).
  Su presencia y carisma en pantalla son abrumadores, tanto que Margot está por encima de cualquier maldición: ellos se rindieron a un personaje más grande que su actor, pero ella pone las reglas.

 

Tiroteo en Múnich, en directo

Un alemán-iraní de 18 años mata a nueve personas en un centro comercial y se suicida.

No sé que pasa que el terrorismo se contagia, o alguien nos engaña pero no todos los locos les da por matar ahora que lo hace el Islam. 

Hasta ayer nos decian que el horror lo hizo un loco y poco a poco nos iban diciendo que ese loco tenia conexión con el Estado Islámico y ahora en Alemania otro loco mata tb.

Siempre hay motivos para matar, como aquellos infelices que venían del Vietnam y mataban a niños en Colegios. Nadie nos explicaba por qué el horror que vivieron ellos los hacía seguir matando porque era lo que habian hecho una larga temporada....y ¿Ahora qué?

Una mujer coloca una rosa en memoria de las víctimas del atentado de Múnich. Laszlo Balogh (Reuters) Reuters-Quality
Un joven de 18 años con doble nacionalidad alemana-iraní es el único autor del tiroteo en un centro comercial en Múnich este viernes, en el que mató a nueve personas e hirió a 16 antes de suicidarse.  Alemania vivió horas de pánico al pensar la policía inicialmente que eran tres los asaltantes y que se habían dado a la fuga.
 Las autoridades admiten que no están en absoluto claras las causas del ataque, y que no hay ningún indicio por el momento que conecte al joven con motivaciones yihadistas.
 Esta misma semana, el Estado de Baviera ya sufrió un atentado islamista cuando un joven afgano atacó con un hacha a varios pasajeros de un tren regional.
El presidente de la policía de Múnich no descarta que el autor de la matanza se inspirara en  la masacre en Noruega provocada por Anders Breivik. Justo el viernes se cumplían cinco años de aquel atentado.
La Fiscalía de Múnich asume que el tiroteo protagonizado ayer por un germano-iraní de 18 años en un centro comercial de la ciudad fue un acto de locura. El joven, según las primeras investigaciones, había padecido algún tipo de transtorno depresivo.

22 jul 2016

La (verdadera) ciencia de la felicidad............................................................... Javier Sampedro

El secreto es simple: sexo, ejercicio, música y charla. 

Lo demás son patrañas que solo sirven para engrosar unas pocas cuentas corrientes y vaciar todas las demás

¿Tenían razón los hedonistas? “La naturaleza”, escribió el filósofo y economista inglés Jeremy Bentham (1748-1832), padre del utilitarismo, “ha situado a la humanidad bajo el gobierno de dos amos soberanos, el dolor y el placer; a ellos corresponde en exclusiva señalar lo que debemos hacer, así como determinar lo que acabaremos haciendo”.
 Desde luego, la cuestión del placer y la búsqueda de la felicidad ha supuesto siempre una enorme atracción para los filósofos, de Platón a Nietzsche, de Aristóteles a Mill, de Epicuro a Hume.
 Y también parece irresistible para la gran masa de gente que no se dedica a la filosofía profesional, a juzgar por los grandes éxitos de ventas que está consiguiendo un enjambre de autoproclamados chamanes, presuntos profetas e irrebatibles cantamañanas que conforman lo que ya se conoce como “la industria de la felicidad”.
  Pero la ciencia de la felicidad es otra cosa. Lee en Materia las reflexiones de uno de los mejores psicólogos experimentales de nuestro tiempo, el psicólogo de Harvard Dan Gilbert.
El mundo es como es, no como nos gustaría que fuera, y esto vale tanto para los planetas y los átomos como para la asombrosa sociedad de 200.000 millones de neuronas que llevamos dentro del cráneo
Gilbert se basa en lo que se debe basar un pensador moderno: en los datos, los experimentos y las teorías que nos revelan la realidad de nuestra mente.
 El mundo es como es, no como nos gustaría que fuera, y esto vale tanto para los planetas y los átomos como para la asombrosa sociedad de 200.000 millones de neuronas que llevamos dentro del cráneo.
 Y los datos dicen que el secreto de la felicidad está en cuatro actividades cotidianas al alcance de cualquier bolsillo: sexo, ejercicio, música y conversación.
Y no, leer libros de autoayuda no aparece en la lista.
Esas obras solo reportan felicidad –en efectivo— a quienes las escriben.
El ruido que hacen los beocios sobre esta materia ha alcanzado tal nivel de decibelios que mucha gente piensa que la psicología es una pseudociencia.
 No lo es. La psicología es una parte fundamental de las llamadas ciencias cognitivas, una aleación de neurobiología, genética, biología molecular, física, matemáticas, computación, inteligencia artificial y –sí— psicología experimental que, en nuestros días, supone nuestra mejor esperanza de entender el cerebro humano, el objeto más complejo del que tenemos noticia en el universo.
Lo que ocurre, como siempre, es que hay un montón de gente dispuesta a pervertir la psicología a mayor gloria de su propio bolsillo, y otro montón aún mayor que prefiere creerse sus falacias y patrañas en vez de guiarse por el mejor instrumento de conocimiento que tenemos –y tendremos—, que es la ciencia.
 Lee lo que dice Gilbert y sé feliz si puedes.
 Confórmate con la verdad.

 

¿Existe el infinito?................................................................ Carlo Frabetti

¿Existe en el mundo físico algo que no tenga principio ni fin, o el infinito solo es un concepto matemático?.

Una imagen de la Vía Lactea.
Sea el número 1 x 2 x 3 x 4… x n, es decir, lo que en matemáticas se denomina “factorial de n” y se representa así: n!; es evidente que n! es divisible por todos y cada uno de los n primeros números, puesto que los contiene todos como factores, y por lo tanto n!+2 será divisible por 2, n!+3 será divisible por 3… y n!+n será divisible por n.
 Tendremos, pues, n-1 números consecutivos no primos (de n!+2 a n!+n), y como n puede ser tan grande como queramos, no hay límite para la distancia a la que pueden hallarse dos primos sucesivos.
Y si los primos están cada vez más dispersos, son cada vez menos frecuentes, ¿no llegará un momento en el que no habrá ninguno más? Pues no, el conjunto de los números primos es infinito, y Euclides lo demostró con un razonamiento muy similar al anterior. Supongamos que n es el mayor primo existente y consideremos el número n!+1; puesto que n! es múltiplo de los n primeros números, al dividir n!+1 por cualquiera de ellos dará de resto 1, y por lo tanto solo hay dos posibilidades: o n!+1 es primo, o si es compuesto sus factores primos son mayores que n; por lo tanto n, por grande que sea, no puede ser el mayor primo, lo que equivale a decir que hay infinitos números primos.
En cuanto al número de libros escribibles, es finito (aunque, eso sí, muy grande). Dada una lengua con n caracteres (incluido el espacio en blanco), una página estándar de 2000 caracteres “solo” se puede escribir de n2000 formas diferentes.


¿Y el número de cuadros pintables? Nadie ha contestado a esta pregunta, ni bien ni mal (curiosamente, en un centenar de comentarios no hay la menor alusión a esta cuestión), así que la dejaremos pendiente, puesto que vamos a seguir hablando del infinito.

 ¿Hay algo realmente infinito?

Obviamente, el infinito existe como entelequia y como concepto matemático.
 Pero cuando preguntamos si existe Dios no nos referimos a su existencia como idea, sino a algo más real y operativo (por más que se empeñe San Anselmo con su famoso argumento ontológico, la mera idea de Dios no implica su existencia real), y lo mismo cabe preguntarse con respecto al infinito. ¿Hay algo realmente infinito en el mundo físico? ¿Es infinito el propio universo?
Y si el universo fuera infinito y homogéneo (tan homogéneo como un bizcocho en el que el hidrógeno es la harina, el helio el azúcar y todo lo demás las pasas, según una vieja imagen popularizada por los cosmólogos), ¿a qué desconcertantes conclusiones podríamos llegar? Invito a nuestras sagaces lectoras y lectores a reflexionar sobre ello y a compartir sus conclusiones.

Carlo Frabetti es escritor y matemático, miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York.

 Ha publicado más de 50 obras de divulgación científica para adultos, niños y jóvenes, entre ellos Maldita física, Malditas matemáticas o El gran juego

Fue guionista de La bola de cristal.