Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

4 jun 2016

El FBI recupera una carta de Darwin robada por un becario

El documento desapareció en los años 70 del instituto Smithsonian de Washington.

Reatrato de Charles Darwin.
El Buró Federal de Investigación (FBI) de EE UU ha devuelto al complejo museístico Institución Smithsonian de Washington una carta escrita por el naturalista inglés Charles Darwin que fue robada presuntamente por un becario hace varias décadas, informó ayer la propia institución en un comunicado.
A mitad de los años 70 nos dimos cuenta de que (la carta) había desaparecido. De acuerdo con la información del FBI, probablemente fue un becario que se la llevó cuando nadie estaba vigilando", indicó la portavoz de Smithsonian Effie Kapsalis.

De acuerdo con Kapsalis, el FBI recibió recientemente una información según la cual el documento se hallaba cerca de Washington y recuperó la carta para devolverla al museo, aunque no pudo presentar cargos porque el delito ya ha prescrito.
Se trata de una carta escrita por Darwin, pionero de la teoría de la selección natural, en la que agradece al geólogo estadounidense Ferdinand Vandeveer Hayden que le enviase copias de sus investigaciones de la región del actual Parque Nacional de Yellowstone (EE UU).
En las expediciones de Hayden, llevadas a cabo entre 1850 y 1870, el científico descubrió varios fósiles de dinosaurios, que estudió concienzudamente durante años para establecer una línea cronológica del período Cretácico, en gran medida influido por el Origen de las especies, de Darwin.
Aunque el documento ha pasado varias décadas fuera de ningún museo y sin estar sometido al cuidado de los conservadores, se encuentra en "bastante buena condición", indicó Kapsalis, quien explicó que la carta será digitalizada y puesta a disposición del público on-line.
El portavoz de Smithsonian también aseguró que sería "difícil" para un becario o "cualquier otro ladrón" robar un documento así hoy en día, ya que las prácticas de archivo "han cambiado mucho desde los 70".

 

El gran insumiso...................................................... Diego A. Manrique

Muhammad Ali se convirtió en una luminosa referencia dentro de la cultura pop.

Cassius Clay (antes de cambiar su nombre) en Miami en 1964 con los Beatles: Paul McCartney, John Lennon, George Harrison y Ringo Starr. AP
Cassius Clay/Muhammad Ali fue el boxeador que necesitaban los años sesenta.
 Por aquel entonces, empezaba a ser un deporte bajo sospecha: dominaban los relatos sobre el daño del cuero golpeando la carne, las epopeyas sobre la huida de la miseria, las denuncias de la dudosa trastienda del negocio
. Con aquel chico de Kentucky, el boxeo se convertía en orgullosa afirmación de la voluntad de emancipación, puro black power sin grandes argumentos.

Se iba a convertir en el gran púgil de la Década Prodigiosa: irreverente, bocazas, seguro de sí mismo. Inevitablemente, le juntaron con los Beatles allá por 1964, cuando estos terminaban su primera gira por Estados Unidos.
Aunque las fotos resultantes muestran a todos los implicados haciendo el payaso, el encuentro no estuvo exento de tensión.
 En contra de lo que estaban habituados, los británicos debieron esperar, encerrados en una habitación, mientas el campeón se preparaba para la prensa.
 Y Clay, que diariamente recibía oleadas de visitantes, no estaba seguro de quienes eran aquellos “mariquitas”, seguramente dicho sin intención ofensiva.
Clay ya era legendario por su elocuencia: convirtió sus rimas en cantinelas, a modo de eficaz eslogan publicitario.
 En los tiempos actuales, sin duda hubiera terminado rapeando en el sello de Jay-Z; en aquellos días, le transformaron en artista discográfico por la vía rápida
. Combinando recitados y canciones, Columbia Records publicó en 1963 el álbum I’m the greatest; su versión del inmortal Stand by me sonaría en muchas emisoras.


Cassius Clay (antes de cambiar su nombre) en Miami en 1964 con los Beatles: Paul McCartney, John Lennon, George Harrison y Ringo Starr. AP

No volvería al estudio de grabación hasta 1976, cuando protagonizó un disco infantil destinado a luchar contra la caries dental, en compañía de los cantantes Frank Sinatra y Richie Havens, el actor Ossie Davis, el locutor deportivo Howard Cossell.
 Corramos un velo sobre aquel artefacto, típico de la Guerra Fría, donde los villanos del cuento tenían acento ruso o cubano (Cuba = azúcar ¿lo pillan?).
Retrocedamos a los tiempos bravos. Muhammad Ali ascendió a héroe contracultural en 1966, al negarse a cumplir el servicio militar
. Conviene enfatizar que formó parte de la valiente minoría que declaró abiertamente su oposición a la guerra de Vietnam; en general, los disidentes en edad de reclutamiento se escaqueaban mediante prórrogas de estudios o alegando difusas enfermedades.
Dado que un número desproporcionado de los soldados estadounidenses en Vietnam era lo que hoy llamaríamos afroamericanos, su postura fue perfectamente entendida en los guetos.
 El apoyo a Muhammad Ali se mantuvo durante los años inciertos en que le impedían combatir y podía terminar en una penitenciaria.
 No solo era respetado en los ghetos.
 Allí están las fotos junto a las estrellas de Motown, el sello que representaba las aspiraciones de la clase media negra, al lado de los ídolos juveniles Jackson 5 o del genial Marvin Gaye.
En los setenta, ya exonerado, se fundió en abrazos con artistas cercanos a Richard Nixon y el Partido Republicano: de Elvis Presley a James Brown, que incluso había girado por las bases de Vietnam. Nunca le faltó el respaldo de las clases ilustradas, manifestado en los libros de Norman Mailer y Bud Schulberg, los extensos reportajes de Joyce Carol Oates y George Plimpton.


Como si se tratara de un campo de minas, esos autores pisaban con enorme cuidado alrededor de la militancia de Ali en la Nación del Islam, misteriosa secta a la que se atribuía el asesinato de otro adalid de la negritud, Malcolm X. “Ali no es un fanático”, aseguraban sus cuidadores.
Bob Dylan no necesitaba esas garantías.
 Le gustaba ponerse los guantes y había dedicado varias canciones a boxeadores, incluyendo su famosa Hurricane, que indirectamente permitiría la liberación de su protagonista, Rubin Carter, condenado por asesinato.
 En la foto de su encuentro con Ali, Dylan parece tímido, intimidado: una cosa es hablar de la Dulce Ciencia del pugilismo y otra es sentir el peso de esa mano letal.

 

Adaptarse a los tiempos................................Anabel Vázquez

La cosmética es como la cocina: su éxito radica, al menos en parte, en controlar los tiempos.
 Aunque en cuestiones de belleza la paciencia siempre ha sido necesaria, la urgencia del siglo XXI demanda productos que muestren su eficacia de forma inmediata.
 De ahí la abundancia de palabras como Instant, Secado Rápido o Flash.
 Las marcas temporales son comunes en los envases de los productos: 24 horas, Larga Duración, Noche… Muchas de las preguntas que nos hacemos acerca del cómo pasan por el cuándo.
SOBRE EL USO DE LOS PRODUCTOS
Cuando en una crema aparece 12M, ¿qué quiere decir? El farmacéutico Enrique Bernat, de la Farmacia Bernat, en Madrid, responde: “Significa que una vez abierta, esta puede ser utilizada en perfectas condiciones durante los próximos 12 meses. Más allá de esta fecha, no se garantiza su buen estado”.
¿Qué es el PAO? “Es el Period After Opening (el periodo después de la apertura)”, ilustra Bernat, “que se representa con un símbolo de un tarro y una inscripción en la que se lee 12M, 6M, 3M…”. Es una imposición de la Unión Europea.
¿Puedo usar un labial que conservo desde hace cuatro años? No debería.
 El maquillaje también tiene su PAO, y suele ser de un año. Consuelo Mohedano, Directora de Formación de Shiseido, afirma que en el caso de su marca, el período para los labiales es de 24 meses.
 También apunta que “pasado ese tiempo, el producto puede seguir en perfectas condiciones”. Un consejo general: si nota un cambio de sabor u aroma, deshágase de él.

¿Cuánto dura puesto un labial? Esa es la eterna cuestión: si hidratan, requieren volver a aplicarse con frecuencia, y si son de larga duración, no hidratan.
 Marcas como Clarins trabajan para conciliar ambos extremos. 
Su Éclat Minute Embellisseur Lévres dura cuatro horas.
¿Cuánto dura abierta una base de maquillaje? La guía es el envase. Mohedano sostiene que “en el caso de los fondos y las bases, el periodo recomendado es de 24 meses
. Nuestra experiencia con los productos Shiseido es que permanecen en perfecto estado hasta pasados los 4 años”. De nuevo, el olfato y el tacto marcan las claves.
¿Y una máscara? Con probabilidad, se habrá secado o terminado antes. No conviene mantenerla más allá de tres meses para evitar posibles daños en el ojo. 
¿Ocurre algo si aplico acondicionador más tiempo del recomendado? Por lo general, no. De hecho, se multiplica el efecto. Eso sí, hay productos capilares en los que el tiempo está medido para que logren su resultado óptimo, como en los casos del 3 Minute Miracle de Aussie o el SuprAcondicionador Imperial de Nuggela & Sulé, que requieren exactamente tres minutos.
¿Tengo que guardar los cosméticos en el frigorífico para que duren más? En lugares muy cálidos o en verano, se recomienda guardar en frío perfumes y tónicos.
 El resto puede estar en lugares apartados de fuentes de calor.
¿Qué es la cosmética fresca? La que se realiza con ingredientes frescos de calidad. Marcas como la coreana Innisfree o la británica Lush la cultivan.
 Lush cuenta con mascarillas frescas, que se conservan en la nevera y se utilizan en el plazo de 28 días. “Cuanto más frescos y recientes sean los productos, más nutrientes aportarán a la piel”, afirma Gloria Pavía, de Lush. 
 EFECTOS Y RITUALES
¿Cuándo hay que comenzar a hidratarse? “Desde bebés”, sostiene el doctor Gabriel Serrano, dermatólogo y presidente de Sesderma.
 Para él, la hidratación y protección solar son independientes de la edad y el sexo.
Una española de mediana edad y piel mixta, ¿cada cuánto debe hidratar la piel? “A diario”, afirma Serrano. Y esto se aplica también a cualquier sexo y edad.
¿Cada cuánto tiempo hay que hacerse un facial? Christina M. Zehavi, fundadora de la marca israelí Christina, afirma que cada dos meses para pieles entre 20 y 30 años y una vez al mes a partir de los 30 años.
 “Los mayores de 40 necesitarían uno al mes como mínimo”.
¿Cómo de express puede ser un tratamiento? No pueden durar menos de 30 minutos, según los responsables de Estética Lostao, de Zaragoza.
 Y lo justifican: “Preparar el tejido y trabajar bien piel y músculos exige al menos ese tiempo”. 
Si a todo el mundo le gusta que un esmalte de uñas seque rápidamente, ¿por qué esa fórmula no es más popular? “Por desconocimiento de este tipo de productos y también por una cuestión cultural”, declara Virginia Blanco, directora de formación de Masglo Europa. Según ella, “para muchos, la manicura se entiende como un momento de relajación. En los esmaltes de secado rápido prima el hágalo usted mismo el aquí y ahora”. 
¿Dura menos la manicura con secado rápido? Sí. “Una manicura tradicional”, prosigue Blanco, “puede durar 7 u 8 días en perfectas condiciones; al utilizar secado rápido está en torno a los 4 o 5 días”.
¿Cada cuánto hay que cortarse el cabello? ¿Y teñirse las canas? Según la peluquera Diana Daureo, “cada dos meses, para retocar el corte y sanear. 
Las canas, idealmente, hay que teñirlas cada 20 días”.

ALGUNAS CURIOSIDADES 
¿Cuál es el tiempo medio que pasa una española en una visita a la peluquería? Dureo sostiene que entre 1,15 h-1,30 h, aunque admite que algunas clientas pasan horas en el salón. 
¿Cuánto tiempo pasa de media una mujer oriental cuidándose la piel, mañana y noche? Mira Lilin, fundadora de MiiN Cosmetics, tienda de cosmética coreana, afirma que un mínimo de 20 minutos mañana y noche.
 Puede alargarse hasta los 50 minutos si se incluye una mascarilla en la rutina, ya que requiere entre 15 y 30 minutos.
¿Dura más un tratamiento capilar ecológico que uno con ingredientes químicos? Mamen Almela, socia de Green Hair Beauty, sostiene que sí. 
“A la larga son más duraderos, porque los químicos esconden el problema y los naturales tratan el cabello desde la salud, ya que no contienen sulfatos, ni parabenos, ni siliconas”. 
 ¿Hay algún cosmético que no caduque? No son cosméticos, pero si se cuidan bien, las brochas pueden durar años. Se aburrirá de ellas.



2067BellezaNumeroGRANDES

Paco, lleno eres de gracia....................................... Elvira Lindo

A la zarzuela hay que desempolvarla y devolverla a su esencia de ópera bufa para las clases populares.

Paco León durante la representación de su obra '¡Cómo está Madriz!'

 Un señor muy enseñoreado, como decía el viejo acertijo, se levantó y, al grito de “¡Si Chueca levantara la cabeza!”, se dispuso a abandonar el Teatro de la Zarzuela, no sin antes obligar a que unas seis señoras, muy empingorotadas ellas, se levantaran de sus asientos para que el ofendido anciano pudiera salir. 

Todo esto, dicho sea sin ofender, con el consiguiente lío de butacas, cardados tremendos, prótesis de cadera, bolsos como maletas y demás complementos propios de la edad provecta. Esas cosas pasan estas noches de verano inminente en el teatro porque se da la circunstancia de que ha llegado el director de escena Miguel del Arco y ha armado la tremolina uniendo piezas de La Gran Vía y de El año pasado por agua para ilustrar el viaje pesadillesco de Paco, Paco León, un pobre hombre que una noche se duerme harto del ruidazo de la capital y se despierta a últimos del XIX, en vísperas de la inauguración de nuestra Gran Vía, y digo nuestra, refiriéndome a los que vivimos aquí, pero también a usted que vive en Albacete, Barcelona o Bilbao, porque en palabras de Gómez de la Serna, que brotan de la boca de Paco en algunos momentos, “nadie es ajeno en Madrid, Madrid es uno mismo, una misma”.

 

Un señor muy enseñoreado, como decía el viejo acertijo, se levantó y, al grito de “¡Si Chueca levantara la cabeza!”, se dispuso a abandonar el Teatro de la Zarzuela, no sin antes obligar a que unas seis señoras, muy empingorotadas ellas, se levantaran de sus asientos para que el ofendido anciano pudiera salir.
Todo esto, dicho sea sin ofender, con el consiguiente lío de butacas, cardados tremendos, prótesis de cadera, bolsos como maletas y demás complementos propios de la edad provecta.
Esas cosas pasan estas noches de verano inminente en el teatro porque se da la circunstancia de que ha llegado el director de escena Miguel del Arco y ha armado la tremolina uniendo piezas de La Gran Vía y de El año pasado por agua para ilustrar el viaje pesadillesco de Paco, Paco León, un pobre hombre que una noche se duerme harto del ruidazo de la capital y se despierta a últimos del XIX, en vísperas de la inauguración de nuestra Gran Vía, y digo nuestra, refiriéndome a los que vivimos aquí, pero también a usted que vive en Albacete, Barcelona o Bilbao, porque en palabras de Gómez de la Serna, que brotan de la boca de Paco en algunos momentos, “nadie es ajeno en Madrid, Madrid es uno mismo, una misma”.
La mayoría del público lo pasa bien con este espectáculo en cuyo texto aparecen los indignados, la burbuja inmobiliaria, la corrupción, los dos Pablo Iglesias y hasta doña Esperanza Aguirre, un hallazgo que no me sorprende porque había que estar muy ciego para no verla como personaje de zarzuela y es algo que servidora ya tiene escrito hace la tira de tiempo; pero hay un porcentaje, como un 10%, de ofendidos que creen que la zarzuela es suya, de la España esencial y eterna, y con su empecinamiento en lo inamovible han convertido a este género genial en un espectáculo que espanta a la gente joven, en parte porque desconoce su música, en parte porque la relaciona con lo rancio. Pero a la zarzuela hay que desempolvarla y devolverla a su esencia de ópera bufa para las clases populares, de musical corto para los que querían divertirse sin tener mucho dinero en el bolsillo.
 Los libretos de zarzuela estaban llenos de referencias críticas a su época, las frases plagadas de dobles sentidos picantes, muy guarros a veces, y si se la quiere revitalizar, como así deseamos muchos, hay que tolerar que de vez en cuando algún personaje nos enseñe el culo, y que sus argumentos sean fieles a sus protagonistas más celebrados: rateros, criadillas que sisan, señoras mezquinas, la autoridad de la que el pueblo se mofa; esa burla eterna de la ley y el orden, que es la chispa de un género que reflejó como ninguno a una ciudad en la que con frecuencia, entonces y ahora, cunde el caos
. No es casualidad que se rieran tanto con los requiebros zarzueleros los poetas Salinas y Guillén, y que en la obra de Valle-Inclán haya ecos de ese lenguaje de barrio, sentencioso y procaz.

En¡Cómo está Madriz! hay aires de astracanada, de vodevil, de lo sicalíptico y de Valle.
 Un Paco León que se pasa la obra en pijama recorre la ciudad del XIX y el XX, sin llegar a la Guerra Civil, codeándose con personajes de ensueño, con las calles del centro personificadas en putas, en gais o en el inolvidable Caballero de Gracia.
El vestuario es fantástico, entre lo circense y el vodevil, y aunque, a veces, las referencias al presente resultan un poco facilonas y te sacan del encanto de la puesta en escena, hay una saludable gamberrada muy de agradecer.
 Una y otra vez nos preguntamos por qué este género no desembocó en el musical que deberíamos haber creado, por qué nos dejamos llevar, como en tantas otras cosas, por la vulgaridad de la franquicia, importando musicales con letras mal adaptadas del inglés y argumentos tan tópicos.
 La zarzuela debe atraer a los directores jóvenes, que la hagan suya y nuestra y la devuelvan al pueblo, que es de donde nace.
Entre ese coro y esos cantantes llenos de gracia se movía candorosamente Paco León, que tanto heredó de la familia de payasos de la que procede.
 Paco, esto también lo tengo escrito, es en mi opinión nuestro cómico más talentoso
. Lo mantengo. Ha sabido retratar como nadie el tremendismo popular y su conversión al humor. Tiene tantos dones que miedo da que no se los dosifique bien.
O qué más da, que se tropiece, hasta en las equivocaciones tendrá arte.
 Cuando lo veía zascandilear por el escenario, recordaba aquella sentencia de Gómez de la Serna: “Madrid es meterse las manos en los bolsillos mejor que nadie en el mundo”.
 Y es que no hay otro que se meta mejor las manos en los bolsillos que Paco. Con ese gesto, ya tiene gracia.