Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

3 jun 2016

El bolso más caro del mundo cuesta 270.000 euros

El modelo Birkin de la firma Hèrmes, hecho de piel de cocodrilo con diamantes incrustados, bate el récord en una subasta en Christie's.

Bolso Birkin en una subasta de Christie's este lunes. REUTERS
El bolso Birkin, de la firma francesa Hèrmes, es uno de los más deseados de la historia de la moda y, desde este lunes, el más caro.
 Nada más y nada menos que 270.000 euros es la cantidad que ha pagado un coleccionador asiático anónimo en una subasta en la casa Christie's por un modelo hecho con piel de cocodrilo del Himalaya y con incrustaciones de diamante.
La puja ha batido el récord de los accesorios de moda más caros vendidos en el mundo.
 El precedente era otro Birkin, de color fucsia, por el que pagaron 202.000 euros el pasado año en Hong Kong, como ha afirmado un portavoz de la casa de subastas a la agencia AFP.
 El famoso bolso, por el que hay lista de espera, se creó por la marca francesa en 1984. Está fabricado a mano por una sola persona y requiere entre 18 y 24 horas de trabajo.
Este bolso de cocodrilo del Himalaya es, según Christie's, "el más raro y el más buscado".
 Está hecho a mano, tiene incrustaciones de diamante y la hebilla y el grabado de la marca están realizadas en oro blanco de 18 quilates
. El complemento vendido, llamado Birkin en honor de la icónica actriz Jane Birkin, se fabricó en 2008
. Aunque es precisamente el bolso Birkin de cocodrilo del que reniega la intérprete, quien el pasado julio pidió a la marca que rebautice el accesorio hasta que se empleen “mejores prácticas para fabricarlo”.
El próximo miércoles está prevista la subasta de otro Birkin de piel de cocodrilo, pero más pequeño que el vendido el pasado lunes, con un precio de salida de 174.000 euros.
 Estas pujas están enmarcadas en la celebración del 30º aniversario de la casa británica Christie's, y con la intención de implementar su presencia en el mercado asiático. 

 

La tendencia está en el cuello................................................ Estel Vilaseca.

La gargantilla vuelve a la pasarela y a la calle como 'revival' de los años noventa, aunque la primera vez que se puso de moda fue en el siglo XIX.

Una modelo en el desfile de la próxima colección de invierno de Chanel y, a la derecha, Karlie Kloss desfila para Balmain.

 

Lo bueno no es Chéjov........................................................ Juan Carlos Olivares Padilla

Es posible que un espectador no avezado en la obra del autor de Ivanov quede algo perdido entre las cuitas económicas.

Para los que han seguido con cierta asiduidad el último tramo del recorrido artístico de Pep Tosar encontrarán en la puesta en escena de Qui bones obre farà un sentido de continuidad.
 La habitual gasa —un bastidor para un bordado de realidad como la vida misma— que sirve para meter el documento (entrevistas, sentencias, declaraciones, manifiestos) en el teatro y un espacio frontal para los intérpretes y sus interacciones en directo.
 El presupuesto del TNC ha permitido ampliar la compañía y crear una tercera dimensión tras el velo: un escenario para los ensayos de La gaviota.
El primer texto de Chéjov de los tres que forman el esqueleto dramático del montaje.
 La columna vertebral es El jardín de los cerezos con frases-hueso de Las tres hermanas. 
 Más las notas biográficas que el propio Chéjov (Tosar) dejará caer con elegante ironía durante la función
. A partir de aquí queda abierto el debate sobre si el dramaturgo-director-actor ha hecho suyo el teatro del ruso o ha ido mucho más allá en su reescritura que lo que presupone el cambio de título al estilo Veronese
. Es posible que un espectador no avezado en la obra del autor de Ivanov quede algo perdido entre las cuitas económicas y crisis de identidad de una compañía de teatro a punto de perder su sede histórica.
 En realidad, cuanto menos se parece Qui bones obres farà a su modelo y los personajes a los originales, mejor funciona la propuesta
. Una comedia dramática con ganas de frontal denuncia —de aire anglosajón, con Hare y Ayckbourn como apócrifos musos— que tiene poco que ver con el devenir chejoviano a velocidad de reloj de arena.
Ahí está esa criatura maravillosa en la frontera de la consciencia que es Catarina Dentoler, la costurera del teatro con una incipiente demencia senil. 



Su fragilidad está en manos de una extraordinaria Imma Colomer.
 Para ella y Catarina son las mejores escenas, frases y réplicas.
Una consciencia en disolución difícil de encontrar en un texto de Chéjov pero que ofrece los momentos más memorables de este montaje, junto con los falsos directos de los primeros planos de los intérpretes ensayando La gaviota.

 

Los tesoros de Venecia y la Estatua de la Libertad, en riesgo por el cambio climático.................... Thomas Gualtieri Twitter Periodista de EL PAÍS

La UNESCO alerta de los efectos del calentamiento global sobre el Patrimonio de la Humanidad.

Un letrero anuncia en Venecia la XV Bienal de arquitectura, el pasado martes.

Los tesoros arquitectónicos de Venecia están destinados a desaparecer, erosionados por la incesante subida del nivel del mar.
 Al otro lado del planeta, el azote del fenómeno climático El Niño podría acabar con las 180 especies animales y vegetales únicas en el mundo que pueblan las Islas Galápagos, en Ecuador. Mientras tanto, 4.500 kilómetros más al norte, en Nueva York, tormentas cada vez más extremas amenazan la integridad de la Estatua de la Libertad.
 Esos son solo algunos de los catastróficos escenarios que describe la Unesco en un completo informe en el que detalla el impacto del cambio climático sobre el Patrimonio de la Humanidad.
El estudio de la agencia de Naciones Unidas, que se hizo público la semana pasada, se centra en 31 sitios en 29 países —ninguno en España— que ya han padecido los efectos del calentamiento global. Hace referencia a “pruebas científicas irrefutables” que demuestran que la concentración en la atmósfera de dióxido de carbono “en los niveles más elevados en los últimos 800.000 años” y “las temperaturas globales que se han incrementado un grado desde 1880”, conllevan devastadoras consecuencias también para el Patrimonio de la Humanidad y su entorno.
Un ejemplo: según el World Resource Institute, más de 275 millones de personas viven en directo contacto con un arrecife de coral y al menos 93 países y territorios sacan provecho del turismo relacionado con él; en 23 de ellos esa actividad económica supone el 15% del PIB.
 Los arrecifes son entre los patrimonios de la humanidad más expuestos al cambio climático: para preservar al menos un 10% del coral mundial sería necesario limitar el calentamiento global a 1,5 grados —el umbral establecido en el acuerdo contra el cambio climático que 195 países han firmado en Paris en diciembre— , y para proteger el 50% no debería superar los 1,2 grados.
Los daños, mientras tanto, ya son visibles: el 35% del coral que compone la Gran Barrera australiana, el mayor arrecife del mundo, ha muerto o está muriendo por su blanqueamiento.
 El calentamiento global induce el coral a expulsar el zooxanthellae, el protozoo que le confiere su característico color rojo, con el que mantiene una simbiosis fundamental para la supervivencia del ecosistema de los arrecifes.
 También en las islas Seychelles está pasando lo mismo.
El problema, sin embargo, no tiene que ver solo con el patrimonio natural.
 Entre los sitios turísticos más célebres analizados en el informe destaca la Estatua de La Libertad, cuya reforma tras el azote del huracán Sandy en 2012 tendrá un coste de 100 millones de dólares (unos 90 millones de euros). También en la Isla de Pascua, en Chile, “la escasez de agua debida a las reducida lluvia en verano, el aumento del nivel del mar, las inundaciones y las erosiones de la costas están afectando directamente los moai [las típicas estatuas de la isla]”, señala el estudio.
Pero el caso tal vez más emblemático es el de Venecia.
 La ciudad italiana acoge cada año 30 millones de viajeros, un flujo masivo de turistas que se ha convertido en una amenaza para la integridad de la ciudad, que sufre además por el constante aumento del nivel del mar.
  El agua “está pudriendo los tirantes de hierro que apuntalan las paredes de los edificios, está deteriorando los milenarios mosaicos de las Basílica de San Marcos y las estatuas del Cenotafio que Antonio Canova esculpió en el siglo XVIII”, advierten los investigadores de la Unesco.
Peter Debrine, coordinador del Programa Mundial sobre el Patrimonio de la Humanidad, insiste en que “un flujo de viajeros descontrolado puede alterar la integridad de los sitios.
 Es fundamental implementar un modelo de turismo sostenible, que permita preservar los sitios y garantice una viabilidad económica para las comunidades que viven de ello”.
La tendencia en el sector, sin embargo, va en dirección contraria
. “El turismo internacional se basa en gran medida en medios de transporte con elevados gastos energéticos, como el avión y el coche.
 Las emisiones de dióxido de carbono debida al transporte de viajeros, que ascendían a un 5% del total en 2005, serán más del doble en 2035”, destaca el informe.
 Y ello, además de generar daños medioambientales, alimenta un círculo vicioso desde un punto de vista económico: el aumento del efecto invernadero vinculado a esas emisiones tiene entre sus consecuencias más inmediatas el incremento del nivel del mar, que afectará directamente al turismo sol y playa, uno de los componentes de mayor envergadura del sector en términos de ingresos.
 Pero en el corto plazo la aportación económica de esa oleada de viajeros parece necesaria. Incluso el Ayuntamiento de Roma, capital de un país miembro del G7 —el club de las economías más desarrolladas del mundo—, ha apelado la semana pasada al mecenazgo privado para recaudar 500 millones de euros necesarios para preservar los tesoros arqueológicos y culturales de la ciudad italiana.
“Si también en un país desarrollado se padecen problemas financieros en este ámbito, no es difícil imaginar la situación Estados donde la lucha contra la pobreza y la falta de recursos encabeza la lista de prioridades de los gobiernos”, apunta Debrine.