Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

10 abr 2016

¿Por qué fue tan polémico el descubrimiento del arte rupestre de Altamira?.............................. FRANCISCO PELAYO

Sanz de Sautuola, que halló las pinturas en 1879, murió en el más absoluto descrédito tras ser acusado de falsificarlas.

 


Dibujo de Altamira incluido en el libro de Sanz de Sautuola.
Perteneciente a una distinguida familia de la alta sociedad montañesa, Marcelino Sanz de Sautuola ha entrado en la historia de la cultura por haber puesto al descubierto el arte realizado por de los seres humanos hace miles de años.
 Erudito, aficionado a la aclimatación de plantas exóticas y al coleccionismo de fósiles, entre otras cosas, Sautuola se vio estimulado a emprender excavaciones en las cuevas de Santander, tras haber contemplado las colecciones de objetos prehistóricos expuestas en la Exposición Universal de París de 1878.
Al año siguiente volvería a inspeccionar la cueva de Altamira, que había sido descubierta por azar una década antes
. Puede uno imaginarse la cara de perplejidad de Sautuola cuando en 1879 su hija le señaló la presencia de pinturas de animales en el techo de la cueva.
Él reconocería que no se le había ocurrido mirar hacia arriba, pues lo que le interesaba era buscar en el suelo la presencia de materiales líticos y restos de una antigua ocupación humana.
 Pero pronto relacionó aquellas pinturas con los objetos de arte mueble que había visto expuestos en París.
 Tras encargar una puerta para proteger el acceso de la cueva, Sautuola —cuya historia vuelve a ser de actualidad estos días por el estreno de Altamira, película protagonizada por Antonio Banderas— llevó a cabo el copiado de los dibujos y el estudio de los materiales encontrados.
Como resultado de sus labores publicaría sus Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la provincia de Santander (1880).
En este folleto manifestaba cómo el observador quedaba “sorprendido al contemplar en la bóveda de la cueva un gran número de animales pintados”.
 Incluía en este estudio dibujos con reproducciones de las pinturas, las cuales dató como pertenecientes a la época paleolítica. Sautuola (bisabuelo de Emilio Botín, que fue presidente del Banco Santander) comunicaría sus hallazgos a Juan Vilanova y Piera, catedrático de Paleontología de la Universidad de Madrid
. Este apoyaría las conclusiones de Sautuola y desde su posición académica sería el encargado de divulgar y defender ante la comunidad científica la autenticidad del arte rupestre.
Sin embargo, Sautuola y Vilanova consiguieron pocos apoyos a sus tesis.
 El rechazo a considerar que las pinturas eran prehistóricas fue generalizado entre sus contemporáneos.
 Así, se consideró que no eran tan antiguas e incluso hubo quienes afirmaron que habían sido hechas por algún pintor moderno, eso sí, mediocre.
 Con esto se dejaba caer que Sautuola había hospedado en su casa a un pintor mudo francés, por lo que la sombra del fraude se insinuaba sobre el erudito cántabro.
Marcelino Sanz de Sautuola.
No es simple explicar el fundamento del rechazo, ya que en él intervinieron un cúmulo de factores. El más evidente, aunque no el único, es el contexto histórico de controversia entre ciencia y religión, entre evolución y creación, que existía en la década de los años ochenta del siglo XIX
. Para Sautuola y Vilanova, los humanos primitivos habían sido creados por Dios con la capacidad estética y la habilidad necesaria para confeccionar obras como las que se hallaban en Altamira
. En cambio, desde posiciones darwinistas y transformistas, la humanidad había pasado por diferentes estadios evolutivos y era necesario alcanzar un determinado umbral para poder realizar las pinturas rupestres de la cueva cántabra.
Al mismo tiempo, Vilanova, católico, antidarwinista y creacionista, se oponía a los clérigos detractores de la Prehistoria.
En efecto, hubo teólogos quienes paradójicamente se acercaban a los evolucionistas cuando sugerían la existencia en el pasado de animales semejantes orgánicamente a los humanos y anteriores a ellos, con capacidad de construir artefactos.
 Otras causas que contribuyeron a la polémica fueron el nacionalismo científico y la actitud colonialista de los prehistoriadores franceses con respecto a sus colegas españoles.
 Creo importante también incidir en que al ser las pinturas del Altamira las primeras que se conocieron, fue lógico que surgieran dudas de su autenticidad entre la comunidad científica. Era importante encontrar otras pruebas, es decir, nuevos hallazgos de este tipo, que corroboraran su antigüedad.
 Cuando se descubrió el arte parietal en cuevas francesas, las dudas desaparecieron y se presentaron las disculpas
. Pero ya era tarde para Sautuola y Vilanova, quienes, al menos en relación con Altamira, murieron en el más absoluto de los descréditos.
Francisco Pelayo es especialista en Historia de la Ciencia del CSIC. Ha abordado en varios trabajos la polémica en torno a Altamira.

9 abr 2016

Poema de Isabel Salas en su blog" El canario y la máquina de coser"

Besos de jardín

Os miro entrelazados,
en el banco del jardín,
jóvenes y enamorados
bajo el cielo color añil.
Os veo comeros a besos,
sin saber que estoy ahí,
mis dolorosos recuerdos,
¿Qué fue de ti y de mí?
Aún te pienso todo el día,
y cuando no puedo dormir,
en esa casa triste y fría
desde que no estás allí.
Me pregunto en agonía,
a dónde fueron tus besos,
que partieron en caricias,
en busca de otros puertos.
Se teñirá el cielo de negro,
cómplice de la juventud,
él, que tapó los nuestros
se quedó cuando huiste tú.
 
(Isabel Salas)

La vida ‘offshore’....................................................................... Boris Izaguirre

Los que defienden el huso horario británico que propone Mariano Rajoy dicen que rindes más, pero es porque son indiferentes al debate de ‘Gran Hermano’ o a ‘Gandía Shore’.

Ylenia Padilla, participante en ‘Gandía Shore’ y ‘Gran Hermano VIP’. 
Una amiga, hábil con los juegos de palabras, propuso en un chat:
“A partir de ahora no hay que decir of course sino off shore”, y fue muy celebrado.
 Con el revuelo de los papeles de Panamá confirmamos que tener una sociedad offshore ahora es un lío pero antes era una bicoca.
Una paradoja más de la vida: lo bueno se vuelve malo cuando se sabe.
Me llama la atención que esas cuentas puedan abrirse y cerrarse en cuestión de horas y otras en cambio duren 40 años, como la de la Infanta doña Pilar.
 ¿Las que duran 40 años son más offshore que las que duran cuatro días?
 Nadie nos aclara este punto.
 Son legales pero tan alejadas de la orilla que de repente te descubren que el rey Juan Carlos reinó en interinidad antes de ser coronado
. Éramos muy niños entonces y eso no lo sabíamos, hasta que descubrimos que su hermana abrió una cuenta ultramarina en 1974,
coincidiendo con ese reinado interino, y la cerró con la proclamación de su sobrino Felipe VI en 2014
. Con todo esto, lo que les falta a los Reyes es que las niñas saquen malas notas.

 

Nadie, ni la Infanta, calibró que todo este lío de los papeles de Panamá se sabría en un momento en el que el Gobierno de España más que estar en funciones parece estar de vacaciones.
 Mientras nosotros cada vez entendemos menos porqué tendríamos que volver a votar en junio, si ya dimos nuestra opinión en diciembre, los ministros no acuden al Congreso de los Diputados o lo hacen entre filtraciones y con desgana, dando una sensación de que 2016 es un año sabático.
Como si se hubieran apropiado del concepto del tiempo en las sociedades offshore: muy fluido.
Este revuelo de filtraciones y papeles de Panamá me pilla viajando a ese paraíso para participar en su Festival Internacional de Cine, donde se hará un homenaje a la actriz Lucía Bosé y se proyectarán sus películas con Michelangelo Antonioni y Juan Antonio Bardem, Crónica de un amor (1950) y Muerte de un ciclista (1955)
. Ambas indagan en cómo es la vida de puertas adentro de los privilegiados durante la posguerra de España e Italia. S
on películas sobre la ocultación, algo muy contemporáneo.
 Será un festival muy rumboso: mientras unos querrán abordar el tema offshore, otros tendrán que capearlo.
Una vida offshore, cuando menos te lo esperas, te deja desarbolado o náufrago en alguna orilla. Hablando de papeles, los obispos de Alcalá de Henares y de Getafe han escrito una carta, un papelote contra la comunidad transgénero que ha provocado que el Observatorio Español contra la LGTBfobia los denuncie
. Estos señores que dicen sufrir por la gente transgénero disponen también de una peculiar fiscalidad offshore, sin salir de Madrid.
 Nuestras excelencias ignorantísimas están chifladas.
Una eminencia de la tele como es Risto Mejide acaba de publicar un nuevo libro, X, y su novia, la modelo Laura Escanes, decidió anunciarlo en Instagram y sus seguidores descubrieron en la foto la señal de la aplicación Tinder, muy célebre entre los heterosexuales para encontrar pareja. Mejide, siempre hábil, subió de inmediato un fotomontaje de la portada de su libro con la llama roja característica de Tinder
. Es divertido ver cómo los hetero disfrutan de esta aplicación, heredera de Grindr, de encuentros gais.
Ambas aplicaciones confirman que a hombres y mujeres sí les importa el tamaño. He visto a amigas y amigos riéndose y He visto a amigas y amigos riéndose y comparando medidas en las imágenes que reciben.
 Una sensación similar deben de estar viviendo los que salen en los papeles de Panamá: ¿de qué tamaño era tu cuenta?
El exalcalde de Vitoria y vicesecretario del Partido Popular, Javier Maroto, anunció que el partido quiere incluir una medida para que los programas de televisión en prime time no superen las once de la noche.
 Y Mariano Rajoy está dispuesto a activar el huso horario británico, contrario a la siesta. El Gobierno en funciones quiere cambiar nuestra forma de funcionar, cuando los primeros en cambiar de funcionamiento deberían ser ellos.
 Una de las cosas que más añoras de España cuando vives offshore son los horarios. La vida es aburrida cuando comes a las doce y cenas a las siete
. Los que defienden ese tipo de horarios dicen que rindes mucho más, pero es porque son indiferentes al debate de Gran Hermano o a Gandía Shore, que ganan intensidad en la madrugada y esa adrenalina te da energía para ser productivo al día siguiente.
 Como a Carmen Rigalt, me parece bien Maroto, pero mucho me temo que esa propuesta suya va a correr la misma suerte que los papeles de Panamá, al principio mucho alboroto y al final más o menos lo mismo: papel mojado. Los que puedan tener una offshore, la seguirán teniendo.
Es la vida offshore, todo pasa, todo fluye. Todo flota.

Chandler en el cementerio de talentos.............................................Jordi Bernal

Raymond Chandler. Foto: Cordon Press.
Raymond Chandler. Foto: Cordon Press.
«Los guiones buenos y originales son tan raros en Hollywood como las vírgenes». Raymond Chandler lo sabía bien. En sus años como guionista pudo comprobar ambas cosas.
 Consideraba que la producción de películas en serie en nada difería de las cadenas de montaje industrial y pocas vírgenes debió de conocer en sus desesperadas farras feroces que se montó durante esa época. 
La experiencia del escritor en el mundo del cine no fue precisamente feliz, pero tampoco sería cierto afirmar que no le reportó algunas gratificaciones.
 Para empezar estaba el dinero. Chandler llegó a Hollywood como un escritor pulp con una cuenta corriente que obligaba a comparar precios en el supermercado. 
En 1941, su editor había conseguido vender a la RKO los derechos de las novelas protagonizadas por el detective Philip Marlowe en un momento en el que el cine estadounidense, mediante la preeminencia de personajes positivos, buscaba superar la etapa de ensalzamiento de la figura del gánster que había marcado el género negro de los años treinta. 
Nada mejor que el detective privado, imbuido de un aura romántica, para reconducir los valores morales que debían distinguir a una sociedad a la sazón enfrentada con el terror nazi. Y sin ningún lugar a dudas, Marlowe es el detective romántico por excelencia.
 De hecho, su construcción casi se diría que es la del añejo chevalier servant con Stetson, cigarrillo en la comisura de los labios y copa de whisky contundente en mano.
A pesar de que Chandler consideraba Hollywood «un cementerio de talentos» fue un acicate importante en su proyección literaria
. Había pasado por un largo purgatorio de aprendizaje del oficio de novelista cuando ya tenía más de cuarenta años. 
Escogió un género popular y se lanzó de cabeza a escribir relatos luctuosos para las publicaciones Black Mask y Dime Detective, que pagaban miserablemente la palabra manchada de sangre. 
Pacientemente, imbricó su clásica educación british, su afiladísima observación, el sarcasmo acorazado del sentimental, la destreza para urdir diálogos de agilidad gimnástica y ese espíritu idealista que tantas veces chocó con la inmutable realidad. 
Tipo inteligente y culto, desentrañó el estilo de los mejores en el género, especialmente el de Dashiell Hammett, pero cuando tuvo que apostar por el trago largo de la novela, prefirió olvidar el hierático objetivismo de Hammett basado en la descripción externa (behaviorista) de los personajes apostándolo todo a la narración visceralmente subjetiva e impregnada de amargo lirismo. 
Así, con cincuenta años, logró terminar El sueño eterno, que inaugura la saga novelística del bueno de Philip Marlowe.
La entrada de Marlowe en Hollywood con los filmes The Falcon Takes Over, de Irving Reis, Historia de un detective, de Edward Dmytryk (ambos adaptaciones de Adiós, muñeca) y Time to Kill, dirigida por Herbert I. Leeds a partir de la novela La ventana siniestra, también supuso la de su creador, que fue contratado como guionista por la Paramount.
 El trabajo estaba bien pagado y carecía de estrés.
 Pese a su tendencia al aislamiento y la soledad, el neófito guionista hizo buenas migas con algunos compañeros y buscó la cálida compañía de secretarias. 
El productor John Houseman recuerda a un Chandler babeante y procaz cuando olía el perfume premeditado de las chicas del estudio, una actitud que chocaba con las atildadas maneras de las que normalmente hacía gala
: «El sistema de la escuela pública inglesa, que tanto le gustaba, había dejado en él su marca sexualmente destructora. 
 La presencia de mujeres jóvenes —secretarias y muchachas que entraban y salían de los estudios le turbaba y excitaba. 
Su voz era normalmente baja, y hablaba en un ronco susurro al pronunciar esas obscenidades juveniles que él hubiera sido el primero en reprobar de haber sido pronunciadas por otro».
Perdición. Imagen: Paramount Pictures.
Perdición. Imagen: Paramount Pictures.
Para el novelista, Hollywood significó la vuelta al alcohol y las citas clandestinas.
 Había dejado de beber y vuelto a las faldas de su esposa Cissy veinte años mayor que él después de haber sido despedido de su empleo en una empresa petrolera por sus curdas y desapariciones misteriosas. Sobrio pasó años picando piedra y buscando un estilo literario original.
 Ahora volvía a ser un niño con barra libre en la tienda de chucherías.
Su primer encargó fue convertir la novela Double Indemnity de James M. Cain, de quien en correspondencia dijo que le parecía «un Proust con un mono de trabajo sucio de grasa», en libreto cinematográfico. 
Para ello se puso a trabajar con el guionista y director Billy Wilder.
 El odio entre el escritor educado y el cineasta desinhibido no tardó en empañar las horas de trabajo conjunto. Según explica Frank MacShane en La vida de Raymond Chandler, el autor de Adiós, muñeca envió un informe a los responsables de la Paramount detallando todo aquello que, a su criterio, eran ofensas de Wilder hacia su persona. No soportaba que el director deambulara por la habitación blandiendo una fusta o que le ordenara abrir y cerrar la ventana. Más allá de la enemistad fraguada, Perdición se convirtió en una de las mejores obras de Wilder y en referente del género negro.
Extremadamente susceptible, suspicaz y temeroso de que se le tratara con condescendencia, Chandler pasó buena parte de su etapa hollywoodiense inmerso en polémicas con productores y directores.
 Admiraba a los grandes creadores, de ahí que respetara a Howard Hawks, que se encargó de dirigir El sueño eterno para la Warner.
 En el guion participó William Faulkner, otro de los novelistas que se embarcaron en la aventura del cine para esquivar estrecheces intrínsecas al arte de escribir.
 Es bien conocida la anécdota, y significativa de los problemas que siempre tuvo Chandler con las tramas de sus novelas, durante el rodaje de El sueño eterno según la cual Hawks envió un telegrama a Chandler para que le dijera quién había matado a Owen Taylor, el chófer de los Sternwood. 
La lacónica respuesta fue: «No tengo ni idea». Aunque no contribuyó en el guion, el autor quedó satisfecho con la adaptación de Hawks/Faulkner. Siempre se imaginó a Marlowe en la piel de Cary Grant, pero la presencia de Humphrey Bogart le pareció convincente
. «Bogart sabe ser duro sin una pistola. Además tiene aquel sentido de humor que contiene un sutil matiz de desprecio. Bogart es un artículo genuino», escribió. 

Alcohol e inyecciones
La dalia azul. Imagen: Paramount Pictures.
La dalia azul. Imagen: Paramount Pictures.
En 1945, Chandler convirtió un relato atragantado en guion de cine. La dalia azul supuso una experiencia angustiante. Para empezar, estaban los recelos por la capacidad artística de George Marshall, artesano de estudio al que se encargó la dirección del film.
 Y luego no faltaron los encontronazos con los gerifaltes de la Paramount. El guion avanzaba bien hasta las puertas del desenlace, momento en el cual empezaron las dudas y el encallamiento. 
En nada ayudó que los responsables del estudio ofrecieran una sustanciosa bonificación a Chandler si terminaba el libreto en el plazo estipulado. 
El inseguro novelista se lo tomó como un insulto y la puesta en duda de su profesionalidad.
 Por ello propuso al productor Houseman un plan demencial: acabar el guion completamente borracho. Necesitaba varios coches que fueran a su casa a recoger el material que escribía durante el día, la ayuda de seis secretarias que se irían turnando, alcohol a mansalva y un médico que le procurara las inyecciones de vitaminas necesarias para suplir la falta de alimentos.
 Así fue como el guionista terminó la escritura de La dalia azul. Sin ser una obra de calidades sobresalientes, La dalia azul, protagonizada por Alan Ladd y Veronica Lake, funcionó bien 
en taquilla, salvaguardó el prestigio de Chandler y le valió una nominación al mejor guion original en los Óscar.
Cada vez más familiarizado con la técnica cinematográfica se atrevió a cuestionar la traslación de su narrativa en primera persona al lenguaje cinematográfico a través de la cámara subjetiva que Robert Montgomery utilizó en La mujer del lago. Le molestó que, pese a mostrar sus reservas y haber abominado del proyecto, el film de Montgomery se convirtiera en objeto de alabanzas por parte de la crítica y cosechara un notable éxito de público.
En 1947 firmó contrato con la Universal para escribir un guion a cuatro mil dólares semanales. Entregó Playback, guion que nunca se rodó pero que años más tarde utilizó para escribir la novela del mismo título. Chandler empezaba a estar harto de su trabajo alimenticio en el cine. Sin embargo todavía le esperaba una última colaboración en Hollywood. 
Esta vez con Alfred Hitchcock y partiendo de material literario de Patricia Highsmith.
 En principio, Chandler y Hitchcock se llevaron bien. El escritor admiraba el talento del cineasta y su destreza en la narrativa visual.
 Pronto, no obstante, aparecieron las diferencias y se fraguó el mal rollo. Chandler empezó a irritarse con las visitas a su casa y el control sobre su trabajo por parte de Hitch, así que se dedicó a burlarse del sobrepeso de este. No fue la mejor despedida del mundo del cine. 
El guionista se sentía incómodo con Extraños en un tren
La encontraba abrumadoramente inverosímil, un aspecto que nunca preocupó demasiado al cineasta.
 El guion que entregó Chandler fue, como de costumbre en la industria, modificado y maquillado por otros guionistas.


Perdición. Imagen: Paramount Pictures.
Perdición. Imagen: Paramount Pictures.