Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

4 abr 2016

Muere Chus Lampreave, rostro emblemático del cine español.......................................... Diego Galán

La actriz, de 85 años y con un gran vínculo con la obra de Almodóvar, fallece en Almería.

 


Chus Lampreave, en 1989. Ricardo Gutiérrez / EL PAÍS VÍDEO

La actriz madrileña Chus Lampeave (1930) ha fallecido hoy, lunes, a los 85 años en una residencia de Almería en la que estaba recluída desde hacía tiempo.
De cuerpecillo menudo, con carita de mujer corriente y moliente, frecuentemente ayudada por unas gafotas de culo de vaso, con voz aguda, aire de pirada irrecuperable y gran facilidad para la réplica oportuna, Chus Lampreave desprendía "alegría, optimismo, sentido del humor y bonhomía", como Pedro Almodóvar escribió sobre ella en cierta ocasión.
Y así era. Cuando Chus Lampreave aparecía en la pantalla te podía recordar a alguien de tu propia familia, quizás a esa tía despistada que parece no enterarse de nada pero que con un delicioso aire de ingenuidad acaba dando en el clavo con la frase justa.
No otra cosa era el personaje de madre que siempre estaba discutiendo con su hija en La flor de mi secreto y que iba por la vida como "una vaca sin cencerro", o aquella portera de Mujeres al borde de un ataque de nervios que no podía mentir por su condición de "testiga de Jehová", o la abuela diabética de ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, que cuidaba con amor del lagarto que siempre iba con ella, o la bigotuda monja sor Rata de Callejón de Entre tinieblas, que escribía a escondidas novelas de amor, todas ellas películas de Almodóvar, o la solterona cotilla y despiadada que hurgaba en la maleta de la Querida señorita, de Jaime de Armiñán.
María Jesús Lampreave Pérez no iba para actriz, ni se le había ocurrido tal cosa.
 Al principio de los cincuenta, cuando tenía veinte años, había ingresado en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, y al terminar sus estudios trabajó como ilustradora en la editorial Aguilar; más tarde se matriculó en la especialidad de dirección del Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas (luego Escuela de Cine).
 Hizo allí numerosos amigos, y uno de ellos, Jaime de Armiñán, le ofreció su primer papel como actriz en uno de aquellos espacios en directo de la primitiva televisión del madrileño paseo de La Habana.
 Desde entonces, intervino en más de 70 películas y acabó trabajando con buena parte de los mejores directores del cine español.
 Además de Almodóvar y Armiñán, con Luis García Berlanga (Todos a la cárcel), Marco Ferreri (El cochecito), Fernando Trueba (El año de las luces), Gonzalo Suárez (Epílogo), Antonio Mercero (Espérame en el cielo), Josefina Molina (Teresa de Jesús), Fernando Colomo (Bajarse al moro), José Luis Cuerda (Amanece que no es poco), Santiago Segura (Torrente, el brazo tonto de la ley), Francesc Betriu (Una pareja perfecta), Fernando Fernán-Gómez (Siete mil dias juntos)...
Interpretaba sus personajes como si fueran ella misma, en bata y desde su propia casa. Los dotaba de verosimilitud y humanidad, y desde luego de un inteligente sentido del humor, que a veces era delirante
. Cuando hacía de telefonista en el programa Lo más plus o cuando acompañaba a Miguel Gila en ¿De parte de quién?, o al Gran Wyoming en El peor programa de la semana, Chus Lampreave alcanzaba auténticas cotas surrealistas.
 No fue extraño que Almodóvar, el director que más veces ha contado con ella en sus repartos, se haya arrepentido cada vez que no encontraba un personaje a su medida, lo que ha ocurrido en raras ocasiones.
 Hay quien llegó a calificarla como "la auténtica chica Almodóvar".
Varias veces fue nominada al premio Goya (El año de las luces, Espérame en el cielo, Bajarse al moro, La flor de mi secreto…), pero solo lo obtuvo una vez por Belle époque, de Fernando Trueba. Fue magnífico, por lo tanto, que el Gobierno de 2001 le otorgara la Medalla de oro al mérito en las Bellas Artes, o que la revista Fotogramas quisiera paliar tal escasez de premios concediéndole el suyo de Honor, o que la Academia de Cine quisiera darle el suyo, aunque tarde, cuando ella ya no estaba para tales trotes
. Chus Lampreave ha sido un lujo del cine español, un icono que permanecerá por siempre en la memoria.

Muere Manolo Tena, la voz carrasposa de la movida...................................... Fernando Navarro

El músico, que perteneció a Cucharada y Alarma!!! y autor de canciones como ‘Sangre española’, fallece a los 64 años.

Manolo Tena, en 1988. RICARDO GUTIÉRREZ / EL PAÍS VÍDEO
Con su estilo carrasposo y chulesco, pocas voces han sido tan reconocibles en el pop español como la de Manolo Tena, muerto hoy en Madrid a la edad de 64 años por un cáncer en el hospital Gregorio Marañón, informa la SGAE
. Emblema de la movida madrileña por su pertenencia a grupos como Cucharada y Alarma!!!, pero también por su carrera en solitario, su voz estaba detrás de canciones como Quiero bailar rock & roll, Frío, Preparado para el rock & roll y, sobre todo, Sangre española y Tocar madera, composiciones con las que alcanzaría su mayor éxito, ya en solitario, en los primeros noventa, cuando la fiesta de la movida se desintegraba a ritmo vertiginoso.

La capilla ardiente se instalará mañana, martes, desde el mediodía hasta las 21.00 en la sede de la SGAE, de cuya junta directiva era miembro, han informado a Efe fuentes de esa entidad.
 Su último concierto fue el 19 de marzo, en el auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria, donde cantó los temas de su nuevo disco, Casualidades.
Nacido en Badajoz, aunque criado en el madrileño barrio de Lavapiés, Tena se metió en la música fascinado por el rock y el blues, con especial predilección por John Mayall.
 En la agonía del franquismo formó su primer grupo en 1977.
 Su nombre: Cucharada. Fue una suerte su colaboración con Lacochu (Laboratorio Colectivo Chueca)
. A partir de esta relación, la banda consiguió, en 1978, colarse en el disco generacional Rock del Manzanares (Viva el Rollo v.2), editado por el sello Chapa de Mariskal Romero.
 Cucharada pasó a ser una de las formaciones más simbólicas de lo que más tarde se conoció como rock urbano, etiqueta que no siempre gustó a sus protagonistas.
Como Burning, Leño o Asfalto, grupos de la capital alumbrados en los sinsabores de la ciudad y la vida barrial de una incipiente democracia, Cucharada nació con mucha actitud rock: protagonismo de las guitarras eléctricas, una buena dosis de teatralidad en sus directos y letras irreverentes para una sociedad que todavía vivía bajo la ley de vagos y maleantes, a la que criticaron en Social peligrosidad, composición que estuvo en el legendario recopilatorio de Chapa y les traería problemas en sus comienzos
. No fue su única denuncia.
 También cargaban contra el consumismo, la hipocresía social o el poder de Estados Unidos.
Sin embargo, Tena mostraría su mejor perfil en Alarma!!!, el grupo que puso en marcha en 1981.
 Con un sonido cercano a The Police, siendo demasiado rockeros para el pop de la movida y demasiados blandos para el rock urbano, Alarma!!! se movió en tierra de nadie en plena gloria de la movida madrileña, aunque dejó ver la capacidad compositiva de Tena, un interesante creador de viñetas sentimentales y contador de historias de perdedores románticos
. Aunque admirada por coetáneos como Los Secretos, y aun habiendo envejecido bien en la nostalgia de aquella época, a la banda siempre le faltó el carisma de Loquillo y los Trogloditas o una afinación pop más certera como la de Nacha Pop o Radio Futura.
Con todo, Alarma!!! sirvió también para anticipar el verdadero molde de Manolo Tena, que alcanzaría más éxito tirando por su cuenta.
Como cantaba en la emotiva Frío, aquel cantante de chupa y patillas era “un extraño en el paraíso, un juguete de la desilusión”.
Ávido lector de poesía, el músico introdujo más que antes en sus canciones el aroma de superviviente maldito, que, a fin de cuentas, ilustraba su propia figura existencial de adicto a las drogas con pronunciados descensos a los infiernos.
El golpe de gracia lo daría con Sangre española en 1992, donde, con el uso de vientos, supo insuflar un atractivo optimismo a su cancionero.
 Temas como Sangre española y Tocar madera sonaban a todas horas y en cualquier emisora. Parecían himnos de la España de la Expo 92, aparte de convertirse en auténticos clásicos de karaoke. Aunque conviene señalar que no era todo oro lo que relucía y tanto éxito convivía con sonrojantes préstamos artísticos, como el que hacía con All That Heaven Will Allow, del disco Tunnel of Love, de Bruce Springsteen en su tatareada Qué te pasa, la de “la moto estropeada”
. Con todo, se erigió como un referente del rock castizo con un estilo que se hacía cercano.
Pero, como en aquella isla de la Cartuja abandonada a su suerte tras el fulgurante fervor de la Expo 92, su carrera nunca volvería a ser igual.
 Tena, que entraría en la junta directiva de la SGAE, siendo uno de los músicos protegidos por la polémica entidad, cayó sorprendentemente, arrastrando sus problemas con las drogas.
 Cierto que no dejó de trabajar con gente como Miguel Ríos, Ana Belén, Luz Casal, Los Secretos, Rosario Flores, Siniestro total o Ricky Martin, pero tardaba años en sacar material nuevo y cada disco que salía era más intrascendente que el anterior.
Solo en el último año, tras siete de silencio discográfico, pareció recobrar el pulso con un álbum y un documental sobre su figura
. Fue una vuelta alentada por su hermano Rafa y que vino acompañada por su presencia en el programa televisivo A mí manera, todo un vacuo ejercicio de nostalgia compartido con Marta Sánchez, Sole Giménez, Mikel Erentxun, Antonio Carmona o Nacho García Vega. En ese espacio de homenajes, se veía a un Tena superviviente de su propia historia de éxito y fracaso
. En el fondo lo era. Tena era todo un superviviente de esa generación de chicos malditos de la movida, ejemplificada en Antonio Vega, Enrique Urquijo, Pepe Risi, Carlos Berlanga o Antonio Flores, que cruzaron más de la cuenta el límite de los excesos.
Lo era hasta hoy, aunque todavía resuene su característica y compañera voz carrasposa, desnuda bajo las lluvias.

 

Desde el trópico de Cáncer: [Celebrando a Miguel de Cervantes] Hoy, "El gallardo español"

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3 abr 2016

Los siete hermanos que se criaron con 20.000 libros................................... Manuel Ansede

Un arqueólogo entre los guerreros de Xian, una paleoantropóloga en el Cáucaso, un pediatra en Kazajistán... Los Martinón Torres despuntan tras crecer en una biblioteca


Federico, Georgina, María, Mateo, Marcos, Lucas y Nazareth.
“Todas las personas mayores fueron primero niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan”, proclama la primera página de El Principito.
 Su autor, el aviador francés Antoine de Saint-Exupéry, puntualizaba que existían excepciones a esta regla del olvido: adultos que recuerdan aquella época —su infancia— en la que en vez de un sombrero veían una boa digiriendo un elefante.
Los siete hermanos Martinón Torres, nacidos por separado en Ourense entre 1971 y 1982, son de esas pocas “personas mayores” que evocan su niñez vívidamente.
Y su memoria señala hacia un mismo lugar mágico: la biblioteca de sus padres.
“Los siete hermanos crecimos con la naturalidad de que la biblioteca fuera la mayor habitación de la casa
. Allí había unos 20.000 libros, con dos o tres capas de volúmenes en cada estante”, rememora Marcos Martinón Torres, de 38 años y catedrático de Arqueología en el University College de Londre
s. De niño, vivía aventuras épicas sin alejarse de los anaqueles.
 Hoy, su vida transcurre entre los guerreros de terracota de Xian, en China, y las estatuas de oro precolombinas de los alrededores de Bogotá, en Colombia
. Su objetivo es identificar a los artistas individuales que parieron estas obras: sacar del anonimato a los picassos chinos y americanos.
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La biblioteca era la mayor habitación del piso de los Martinón Torres en Ourense
Aquella biblioteca de un piso de Ourense repleta de epopeyas de papel se convirtió en una fábrica de cerebros dedicados a la ciencia. Marcos, el arqueólogo, es el quinto hermano, nacido en 1977.
 María, de 1974, es investigadora en los yacimientos de Atapuerca (Burgos) y una de las principales expertas en evolución humana del mundo.
 Federico, el hermano mayor, de 1971, es uno de los pediatras más citados de España y una referencia en vacunación infantil en Europa.
Y, así, suma y sigue toda la familia.
“En mi casa había veneración por los libros, como fuente de entretenimiento, de conocimiento, de consuelo”, recuerda María Martinón Torres, cuyos estudios de fósiles asiáticos están reescribiendo la prehistoria del ser humano
. Hace unos meses, anunció el hallazgo de los restos de 47 personas en la cueva de Fuyan, en el sur de China
. Eran Homo sapiens fallecidos hace más de 80.000 años y demostraban que nuestra especie estaba en Asia mucho antes de lo que se pensaba.
María creció fascinada por las aventuras de Sherlock Holmes y los libros de Julio Verne
. Luego, su propia vida se convirtió en ocasiones en una odisea.
 En 2007, la paleoantropóloga se encontraba en Tiflis (Georgia), estudiando fósiles humanos de 1,8 millones de años hallados en el Cáucaso, cuando los aviones rusos comenzaron a bombardear la capital georgiana.
 La investigadora logró huir en el último avión que despegó de la ciudad. Poco después, un misil convirtió en escombros una de las pistas del aeropuerto.
Marcos, María, Mateo, Nazareth, Federico (padre), Georgina (madre), Georgina, Federico y Lucas, en la actualidad.
“Nuestros padres no nos decían que fuéramos los mejores médicos, sino que diéramos la mejor versión de nosotros mismos en lo que nos gustara.
 Todo el mundo es potencialmente bueno en algo y el quid es encontrar en qué”, explica María. El lema familiar recuerda a otra de las frases míticas de El Principito:
 “Se debe pedir a cada cual lo que está a su alcance realizar”.
El padre de los siete hermanos es Federico Martinón Sánchez, bibliófilo y jefe del departamento de Pediatría del Hospital de Ourense hasta su reciente jubilación.
La madre es Georgina Torres, melómana y enfermera hasta que lo dejó para criar a sus hijos. “Nuestros padres nunca nos dijeron lo que teníamos que hacer.
Nos dieron los medios para tener curiosidad intelectual.
 Yo quise ser arqueólogo desde muy pequeño, porque estaba expuesto al arte y a la historia sin salir de casa
. Ni siquiera pasé por la fase de querer ser futbolista”, explica Marcos.
Las investigaciones del arqueólogo, en ocasiones, han servido para reescribir los libros de historia que tanto le gustaba hojear de pequeño en la biblioteca de sus padres.
 Marcos dirigió la tesis doctoral del primer proyecto arqueológico en Ruanda después del genocidio, que en 1994 dejó 800.000 muertos, muchos de ellos a machetazos en la cabeza.
 “Los ruandeses creían que su industria del hierro la habían llevado los europeos. Nosotros demostramos que esas tecnologías estaban allí 2.000 años antes de que llegaran los europeos.
 Es un ejemplo de cómo la arqueología puede solucionar una historia tergiversada”, aplaude Marcos.