Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

3 abr 2016

menos es más................................................Fernando Trias de Bes





Esta sencilla expresión constituye toda una filosofía de vida y un estilo arquitectónico que derivó en el minimalismo.
 Aplicado a la conducta cotidiana, contar con más posibilidades no siempre conlleva mayor bienestar.
2062_PsicologíaOK
Irma Gruenholz
Esta sencilla expresión constituye toda una filosofía de vida y un estilo arquitectónico que derivó en el minimalismo.
 Aplicado a la conducta cotidiana, contar con más posibilidades no siempre conlleva mayor bienestar.
ActualizadoDomingo 03 de abril de 201602:31
MARZO de 1967. Casa de Paul McCartney. Los Beatles pasan por su peor crisis, que acabará desembocando en su disolución.
 Sin embargo, ese mes completan una de sus mejores canciones: With a Little Help from My Friends. Muchos desconocen su origen.
Está pensada para Ringo Starr, quien cantaba mal porque su registro era de cinco notas y, al llegar a la sexta, perdía el tono. Lennon y McCartney decidieron escribir una canción donde Ringo fuera el solista
. Así que emplearon únicamente cinco notas. Fijémonos en la letra: What would you think if I sang out of tune? Would you stand up and walk out on me? (¿qué pensarías si cantara fuera de tono? ¿Te levantarías y me dejarías solo?). Lend me your ears and I’ll sing you a song and I’ll try not to sing out of key (presta atención y te cantaré una canción e intentaré no desafinar).
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Luego, en el estribillo, los pillos de McCartney y Lennon pusieron notas altas para que Ringo necesitara… ¡la ayuda de sus amigos! Do you need anybody? (¿necesitas a alguien?).
 Y de ahí el título de la canción: “Con un poco de ayuda de mis amigos”
. ­Explico esta historia porque está considerada una de las mejores canciones de la historia del pop
. Y fue compuesta con solo ¡cinco notas!
 Desde luego, para los Beatles menos es más
. Menos es más es toda una filosofía de vida, un estilo en arquitectura, cuyo exponente fue Mies van der Rohe y que derivó en el llamado minimalismo, presente en muchas disciplinas.
Hablemos de minimalismo en la conducta.
 El psicólogo y profesor Barry Schwartz publicó en el año 2004 un libro titulado The Paradox of Choice (la paradoja de la elección), donde demostró que no siempre más opciones suponen más bienestar.
 Es verdad que, si partimos de una situación pobre, un aumento de alternativas incrementa la felicidad, pero, a partir de cierto umbral, no solo no añade nada, sino que incluso resta y produce efectos nocivos.
Para demostrarlo, Barry Schwartz realizó varios experimentos.
 Uno de ellos consistió en ofrecer en un supermercado una degustación de cierta marca de mermelada
. Se realizaron dos mediciones: con muchos sabores a degustar y con pocos.
 En ambos casos se registró cuántas personas se acercaban a probar y cuántos realmente compraban.

2062 Psicología
Menos opciones nos hacen más felices. Irma Gruenholz
 Los resultados fueron reveladores.
Si había más sabores, el número de personas que decidía degustar era mayor, pero muy pocos acababan comprando.
 ¿Por qué? Porque, ante tantas posibilidades, no eran capaces de decidirse.
 En cambio, cuando el número de opciones era menor, si bien menos gente se acercaba a probar, casi todos ellos acababan comprando
. La conclusión fue que si la marca ofrecía pocos sabores, aumentarían sus ventas.
 Menos era más. Esta estrategia es la que utilizan los restaurantes griegos de Nueva York
. La carta es deliberadamente extensa. Indecisos, los clientes la dejan a un lado y optan por preguntar al maître: “¿Qué nos recomienda?”.
 Y este, automáticamente, señala los platos donde ganan más dinero.
 Otro experimento de Schwartz: un profesor dio la oportunidad a sus alumnos de subir nota
. En una clase, ofreció realizar un trabajo voluntario dando a escoger entre 15 temas posibles; en la otra, solo entre 5. En este caso, un número mayor de alumnos hizo el trabajo voluntario. ¿Por qué? De nuevo, porque decantarse por un tema era más sencillo.

Menos opciones nos hacen más felices
 . Quienes conocen bien África explican que la infelicidad empezó a experimentarse en cuanto descubrieron a través de la televisión las innumerables opciones materiales a las que no tenían acceso.
 ¿Se es más feliz ignorando las posibilidades que tenemos? ¿O es preferible saber lo que podemos llegar a lograr y así prosperar y marcarnos mayores metas?
En Occidente vivimos una era de excesos.
De excesivas marcas, excesivas variedades, excesivas apps, excesivos canales de televisión, excesivos amigos en redes sociales…
La crisis trajo una reducción de posibilidades.
Es cierto.
 Y supuso un retroceso para muchos, especialmente para los más jóvenes.
 De hecho, existe una correlación entre la riqueza medida en términos de PIB y las tasas de suicidios, infertilidad o depresión
. Pero también entre PIB y esperanza de vida o supervivencia infantil.
 El “más” trae “más”, pero también tiene consecuencias.
¿La conclusión? El menos es más es una opción personal.
Y de este modo, amante como soy de los trabalenguas, permítanme concluir diciendo que: por más que menos sea más, menos puede ser más y, cuando así es, entonces “más o menos” es “lo mismo”.

Mario Vargas Llosa en la presentación de una obra de teatro de La Chunga

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Mario Vargas Llosa en la presentación de una obra de teatro de La Chunga

 Ella detesta las arrugas, la melena al viento, los pies descalzos y la espalda floja
. Camina igual que la Infanta Elena, como si se hubiera tragado una tabla de planchar, y tiene unas manos que parecen sacadas de un anuncio de vaselina.

Isabel es doña perfecta.

 Le vendría bien un máster de afrancesamiento, entendiendo por afrancesamiento cierta dejadez existencial, un atuendo tirando a décontracté y el cabello más natural y menos limpio
. Que se lo pregunten si no a la Bordiu. En su caso, llegar a Francia y aprender el arte de la seducción fue todo uno. Luego se dio a los placeres de la vida, pero esa es otra historia.

Después de Portugal los novios viajaron a la Costa Azul y, a continuación, a los Hampton, donde les esperaba Altamora (amigo de Vargas Llosa) para celebrar su cumpleaños

. Noventa tacos le cayeron. Diez más que al escritor.

Luego hicieron parada y fonda en la Mustique, una isla caribeña hecha a la medida de los ricos.

 A la isla no llegan los teleobjetivos, pero sí los barcos y los aviones privados.
 A la Mustique iba la princesa Margarita con sus ligues rockeros y sus provisiones de ginebra. Menuda era.  


La pareja de novios alquiló una villa que tenía chef y ama de llaves.
La estancia se animó los últimos días con la visita de Tamara Falcó y Ana Boyer, acompañada ésta por Fernando Verdasco, el tenista. Ana y Fernando, que llevan de noviazgo más tiempo que su mamá y Vargas Llosa, fueron víctimas de un acceso de claustrofobia y se escaparon al supermercado en busca de desahogo.
La revista ofrece testimonio gráfico de la espantada.
 En otra foto se ve una mesa preparada para una cena íntima.
Está situada en un promontorio, sobre un corazón pespunteado de bombillitas. La foto carece de pie explicativo, aunque parece un homenaje a San Valentín. Lástima. Cuando el amor necesita alimentarse de merchandising, mal andamos.

Según fuentes limeñas del barrio de Miraflores, que están todo el rato con los prismáticos enfocando a la pareja, Mario ha perdido un poco de pie
. Esa es, quizá, la razón por la que el escritor ha comunicado que el próximo 7 de septiembre no acudirá a la inauguración de la tienda de azulejos en NY. Él no quiere formar parte de esa pandilla de Porcelanosa que asiste a inauguraciones con gran ruido mediático. Si ella se lo pide, habrá que verlo.

El fue alli y regaló libros suyos a gene que seguramente no ha leído en su vida.

ISABEL Y SU CHICO, POR TIERRA, MAR Y AIRE. A Vargas Llosa, con esa voz aflautada, le pega mucho ser el chico de Isabel. La delgadez de Preysler no es tanto un criterio estético como ético. Mario no quiere formar parte de la mediática pandilla de Porcelanosa 

TESTIGO IMPERTINENTE / CARMEN RIGALT

La realidad se empeña en demostrar que los personajes más seguidos son los mismos desde hace tiempo. Isabel Preysler ha renacido, y lo ha hecho en brazo de Vargas Llosa, un hombre tan interesante como Boyer. En días como éste escribo sobre la fiesta del Orgullo Gay, aunque normalmente prefiero resistirme

EEUU: UNA VICTORIA POR LOS PELOS

Este año, la fiesta del Orgullo Gay viene marcada por la aprobación del matrimonio homosexual en todo el territorio de EEUU (hasta ahora eran 36 estados de un total de 50). 

La sentencia del Tribunal Supremo ha sido histórica (y ajustada: cinco magistrados contra cuatro) y ha puesto fin a largos años de luchas legales y activismo.
 En EEUU, la tradición puritana ha hecho callo, de ahí que se haya tardado tanto en reivindicar el matrimonio homosexual. 
El primer estado en legalizarlo fue Massachusetts (2004). El presidente Obama también se lo pensó dos veces. No sería hasta 2012 cuando declararía públicamente estar a favor del matrimonio gay.

En esto, como en otras cosas, Europa le ha ganado la batalla a los EEUU. Irlanda, que estaba llamada a ser la última de la lista europea, también celebra este año su incorporación a la bandera del Arco Iris.

 Que siga la fiesta. Eso sí: sin expropiar más palabras (orgullo y diversidad están en el diccionario y son de todos). Por mi parte, yo sugiero compartir la palabra normalidad, que también es de todos, pero se echa un poco en falta.




Cierro los ojos y en vez de contar corderitos, cuento personajes que se han puesto de moda en los últimos meses
. De entrada me salen dos o tres políticos tipo Pablo Iglesias, Cristina Cifuentes, Ada Colau, o tipo Pichi, Tichi, Chati, o como se llame el alcalde de Cádiz, y de salida un puñado de figuras del couché que están en la mente de todos. 
Por citar que no quede, pero como los últimos serán los primeros, que dijo el otro (San Mateo), la primera que me viene a la mente es Manuela Carmena.

Semejante colección de nombres estaría bien si no fuera porque, como digo, he cerrado los ojos y seguramente estoy soñando.

 La realidad, que no solo es tozuda sino repetida, se empeña en demostrar que los personajes más seguidos son los mismos desde hace mucho tiempo: la baronesa Thyssen y Julio Iglesias, Jordi Hurtado y María Teresa Campos, Manolo Santana y Paquirrín.
 Pero el ejemplo más elocuente es el de las isabeles: Isabel Pantoja e Isabel Preysler, divergentes en sus respectivos estilos pero poseedoras ambas de gran magnetismo personal.
 Al menos eso es lo que se deduce de sus intensas biografías. Preysler y Pantoja ya eran, hace 30 años, símbolos de la España del momento
. Se lo copio a Boris Izaguirre, que sólo pone objeciones donde otros hacen crítica. 
Es su personal manera de ejercer la supervivencia. En su último artículo, publicado ayer, Boris pasa por Isabel Preysler sin romperse ni mancharse. Una proeza.

Hablando de Preysler, ella ha renacido de sus cenizas y lo ha hecho en brazos de Mario Vargas Llosa (Mario Viagra Llosa, según nuestra magnífica Beatriz Miranda), un hombre casi tan interesante como Miguel Boyer.

También Isabel Pantoja ha vuelto a la actualidad, pero ella por un camino algo más sórdido. Pantoja se ha metido en el bolsillo a la directora de la cárcel de Alcalá de Guadaíra y juntas trazan planes de futuro a corto plazo.

 O sea, de aquí a su salida de la cárcel. Que no cunda el pánico. Ya hemos visto a Isabel en tesituras parecidas y siempre ha salido airosa y generosamente compensada.

Como la actualidad manda no puedo olvidar a los gays. De esos tengo para aburrir: guapos y feos, conocidos, desconocidos y los que están hasta en la sopa; los que salen del armario y los que seguirán bajo llave.

 En fin. Con el paso de los años se me ablanda la fibra y en días como éste escribo sobre el Orgullo (lo de gay queda elíptico), aunque normalmente prefiero resistirme. Los rosarios de lisonjas se me dan mal, así que para escribir una crónica empalagosa, prefiero no escribirla. 
Me encuentro incómoda entre eufemismos y estoy harta de que por llamar a las cosas por su nombre salgan los Molina Foix de turno a ponerme verde calificándome de homófoba.
 A lo mejor soy homófoba, no digo que no, pues colecciono neurosis de todas las categorías, pero en mi particular retablo de homosexuales (desde hace unos años me muerdo la mano cada vez que voy a escribir la palabra maricas) tengo estereotipos tan variados que podría dar de comer a un regimiento de escritores costumbristas.

Madrid se prepara para celebrar el próximo 4 de julio la manifestación más grande del mundo.

 Llegado este punto, dedico un recuerdo para Pedro Zerolo, del que unos cafres han destruido un altarcito que el barrio de Chueca le había dedicado
. Pedro solía felicitarme todos los años el día 16 de julio deseándome «feliz santo laico». En justa correspondencia, yo deseo que haya visto su manifa desde la mejor localidad que pueda imaginarse: la fila cero del cielo.

Chueca es, según reza el eslogan, el barrio de la diversidad, como si en los demás barrios todo el mundo marcara el mismo paso. Eso tendrán que explicármelo algún día.

 Lo que yo planteo no es un tema de opción sexual sino de semántica.
 A mi la diversidad me suena a reserva de la Biosfera con muchas avutardas y buitres leonados.
 Ahora que lo pienso, Fernando Grande Marlaska quedaría muy bien de buitre leonado con su penacho de Tintín al frente.
 Y Pedro Almodóvar, en su papel de avutarda, ni les cuento.

Mira qué le regaló Isabel Preysler a Vargas Llosa por su 80 cumpleaños

La socialité celebró el cumpleaños de su novio, el premio Nobel de literatura peruano, con una fiesta por todo lo alto y un regalo que nunca olvidará.





El escritor Mario Vargas Llosa celebró anoche su ochenta cumpleaños con una gran cena en la que dedicó el brindis más especial de la noche a la socialité Isabel Preysler, con quien comparte su vida desde hace algo menos de un año.
Por fin he sabido que la palabra felicidad tiene nombre y apellido: Isabel Preysler“, declaró ante sus invitados.
El discurso de Vargas Llosa cerró un turno de intervenciones en el que no solo habló de su novia, también dedicó unos minutos a condenar duramente los regímenes de Cuba y Venezuela y defender la democracia en América Latina.
Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler estuvieron acompañados esta noche por Álvaro, el mayor de los tres hijos que el Nobel tuvo con su ex mujer, los expresidentes del Gobierno español Felipe González y José María Aznar, así como algunos homólogos latinoamericanos como Sebastián Piñera, Andrés Pastrana, Álvaro Uribe o Luis Alberto Lacalle, entre otros, y muchos rostros conocidos de la política internacional y el periodismo.
Según han reportado varios medios, la pareja recibió la visita de Enrique Iglesias y Anna Kurnikova en su casa, ya que no pudieron asistir a la fiesta.
Después de la celebración en uno de los hoteles más lujosos de la capital española, fue la hija de Isabel, Tamara Falcó, quien presentó al mundo el regalo que le hizo su madre al escritor con esta simpática instantánea.
Se trata de un cachorro de Gran Danés al que han llamado Céline.
Mira qué le regaló Isabel Preysler a Vargas Llosa por su 80 cumpleaños