La 'reina de corazones' inaugura una tienda de Pronovias en Madrid y asegura: "Para mí también la felicidad es su nombre y no es por copiarle".
Como la Penélope de Homero, Isabel Preysler
jugó al despiste tejiendo y destejiendo:
"¿Cómo voy a ser yo la novia más cotizada de España? ¡Menudas tonterías decís, no me hagas sentir ridícula!", contestaba a la prensa el jueves por la noche
. La socialité amadrinaba la inauguración de la nueva tienda de Pronovias en Madrid, en un momento que no podía parecer más propicio para la confirmación de un futuro enlace con Mario Vargas Llosa.
Con la declaración pública de amor durante los fastos del cumpleaños del Nobel aún fresca, que Preysler acudiera a una sede de moda nupcial era especialmente provocador.
"Siempre os precipitáis cuando habláis de momentos casaderos", contestaba ella ante la expectación levantada, rechazando que haya siquiera empezado a pensar en ello, destejiendo el rumor.
De hecho, desmintió las informaciones que apuntaban a un acuerdo con la firma para la confección del vestido de su cuarta boda.
"Casarse no es necesario", apostillaba.
La reina de corazones honró su sobrenombre e hizo acopio de halagos hacia su pareja, tratando de emular el final del discurso que Llosa le dedicó en su 80 aniversario:
"Cada día al lado de Mario es mejor, para mí la felicidad también es su nombre, y no es por copiarle", dijo. También dedicó palabras de agradecimiento al entorno de su pareja, que la ha hecho sentir "muy arropada".
Y añadió que ellos manejan sus propios tempos: "Si pierdo ese enigma, me dejaréis en paz. Deberíais acostumbraros a estas alturas de verme con Mario".
"¿Cómo voy a ser yo la novia más cotizada de España? ¡Menudas tonterías decís, no me hagas sentir ridícula!", contestaba a la prensa el jueves por la noche
. La socialité amadrinaba la inauguración de la nueva tienda de Pronovias en Madrid, en un momento que no podía parecer más propicio para la confirmación de un futuro enlace con Mario Vargas Llosa.
Con la declaración pública de amor durante los fastos del cumpleaños del Nobel aún fresca, que Preysler acudiera a una sede de moda nupcial era especialmente provocador.
"Siempre os precipitáis cuando habláis de momentos casaderos", contestaba ella ante la expectación levantada, rechazando que haya siquiera empezado a pensar en ello, destejiendo el rumor.
De hecho, desmintió las informaciones que apuntaban a un acuerdo con la firma para la confección del vestido de su cuarta boda.
"Casarse no es necesario", apostillaba.
"Cada día al lado de Mario es mejor, para mí la felicidad también es su nombre, y no es por copiarle", dijo. También dedicó palabras de agradecimiento al entorno de su pareja, que la ha hecho sentir "muy arropada".
Y añadió que ellos manejan sus propios tempos: "Si pierdo ese enigma, me dejaréis en paz. Deberíais acostumbraros a estas alturas de verme con Mario".