Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

21 mar 2016

Hacienda pide tres años de cárcel para Borja Thyssen.................................................. El País............................

El hijo de Carmen Cervera está acusado de "simular" residir en Andorra.

Borja Thyssen y Blanca Cuesta. CORDON PRESS
Hacienda pide tres años de cárcel para Borja Thyssen por defraudar 630.000 euros al fisco.
Según publica este lunes El Confidencial, que cita fuentes próximas al juzgado de Pozuelo de Alarcón (Madrid) que instruye en caso, la Abogacía del Estado en nombre de la Agencia Tributaria, presentó hace varios meses un escrito en el que solicitaba esta pena por fingir su residencia en Andorra y eludir así el pago de impuestos de la renta y de patrimonio en el ejercicio 2007.
 El domicilio fiscal de Thyssen es motivo de controversia con el fisco desde junio de 2013, cuando Hacienda le denunció por evasión fiscal.

 

Para mantener residencia fiscal en el extranjero, cualquier contribuyente debe demostrar que permanece en ese país más de la mitad del año: 183 días
. Si, como parece es el caso de Thyssen, Hacienda sospecha o tiene indicios de que la persona vive en España y su residencia legal en el extranjero es una mera treta, puede acudir a todo tipo de recibos —desde facturas telefónicas o de gas hasta extractos de tarjetas o billetes de avión— para desmontarla.
 Andorra es, junto con Portugal o Suiza, uno de los países preferidos por muchos españoles para tributar en el exterior y aligerar así su factura fiscal.
La Oficina Nacional de Investigación del Fraude (ONIF), según la información de El Confidencial, requirió a la empresas que prestan el servicio de guardaespaldas de Thyssen sus estancias en España para intentar acreditar que no pasaba seis meses en el país pirenaico.
 El abogado de Thyssen, Pedro Mejías, ha negado todas las acusaciones.

Carmen Cervera con su hijo, la esposa de este y sus cuatro nietos. CORDON PRESS
La cuantía defraudada (630.000 euros) está muy por encima del umbral del delito fiscal (120.000 euros), por lo que todo aquel que lo infrinja podría enfrentarse a una pena de prisión de uno a cinco años y una multa económica que oscila entre un mínimo de la cuantía defraudada y un máximo de seis veces esta cantidad.
 En España solo se entra en prisión por penas superiores a los dos años de cárcel.
El año pasado la baronesa Thyssen y su hijo Borja compraron dos casas valoradas en 10 millones de euros, que se han convertido en su residencia

 La adquisición se realizó semanas después de que Carmen Cervera vendieron su mansión de Villa Favorita en Suiza, una de las propiedades más importantes que heredó del barón, no solo por su valor económico (la operación se cerró en unos 65 millones de euros).
Tras finalizar esa operación Tita y su hijo tomaron la decisión de trasladar su residencia fiscal a Andorra.
 La baronesa, que tiene nacionalidad suiza, ya había comprado un pequeño apartamento hace algunos años en el Principado.
Tanto Borja como su madre tienen propiedades en Barcelona y en Madrid.
 Blanca Cuesta, esposa del hijo de la baronesa, y sus cuatro hijos permanecen en la capital donde están escolarizados.

Hagan algo, rápido............................................................. Juan José Millás

El desclasamiento tiene un precio si piensas que en las clases superiores todo está permitido.

“Esta maldita jaqueca de los Borbones”, parece decir Urdangarin con el gesto con el que el famoso cura Aguirre se quejaba de la migraña de los Alba.
Un achaque atribuible a responsabilidades que eran un chollo hasta ayer, pues le proporcionaban prestigio, bienestar, dinero y hasta el cariño de la gente común.
 Nada apreciamos más los españoles que una familia unida y trabajadora, ella en la banca de las preferentes, él en su Telefónica (refugio de los Zaplana y compañía), los niños en el cole y los veranos en Palma de Mallorca.
Parecía una jaqueca al revés para la que enseguida empezó a ingerir los ibuprofenos inversos que le llevarían al banquillo.
El desclasamiento tiene un precio (infórmense sobre el final del cura Aguirre), en especial si piensas que en las clases superiores todo está permitido.
Y lo está, pero siguiendo el protocolo.
 No lo hizo, por eso ahora no le consta, no se acuerda, no sabía.
 Tampoco comprende por qué él no tenía derecho a forrarse.
 Es un deportista, no ha leído, ignora lo que es un chivo expiatorio.
 Soy un ingenuo, piensa, un tonto útil.
 Pero esas ideas solo tienen gracia cuando se habla de ellas desde la ironía, como el Alba sobrevenido hablaba de las jaquecas de sus predecesores.
 Creía que me había tocado la lotería y ahora, ya lo ven, 15 o 16 años de cárcel.
 Esta maldita jaqueca de los Borbones que tarde o temprano se vuelve contra los advenedizos (Marichalar saliendo en carretilla del Museo de Cera).
 Lo mío se entiende desde la ignorancia, vale. ¿Pero y lo de mi señora? Hagan algo, rápido, me estalla la cabeza.

 

Las dos caras de Julieta.................................................... Elsa Fernández-Santos

En el nuevo filme de Almodóvar las actrices Adriana Ugarte y Emma Suárez dan vida a la protagonista a distintas edades.


El mes de julio de 2015 marcó máximas históricas en Madrid.
 Un calor insoportable al que contribuyeron cinco soles artificiales grandes como molinos de viento. En pleno barrio de las Salesas, sobre una grúa mastodóntica en forma de tijera, los cinco astros de metal eran un ingenio del operador francés Jean-Claude Larrieu, un tipo bajito y sonrosado que parecía reírse para sus adentros ante el tinglado que había montado para la nueva película de Almodóvar.
“No he pasado tanto calor en mi vida”, decía entre sofocos Esther García, productora de Julieta y uno de los pilares de El Deseo, la compañía de los hermanos Agustín y Pedro Almodóvar. “En Los abrazos rotos, Rodrigo Prieto puso 120 lámparas en un techo. ¡Se derretían los cuadros!
 Fue una pesadilla. Pues Jean-Claude ha ido aún más lejos: 18.000 vatios en cada foco. De volverse locos.
 Juro que al próximo fotógrafo le voy a poner un límite”.
 Desde la calle, las luces iluminaban la tercera y segunda planta de un mismo edifico, el número 19 de la calle de Fernando VI.
 En el segundo piso, la protagonista es Emma Suárez
. En el tercero, Adriana Ugarte.
 La Julieta mayor vive sola. La joven, junto a su hija.
 Las actrices no se cruzan, pero han hecho un meticuloso trabajo previo de composición del personaje.
 Se han observado de cerca en busca de diferencias y similitudes. Han mimetizado algún gesto. “Hay que ser muy valiente para hacer que dos actrices interpretemos un mismo personaje”, dice Emma Suárez sobre esta Julieta bicéfala.
 “Es un personaje muy duro. Para mí ha significado entrar en un pozo lleno de oscuridad donde hay abandono, soledad y miedo”, añade la actriz.
 La Julieta de Emma Suárez es una mujer que decide hacerle frente al pasado, asumiendo los riesgos que conlleva.
 “Es una mujer vulnerable, pero tiene dignidad.
Es un personaje lleno de sabiduría porque Pedro dirige desde el lugar de un adulto”.
 Ella le pidió referencias para comprender, y el director le recomendó la lectura de De vidas ajenas, de Emmanuel Carrère, y El año del pensamiento mágico, de Joan Didion.
 También le dijo que volviera a ver Las horas, de Stephen Daldry, o Ascensor para el cadalso, de Louis Malle, y que contemplase los cuadros de Lucian Freud.
 “He escrito un cuaderno de Julieta, me he revisado toda la filmografía de Pedro y me he apañado para quedarme completamente sola en Madrid.
 Todo eso también es importante para el personaje”.

“Almodóvar no te deja bajar la guardia”, explica Adriana Ugarte.
 “Muchas veces me rompe los esquemas.
 Yo he hecho un viaje para convertirme en su instrumento, para ser arcilla, pero no soy un mero instrumento pasivo, nunca me he sentido sola, al contrario.
 Aunque no es fácil, no he pegado ojo muchos días, soy muy nerviosa, pero eso es algo que me guardo para mí”. Ugarte explica que el guion se ha multiplicado durante el rodaje.
 “Es como cabalgar sobre un caballo salvaje.
 Yo no llevo las riendas, el caballo corre solo, conducido por él, su equipo y yo”.
Dos momentos del rodaje de la película, en un piso de Madrid (arriba) y en el vagón de un tren, en los que Almodóvar da instrucciones muy precisas a sus intérpretes. El meticuloso cineasta no deja un cabo suelto.
A pocas calles de distancia, por las mismas fechas, se rodaba otra secuencia
. Es en un amplio piso de lujo que pertenece a la peletera Elena Benarroch, una vieja amiga del director que hace un pequeño cameo en una de las escenas.
 Allí llega una devastada Ugarte-Julieta para reunirse con su hija, Antía, que pasa los días feliz en casa de su nueva mejor amiga.
 La actriz Pilar Castro interpreta a la madre de la amiga, una pija rubia y simpática que se pone a disposición de la protagonista después de que esta entre como un zombi por la puerta para recoger a su hija y darle una trágica noticia. Para el siguiente plano Almodóvar ha elegido un sofá vainilla coronado por un imponente cuadro de Richard Serra. Ugarte solloza y Almodóvar la frena. “No quiero que te lances”, le advierte.
“Aquí todo es muy preciso”, explica Castro, una de las secundarias de lujo de la película; los otros son Inma Cuesta, Michelle Jenner, Susi Sánchez, Nathalie Poza, Rossy de Palma, Daniel Grao y Darío Grandinetti.
 “Pedro sabe mucho y además sabe lo que quiere.
Para mí lo importante era llegar sin miedo, sin inseguridades. Te entregas y punto”, añade Castro. “Hay que recoger la esencia de lo que te dice
. Ayer, sin ir más lejos, me añadió un par de frases que no estaban en el guion.
Un detalle que le vino a la cabeza, sobre la marcha”.
Almodóvar improvisa.
 Es una paradoja: todo está bajo control, pero a la vez no hay nada seguro
. Su hermano Agustín suele decir que en los rodajes se comporta como un pintor, el proceso es orgánico.
 Las escenas rodadas en el colegio Estudio de Madrid las ha cambiado al conocer mejor la localización.
Y en otro lugar, ante una estantería que apenas se apreciará en pantalla, se detiene preocupado. Pregunta por los libros que hay en las estanterías y pide que los quiten. Esos títulos jamás los leería Julieta.
Al día siguiente llegarán cajas con tomos de su biblioteca personal, libros con vida propia. Seguramente nadie reparará en ellos, o sí. Es lo que menos le importa.

 

Las dos caras de Valle-Inclán......................................................... Winston Manrique Sabogal

En el 150 aniversario del nacimiento del autor de 'Luces de bohemia', uno de sus nietos escribe una biografía en la que aclara las mentiras sobre el escritor.

Ramón María del Valle-Inclán.
Don Ramón del Valle-Inclán no es Ramón del Valle-Inclán
. Ese hombre del que todos hablan no es él, o solo a medias.
Ya en vida el nombre del escritor gallego empezó a cubrirse de fábulas, falsedades, leyendas, malentendidos, inexactitudes, exageraciones, dislates o despropósitos, muchos de ellos alimentados por él mismo, que con los años han rodado como una bola de nieve.
Ahora Joaquín del Valle-Inclán Alsina, nieto del autor de Luces de bohemia, aclara y desmiente todo aquello que está en el imaginario colectivo.
 Lo hace cuando se cumplen 150 años del nacimiento de su abuelo (Villanueva de Arosa, 28 de octubre de 1866-Santiago de Compostela, 5 de enero de 1936), a través de la biografía Ramón del Valle-Inclán. Genial, antiguo y moderno (Espasa).
Es la primera vez que un familiar del autor de Luces de bohemia, cuya vida parece haber girado alrededor de lo extravagante, intenta poner las cosas en su sitio.
Son 272 páginas que confirman o desmontan versiones, seguida de 121 que respaldan todo con notas y referencias, rematadas con un índice onomástico de 15 páginas.
El nieto asegura que la leyenda de su abuelo, maestro del modernismo, la sátira y el esperpento, está distorsionada, y a ello han contribuido muchos de sus biógrafos que no contrastaron la información. El retrato que existe es el de un Valle-Inclán sacado de alguna de sus piezas de teatro, novelas o cuentos.
 Por esa razón, el biógrafo asegura haber hecho una obra desapasionada y alejada de la tentación de hacer literatura.
 Ha manejado unas 8.000 fichas, docenas de recortes de prensa y manuscritos, hablado con personas que lo conocieron y con los recuerdos de lo contado por su padre, Carlos.
Este nuevo retrato del autor de obras como El marqués de Bradomín, Divinas palabras, Tirano banderas, Sonatas, Águila de blasón, La lámpara maravillosa, El ruedo ibérico y así hasta casi un centenar, está poblado de muchos no era, no era, no era, que a continuación resume su nieto:
 
Ramón María del Valle-Inclán.
Don Ramón del Valle-Inclán no es Ramón del Valle-Inclán. Ese hombre del que todos hablan no es él, o solo a medias. Ya en vida el nombre del escritor gallego empezó a cubrirse de fábulas, falsedades, leyendas, malentendidos, inexactitudes, exageraciones, dislates o despropósitos, muchos de ellos alimentados por él mismo, que con los años han rodado como una bola de nieve.
Ahora Joaquín del Valle-Inclán Alsina, nieto del autor de Luces de bohemia, aclara y desmiente todo aquello que está en el imaginario colectivo. Lo hace cuando se cumplen 150 años del nacimiento de su abuelo (Villanueva de Arosa, 28 de octubre de 1866-Santiago de Compostela, 5 de enero de 1936), a través de la biografía Ramón del Valle-Inclán. Genial, antiguo y moderno (Espasa).
Es la primera vez que un familiar del autor de Luces de bohemia, cuya vida parece haber girado alrededor de lo extravagante, intenta poner las cosas en su sitio.  Son 272 páginas que confirman o desmontan versiones, seguida de 121 que respaldan todo con notas y referencias, rematadas con un índice onomástico de 15 páginas.
El nieto asegura que la leyenda de su abuelo, maestro del modernismo, la sátira y el esperpento, está distorsionada, y a ello han contribuido muchos de sus biógrafos que no contrastaron la información. El retrato que existe es el de un Valle-Inclán sacado de alguna de sus piezas de teatro, novelas o cuentos. Por esa razón, el biógrafo asegura haber hecho una obra desapasionada y alejada de la tentación de hacer literatura. Ha manejado unas 8.000 fichas, docenas de recortes de prensa y manuscritos, hablado con personas que lo conocieron y con los recuerdos de lo contado por su padre, Carlos.
Este nuevo retrato del autor de obras como El marqués de Bradomín, Divinas palabras, Tirano banderas, Sonatas, Águila de blasón, La lámpara maravillosa, El ruedo ibérico y así hasta casi un centenar, está poblado de muchos no era, no era, no era, que a continuación resume su nieto:
Valle-Inclán como presidente del Ateneo, junto con otros miembros de la directiva.
No era mal actor: “Es un hecho conocido que su primera obra fue La comida de las fieras, de Jacinto Benavente, que fue un éxito.
 La segunda no lo fue tanto con la adaptación que hizo Alejandro Sawa de Los reyes en el destierro, de Dolores Thion Soriano-Mollá.
 Su carrera como actor se vio frustrada cuando en 1899 perdió el brazo.
 El teatro le gustaba muchísimo.
Y no es como se ha dicho que el ceceo contribuyó a su salida del teatro.
 El ceceo no existía.
 Una prueba es que en su actuación como Teófilo en La comida de las fieras hay frases que no muestran eso
. Además, si hubiera sido así, las revistas satíricas de la época que eran tan incendiarias lo hubieran despellejado”.
No era pobre: “Ni tampoco pasó tantas penurias. 
 Cuando llegó por segunda vez a Madrid, tras su paso por México, en 1895, lo hizo como funcionario del Estado con un sueldo de 2.000 pesetas anuales, alto para la época. 
Eso lo tuvo, como mínimo hasta el 99 cuando perdió el brazo.
 Es entonces cuando se ve obligado a ser literato profesional y sus colaboraciones en la prensa aumentan.
 Es la forma que tiene de ganarse la vida. No le gusta, pero tiene que aguantarse. 
Eso le da para vivir y su nivel está por encima de la media de los madrileños.  Así está hasta 1905 o 1906.
 Entonces ya sus libros se venden relativamente bien y colabora menos en la prensa.
 Además, con la agricultura ganó dinero.
 Durante sus últimos años también fue funcionario”.
No era de izquierdas: “Se hubiera muerto de risa al oír que era de izquierdas
. Una cosa es que en sus obras diera esa imagen y otra que en la vida real lo fuera.
Desde muy joven, ya en 1888 se declaró carlista, y Rubén Darío lo dijo en 1899.
No había nadie más opuesto. A él le gustaba el hombre fuerte, el conductor de masas, el que conoce el espíritu del pueblo, el absolutista.
 Le gustaba poco la idea del parlamento y el voto democrático.
 Venía de la etapa de la restauración y sabía que había cosas amañadas. Tenía gran desconfianza en el sistema parlamentario.
 Su ideal era la de una especie de tirano culto y amable”.

No era antirreligioso: “Era muy religioso, aunque un católico poco ortodoxo.
 El problema es distinguir entre religiosidad y espiritualidad o lo religioso como norma.
 En la I Guerra Mundial, una de las razones por las que apoyó a Reino Unido y Francia fue porque  consideraba que los alemanes iban a acabar con el catolicismo.
 Para mi abuelo el Tiempo es el demonio y la quietud la divinidad.
 Lo inmóvil es la perfección. La idea de que el tiempo no pasa. Luces de Bohemia está mal interpretada por algunos porque es una obra que trata de muerte y religión”.
No tomaba drogas: “Comenzó a tomar drogas en 1908.
 Así se lo confesó a un periodista en A Coruña.
Cuenta que tomaba cáñamo índico, lo que hoy sería el hachís, por prescripción médica por su dolencia de los papilomas en la vejiga.
Las drogas eran muy frecuentes en la prensa madrileña de la época. La consumió hasta 1926, fumada o en píldoras".
No era bohemio: “No lo era, primero porque la bohemia no existía
. No porque existieran tres o cuatro personajes estrafalarios se puede hablar de bohemia. Segundo, nadie sabe qué es un bohemio,
 ¿Quién lleva una vida desordenada? ¿qué quiere decir eso? Alejandro Sawa fundó la Casa de la bohemia, pero no hay nada más.
 Mi abuelo durante sus primeros años en Madrid bebía, pero no fue un hábito continuado.
Hay opiniones suyas en las que dice que le da asco la bohemia, “un club de cuellos sucios y del mal vino. Ese espíritu ha sido exagerado”.


No era tan abierto: “Era un hombre muy reservado con su vida privada.
 No hay manera de entrar en él. No dejó cartas, ni memorias, ni diarios en los que expresara sus sentimientos.
 Ese es el gran problema para acercarse a sus sentimientos y psicología. Se sabe, a veces, su estado de ánimo general. Por eso es difícil hacer aquí psicología a un cadáver”.
Esta nueva biografía amplía y completa la elaborada por Manuel Alberca, La espada y la palabra. Vida de Valle-Inclán (Tusquets), XVIII Premio Comillas de Biografía, en 2015. Valle-Inclán Alsina dice que colaboró en ese libro durante un tiempo pero que se retiró al no estar de acuerdo con el estilo narrativo que le imprimió Alberca.
 “Una vida de esta naturaleza y con el material que hay solo admite una obra desapasionada, sin literatura.
Contar la historia de una vida tal cual”, explica el nieto del escritor gallego.
Y, esta vez, el propio Ramón del Valle-Inclán parece ser el primero en querer deshacer tanto entuerto, desde la portada del libro: sentado con su capa negra y bajo un sombrero del mismo color, el escritor mira interrogativo y sereno tras sus gafas redondas y con una barba apenas jaspeada de blanco. Pero ya claro su juego de teatral aspecto mefistofélico.