Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

15 mar 2016

Rita, sé fuerte........................................................................................... Rubén Amón

La ex alcaldesa de Valencia pide explicaciones en lugar de darlas, convirtiendo su rueda de prensa en un ejercicio de arrogancia y victimismo.

La exalcaldesa de Valencia y senadora Rita Barberá, este martes. JUAN CARLOS CÁRDENAS EFE
Más que irritar, enternecía la arrogancia, la chulería, con que Rita Barberá ha comparecido esta mañana entre sus convecinos, ahorcada simbólicamente en un collar de perlas
. No parece haberse percatado del proceso mutante o degenerativo en que se encuentra: "nuestra Rita" se convertirá en "esa persona por la que usted me pregunta".

Es la convención de PP
. La solidaridad termina cuando empieza el tormento judicial. Le ocurrió a Luis Bárcenas.
 Le sucedió a Rodrigo Rato
. "Esa persona por la que me usted me pregunta" es la distancia que Rajoy adopta con las ovejas descarriadas del rebaño.
Y Rita Barberá forma parte de ellas, aunque todavía no se haya percatado, sobre todo porque el juez comparte ahora el criterio de la Fiscalía Anticorrupción respecto a la inducción de una trama de blanqueo de dinero.
 Y porque resulta inverosímil que la"jefa", así llamaban a Barberá sus propios subordinados, fuera ajena al milagro del agua y el vino: dinero negro convertido en dinero puro con el prosaísmo del pitufeo.
Barberá, se supone, comparecía para dar explicaciones.
 Y no dio explicaciones, se las exigió a los demás.
 Pasó revista al PSOE, a Compromís, a Podemos. Se recreó en colocar el ventilador en otras direcciones, amañando un ejercicio de victimismo indecoroso.
 No era una rueda de prensa, era un ejercicio de condescendencia.
 Con el juez en primer lugar, porque aceptaba "voluntariamente" declarar en un plazo de 20 días.
Y le daríamos las gracias si no fuera porque la oferta del magistrado, representa para ella, de momento, una solución preferible, cautelar, informativa, al trámite del suplicatorio que la pondría, como aforada, en manos del Tribunal Supremo.
La corrupción valenciana era cultural y capilar. Y también creativa en sus necesidades evolutivas.
 Lo demuestra la audacia del microblanqueo a gran escala.
 Los concejales y los afiliados, por ejemplo, hacían donaciones de 1.000 euros que luego se cobraban bajo manga en billetes de 500
. Era la manera de pasar a limpio el dinero sucio, tantas veces aportado por los empresarios y constructores favoritos de "sistema" a cambio de la concesión de obra pública, de contratos municipales o de recalificaciones.
Quiere decirse que los concejales se corrompían desde el primer momento, como un rito iniciático, obligatorio, en la liturgia de saqueo del PP.
 Se prestaban a un delito embrionario, mucho más grave en sentido cualitativo que cuantitativo, pero descriptivo inequívocamente de la actitud depredadora hacia el servicio público.
El pecado original del microblanqueo no contradice la corrupción megalómana y opulenta que ha proliferado en el modelo valenciano.
Más bien demuestra una cierta versatilidad, un trabajo no de fontanería sino de orfebrería.
 O de lavandería delicada, toda vez que las pequeñas aportaciones y retribuciones distraían la impresión de una financiación irregular sistematizada. El PP valenciano, en fin, se blanqueaba con "binladens", billetes de 500 difíciles de fiscalizar y fáciles de esconder.
Dijo Barberá esta mañana que eran cantidades ridículas.
 Y que era "increíble" pensar que un partido pudiera financiarse como una hucha, pero esa es la razón por la que han sido imputados nueve de sus diez concejales.
 Y el motivo porque Rita Barberá, regentando la lavandería, no sabía, por lo visto, a qué se dedicaba el negocio.

 

14 mar 2016

Así son los actores de ‘Top gun’ 30 años después



Era 1986 cuando el estreno de 'Top Gun' conquistó al público y se convirtió en un éxito de taquilla: en su primer fin de semana recaudó más de 8 millones de dólares. Dirigida por Tony Scott, la película resaltó por sus imágenes aéreas y su banda sonora, que le valió un Oscar por la canción 'Take my breath away'.
 Un joven Tom Cruise de 24 años protagonizó la cinta dando vida al teniente Pete Mitchell. Su personaje, conocido como Maverick, era un talentoso aviador de la armada de EEUU que intentaba limpiar el nombre de su padre: un piloto que desapareció en la Guerra de Vietnam. 30 años después, repasamos qué ha sido de la vida de los personajes principales de la película, de la que se prepara ahora una segunda entrega
.


A punto de cumplir los 54 años, el papel que interpretó Tom Cruise en 'Top Gun' le queda muy lejos. Desde entonces, ha trabajado en más de una treintena de películas y ha sido una de las estrellas más cotizadas de Hollywood.
 Ha ganado tres Globos de Oro por sus papeles en 'Magnolia', 'Jerry Maguire' y 'Nacido el 4 de julio', por las que también estuvo nominado al Oscar
. Se ha casado en tres ocasiones, pero sus dos matrimonios más sonados han sido con Nicole Kidman, con quien estuvo 11 años, y con Katie Holmes, con la que tuvo una hija y de la que se divorció en 2012, tras 7 años de matrimoio.
 Ella fue quien pidió el divorcio porque, según declaró, Cruise estaba obsesionado con la cienciología, doctrina que profesa el actor. 



En 'Top Gun', Kelly McGills interpretó a la experta del Departamento de Defensa Charlotte Blackwood, la instructora civil de la que Maverick cae enamorado.
 Protagonizó la historia de amor de la película pero su personaje resultó ser un tanto polémico: los militares se opusieron a que un oficial se liase con otro miembro de la Armada que fuese de rango inferior y tuvieron que introducirse varios cambios en el guion.



Además de 'Top Gun', las películas más notables de la actriz estadounidense Kelly Ann McGillis, de 58 años, han sido 'Witness' (por la que fue nominada a los Globo de Oro) y 'The Accused', en la que fue compañera de reparto de Jodie Foster. 
En 2009, la actriz hizo pública su homosexualidad —se la ha llegado a relacionar con Madonna— y siempre ha sido una firme defensora de la belleza natural.
 "Muy pronto no habrá nadie en América que aparente 50 años", declaró en una ocasión. En los últimos años se ha convertido en una discreta actriz de teatro. 




Como Tom Cruise, Val Kilmer, de 56 años, también ha tenido una larga trayectoria cinematográfica. Ha participado en más de medio centenar de películas y es especialmente reconocido por su papel en 'Batman Forever'.
 Ha rodado documentales y publicado libros de poesía. Kilmer intervino en comedias al principio de su carrera, aunque su encarnación de Jim Morrison en 'The Doors', de Oliver Stone, le dio la fama. 




Para Anthony Edwards, el actor que dio vida a Goose, 'Top Gun' le supuso el reconocimiento de cara al gran público. 
 Sin embargo, su papel más conocido hasta la fecha es el del Dr. Mark Greene en la veterana serie de televisión 'Urgencias'. Su salario en la serie le ha hecho uno de los actores mejores pagados en la historia de la televisión.
 En esta serie compartía reparto con George Clooney, y fueron los dos quienes sugirieron hacer un episodio 'Urgencias' en directo
. En 'Top Gun' comenzó un romance con Meg Ryan que duró un año. 
 Después se casó con Jeanine Lobell, tuvo cuatro hijos y dejó la serie para pasar más tiempo con ellos. 




Meg Ryan interpretó a Carol Bradshaw en 'Top Gun' y es, junto a Tom Cruise, quien más recorrido ha tenido en el mundo del cine tras la película
. En la cinta, interpretaba a la esposa de Nick Bradshaw (Goose), el mejor amigo del protagonista. 



'Top Gun' fue la segunda película que grabó Meg Ryan
. A pesar de tener un papel secundario, fue solo el principio de una trayectoria que le ha llevado a convertirse en una de las caras más conocidas de la industria del cine.
 Principalmente por sus papeles en 'Cuando Harry encontró a Sally', 'Tienes un e-mail' o 'Algo para recordar'.
 Fueron también estas tres interpretaciones las que le valieron tres nominaciones a los Globo de Oro
.


Mike Metcalf, apodado Viper e interpretado por Tom Skerritt, es uno de los veteranos de la película. En ella interpreta al instructor jefe de Maverick, Goose y Iceman. 





Con 82 años, Tom Skerritt es el veterano del reparto. Debutó en 1962 —el año de nacimiento de muchos de los actores de 'Top Gun'— y desde entonces ha participado en más de medio centenar de películas, aunque con ningún papel especialmente reconocible. Las producciones más famosas en las que ha estado son 'Alien', 'Poltergeist III', 'Magnolias de acero' o 'Ted'.

¿Quién ha sido el mejor padre del cine y la televisión?........................................... Javier Bilbao

El próximo sábado será el Día del Padre y si echamos un vistazo al cine y la televisión de los últimos años no es una figura que tienda a salir muy bien parada.
Cuando no es mostrado como un bufón y ridiculizado hasta la extenuación (de eso ya hablamos aquí), es descrito como una figura despótica (también le dedicamos su espacio) o en el mejor de los casos su aportación brilla por su ausencia.
 Quizá para la mentalidad contemporánea toda autoridad es irremediablemente autoritaria, quizá los guionistas arrastren unos traumas infantiles del carajo o la explicación esté simplemente en que las familias felices no dan juego dramático.
 Sea como fuere, ahora, para variar, nos fijaremos en los que sí merecen la pena, en aquellos que nos valdrían como un ejemplo a seguir.
Allá van unos cuantos para que voten cuál prefieren, o añadan alguno más si lo desean.
Atticus Finch, de Matar a un ruiseñor
Imagen de Universal.
Imagen de Universal.
La autora de la novela, Harper Lee, se inspiró en su propio padre para describir a este abogado viudo de Alabama tan compasivo como firme en sus principios.
 Todo un héroe kantiano que se debía al dictado de su conciencia y que no desaprovechaba la ocasión de inculcar esos valores a sus hijos: «Uno no comprende realmente a una persona hasta que considera las cosas desde su punto de vista… hasta que no se mete en su piel y camina dentro de ella».
 Nadie pudo haberlo encarnado mejor que Gregory Peck.


Vito Corleone, de El Padrino
Imagen de Paramount Pictures.
Imagen de Paramount Pictures.
Don Vito es un hombre que siempre se desvivió por su familia, construyó un pequeño imperio con sus manos desde la nada y aún cuando está en lo más alto le parece poco legado para su hijo, para quien siempre tuvo la esperanza de obtener algo mejor, tal como se sinceraba en esta escena.
 Un padre simplemente ejemplar.

Gwillyn Morgan, de ¡Qué verde era mi valle!
Imagen de 20th Century Fox.
Imagen de 20th Century Fox.
«Todo lo que aprendí de niño se lo debo a mi padre, y nunca me enseño nada malo o sin valor.
 Las sencillas lecciones que me enseñó están tan definidas y claras en mi mente como si las hubiese escuchado ayer».
 Con estas palabras arranca este clásico de John Ford que le quitó el Óscar a la Mejor Película a Ciudadano Kane.
 Esta familia de mineros de Gales que siempre reza antes de comer y se dirigen a su progenitor diciendo «padre» hoy nos resultará rematadamente anticuada, pero se les ve felices, que es lo que importa.

El amor en los tiempos de la lengua..................................................... Juan Cruz

En vísperas del Congreso de la Lengua que se celebra en Puerto Rico.

 

Un usuario busca en la versión web del Diccionario de la RAE.
A los colombianos se les ocurren estas cosas
. Cuando los congresos de la lengua empezaron a ser célebres, y a celebrarse, por cierto, fue un colombiano, Gabriel García Márquez, el que propuso que se le diera una patada a la sintaxis como para que la lengua empezara de nuevo, sin tantas letras como tiene, sin tantas complicaciones como le enseñaban a él en las escuelas, sin tantas preposiciones.
 Hubo quienes temblaron, pero las academias se lo tomaron tan bien que incluso invitaron luego a Gabo a que visitara la cuna de todas ellas, la sede de Felipe IV, en Madrid.
 Luego ya fue como un académico in péctore; pocos escritores tienen tantas entradas en las explicaciones del diccionario de autoridades como esta autoridad que fue autor de El amor en los tiempos del cólera
.
Pues ahora ha sido otro colombiano, Darío Jaramillo Agudelo, el que se trajo en su mochila a un congreso, este que comienza el martes próximo, una píldora para despertar a los académicos antes de que empiecen a ocuparse de la lengua.
 Lanzó su gabada ayer mismo, hablando con la muy buena novelista Milena Busquets, la autora de También esto pasará; fue a mediodía y hablaron del amor y de la lengua, cuando la gente en Puerto Rico está distraída, pero relumbró lo que dijo: los académicos hablan mucho de la lengua, pero no se ocupan de ponerla en su sitio, físicamente hablando.
 Pues la lengua es una parte muy placentera del cuerpo, y no solo para escribir gracias a su poderoso influjo.
Sí, de eso habló Darío, el poeta: de que en el diccionario de la lengua no se dice ni media de algunos usos que la lengua, lo que tenemos en la boca para articular sonidos, también presta para gustar y para deglutir cuando casi nadie nos ve.
 Dijo el escritor colombiano, para abrir boca:
 “Que en un congreso de la lengua se proponga una mesa con el tema del amor, ineludiblemente lleva a establecer unas relaciones que, no por obvias o por salaces, deben dejarse de señalar. 
Sin prevenciones, para una mente menos zumbona que la mía, el amor y la lengua pueden querer aludir a las palabras para decir el amor y, en mi caso particular, la expresión poética del amor”.
 A lo que quería llegar Jaramillo era al “lado lúbrico (y lubricante) del asunto: la lengua como instrumento del amor, la lengua que no está modulando palabras de amor sino la lengua, cómo decirlo, ejecutando el amor.
 La lengua que besa, la lengua que lame, la lengua que chupa, la lengua que explora”.
Un usuario busca en la versión web del Diccionario de la RAE.
A los colombianos se les ocurren estas cosas. Cuando los congresos de la lengua empezaron a ser célebres, y a celebrarse, por cierto, fue un colombiano, Gabriel García Márquez, el que propuso que se le diera una patada a la sintaxis como para que la lengua empezara de nuevo, sin tantas letras como tiene, sin tantas complicaciones como le enseñaban a él en las escuelas, sin tantas preposiciones. Hubo quienes temblaron, pero las academias se lo tomaron tan bien que incluso invitaron luego a Gabo a que visitara la cuna de todas ellas, la sede de Felipe IV, en Madrid. Luego ya fue como un académico in péctore; pocos escritores tienen tantas entradas en las explicaciones del diccionario de autoridades como esta autoridad que fue autor de El amor en los tiempos del cólera.
Pues ahora ha sido otro colombiano, Darío Jaramillo Agudelo, el que se trajo en su mochila a un congreso, este que comienza el martes próximo, una píldora para despertar a los académicos antes de que empiecen a ocuparse de la lengua. Lanzó su gabada ayer mismo, hablando con la muy buena novelista Milena Busquets, la autora de También esto pasará; fue a mediodía y hablaron del amor y de la lengua, cuando la gente en Puerto Rico está distraída, pero relumbró lo que dijo: los académicos hablan mucho de la lengua, pero no se ocupan de ponerla en su sitio, físicamente hablando. Pues la lengua es una parte muy placentera del cuerpo, y no solo para escribir gracias a su poderoso influjo.
Sí, de eso habló Darío, el poeta: de que en el diccionario de la lengua no se dice ni media de algunos usos que la lengua, lo que tenemos en la boca para articular sonidos, también presta para gustar y para deglutir cuando casi nadie nos ve. Dijo el escritor colombiano, para abrir boca: “Que en un congreso de la lengua se proponga una mesa con el tema del amor, ineludiblemente lleva a establecer unas relaciones que, no por obvias o por salaces, deben dejarse de señalar. Sin prevenciones, para una mente menos zumbona que la mía, el amor y la lengua pueden querer aludir a las palabras para decir el amor y, en mi caso particular, la expresión poética del amor”. A lo que quería llegar Jaramillo era al “lado lúbrico (y lubricante) del asunto: la lengua como instrumento del amor, la lengua que no está modulando palabras de amor sino la lengua, cómo decirlo, ejecutando el amor. La lengua que besa, la lengua que lame, la lengua que chupa, la lengua que explora”.
A él mismo le parecía que este comienzo podría considerarse inadecuado para un congreso así, pero ya basta de pudores y denunció uno, el pudor del idioma castellano, “cuya pudibundez es casi beatería, pues transfiere a otros idiomas los nombres de las faenas de la lengua utilizada como instrumento de goce. Para precisarlo de una vez: salvo el beso, que tiene su palabra en nuestro idioma, quizás porque, como decía Juan Legido, ´el beso en España lo lleva la hembra muy dentro del alma`, salvo el beso, las más mentadas y deliciosas funciones eróticas de la lengua llevan su nombre en otros idiomas. Miné, fellatio, cunnun lingus son palabras sin equivalente exacto en español, que nos llevan a Francia y a la antigüedad latina para designar asuntos incorporados a nuestros más placenteros instintos sexuales”.
Acudió Jaramillo a una autoridad nueva en estos trances, la Wikipedia, que sí habla del “sexo oral”. “Por puro reflejo de quien rindió tantos exámenes”, explicó el poeta, “el sexo oral suena como lo contrario a sexo escrito
. Pero no”. Y desde ahí se lamentó: “El habla adopta expresiones de otros idiomas para designar los usos de la lengua como potenciador del sexo.
 Para esas prácticas parece no haber nombres en el castellano de la academia
. Se pone uno a buscar y resulta que la labor de los labios y de la lengua sobre el órgano sexual masculino se llama felatio y la misma labor sobre el clítoris y la vagina también está bautizada con una expresión latina, cunnun lingus aunque también es llamada la miné
A propósito, en este contexto tengo que citarlo con regocijo, busqué en el DRAE la definición de miné y me dio un significado que podría muy bien ser una metáfora de la miné como actividad de la lengua salaz: “abrir caminos o galerías por debajo de tierra”.

Partidario de la igualdad en todo, también en los usos de la lengua, Darío Jaramillo hizo este reconocimiento que es también una protesta: “Debo reconocer que el diccionario de la Real Academia reconoce la castellanización de la felatio con la palabra felación, que define lacónicamente con cuatro palabras: ´estimulación bucal del pene`. Pero el Diccionario oficial comete una injusticia, una discriminación entre los sexos, pues ¿por qué se castellaniza la estimulación bucal del pene pero no se castellaniza la estimulación bucal de las intimidades de la mujer?”
Ese retraso para poner la lengua en los sitios por donde transita le sirvió a Darío Jaramillo a elogiar tanto el latín como “el habla del común” que van por delante en el acto de expresar “ese mundo lascivo y lujurioso del mismo instrumento del habla”.
No se detuvo ahí, claro, el poeta; para rematar este aperitivo lingüístico al congreso que dentro de nada amanece citó a grandes poetas (desde Quevedo y Lope a Vallejo y Rubén) para explicar hasta qué punto la poesía ha acariciado con maestría (y sin pudor, a veces) lo que el amor dice y no sólo con la lengua.
Fue un aperitivo exquisito que agarró a San Juan de Puerto Rico haciendo la siesta y quién sabe, hablando de amor, como estuvieron haciendo Milena Busquets y Darío Jaramillo. Gabo, que tanto escándalo logró, fue un conservador al lado de su paisano, que luego se fue a escuchar por la radio cómo el Medellín ganaba al fútbol.