Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

13 mar 2016

“La plaza la hemos sacado para él... No te presentes”......................................... Joaquín Gil

Un ex alto cargo de Justicia presionó a un profesor para que no optara a un puesto

La oferta para docente en la Universidad de Cantabria la ganó el favorito del catedrático

Universidad de Cantabria
Paraninfo de la Universidad de Cantabria. / UNICAN

    Joaquín Mantecón, subdirector del Ministerio de Justicia durante el Gobierno de José María Aznar y catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado de la Universidad Pública de Cantabria, envió un correo el pasado 29 de julio:
    "Efectivamente: la plaza de ayudante a doctor la hemos sacado para Enrique H., mi ayudante durante estos últimos años. Es un chaval estupendo, muy competente, casado desde hace tres años y con dos hijos
    . Por supuesto, eres muy libre de presentarte, pero me causarías un no pequeño problema. Yo formo parte del tribunal".
    El profesor de la Universidad de Bolonia José Ignacio Alonso, destinatario de la misiva, desoyó la recomendación.
    Y optó al puesto de profesor ayudante a doctor convocado por la Universidad de Cantabria.
     No resultó elegido. El tribunal, donde el catedrático Mantecón fue vocal, seleccionó a Enrique H. Justificó su decisión tras penalizar criterios como la edad de Alonso, de 40 años, según la resolución oficial del pasado 23 de septiembre.
    El candidato descartado sostiene que existen indicios de un presunto delito de prevaricación.
     Que el tribunal cometió irregularidades para premiar a Enrique H. en la valoración de méritos como textos científicos, estancias en el extranjero, becas o proyectos de investigación desarrollados. Y denuncia que sufrió durante tres meses presiones por correo electrónico del catedrático de Derecho Eclesiástico para que retirase su candidatura y dejar así vía libre al aspirante favorito de Mantecón.
    El catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado de la Universidad de Cantabria Joaquín Mantecón.
    EL PAÍS ha tenido acceso a los correos electrónicos que el catedrático envió a Alonso desde el pasado julio, cuando el departamento de Derecho Público de la Universidad de Cantabria convocó la plaza de profesor ayudante a doctor.
     Mantecón ha reconocido a este periódico su veracidad.
    “Se presentaba mi ayudante [Enrique H.]. Una persona con la que ya había trabajado”, admite por teléfono, descartando la existencia de delitos en el proceso de selección.
    Alonso dice que los correos perseguían que retirara su candidatura, que incluía 17 años de experiencia como investigador en la Universidad de Bolonia en Derecho Eclesiástico del Estado, la especialidad de la plaza ofertada.
    El cruce de correos entre el catedrático y el aspirante revela cómo Mantecón reforzó la presión para frustrar la candidatura alternativa a medida que se aproximaba la deliberación del tribunal.  “Hoy me han pasado la lista definitiva de firmantes para la plaza de ayudante a doctor.
     Estáis tú y Enrique H. [...] En definitiva: La plaza la hemos sacado para él, pensando que cumple ampliamente todos los requisitos.
     Por eso, con el estado de ánimo que te puedes imaginar, te rogaría que no te presentases y dejaras el paso libre a Enrique.
     Todos lo agradeceríamos mucho. El primero yo”, recoge un mensaje del pasado 4 de septiembre remitido por Mantecón desde el correo oficial de la Universidad de Cantabria.
    Una semana después, el catedrático de Derecho Eclesiástico remite otro mensaje a Alonso. “Cuando te escribí hace unos días, te pedí basándome en la amistad que nos une que, por favor, no te presentaras porque la plaza la habíamos sacado para Enrique. Veo que no estás dispuesto y lo siento. Lo qué sí puedo decirte es que haré todo lo que esté en mi mano para que la plaza sea para Enrique porque se lo merece. [...] Bueno, José Ignacio. Lo que tenía que decirte ya te lo he dicho. Tú sabrás lo que haces. Un abrazo”.
    Alonso envió la semana pasada los correos al rector de la Universidad de Cantabria, José Carlos Gómez Sal, para que investigue el caso y declare nula la plaza de la discordia.
     investigacion@elpais.es

     

    Robadas cinco obras de Francis Bacon en pleno centro de Madrid............................................. José María Irujo

    Las pinturas están valoradas en unos 30 millones y el dueño es un español, amigo y heredero del pintor. El golpe fue hace nueve meses y se investiga con sigilo y hermetismo.

    Inocencio X, una de las obras Bacon.
    Una casa señorial ubicada en un tranquilo barrio del centro de Madrid ha sido el escenario del mayor robo de arte contemporáneo ocurrido en España en las últimas décadas, cinco cuadros de Francis Bacon, el genial pintor irlandés fallecido en 1992 en Madrid, valorados en, al menos, 30 millones de euros, según algunas estimaciones.
    Un golpe limpio y sin ruido en una de las zonas más seguras y vigiladas de la ciudad.

     

    El robo tuvo lugar el pasado mes de junio, el propietario presentó una denuncia y un juzgado de Madrid investiga con el mayor sigilo el paradero de esta colección particular de paisajes y retratos, según confirman fuentes de la investigación que han declinado aportar detalles.
     El mutismo de los investigadores y del propietario son totales.
    Las obras son propiedad de J. C. B, de 59 años, un amigo del pintor que las recibió en herencia y es aficionado al arte
    . Agentes de la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía, dependiente de la Comisaría General de Policía Judicial, buscan los cuadros dentro y fuera de España sin que hasta el momento hayan obtenido resultados.
     Creen que las obras todavía no han salido del país.
    Los ladrones bloquearon la alarma y no dejaron huellas.
     La vivienda está situada junto al Senado
    La obra de Francis Bacon es una de las más cotizadas del mundo. El tríptico Tres estudios de Lucian Freud— el nieto de Sigmund Freud y amigo del pintor irlandés—, se consideró entonces como el segundo remate más caro de la historia.
     Se subastó en 2013 en Christie y el comprador pagó 142,4 millones de dólares ( 127,2 millones de euros). Según The Wall Street Journal, su nueva dueña es la exmujer de un magnate de los casinos de EE.UU.
    En la que está considerada la subasta más cara de la historia, celebrada en noviembre de 2014 en la misma casa de subastas londinense- se recaudaron 682, 3 millones con obras de varios autores-, el cuadro La Figura sentada de Francis Bacon se vendió por 32 millones.
    El golpe fue muy rápido y silencioso.
     Los ladrones aprovecharon la ausencia por unas horas en su domicilio del dueño de la obra, un edificio exclusivo situado muy cerca de la Plaza de la Encarnación, a escasos metros del Senado, una zona muy vigilada y poco transitada.
     Ni el portero de la finca, de cinco alturas, ni los vecinos vieron ni escucharon nada
    . En el edificio no hay cámaras de seguridad, aunque las de la zona han sido examinadas por los agentes de la Policía.
    El pintor Francis Bacon en una imagen de 1991.
    El piso dispone de alarma y estaba conectada, pero los autores del robo lograron anularla y la central de seguridad no recibió el aviso por lo que pudieron pasearse por los salones de la vivienda y llevarse los cinco cuadros de Francis Bacon, así como otros objetos de valor.
     Se sospecha que mientras se producía el saqueo un miembro de la banda vigilaba al dueño de la colección para avisar si este regresaba a su domicilio.
    El golpe fue obra de profesionales ya que no dejaron huellas ni cabos sueltos que ayuden a seguir su pista.
     Se sospecha que los autores sabían que en ese exclusivo, pero discreto y antiguo edificio, se albergaba esta valiosa colección del pintor irlandés nacido en 1909 en Dublín y fallecido a los 82 años de una dolencia cardiaca en la clínica Ruber de Madrid, ciudad que visitaba con mucha frecuencia en viajes, casi siempre privados, y donde tenía muchos amigos y admiradores.


    Confidentes y colaboradores de la Policía asomaron la nariz con más interés y curiosidad que nunca en Arco, la feria de arte en Madrid que acoge a decenas de galeristas de todo el mundo y atrae a compradores de distintas nacionalidades. Esperaban que alguien diera el paso de ofrecer en la trastienda de este evento alguno de los cinco Bacon robados, especialmente porque ninguno de los cuadros es de gran tamaño. Era un escenario idóneo y caliente, para que los ladrones ofrecieran su botín, pero estos no dieron un paso en falso.
    "El círculo en el que se puede vender una obra como está es muy pequeño. No es nada fácil ofrecer un Francis Bacon, grande o pequeño, sin que llegue a los oídos de los ojeadores de este sector tan especial. Los ladrones no lo van a tener nada fácil", asegura un experto en pintura contemporánea que pide el anonimato. ¿Y los robos por encargo? "Esa clase de robos no es real y solo aparece en las películas. No hay casos de este tipo en España", afirma un especialista de las Fuerzas de Seguridad del Estado.
    Bacon tenía su estudio en un barrio del norte de Londres, pero era un gran amante de España, de Madrid y visitante asiduo del Museo del Prado. Sus últimas obras— seis cuadros y tres trípticos— formaron parte de la exposición de apertura de la galería Marlborough en la capital de España en 1992, un homenaje al maestro.
    investigacion@elpais.es

    Un irlandés amante del Prado

    Francis Bacon volvió a Madrid en 2009, ciudad en la que murió en 1992. El año que el pintor hubiera cumplido un siglo, el Museo del Prado organizó una muestra en la que expuso 78 de sus obras divididas en áreas cuyos títulos señalaban sus obsesiones: animal, aprensión, crucifixión, crisis, final...
    El artista irlandés fue uno de los más importantes del siglo XX. Se caracteriza por su reconocible estilo desasosegante y una personalidad complicada, forjada durante una infancia marcada por la autoridad de un padre exmilitar que le consideraba débil, ya que era asmático y pasaba mucho tiempo enfermo.
     Cuando en la adolescencia se enteró de su homosexualidad le echó del hogar familiar.
    Admira a contemporáneos suyos como a Picasso o a Giacometti y a los maestros del pasado.
     En 1956 visita por primera vez el Prado donde disfrutó de su admirado Velázquez, autor del Retrato de Inocencio X, obra que le obsesionó y de la que realizó decenas de versiones.
    Sus últimos años viajaba con frecuencia a Madrid, donde disfrutaba con discreción de la vida de la ciudad y de sus amigos; además de la oferta artística: no solo de Velázquez, también de Goya. Pintores que le afectarían al sistema nervioso que es donde él quería que llegasen sus desgarradoras pinturas.

    La segunda guerra fría.............................................................................. Mary Kaldor

    Se habla de una vuelta a la geopolítica posterior a 1945, pero frente a aquel conflicto frío e imaginario, las guerras actuales son más difíciles de contener.

    En su libro El retorno de la historia y el fin de los sueños (2008), Robert Kagan dice que el mundo se ha vuelto “otra vez normal”.
     Al decir normal se refiere a la geopolítica, a una rivalidad entre Estados soberanos que se apoya en el poder militar.
     Algunos definen esta situación como una segunda guerra fría, es decir, el regreso imaginario de la primera
    . En ministerios de Defensa, empresas de armamento y grupos de estudios estratégicos, este giro narrativo ha ido acompañado de un suspiro colectivo de alivio. Irak y Afganistán han quedado atrás. Podemos volver a lo que sabemos hacer, evitar un conflicto con Rusia o China y construir sistemas armamentísticos cada vez más complejos.
    La última Revisión de la Defensa de Reino Unido ­—documento que recoge periódicamente la estrategia de seguridad nacional de ese país— compromete a Londres a desarrollar una nueva generación de armas nucleares lanzadas desde submarinos y adquirir dos portaviones dotados del avión de combate F-35, tan sofisticado y tan increíblemente caro que todavía no se ha fabricado

    . El documento no explica verdaderamente por qué se necesitan estos sistemas, ni se percibe ninguna sensación de urgencia sobre los peligros que afronta Reino Unido; seguramente porque se supone que esas adquisiciones son normales. Parece darse por sentado que la seguridad consiste en fuerzas militares al estilo de las de la Guerra Fría y que todo lo demás es secundario, o se espera que encaje en su sitio, no se sabe cómo. En otras palabras, lo que podríamos llamar la segunda guerra fría es una repetición imaginaria de la primera.

    La primera Guerra Fría se consideró en general una rivalidad épica entre dos sistemas sociales: capitalismo contra socialismo o democracia contra totalitarismo.
    Se decía que la disuasión era lo único que podía impedir el estallido de una III Guerra Mundial.
    Por supuesto, hubo conflictos locales fuera de Europa en los que murieron millones de personas, además de represión y dictaduras en Europa del Este. Pero Europa Occidental y Estados Unidos vivían bastante a salvo de la violencia real.
    Ahora bien, ¿y si la ausencia de enfrentamientos armados en Europa Occidental tuviera otra explicación? También la primera Guerra Fría se puede caracterizar de imaginaria.
     Se suele decir que Europa vivió “en paz” durante ese periodo. En efecto, aparte de los conflictos en Europa del Este, Grecia y Turquía, Irlanda del Norte y el País Vasco, lo que experimentó Europa fue una guerra imaginaria.
     Una y otra vez, en las maniobras militares a través de las llanuras alemanas, en los relatos de espionaje y contraespionaje, en la retórica de los políticos y los periódicos, lo que había entre el este y el oeste era imaginario.
     Los europeos vivían con la angustia del choque inminente y las formas de control y organización típicas de una situación bélica.
    Era como si la II Guerra Mundial no hubiera terminado. Y las imágenes resultaban tan emocionales porque los recuerdos de esa guerra estaban todavía frescos.
    Las guerras hoy se extienden a través del crimen organizado, con la venta de drogas y el blanqueo de dinero
    Se podría decir que la guerra imaginaria fue una forma de ejercer el poder. Permitió a los dos bandos retener lo que habían ganado durante la II Guerra Mundial.
    Sirvió para mantener la cohesión de Occidente y justificar un gasto público elevado para prevenir la vuelta del desempleo. Y, en el este, facilitó una mentalidad bélica que legitimó el dominio soviético de esa parte de Europa y las formas centralistas y represivas de organización. Según esta explicación, ninguno de los dos bandos quería el enfrentamiento; sólo reforzar sus respectivas posiciones internas.
     Y si eso es verdad, entonces la Guerra Fría tal vez contribuyó a impulsar la longevidad del comunismo en Europa del Este, a sostener la hegemonía de EE UU y a justificar un gasto cada vez mayor de armamento.
    Hablar de la segunda guerra fría puede desempeñar una función similar.
     Desde el punto de vista de Putin, las historias de la expansión de la OTAN, las violaciones occidentales del derecho internacional en Irak y Kosovo y la manipulación occidental de las revoluciones de colores en el antiguo dominio soviético ofrecen una justificación para los actos de Moscú en los países vecinos, en Osetia, Crimea y el este de Ucrania, por no hablar de la campaña de bombardeos en Siria. Recuperar el discurso de la época soviética, acudir al rescate de los ciudadanos rusos y actuar como superpotencia en Oriente Próximo son medidas que refuerzan su endeble posición interna.
     En concreto, las protestas en Ucrania, que estaban dirigidas contra la oligarquía rusa en el país y sus vínculos criminales (no muy diferentes a las de los indignados en España), podrían haber dejado al descubierto a los delincuentes rusos y además estaban empezando a encontrar eco en Moscú.
     La anexión de Crimea y la guerra en el este de Ucrania transformaron la interpretación de lo que estaba sucediendo, convirtieron unas manifestaciones en favor de la democracia en un conflicto étnico y, de esa forma, impidieron cualquier cambio sustancial en Ucrania.

    Imagen tomada de un vídeo del Ministerio de Defensa ruso del lanzamiento en el mar Caspio de un misil hacia Siria, el 20 de noviembrew de 2015 AP
    Desde el punto de vista de Occidente, el comportamiento de Putin ofreció nuevos argumentos para la OTAN y para aumentar el gasto de defensa.
     Cuando parecía que nadie estaba dispuesto a examinar cómo se hicieron tan mal las cosas en Irak y Afganistán, ni a aprender las lecciones de aquellos años, dio la impresión de que se agradecía la vuelta a elementos institucionales conocidos, en un momento en el que varios proyectos de armamento estaban dando fruto y necesitaban más inversiones
    Era una forma de ignorar las interminables consecuencias de aquellas guerras —la extensión de los conflictos en Oriente Próximo y África y la expansión del ISIS— y, al mismo tiempo, contentar a varios grupos tradicionales de apoyo en los respectivos países. Extrañamente, por ejemplo, el anacrónico debate sobre la compra de submarinos Trident en Reino Unido, a un precio de más de 40.000 millones de libras (51.600 millones de euros), sólo puede entenderse por intereses partidistas, como una forma de dividir al Partido Laborista.
     Igual que la primera Guerra Fría puede interpretarse como un empeño colectivo en el que ambas partes se reforzaban mutuamente, el relato geopolítico común, hoy, ofrece beneficios mutuos a los diversos actores dominantes.

     

    Un médico recomendó ingresar en un psiquiátrico al copiloto Lubitz..................................... Carlos Yárnoz

    La comisión de investigación de la catástrofe de Germanwings concluye que los doctores no alertaron del profundo desequilibrio del joven.

     

    Andreas Lubitz participa en el maratón Airportrace de Hamburgo el 13 de septiembre de 2009. EFE
    ¿Cómo es posible que un paciente con tendencias suicidas acabe al mando de un avión de pasajeros en pleno vuelo y que, además, se quede solo en la cabina encerrado bloqueando el acceso de otro piloto?
     Eso es lo que sucedió a las 10.30 horas del 24 de marzo del año pasado cuando el copilo Andreas Lubitz puso en rumbo de colisión sobre los Alpes el Airbus A-320 de Germanwings que cubría el trayecto Barcelona-Dusseldorf con 150 personas a bordo, medio centenar de ellos españoles.
     ¿Qué debe hacer la aviación mundial –fabricantes, aerolíneas, médicos…- para que algo similar no vuelva a ocurrir?
     En responder esas dos preguntas se ha centrado la comisión francesa de investigación de accidentes aéreos (BEA), que en su informe final sobre la citada catástrofe ha recomendado este domingo exámenes regulares para comprobar si los pilotos tienen o no problemas psicológicos o psiquiátricos.

    El informe, difundido cuando está a punto de cumplirse un año de la tragedia ocurrida en el paraje alpino de Prads-Haut-Bléone, señala textualmente que se debe hacer “un análisis regular sobre las incapacidades para volar, y en particular sobre problemas psicológicos y psiquiátricos”.
     El documento confirma que el Airbus de Germanwings, filial de la alemana Lufthansa, cayó por una acción deliberada de Lubitz, el copiloto de 27 años.
    Lubitz sufría desequilibrios psicológicos desde hacía años y había tenido ya al menos 41 consultas médicas relacionadas con ese problema
    . Incluso antes de obtener su licencia de piloto había estado en tratamiento "por tendencias suicidas", como han señalado los investigadores.
     Y en semanas previas a la catástrofe, buscó en Internet información sobre métodos de suicidio.
    El copiloto sufría un episodio depresivo severo desde diciembre de 2014, tres meses antes de la catástrofe
     
    Las primeras alertas en el mundo de la aeronáutica saltaron en su periodo de formación como piloto.
    Entre noviembre de 2008 y agosto de 2009, tuvo que interrumpir su entrenamiento “por razones médicas”.En abril de 2009, no le revalidaron su certificado médico correspondiente “debido a una depresión y a que tomada medicación para tratarla”, como ya reveló la comisión francesa de investigación en mayo pasado. En julio de 2009, sí le dieron el certificado, pero con este aviso adjunto: “Adviértanse las condiciones/restricciones especiales del permiso” para volar. “En su licencia de piloto se incluyó la limitación “SIC incl.. PPL”, que significa: exámenes médicos específicos regulares; contactar con la autoridad emisora de la licencia”.

    Problemas mentales de Lubitz

    C. Y.
    El copiloto Andreas Lubitz sufría desequilibrios psicológicos desde hace años y había tenido ya al menos 41 consultas médicas relacionadas con ese problema. Las primeras alertas saltaron en su periodo de formación como piloto. Entre noviembre de 2008 y agosto de 2009, tuvo que interrumpir su entrenamiento “por razones médicas”.
    En abril de 2009, de hecho, no le revalidaron su certificado médico correspondiente “debido a una depresión y a que tomada medicación para tratarla”. En julio de ese año, sí le dieron el certificado, pero con este aviso adjunto: “Adviértanse las condiciones/restricciones especiales del permiso” para volar. “En su licencia de piloto se incluyó la limitación “SIC incl.. PPL”, que significa: exámenes médicos específicos regulares; contactar con la autoridad emisora de la licencia”.
    Esa limitación, recuerdan los investigadores, requiere que el examinador de medicina aeronáutica contacte con la autoridad emisora de la licencia “antes de proceder a la evaluación médica relacionada con cualquier extensión o renovación del certificado médico”. Se trata de que el examinador conozca la historia médica del piloto antes de proceder a su evaluación.
    Lubitz obtuvo su último certificado médico para poder volar en julio de 2014 con validez hasta el 14 de agosto de 2015, a pesar de que, según diversas informaciones difundidas tras la catástrofe, seguía tomando medicamentos contra la depresión.
    En los dos meses previos a la catástrofe, Lubitz acudió varias veces a consultas médicas, tomaba antidepresivos y había confesado su estrés y angustia insuperable por el miedo que tenía a quedarse ciego y no poder pilotar.
     Estuvo de baja entre el 16 y el 22 de marzo, dos días antes de la catástrofe.
    Apenas dormía por el estrés y tomaba antidepresivos.
     Dos semanas antes de la catástrofe, un médico privado le aconsejó ingresar en un psiquiátrico.
     Él se informaba mientras de métodos para suicidarse.
    Por todo ello, los investigadores señalan ahora que hay que buscar un equilibrio “entre la confidencialidad médica y la seguridad del vuelo”.
     Se centrará en determinar cómo es posible que un piloto esté en una cabina de un avión con intención de estrellarlo pese a que existen normas que establecen “criterios médicos obligatorios para las tripulaciones, específicamente en las áreas de psiquiatría, psicología y problemas de conducta”; y en las políticas de reclutamiento y formación que tienen las compañías.
    Ahora, el informe final precisa que, desde diciembre de 2014, Lubitz sufría “un episodio depresivo psicótico” y que, pese a fueron numerosas las ocasiones en las que los médicos le trataron, nadie comunicó el preocupante estado del piloto ni a las autoridades aeronáuticas ni a la compañía. 
    Dos semanas antes de la catástrofe, un médico llegó a recomendar a Lubitz que ingresara en una clínica psiquiátrica. 
    Los doctores que le atendían le recomendaron que no volara en esas fechas. "
    Si hubiera respetado el reglamento, él mismo hubiera pedido ser relevado", destacan ahora los investigadores franceses. Los médicos se han escudado en todo momento en el secreto profesional, pero los investigadores sostienen que debe haber un equilibrio entre esa reserva y la seguridad aérea
     Ahora, los investigadores recomiendan romper ese secreto profesional en casos graves de desequilibrios psicológicos de los pilotos, si bien exigen “reglas claras” para determinar el comportamiento de los médicos en estos casos.
    Esas reglas no existen en Alemania, donde vivía el piloto, ni en casi ningún país del mundo, por lo que los expertos piden nuevas normas para aclarar qué hacer cuando chocan el secreto médico profesional y la necesidad de proteger a los viajeros.
     Los expertos sostienen que “hay que definir las condiciones de seguimiento de los pilotos con antecedentes de problemas psicológicos”.
    Los expertos franceses destacan que los propios pìlotos son "reticentes" a la hora de admitir posibles problemas psiquiátricos por miedo a perder el empleo
    . Por eso, recomiendan también programas y planes de ayuda y apoyo a los profesionales de la aviación.
    Pocas semanas después del siniestro, la Agencia Europea de Seguridad Aérea (AESA) ya recomendó reforzar los controles psíquicos de los pilotos, formar mejor a los médicos que los hacen y crear una base de datos internacional sobre el estado de los ormar mejor a los médicos que los hacen y crear una base de datos internacional sobre el estado de los aviadores. También pidió que, en cualquier circunstancia, hubiera siempre al menos dos personas dentro de las cabinas del avión. La mayoría de esas recomendaciones aún no han sido adoptadas por muchas compañías. Con respecto al sistema de bloqueo de las puertas de la cabina, que propició que Lubitz impidiera el acceso al comandante, los investigadores señalan que hay que revisar todo el sistema.
     Varias compañías ya exigían que nunca pudiera estar una sola persona en la cabina, una norma adoptada por otras muchas aerolíneas tras el siniestro de los Alpes.