El aniversario de su muerte devuelve la figura de un creador insaciable, elegante y transgresor.
El cantante Serge Gainsbourg y Jane Birkin, pareja durante una década.
A los 25 años de su desaparición la figura de Serge Gainsbourg
como músico pionero y artista heterodoxo no ha dejado de ensancharse y
ser reivindicada en todos estos años.
Desde sus inicios artísticos a
finales de la década de los años 50 bajo el paraguas estético de la
denominada Chanson Rive Gauche- y la figura faro de Boris Vian- hasta
sus últimos años, con su imagen más decadente y trash como
bandera, el músico que había decidido mudar sus orígenes judíos y
eslavos de Ginzburg por el aristocrático Gainsbourg, filtra con
creatividad y desparpajo los más diversos géneros.
Sin necesidad de
adscripción o seguimiento de ninguna escuela, Gainsbourg irá desgranando
en provecho propio ritmos y modas, ya sean las atmosferas más jazzy del
Paris post-existencialista o los nuevos vientos del pop del otro lado
del Canal de la Mancha en una fórmula magistral donde se funden su
formación clásica y las corrientes vanguardistas.
Artistas como Jarvis Cocker, Nick Cave o más cercanos- por cultura-
Etienne Daho o Benjamin Biolay han dado muestras de su admiración por el
músico y sus formas musicales, sin olvidar a su “cara B”, su compañera y musa, Jane Birkin,
depositaria y principal mantenedora de su herencia musical.
La noche
del 2 de marzo de 1991 Gainsbourg desaparecía a causa de una parada
cardiaca, esta vez mortal, en su domicilio de la Rue Verneuil a partir
de entonces transformado en santuario para los gainsbourianos de todo el
mundo junto con su tumba al Cementerio Montparnasse.
Con motivo del aniversario Universal Music ha editado un disco antológico Gainsbourg London Paris 1963-1971
donde se recogen algunos de los titulos más significativos del periodo
donde el artista se abre al universo pop modulando composiciones como Docteur Jekyll &Monsieur Hyde, Initials BB, Bonnie and Clyde o el sulfuroso Je t’aime moi non plus bajo el brillo y acento erótico de sus égeries, Brigitte Bardot y Jane Birkin.
El lanzamiento también incluye la reedición Serge Gainsbourg. D’autres nouvelles des etoiles,
un doble DVD, que recorre sus colaboraciones televisivas, trailers de
sus bandas sonoras, secuencias musicales.
Un festín visual y melódico
para seguidores del músico y de todos aquellos que se quieran acerca a
la figura de un creador insaciable, exquisito y provocador, que hizo de
la ironía y la ternura armas principales al tiempo derribaba tabues y
censuras en la historia de la canción.
El alquimista que encontró la
fórmula para hermanar a Baudelaire y Cole Porter, Chopin y Kafka.
El cantante Serge Gainsbourg y Jane Birkin, pareja durante una década.
A los 25 años de su desaparición la figura de Serge Gainsbourg
como músico pionero y artista heterodoxo no ha dejado de ensancharse y
ser reivindicada en todos estos años. Desde sus inicios artísticos a
finales de la década de los años 50 bajo el paraguas estético de la
denominada Chanson Rive Gauche- y la figura faro de Boris Vian- hasta
sus últimos años, con su imagen más decadente y trash como
bandera, el músico que había decidido mudar sus orígenes judíos y
eslavos de Ginzburg por el aristocrático Gainsbourg, filtra con
creatividad y desparpajo los más diversos géneros. Sin necesidad de
adscripción o seguimiento de ninguna escuela, Gainsbourg irá desgranando
en provecho propio ritmos y modas, ya sean las atmosferas más jazzy del
Paris post-existencialista o los nuevos vientos del pop del otro lado
del Canal de la Mancha en una fórmula magistral donde se funden su
formación clásica y las corrientes vanguardistas.
Artistas como Jarvis Cocker, Nick Cave o más cercanos- por cultura-
Etienne Daho o Benjamin Biolay han dado muestras de su admiración por el
músico y sus formas musicales, sin olvidar a su “cara B”, su compañera y musa, Jane Birkin,
depositaria y principal mantenedora de su herencia musical. La noche
del 2 de marzo de 1991 Gainsbourg desaparecía a causa de una parada
cardiaca, esta vez mortal, en su domicilio de la Rue Verneuil a partir
de entonces transformado en santuario para los gainsbourianos de todo el
mundo junto con su tumba al Cementerio Montparnasse.
Con motivo del aniversario Universal Music ha editado un disco antológico Gainsbourg London Paris 1963-1971
donde se recogen algunos de los titulos más significativos del periodo
donde el artista se abre al universo pop modulando composiciones como Docteur Jekyll &Monsieur Hyde, Initials BB, Bonnie and Clyde o el sulfuroso Je t’aime moi non plus bajo el brillo y acento erótico de sus égeries, Brigitte Bardot y Jane Birkin. El lanzamiento también incluye la reedición Serge Gainsbourg. D’autres nouvelles des etoiles,
un doble DVD, que recorre sus colaboraciones televisivas, trailers de
sus bandas sonoras, secuencias musicales. Un festín visual y melódico
para seguidores del músico y de todos aquellos que se quieran acerca a
la figura de un creador insaciable, exquisito y provocador, que hizo de
la ironía y la ternura armas principales al tiempo derribaba tabues y
censuras en la historia de la canción. El alquimista que encontró la
fórmula para hermanar a Baudelaire y Cole Porter, Chopin y Kafka.
Primer reconocimiento de Gainsbourg para una canción deudora de las
enseñanzas surrealistas de Boris Vian.
La historia de este trabajador
del metro de Paris, anónimo e invisible para la gente que se cruza con
él diariamente, que “vive en la parada de Lilas sin ver el sol,
sumergido en esa fosa urbana y que pasa su vida “aguijoneando” billetes
mientras mata el aburrimiento con las selecciones del Reader’s Digest.
El cantante Serge Gainsbourg y Jane Birkin, pareja durante una década.
A los 25 años de su desaparición la figura de Serge Gainsbourg
como músico pionero y artista heterodoxo no ha dejado de ensancharse y
ser reivindicada en todos estos años. Desde sus inicios artísticos a
finales de la década de los años 50 bajo el paraguas estético de la
denominada Chanson Rive Gauche- y la figura faro de Boris Vian- hasta
sus últimos años, con su imagen más decadente y trash como
bandera, el músico que había decidido mudar sus orígenes judíos y
eslavos de Ginzburg por el aristocrático Gainsbourg, filtra con
creatividad y desparpajo los más diversos géneros. Sin necesidad de
adscripción o seguimiento de ninguna escuela, Gainsbourg irá desgranando
en provecho propio ritmos y modas, ya sean las atmosferas más jazzy del
Paris post-existencialista o los nuevos vientos del pop del otro lado
del Canal de la Mancha en una fórmula magistral donde se funden su
formación clásica y las corrientes vanguardistas.
Artistas como Jarvis Cocker, Nick Cave o más cercanos- por cultura-
Etienne Daho o Benjamin Biolay han dado muestras de su admiración por el
músico y sus formas musicales, sin olvidar a su “cara B”, su compañera y musa, Jane Birkin,
depositaria y principal mantenedora de su herencia musical. La noche
del 2 de marzo de 1991 Gainsbourg desaparecía a causa de una parada
cardiaca, esta vez mortal, en su domicilio de la Rue Verneuil a partir
de entonces transformado en santuario para los gainsbourianos de todo el
mundo junto con su tumba al Cementerio Montparnasse.
Con motivo del aniversario Universal Music ha editado un disco antológico Gainsbourg London Paris 1963-1971
donde se recogen algunos de los titulos más significativos del periodo
donde el artista se abre al universo pop modulando composiciones como Docteur Jekyll &Monsieur Hyde, Initials BB, Bonnie and Clyde o el sulfuroso Je t’aime moi non plus bajo el brillo y acento erótico de sus égeries, Brigitte Bardot y Jane Birkin. El lanzamiento también incluye la reedición Serge Gainsbourg. D’autres nouvelles des etoiles,
un doble DVD, que recorre sus colaboraciones televisivas, trailers de
sus bandas sonoras, secuencias musicales. Un festín visual y melódico
para seguidores del músico y de todos aquellos que se quieran acerca a
la figura de un creador insaciable, exquisito y provocador, que hizo de
la ironía y la ternura armas principales al tiempo derribaba tabues y
censuras en la historia de la canción. El alquimista que encontró la
fórmula para hermanar a Baudelaire y Cole Porter, Chopin y Kafka.
Primer reconocimiento de Gainsbourg para una canción deudora de las
enseñanzas surrealistas de Boris Vian. La historia de este trabajador
del metro de Paris, anónimo e invisible para la gente que se cruza con
él diariamente, que “vive en la parada de Lilas sin ver el sol,
sumergido en esa fosa urbana y que pasa su vida “aguijoneando” billetes
mientras mata el aburrimiento con las selecciones del Reader’s Digest.
Gainsbourg confirmaba su talento como compositor por encargo y
Juliette Gréco recibe uno de sus mejores regalos musicales desde los
tiempos de Les feuilles mortes.
El arte del músico para jugar
con las palabras y el argot y una bella melodía acaban construyendo una
canción destinada a convertirse en himno y versionada por intérpretes
como Madeleine Peyroux, Iggy Pop o Jane Birkin.
El cantante Serge Gainsbourg y Jane Birkin, pareja durante una década.
A los 25 años de su desaparición la figura de Serge Gainsbourg
como músico pionero y artista heterodoxo no ha dejado de ensancharse y
ser reivindicada en todos estos años. Desde sus inicios artísticos a
finales de la década de los años 50 bajo el paraguas estético de la
denominada Chanson Rive Gauche- y la figura faro de Boris Vian- hasta
sus últimos años, con su imagen más decadente y trash como
bandera, el músico que había decidido mudar sus orígenes judíos y
eslavos de Ginzburg por el aristocrático Gainsbourg, filtra con
creatividad y desparpajo los más diversos géneros. Sin necesidad de
adscripción o seguimiento de ninguna escuela, Gainsbourg irá desgranando
en provecho propio ritmos y modas, ya sean las atmosferas más jazzy del
Paris post-existencialista o los nuevos vientos del pop del otro lado
del Canal de la Mancha en una fórmula magistral donde se funden su
formación clásica y las corrientes vanguardistas.
Artistas como Jarvis Cocker, Nick Cave o más cercanos- por cultura-
Etienne Daho o Benjamin Biolay han dado muestras de su admiración por el
músico y sus formas musicales, sin olvidar a su “cara B”, su compañera y musa, Jane Birkin,
depositaria y principal mantenedora de su herencia musical. La noche
del 2 de marzo de 1991 Gainsbourg desaparecía a causa de una parada
cardiaca, esta vez mortal, en su domicilio de la Rue Verneuil a partir
de entonces transformado en santuario para los gainsbourianos de todo el
mundo junto con su tumba al Cementerio Montparnasse.
Con motivo del aniversario Universal Music ha editado un disco antológico Gainsbourg London Paris 1963-1971
donde se recogen algunos de los titulos más significativos del periodo
donde el artista se abre al universo pop modulando composiciones como Docteur Jekyll &Monsieur Hyde, Initials BB, Bonnie and Clyde o el sulfuroso Je t’aime moi non plus bajo el brillo y acento erótico de sus égeries, Brigitte Bardot y Jane Birkin. El lanzamiento también incluye la reedición Serge Gainsbourg. D’autres nouvelles des etoiles,
un doble DVD, que recorre sus colaboraciones televisivas, trailers de
sus bandas sonoras, secuencias musicales. Un festín visual y melódico
para seguidores del músico y de todos aquellos que se quieran acerca a
la figura de un creador insaciable, exquisito y provocador, que hizo de
la ironía y la ternura armas principales al tiempo derribaba tabues y
censuras en la historia de la canción. El alquimista que encontró la
fórmula para hermanar a Baudelaire y Cole Porter, Chopin y Kafka.
Primer reconocimiento de Gainsbourg para una canción deudora de las
enseñanzas surrealistas de Boris Vian. La historia de este trabajador
del metro de Paris, anónimo e invisible para la gente que se cruza con
él diariamente, que “vive en la parada de Lilas sin ver el sol,
sumergido en esa fosa urbana y que pasa su vida “aguijoneando” billetes
mientras mata el aburrimiento con las selecciones del Reader’s Digest.
Gainsbourg confirmaba su talento como compositor por encargo y
Juliette Gréco recibe uno de sus mejores regalos musicales desde los
tiempos de Les feuilles mortes.
El arte del músico para jugar
con las palabras y el argot y una bella melodía acaban construyendo una
canción destinada a convertirse en himno y versionada por intérpretes
como Madeleine Peyroux, Iggy Pop o Jane Birkin.
El Gainsbourg más erotómano hacía acto de presencia poniendo en la
boca de la reciente triunfadora del Festival de Eurovisión, France Gall,
una canción llena de doble sentidos con unas piruletas sospechosas como
elemento de placer y discordia.
Tanto como balada infantil como melodía
críptico-erótica la canción sigue funcionando.
El cantante Serge Gainsbourg y Jane Birkin, pareja durante una década.
A los 25 años de su desaparición la figura de Serge Gainsbourg
como músico pionero y artista heterodoxo no ha dejado de ensancharse y
ser reivindicada en todos estos años. Desde sus inicios artísticos a
finales de la década de los años 50 bajo el paraguas estético de la
denominada Chanson Rive Gauche- y la figura faro de Boris Vian- hasta
sus últimos años, con su imagen más decadente y trash como
bandera, el músico que había decidido mudar sus orígenes judíos y
eslavos de Ginzburg por el aristocrático Gainsbourg, filtra con
creatividad y desparpajo los más diversos géneros. Sin necesidad de
adscripción o seguimiento de ninguna escuela, Gainsbourg irá desgranando
en provecho propio ritmos y modas, ya sean las atmosferas más jazzy del
Paris post-existencialista o los nuevos vientos del pop del otro lado
del Canal de la Mancha en una fórmula magistral donde se funden su
formación clásica y las corrientes vanguardistas.
Artistas como Jarvis Cocker, Nick Cave o más cercanos- por cultura-
Etienne Daho o Benjamin Biolay han dado muestras de su admiración por el
músico y sus formas musicales, sin olvidar a su “cara B”, su compañera y musa, Jane Birkin,
depositaria y principal mantenedora de su herencia musical. La noche
del 2 de marzo de 1991 Gainsbourg desaparecía a causa de una parada
cardiaca, esta vez mortal, en su domicilio de la Rue Verneuil a partir
de entonces transformado en santuario para los gainsbourianos de todo el
mundo junto con su tumba al Cementerio Montparnasse.
Con motivo del aniversario Universal Music ha editado un disco antológico Gainsbourg London Paris 1963-1971
donde se recogen algunos de los titulos más significativos del periodo
donde el artista se abre al universo pop modulando composiciones como Docteur Jekyll &Monsieur Hyde, Initials BB, Bonnie and Clyde o el sulfuroso Je t’aime moi non plus bajo el brillo y acento erótico de sus égeries, Brigitte Bardot y Jane Birkin. El lanzamiento también incluye la reedición Serge Gainsbourg. D’autres nouvelles des etoiles,
un doble DVD, que recorre sus colaboraciones televisivas, trailers de
sus bandas sonoras, secuencias musicales. Un festín visual y melódico
para seguidores del músico y de todos aquellos que se quieran acerca a
la figura de un creador insaciable, exquisito y provocador, que hizo de
la ironía y la ternura armas principales al tiempo derribaba tabues y
censuras en la historia de la canción. El alquimista que encontró la
fórmula para hermanar a Baudelaire y Cole Porter, Chopin y Kafka.
Primer reconocimiento de Gainsbourg para una canción deudora de las
enseñanzas surrealistas de Boris Vian. La historia de este trabajador
del metro de Paris, anónimo e invisible para la gente que se cruza con
él diariamente, que “vive en la parada de Lilas sin ver el sol,
sumergido en esa fosa urbana y que pasa su vida “aguijoneando” billetes
mientras mata el aburrimiento con las selecciones del Reader’s Digest.
Gainsbourg confirmaba su talento como compositor por encargo y
Juliette Gréco recibe uno de sus mejores regalos musicales desde los
tiempos de Les feuilles mortes. El arte del músico para jugar
con las palabras y el argot y una bella melodía acaban construyendo una
canción destinada a convertirse en himno y versionada por intérpretes
como Madeleine Peyroux, Iggy Pop o Jane Birkin.
El Gainsbourg más erotómano hacía acto de presencia poniendo en la
boca de la reciente triunfadora del Festival de Eurovisión, France Gall,
una canción llena de doble sentidos con unas piruletas sospechosas como
elemento de placer y discordia. Tanto como balada infantil como melodía
críptico-erótica la canción sigue funcionando.
El cantante Serge Gainsbourg y Jane Birkin, pareja durante una década.
A los 25 años de su desaparición la figura de Serge Gainsbourg
como músico pionero y artista heterodoxo no ha dejado de ensancharse y
ser reivindicada en todos estos años. Desde sus inicios artísticos a
finales de la década de los años 50 bajo el paraguas estético de la
denominada Chanson Rive Gauche- y la figura faro de Boris Vian- hasta
sus últimos años, con su imagen más decadente y trash como
bandera, el músico que había decidido mudar sus orígenes judíos y
eslavos de Ginzburg por el aristocrático Gainsbourg, filtra con
creatividad y desparpajo los más diversos géneros. Sin necesidad de
adscripción o seguimiento de ninguna escuela, Gainsbourg irá desgranando
en provecho propio ritmos y modas, ya sean las atmosferas más jazzy del
Paris post-existencialista o los nuevos vientos del pop del otro lado
del Canal de la Mancha en una fórmula magistral donde se funden su
formación clásica y las corrientes vanguardistas.
Artistas como Jarvis Cocker, Nick Cave o más cercanos- por cultura-
Etienne Daho o Benjamin Biolay han dado muestras de su admiración por el
músico y sus formas musicales, sin olvidar a su “cara B”, su compañera y musa, Jane Birkin,
depositaria y principal mantenedora de su herencia musical. La noche
del 2 de marzo de 1991 Gainsbourg desaparecía a causa de una parada
cardiaca, esta vez mortal, en su domicilio de la Rue Verneuil a partir
de entonces transformado en santuario para los gainsbourianos de todo el
mundo junto con su tumba al Cementerio Montparnasse.
Con motivo del aniversario Universal Music ha editado un disco antológico Gainsbourg London Paris 1963-1971
donde se recogen algunos de los titulos más significativos del periodo
donde el artista se abre al universo pop modulando composiciones como Docteur Jekyll &Monsieur Hyde, Initials BB, Bonnie and Clyde o el sulfuroso Je t’aime moi non plus bajo el brillo y acento erótico de sus égeries, Brigitte Bardot y Jane Birkin. El lanzamiento también incluye la reedición Serge Gainsbourg. D’autres nouvelles des etoiles,
un doble DVD, que recorre sus colaboraciones televisivas, trailers de
sus bandas sonoras, secuencias musicales. Un festín visual y melódico
para seguidores del músico y de todos aquellos que se quieran acerca a
la figura de un creador insaciable, exquisito y provocador, que hizo de
la ironía y la ternura armas principales al tiempo derribaba tabues y
censuras en la historia de la canción. El alquimista que encontró la
fórmula para hermanar a Baudelaire y Cole Porter, Chopin y Kafka.
Primer reconocimiento de Gainsbourg para una canción deudora de las
enseñanzas surrealistas de Boris Vian. La historia de este trabajador
del metro de Paris, anónimo e invisible para la gente que se cruza con
él diariamente, que “vive en la parada de Lilas sin ver el sol,
sumergido en esa fosa urbana y que pasa su vida “aguijoneando” billetes
mientras mata el aburrimiento con las selecciones del Reader’s Digest.
Gainsbourg confirmaba su talento como compositor por encargo y
Juliette Gréco recibe uno de sus mejores regalos musicales desde los
tiempos de Les feuilles mortes. El arte del músico para jugar
con las palabras y el argot y una bella melodía acaban construyendo una
canción destinada a convertirse en himno y versionada por intérpretes
como Madeleine Peyroux, Iggy Pop o Jane Birkin.
El Gainsbourg más erotómano hacía acto de presencia poniendo en la
boca de la reciente triunfadora del Festival de Eurovisión, France Gall,
una canción llena de doble sentidos con unas piruletas sospechosas como
elemento de placer y discordia. Tanto como balada infantil como melodía
críptico-erótica la canción sigue funcionando.
"Vamos a votar que no, porque el pacto que presenta consolida las
políticas del PP"
. De esta manera el líder de Podemos, Pablo Iglesias,
ha reiterado el 'no' de su grupo a la investidura de Pedro Sánchez.
Este anuncio se suma al que previamente había hecho el presidente en funciones, Mariano Rajoy, también negativo, lo que significa que la mayoría rechazará en la votación al candidato socialista. Iglesias se estrenó en el Congreso con un discurso muy duro en el que tuvo dardos para todos.
Advirtió a Pedro Sánchez de los peligros de la "naranja mecánica" y
dijo que "Albert Rivera podía haber sido jefe de escuadra tras la Guerra
Civil".
Sin embargo, acabó conquistando la redes sociales (menos a
Esteban González Pons) haciendo justamente lo contrario: sacando su lado
más tierno.
Iglesias recibió con un efusivo abrazo y un beso en
la boca al portavoz de En Comú Podem en el Congreso, Xavier Domenech,
quien también despreció el pacto de legislatura firmado por PSOE y
Ciudadanos porque va "contra el 80 por ciento de los catalanes" que, a
su juicio, quieren decidir su futuro.
El actor
de 'El renacido' se fue de fiesta con su familia y amigos más cercanos
en un restaurante y estuvo a punto de perder la estatuilla.
Leonardo DiCaprio consiguió su esperado Oscar por su papel en El Renacido,
tras casi 20 años de trabajo y cinco nominaciones.
Así que, después de
recoger el premio, el actor se dispuso a celebrarlo como la ocasión
merecía: con una fiesta más íntima que las oficiales organizadas por Vanity Fair y la Academia.
Al actor le siguieron sus amigos más cercanos y sus padres, que le
acompañaron para cenar al restaurante Ago de Melrose Avenue, donde
DiCaprio casi olvida su estatuilla al final de la velada.
Irmelin Indenbirken, la madre de DiCaprio, llega a la fiesta tras los Oscar. Cordon Press
Entre los asistentes a esta cena estuvieron los actores Lukas Haas, Tobey Maguire, Chuck Pacheco, Vincent Laresca (su compañero de reparto en Romeo y Julieta) y Richie Akiva.
También se unieron los padres del protagonista de la fiesta, Irmelin Indenbirken y George DiCaprio, junto al productor de El renacido, Arnon Milchan, y otros miembros de su equipo que llegaron para apoyarle y celebrar la noche juntos. Según cuenta un testigo a la revista People, la
estatuilla recorrió las manos de todos los invitados, que la miraban con
atención mientras bromeaban. "
Parecía una escena de la película El lobo de Wall Street.
Los chicos no paran de gritar "¡Wolf pack, wolf pack, wolf pack!", en
referencia a una de las escenas en la que los corredores de bolsa se
animaban entre ellos llamándose a sí mismos manada de lobos.
Un vídeo del portal TMZ recoge el momento de la celebración.
En las imágenes, Leonardo DiCaprio se baja de un coche rodeado de
millones de flashes, cámaras, periodistas y seguidores entusiasmados, y
entra en el restaurante, donde se le ve charlar, bromear y vapear
rodeado de su gente.
Tras la cena, el grupo abandona el local.
Estaban
todos menos la estatuilla, que apareció cuando el coche estaba apunto de
arrancar.
Un trabajador del restaurante aparece con el Oscar, alguien
lo recoge y lo guarda en la guantera del coche.
Tras la cena, los invitados se dirigieron a las fiestas de Vanity Fair
y el Baile del Gobernador, donde se encontraban el resto de nominados y
ganadores de la noche.
Las celebraciones pusieron fin a la 88ª edición
de los Oscar, una noche marcada por el conflicto sobre la diversidad racial en el cine de Hollywood y la sorpresa que dio Spotlight, al hacerse con la estauilla a mejor película al final de la gala.
El Nobel
peruano presentó su nueva novela con la que abrió una serie de actos y
homenajes que incluyen su 80 cumpleaños, 60 de la publicación de su
primer relato.
“¿Había despertado o seguía soñando?”. Lo cierto es que a las 12 y 11 minutos del 1 de marzo de 2016 Mario Vargas Llosa
empezó el primer día de su gran año.
A esa hora el Nobel peruano entró
en Casa América, de Madrid, por la puerta de Cibeles, para asistir a la
presentación de su nueva novela, Cinco esquinas
(Alfaguara)
. Era la apertura de una temporada de actos, homenajes y
efemérides que lo llevarán por medio mundo.
Y cuando verá cumplido el
día más feliz de su vida como escritor,
“Más que cuando recibí la
llamada del Nobel”, con la edición de su obra en la colección La
Pléiade, de la editorial Gallimard.
La novela es la confluencia de cinco de los pilares de la vida
literaria de Vargas Llosa: el análisis del periodismo, el Perú, el
poder, la hipocresía y el erotismo.
La cara A y la cara B de cada uno de
esos temas con el hilo conductor de una historia de pasiones
subterráneas que, como el agua, acaba por encontrar una salida.
En el
centro y alrededor de todo, la Libertad. 314 páginas de reflexión sobre
los diferentes niveles de libertad, secuestros y autosecuestros y
prejuicios tanto en las instituciones como en las personas.
Tras un enjambre de clics y flases de medio centenar de
periodistas y fotógrafos a Vargas Llosa le preguntaron en la rueda de
prensa de todo.
Incluso sobre su relación sentimental con Isabel
Preysler. En Casa América había más periodistas que de costumbre, en
especial del corazón.
Él, que ha escrito sobre todas las áreas del
periodismo, menos sobre la vida social ahora es protagonista de esas
páginas. Él, que escribió el ensayo La civilización del espectáculo.
Sobre su presencia en revistas como Hola confesó:
“A mí no
me gusta estar ahí. Aparezco por razones personales. ¿Qué tendría qué
hacer para no aparecer? Si me da la receta la asumo.
Es muy incómodo
tener a fotógrafos en tu casa, te coartan la libertad.
Ya no puedo hacer
las cosas cotidianas que hacía como salir a caminar o ir al cine.
Me
siguen. ¿Para qué? No sé... toman y toman fotos”, se quejó.
El fenómeno de Hola es interesante y triste a la vez, reconoció Vargas Llosa. “Los periódicos descienden en sus tiradas mientras Hola,
solo en España, imprime un millón de ejemplares, sin contar otros
países”, lamentó.
“Hay millones de personas que siguen ese tipo de
material.
Es un problema cultural serio de este tiempo.
Hay que
afrontarlo de manera más creativa y no con bromas con gente que es una
víctima”.
Números para un año
80, 70, 65, 60, 18, 2 y 5 son los números que resumen el 2016
vargasllosiano: cumplirá 80 años el 28 de marzo; hace 70 conoció a su
padre en Piura y llegó a Lima, dos hechos que decidieron su destino
personal y literario; hace 65, cuando salió de la Escuela Militar
Leoncio Prado, en Callao, tuvo clara su vocación de escritor; hace 60
publicó su primer texto literario, El abuelo, en el periódico La Crónica.
Desde entonces ha escrito 18 novelas
. Cinco es una de las dos palabras
de su último título, que condensa lo que siempre ha querido contar. A
finales de mes, entrará en el olimpo de La Pléiade, la colección de
Gallimard que reúne el canon literario universal, con la publicación de
dos volúmenes que incluyen ocho de sus principales obras. Y dos es
también el número de la edición de la Bienal de Novela que lleva su
nombre, que se celebra en abril en Lima. Cinco esquinas llega mañana a las librerías
con una tirada inicial de 200.000 ejemplares
. Alfaguara ha aprovechado
para reeditar ocho de los libros de Vargas Llosa con portadas de
artistas contemporáneos.
“¿Había despertado o seguía soñando?” no es solo lo que está viviendo Vargas Llosa.
Es la pregunta inaugural de Cinco esquinas con una historia de erotismo entre dos mujeres casadas que se convierte en un thriller y luego en un mosaico del poder y la sociedad peruana; mientras ausculta deseos escondidos de la gente.
El
resultado es un fresco de los últimos meses del Perú bajo el primer
mandato de Alberto Fujimori y su hombre de confianza Vladimiro
Montesinos, a mediados de los noventa.
Un país emboscado por el
terrorismo de Sendero Luminoso, la corrupción y el resquebrajamiento de
la democracia. Cinco esquinas, en realidad, es el nombre de uno de los barrios emblemáticos de Lima que representa ese desmoronamiento.
Todo empieza, la concepción del libro y la novela misma, con la
imagen de dos amigas que de repente comparten un episodio erótico para
el que no estaban preparadas.
“Una de las transpiraciones normales de
aquella época era el incentivo sexual, el sexo aparecía como libertad y
goce en vista de que el resto de la vida había acabado con él”, explica
quien escribió Pantaleón y las visitadoras.
Tras aquel episodio pasional, el marido de una de esas dos mujeres es
chantajeado por otro asunto por un periodista de una revista
amarillista.
Es cuando la historia se adentra en el pulso de la realidad
política, social y periodística de aquel Perú. “Fujimori utilizó la
prensa como arma para eliminar a sus enemigos.
Los poderes han querido,
siempre, tener al periodismo de su parte.
En la democracia hay una
diversidad que permite cotejar la información y buscar la verdad. Esa es
su superioridad”, afirma quien novelara la vida del dictador dominicado
Rafael Leónidas Trujillo en La fiesta del Chivo.
“El peligro viene desde dentro del periodismo empujado por una
necesidad de un público cada vez más interesado en el entretenimiento
que en la información.
Se acabó esa frontera.
El amarillismo y el
entretenimiento han pasado a ser los valores dominantes.
Y el periodismo
es víctima de eso
. Es uno de los grandes problemas de nuestro tiempo”,
se lamentó el autor de Conversación en La Catedral. Pero Vargas Llosa quiere mucho al periodismo.
Lo empezó a ejercer desde jovencito.
Sin él no se entienden muchos de sus libros.
La responsabilidad de los periodistas en esta vorágine de
sensacionalismo y seducción de audiencias en la Red está, según el Nobel
peruano, en “la de no mentir defendiendo la verdad, a veces relativa,
pero profesional
. A veces la realidad es confusa
. Siempre hay una manera
de ser honestos”.
Eso no excluye, según Vargas Llosa, el
entretenimiento.
Pero aclaró que no se puede pretender que la cultura
llegue por igual a todo el mundo
: “Es imposible que la cultura no sea
elitista y eso no está reñido ni con la verdad ni con la democracia.
Aceptar la existencia de la élite es indispensable, no antidemocrático.
La cultura no puede llegar a todos por igual, aunque todos tengan acceso
a ella, porque se abarata, se banaliza”.
Sobre Donald Trump dijo que era “un peligro” y se alegró de que América Latina esté dejando atrás los populismos. Cinco esquinas está poblada de miedos
. Miedo a morir, miedo a
sentir, miedo a vivir los sentimientos y deseos sinceros, miedo al qué
dirán. Pasada la una de la tarde, Vargas Llosa cerró su encuentro con
sus colegas: “Barthes tenía razón. Los escritores siempre escribimos
sobre un mismo tema y sus variaciones.
La historia de los escritores es
la historia de un solo tema”.