La
restauración de los frescos de la iglesia de San Nicolás de Valencia
saca a la luz el esplendor del barroco.
Pintados por Dionís Vidal,
ocupan el doble que los del Vaticano.
Deslumbran e impresionan.
Es imposible sustraerse al potente impacto visual que causa el conjunto de los frescos de la iglesia de San Nicolás de Valencia,
una vez restaurados.
Se despliegan sobre 2.000 metros cuadrados de
bóvedas, nervios y columnas, en los que Dionís Vidal pintó el programa
concebido minuciosamente por el prestigioso pintor y tratadista Antonio
Palomino.
Corrían los últimos años del siglo XVII y el templo, que ya era lugar
de culto en época romana antes de ser mezquita e iglesia católica,
volvió a mudar su piel: de la austeridad gótica a la epifanía ornamental
del barroco.
Esa celebración del adorno, de la pintura abigarrada, de
los angelotes y rocallas de contornos florales de Juan Pérez Castiel han
vuelto a salir a la luz en todo su esplendor gracias a una profunda
rehabilitación
. Su coste ha ascendido a 4,7 millones de euros y ha sido
sufragado íntegramente por la fundación privada de Hortensia Herrero, vicepresidenta de Mercadona y esposa de Juan Roig, presidente de la firma de supermercados.
“Me encariñé de esta iglesia, San Nicolás, hace cinco años
. Me propuso sacarle su belleza
y espero conseguirlo”, escribió Hortensia Herrero en el libro de Oro de
la restauración del templo, según recordó este jueves Elena Tejedor,
coordinadora de la fundación, en la presentación de la rehabilitación
integral.
Las obras se prolongaron casi cuatro años, en el interior y exterior
del edificio al que siguen acudiendo todos los lunes, siguiendo una
tradición ancestral, los feligreses para pedir algo de fortuna al santo
protector de los niños y de las necesidades económicas de la familia.
Deslumbran e impresionan. Es imposible sustraerse al potente impacto visual que causa el conjunto de los frescos de la iglesia de San Nicolás de Valencia,
una vez restaurados. Se despliegan sobre 2.000 metros cuadrados de
bóvedas, nervios y columnas, en los que Dionís Vidal pintó el programa
concebido minuciosamente por el prestigioso pintor y tratadista Antonio
Palomino.
Corrían los últimos años del siglo XVII y el templo, que ya era lugar
de culto en época romana antes de ser mezquita e iglesia católica,
volvió a mudar su piel: de la austeridad gótica a la epifanía ornamental
del barroco. Esa celebración del adorno, de la pintura abigarrada, de
los angelotes y rocallas de contornos florales de Juan Pérez Castiel han
vuelto a salir a la luz en todo su esplendor gracias a una profunda
rehabilitación. Su coste ha ascendido a 4,7 millones de euros y ha sido
sufragado íntegramente por la fundación privada de Hortensia Herrero,
vicepresidenta de Mercadona y esposa de Juan Roig, presidente de la
firma de supermercados.
“Me encariñé de esta iglesia, San Nicolás, hace cinco años. Me propuso sacarle su belleza
y espero conseguirlo”, escribió Hortensia Herrero en el libro de Oro de
la restauración del templo, según recordó este jueves Elena Tejedor,
coordinadora de la fundación, en la presentación de la rehabilitación
integral.
Las obras se prolongaron casi cuatro años, en el interior y exterior
del edificio al que siguen acudiendo todos los lunes, siguiendo una
tradición ancestral, los feligreses para pedir algo de fortuna al santo
protector de los niños y de las necesidades económicas de la familia.
Ver fotogaleríaDionís Vidal (a la izquierda) se pintó junto a su maestro Antonio Palomino en uno de los frescos. Mónica Torres
Ahora se seguirá rogando pero bajo más lustre.
No en vano, desde su
restauración se le atribuye a San Nicolás el epíteto o reclamo de la
“Capilla Sixtina valenciana”.
No se trata de comparar la obra capital de
Dionís Vidal con la del inmortal Miguel Ángel; es más bien una forma de
poner en valor el templo y de aludir al efecto embriagador de sus
colores recuperados, además de hacer hincapié en la dificultad de pintar
1.904 metros cuadrados de superficie muy irregular frente a los 800
metros cuadrados del cielo de la capilla más famosa de la Basílica del
Vaticano.
Así
lo explicó la responsable de la restauración, Pilar Roig, catedrática e
investigadora del Instituto de Restauración de la Universitat
Politècnica de València. En cualquier caso, Roig incidió en que el
propio Gianluigi Colalucci, de 87 años, el restaurador de la obra magna
de Miguel Ángel, ha conocido in situ y aplaudido la
rehabilitación de San Nicolás. “¡Viva la Capilla Sixtina valenciana!”,
es el mensaje que le envió a Roig en referencia a cómo ha pasado de ser
“todo tan negro” a ofrecer “tanta luz y color”.
Los frescos destacan también por su carácter narrativo: la nave está
dividida conceptualmente en dos: una mitad cuenta la vida y milagros de
San Nicolás, del que se cuenta que sacó de la miseria a un padre y de la
prostitución a sus tres hijas, entregándole dádivas anónimamente, lo
que dio origen al mito de Santa Claus; y la otra, la historia de San
Pedro Mártir. Son los dos santos a quienes está dedicada la iglesia.
Ver fotogaleríaInterior de la iglesia de San Nicolás de Valencia. Mónica Torres
Microbacteria limpiadora
En la recuperación del templo, se han empleado técnicas de
restauración que “abren nuevos caminos para la investigación en este
campo, como la limpieza mediante microbacterias no patógenas alimentadas
en laboratorio [que eliminan una parte de la suciedad más incrustada en
la pintura] o el láser”, según apuntó Pilar Roig. Se han recuperado los
dibujos de una mujer que representa “la madre iglesia”, que había
estado ocultos, añadió.
También ha sido necesario actuar en la parte arquitectónica, que se
encontraba muy deteriorada, como la cubierta o las ventanas y vidrieras.
Una tarea no tan visible como la de la restauración de frescos pero
fundamental, señaló el arquitecto responsable del proyecto, Carlos
Campos. A su lado, el sacerdote Antonio Corbí se mostraba exultante y
celebró que el templo “volverá a ser el corazón de Ciutat Vella” de
Valencia.
Los vástagos de Alain Delon y Pamela Anderson se suman a la lista de jóvenes a los que fichan las marcas por su apellido.
Alain-Fabien Delon, imagen de la colección primavera-verano 2016 de Dior. Dior
La moda busca nuevas inspiraciones, nuevos maniquíes y musas.
Y
parece haber encontrado la solución a sus exigencias de belleza y
atención mediática en una cantera ideal: la que forman los hijos de
famosos
. En concreto los hijos de, en masculino, parecen estar formando una nueva generación de modelos. El director artístico de Dior, Kris Van Assche ha
anunciado en su cuenta de Instagram quién será la nueva imagen de la
temporada primavera-verano de la casa
: Alain Fabien Delon.
Por su
apellido y ojos se le reconocerá: el joven, de 22 años, es el hijo del
mítico actor francés Alain Delon, que, por ahora, ha decidido seguir los
pasos de su madre, la modelo holandesa Rosalie Van Breemen.
Además de
protagonizar la campaña de Dior, casa de la que su padre fue imagen,
Alain Fabien debutó en la pasada Semana de la Moda de Milán desfilando
para Gucci.
También esta semana,
Yves Saint Laurent anunció, de nuevo en su
Instagram, su próximo fichaje: Dylan Jagger Lee, el hijo pequeño de
Pamela Anderson y Tommy Lee.
El joven, de 18 años, posó para Hedi Slimane sin camiseta
en diciembre y, además, aparece en un vídeo tocando la guitarra en
Malibú que sirve como adelanto al desfile de la marca en Los Ángeles la
semana que viene.
Dylan se paseará también en ese gran show que Slimane
prepara en California justo antes de la Semana de la Moda de Nueva York,
y se suma a la larga lista de nuevos modelos fichados por el director
creativo de Saint Laurent.
Probablemente influenciado por el mundo de
las estrellas desde que se mudó a Los Ángeles en 2008, Hedi Slimane es
quien ha descubierto en los últimos años a todos los hijos de con talento para la moda
. Él quien fichó hace dos años al hijo de Val Kilmer,
Jack; y al de Pierce Brosnan, Dylan.
Los dos desfilaron el año pasado
para Saint Laurent en la Semana de la Moda de hombre en París y, junto a
ellos, apareció otro hijo de, Charlie Oldman, cuyo padre es el también actor británico Gary Oldman.
Solo unas semanas después de ese desfile, Julianne Moore protagonizaba el show de otoño de Chanel Couture, acompañada de un joven alto y rubio. ¿Quién era? Gabriel-Kane Day-Lewis, el primogénito del intérprete inglés Daniel Day-Lewis
y de la actriz francesa, Isabelle Adjani. El joven, de 21 años, está
tratando de abrirse camino en la moda, es la imagen de Zadig &
Voltaire esta temporada, pero también en la música; el año pasado
publicó su primer álbum, Every Scar is a Healing Place.
Julianne Moore, acompañada de Gabriel-Kane Day-Lewis, en el desfile de Chanel en París el pasado julio. cordon press
Patrick Schwarzenegger, el mayor de Arnold Schwarzenegger y Maria Shriver, aunque copó más titulares por su relación con Miley Cyrus, también debutó en la moda, como protagonista de la campaña de la línea de gafas de Tom Ford junto a Gigi Hadid. Otro primogénito, Brooklyn Beckham ha sido imagen de Burberry.
Y el hijo mayor de Jude Law y Sadie Frost, Rafferty, se estrenó el año
pasado en la pasarela de DKNY.
Ellos cumplen con los requisitos del
trabajo, pero detrás de esta nueva generación hay un intento por parte
de las marcas de ganar la batalla de atención mediática.
Y un apellido
famoso siempre juega con ventaja. Jack Kilmer, el hijo de Val Kilmer, para la campaña de Saint Laurent Paris de 2014. HEDI SLIMANE
Conversamos
en BCNegra con Andreu Martín y Carlos Zanón, que disparan contra todo,
se divierten y analizan la realidad y la actualidad del género.
Carlos Zanón y Andreu Martín en Barcelona. LAURA M.
Se conocen, se respetan, se admiran.
Sus nombres marcan dos
épocas de la novela negra española.
Su capacidad para diseccionar los
males de la sociedad a través de sus libros convierte cualquier
conversación en una radiografía de los peligros que nos acechan.
Y en
una diversión, claro, porque Andreu Martín (Barcelona, 1949) y Carlos Zanón (Barcelona, 1966) son amigos, no necesitan un round de calentamiento, entran directos al grano
. Martín (premio Pepe Carvalho 2011 y premio Hammett 1989, 1993 y 2000) y Zanón (premio Hammett 2015)
celebran en esta charla con EL PAÍS el gran momento que pasa el género,
retan , provocan, se cargan a los clásicos, comparten influencias, se
ríen y enseñan.
Uno escribe desde el miedo; el otro, poeta antes casi que
otra cosa, consciente de que la vida es una derrota. Estamos en BCNegra y
la ciudad respira violencia, literaria, claro
. Zanón, autor de novelas
duras y enraizadas en el realismo social como Tarde mal y nunca o Yo fui Johnny Thunders
(RBA) siempre es más provocador en sus respuestas.
¿De dónde viene esa
fascinación por lo violento? “En nuestra sociedad hay una atracción
fuerte por la violencia: en una relación, cuando ves el fútbol, en el
sexo, en los negocios
Se conocen, se respetan, se admiran. Sus nombres marcan dos
épocas de la novela negra española. Su capacidad para diseccionar los
males de la sociedad a través de sus libros convierte cualquier
conversación en una radiografía de los peligros que nos acechan. Y en
una diversión, claro, porque Andreu Martín (Barcelona, 1949) y Carlos Zanón (Barcelona, 1966) son amigos, no necesitan un round de calentamiento, entran directos al grano. Martín (premio Pepe Carvalho 2011 y premio Hammett 1989, 1993 y 2000) y Zanón (premio Hammett 2015)
celebran en esta charla con EL PAÍS el gran momento que pasa el género,
retan , provocan, se cargan a los clásicos, comparten influencias, se
ríen y enseñan.
Uno escribe desde el miedo; el otro, poeta antes casi que
otra cosa, consciente de que la vida es una derrota.
Estamos en BCNegra y
la ciudad respira violencia, literaria, claro
. Zanón, autor de novelas
duras y enraizadas en el realismo social como Tarde mal y nunca o Yo fui Johnny Thunders
(RBA) siempre es más provocador en sus respuestas.
¿De dónde viene esa
fascinación por lo violento? “En nuestra sociedad hay una atracción
fuerte por la violencia: en una relación, cuando ves el fútbol, en el
sexo, en los negocios.
Es atractiva y adictiva.
Afortunadamente, la
sociedad pacta unos límites, pero yo creo que es un error olvidar que en
realidad la violencia nos gusta si la podemos ejercer y controlar
nosotros. Es como cuando se dice: ¿Por qué la gente va a 200 km/h, se
droga, se emborracha
? Pues porque si no pasa nada es divertido, ¿vale?”
lanza tirando de su lado más radical.
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Andreu Martín intercede, didáctico, con sencillez y el
poder que le otorga ser uno de los padres de la novela negra
contemporánea en España.
Acaba de publicar La violencia justa (RBA)
una visión poliédrica y compleja del mundo policial, la atracción por
los bajos fondos y los maltratos
. “Siempre he dicho que mata quien
puede, no quien quiere.
Eso de que cualquiera puede convertirse en un
asesino no, no, no; por suerte para nosotros, claro”. afirma.
“Matar a
alguien debe ser algo muy difícil de llevar durante toda tu vida. Es un
trabajo muy duro que exige determinado tipo de persona
. Y los escritores
lo hacemos como fácil”, remata Zanón.
Entre bromas y referencias cruzadas que casi solo ellos
entienden, abren en canal la realidad que les rodea.
Sus caminos han
confluido pero sus periplos no pueden ser más distintos.
Andreu Martín
llegó al género desde el guion de cómic, porque era lo que quería hacer
de siempre, y desde su triunfo con Prótesis (1980) no ha
parado.
Cuando escribe busca la manera de explicar situaciones, una
historia, y luego desarrolla a los personajes adecuados para ello.
"¡He vivido épocas de la novela negra tan de sequía, con libros tan malos, tan lamentables!"
Andreu Martín
Zanón no tiene mucho apego a las etiquetas, llegó al género
negro casi por casualidad, desde la abogacía y la poesía, y crea
personajes complejos y cerrados porque le gusta que sepan dónde ir y qué
hacer, como una especie de catarsis contra su propia indefinición
personal
. Eso sí, los dos creen en el conflicto como motor de las
historias y en cierta idea de justicia y celebran el buen momento que
atraviesa lo negro y criminal, también en España.
ANDREU MARTÍN: Lo veo estupendo.
He vivido
épocas tan de sequía, con libros tan malos, tan lamentables, que esta
época de buenos libros, con muchos festivales en los que tiramos
confeti, me hace feliz.
Y que traigan el champagne.
"Preveo que la novela negra empiece a caer mal, que empecemos a ser la música disco de los ochenta"
Carlos Zanón
CARLOS ZANÓN: Yo para tocar las pelotas un
poco.
. Si hablamos de libros, creo que es un bueno momento, estoy
leyendo buenos libros.
Pero también veo un movimiento de las fuerzas del
exterior, una saturación por parte de otros géneros, otros escritores,
otros medios que están un poco hartos de que la novela negra esté tan
presente y se lleve tantos premios.
Y lo entiendo.
Preveo que la novela
negra empiece a caer mal, que empecemos a ser la música disco de los
ochenta, cuando los pelos a lo afro y los trajes dorados dejaron de
llevarse.
A. M: El peligro es que dejase de ser una
moda, como en los ochenta, y desapareciera.
Lo que me gusta creer es que
ha llegado a su sitio como producto cultural y no se va a apear de las
librerías, que va a pasar como en Francia.
En ese momento me encontré
solo, como un resistente, el único que seguía escribiendo novela negra. Y
espero que esto se supere porque demuestra la pobreza cultural de
España
. Lo que se ve como el boom de la novela negra de los ochenta fue
un pedo y ya está.
Se conocen, se respetan, se admiran. Sus nombres marcan dos
épocas de la novela negra española. Su capacidad para diseccionar los
males de la sociedad a través de sus libros convierte cualquier
conversación en una radiografía de los peligros que nos acechan. Y en
una diversión, claro, porque Andreu Martín (Barcelona, 1949) y Carlos Zanón (Barcelona, 1966) son amigos, no necesitan un round de calentamiento, entran directos al grano. Martín (premio Pepe Carvalho 2011 y premio Hammett 1989, 1993 y 2000) y Zanón (premio Hammett 2015)
celebran en esta charla con EL PAÍS el gran momento que pasa el género,
retan , provocan, se cargan a los clásicos, comparten influencias, se
ríen y enseñan.
Uno escribe desde el miedo; el otro, poeta antes casi que
otra cosa, consciente de que la vida es una derrota. Estamos en BCNegra y
la ciudad respira violencia, literaria, claro. Zanón, autor de novelas
duras y enraizadas en el realismo social como Tarde mal y nunca o Yo fui Johnny Thunders
(RBA) siempre es más provocador en sus respuestas. ¿De dónde viene esa
fascinación por lo violento? “En nuestra sociedad hay una atracción
fuerte por la violencia: en una relación, cuando ves el fútbol, en el
sexo, en los negocios. Es atractiva y adictiva. Afortunadamente, la
sociedad pacta unos límites, pero yo creo que es un error olvidar que en
realidad la violencia nos gusta si la podemos ejercer y controlar
nosotros. Es como cuando se dice: ¿Por qué la gente va a 200 km/h, se
droga, se emborracha? Pues porque si no pasa nada es divertido, ¿vale?”
lanza tirando de su lado más radical.
Andreu Martín intercede, didáctico, con sencillez y el
poder que le otorga ser uno de los padres de la novela negra
contemporánea en España. Acaba de publicar La violencia justa (RBA)
una visión poliédrica y compleja del mundo policial, la atracción por
los bajos fondos y los maltratos. “Siempre he dicho que mata quien
puede, no quien quiere. Eso de que cualquiera puede convertirse en un
asesino no, no, no; por suerte para nosotros, claro”. afirma. “Matar a
alguien debe ser algo muy difícil de llevar durante toda tu vida. Es un
trabajo muy duro que exige determinado tipo de persona. Y los escritores
lo hacemos como fácil”, remata Zanón.
"La violencia es atractiva y adictiva"
Carlos Zanón
Entre bromas y referencias cruzadas que casi solo ellos
entienden, abren en canal la realidad que les rodea. Sus caminos han
confluido pero sus periplos no pueden ser más distintos. Andreu Martín
llegó al género desde el guion de cómic, porque era lo que quería hacer
de siempre, y desde su triunfo con Prótesis (1980) no ha
parado. Cuando escribe busca la manera de explicar situaciones, una
historia, y luego desarrolla a los personajes adecuados para ello.
"¡He vivido épocas de la novela negra tan de sequía, con libros tan malos, tan lamentables!"
Andreu Martín
Zanón no tiene mucho apego a las etiquetas, llegó al género
negro casi por casualidad, desde la abogacía y la poesía, y crea
personajes complejos y cerrados porque le gusta que sepan dónde ir y qué
hacer, como una especie de catarsis contra su propia indefinición
personal . Eso sí, los dos creen en el conflicto como motor de las
historias y en cierta idea de justicia y celebran el buen momento que
atraviesa lo negro y criminal, también en España.
ANDREU MARTÍN: Lo veo estupendo. He vivido
épocas tan de sequía, con libros tan malos, tan lamentables, que esta
época de buenos libros, con muchos festivales en los que tiramos
confeti, me hace feliz. Y que traigan el champagne.
"Preveo que la novela negra empiece a caer mal, que empecemos a ser la música disco de los ochenta"
Carlos Zanón
CARLOS ZANÓN: Yo para tocar las pelotas un
poco.. Si hablamos de libros, creo que es un bueno momento, estoy
leyendo buenos libros. Pero también veo un movimiento de las fuerzas del
exterior, una saturación por parte de otros géneros, otros escritores,
otros medios que están un poco hartos de que la novela negra esté tan
presente y se lleve tantos premios. Y lo entiendo. Preveo que la novela
negra empiece a caer mal, que empecemos a ser la música disco de los
ochenta, cuando los pelos a lo afro y los trajes dorados dejaron de
llevarse.
A. M: El peligro es que dejase de ser una
moda, como en los ochenta, y desapareciera. Lo que me gusta creer es que
ha llegado a su sitio como producto cultural y no se va a apear de las
librerías, que va a pasar como en Francia. En ese momento me encontré
solo, como un resistente, el único que seguía escribiendo novela negra. Y
espero que esto se supere porque demuestra la pobreza cultural de
España. Lo que se ve como el boom de la novela negra de los ochenta fue
un pedo y ya está.
C. Z: También os digo que si alguien quiere la pelota, que venga y nos la quite.
A. M: Esto sí que es desafío y violencia.
C. Z: No, es que me parece muy bien que se quejen,
pero vamos a ver, tú qué me traes, qué libro , qué autor, dices, joder.
Una idea que me gusta es que el género se impone cuando no hay grandes
autores. Si ahora estuvieran en auge escritores como García Márquez e
hicieran novelas que trascendieran, igual se lo llevarían todo. Si hay
más, que traigan novelones, que los leeremos.
Andreu Martín y Carlos Zanón durante la entrevista. LAURA MUÑOZ
Lanzado el desafío, metido el dedo en el ojo, queda hablar de los
clásicos, del principio de todo. Y aquí la estopa se reparte por igual:
Lanzado el desafío, metido el dedo en el ojo, queda hablar de los
clásicos, del principio de todo
. Y aquí la estopa se reparte por igual:
A. M: A mí me gusta mucho Chandler pero
siempre que hablo de él me lo cargo.
Me fascina, pero a veces no
entiendo nada, me pasa como con las películas de Lynch.
Lo que ocurre es
que son clásicos y están para superarlos. Están muy bien para la época
en la que escribían y punto.
C. Z: A Hammett lo leí hace mucho.
Lo primero que leí fue Cosecha roja
en una colección de Bruguera, siempre con la sensación de que no me
había enterado, no había conectado
. Chandler me gustaba por los
diálogos, por la rapidez, pero si es verdad que son cosas anacrónicas
que se quedaron en su sitio.
A. M: No creo que hoy en día haya ningún escritor que tome a Hammett o Chandler como modelos.
C. Z: Pero hay escritores como Philip Kerr que tienen diálogos muy chandlerianos, te están persiguiendo los nazis y estás vacilando con la chica. Venga ya.
A. M: Hay diálogos de Chandler que cabrían en una película de los hermanos Marx.
Mi mujer de explorador polar favorita es Kathleen Scott, la esposa
del célebre capitán Robert Falcon Scott, el hombre que se dejó la vida
en la carrera al Polo Sur. Kathleen, née Bruce (su familia
descendía de Robert the Bruce, rey de Escocia), era una mujer de
temperamento, aventurera y de bonitos ojos azules.
Reputada escultora,
fue amiga de Rodin, de Isadora Duncan, de J. M. Barrie y de Bernard
Shaw. Había probado el opio y utilizaba modelos masculinos desnudos, lo
que ahora nos traerá al pairo pero en su eduardiana época hacía arquear
más de una ceja
. Estaba considerada una de las mujeres peor vestidas de
su tiempo y sin embargo los hombres —que siempre hemos sabido mirar más
allá de la ropa— la encontraban enormemente atractiva.
Mientras su
marido se medía heroicamente con las frías soledades antárticas,
Kathleen tuvo un tórrido romance con Fridtjof Nansen, otro de los
grandes exploradores polares.
A la vista de su gusto en materia de
hombres uno diría que su postre preferido era el sorbete.
Algunos
historiadores dudan de que Kathleen y Nansen pasaran a mayores pero eso
me parece incompatible, además de con la naturaleza humana, con la
incandescencia que desprenden las cartas del noruego, capaces de fundir
un iceberg.
En fin, mi atracción por Kathleen no radica (solo) en esos
asuntos sino en detalles de su biografía como que una vez ayudó a
desenterrar un sarcófago con tres momias
Decía que mi mujer favorita de explorador polar es Kathleen Scott (para
un compendio de las más conocidas, entre ellas las de Shackleton y
Franklin, véase Heart of the hero, the remarkable women who inspired the great polar explorers, de Kari Herbert), pero entiendo y comparto —y más después de ver su conmovedora y bellísima película Nadie quiere la noche—
la atracción de Isabel Coixet por Josephine (Jo) Peary, la esposa de
Robert E. Peary.
Todo lo que cuenta la cineasta de esa valiente mujer en
su película, incluidas las congeladas enaguas de Juliette Binoche, es
cierto, con alguna licencia narrativa.
En realidad, no fue en un iglú
donde Josephine pasó un invierno ártico con una joven esquimal (ahora
diríamos inuit) embarazada de su marido, que ya es lío
. Fue, en
condiciones no mucho mejores, en el barco Windward atrapado por
el hielo en Payor Harbour, Groenlandia.
La chica esquimal se llamaba
Aleqasina y el pillo explorador había iniciado la relación cuando ella
era menor
. Sobrevivió para tener otros tres hijos, incluido un segundo
ilegítimo de Peary, esa joya de hombre. Y es que Jo se casó con el
explorador polar humanamente más deplorable.
Si todos sus colegas fueron
como él hombres obsesionados con las conquistas (polares) y consagrados
a sus carreras —un patrón muy masculino, cierto, solo falta el fútbol—,
Peary fue además un déspota ególatra y racista.
Jo se lo aguantó todo y
participó en sus expediciones, comiendo foca y disparando, con notable
puntería, a las morsas hostiles.
Pero uno piensa que en contacto con la
fría y egoísta voluntad de su marido, hacía tiempo que a ella el corazón
—y no solo los pies— se le había helado..