Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

3 feb 2016

Mariló Montero avergüenza a los sindicatos de TVE por sus dos últimas entrevistas políticas

El sindicato UGT de RTVE ha dado un paso al frente y ha pedido medidas urgentes para acabar con lo que considera una "manipulación" de la televisión pública.
 Y lo ha hecho con un comunicado en el que apunta directamente a la presentadora de 'La Mañana de La 1', la célebre Mariló Montero.
En un comunicado, considera que la periodista realiza preguntas "acusatorias" y está "entregada a la tarea de dinamitar cualquier posible pacto PSOE-PODEMOS", para lo que está empleando, a su juicio, "las mismas mentiras y medias verdades que tanto se escuchan en el tea party mediático, saltándose el Estatuto de RTVE y los principios más básicos que deberían presidir la labor de cualquier profesional de la información.
El sindicato se refiere fundamentalmente a dos de las últimas entrevistas políticas que ha realizado, una a la diputada de Unidad Popular Sol Sánchez y otra a la Secretaria de
 

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Vargas Llosa: «Este ha sido el año más feliz de mi vida»

Vargas Llosa: «Este ha sido el año más feliz de mi vida»
El premio nobel de Literatura Mario Vargas Llosa asegura que este último año, en el que inició una relación con la española Isabel Preysler, ha sido el "más feliz" de su vida y que su divorcio está casi resuelto "y de manera amistosa".
 En una entrevista exclusiva con el semanario español ¡Hola!, la primera conjunta de la pareja, el escritor y la que fuera primera esposa del cantante Julio Iglesias hablan de su relación sentimental y de sus planes de futuro.
"Este ha sido el año más feliz de mi vida ¿No se me ve acaso feliz a mí?", afirma el nobel, de 79 años, quien acudió junto a su pareja a un acto de carácter publicitario en Valencia relacionado con una de las firmas españolas que promociona Preysler.
"Esto que nos sucedió a nosotros fue inesperado.
No era algo que nos imaginábamos que fuera a ocurrir, pero ocurrió.
 Estamos en una etapa muy bonita, muy feliz dando los pasos que se van dando, cuando se han de dar", agrega el escritor hispano-peruano a la revista, que reveló el romance hace casi un año.

De origen filipino, Isabel Preysler quedó viuda de su tercer esposo, el ex ministro socialista español Miguel Boyer, hace más de un año.
 Tiene tres hijos con Julio Iglesias; una de su segundo esposo, el aristócrata español Carlos Falcó, y otra de Boyer.
El nobel de Literatura tramita actualmente el divorcio de su segunda esposa, su prima Patricia Llosa, con la que tuvo tres hijos.
Al ser preguntado sobre su separación, Vargas Llosa asegura que su divorcio "ya está casi resuelto, y de manera amistosa, felizmente".
"Para la familia no ha sido fácil.
 La situación los tomó por sorpresa. No esperaban que surgiera algo como esto a estas alturas de mi vida", precisa el novelista.
Preysler, de 64 años, anuncia que asistirán juntos el próximo sábado en Madrid a la ceremonia de los premios Goya del cine español, en la que el escritor entregará el galardón al mejor guión.
Preguntado por el futuro de su relación, Vargas Llosa dice:
 "El próximo paso se dará cuando tenga que darse. En este momento estamos viviendo con tranquilidad, disfrutando mucho de esta etapa.
 Nos reímos mucho juntos, nos entendemos muy bien, nos queremos mucho". Efe

DiCaprio: "Hollywood ha sido ignominiosamente racista con los indígenas".............................. Mateo Sancho

Su interpretación al límite en 'El renacido' (viernes estreno) puede darle su primer Oscar.

 En esta entrevista se muestra muy crítico con su sector.

Dicen que mamá DiCaprio llamó a su hijo Leonardo porque, llevándolo en su vientre, sintió cómo daba una patada delante de una pintura de Leonardo Da Vinci. 

Estaba llamado a ser artista, qué duda cabe. Pero, escuchándolo hablar hoy, parece raro que una de las estrellas más grandes del firmamento cinematográfico no diera la patada el día que su madre lanzó un papel al suelo o echó el vidrio en el contenedor de la basura orgánica.

 Leonardo DiCaprio está entregado, y de qué manera, a la causa medioambiental.

 Se ha gastado 3,6 millones de dólares (3,3 si lo pasamos a euros) en una casa ecológica en Battery Park, en Nueva York. Donó un millón de dólares (900.000 euros) para salvar el tigre asiático. 

Es miembro de la junta del World Wildlife Fund (WWF). Tiene una fundación con su nombre que se encarga de proteger a las especies en peligro de extinción y ha producido varios documentales para concienciar al público, algunos de ellos bastante buenos. 

Leonardo DiCaprio. JOHN RUSSO

Hollywood ha sido ignominiosamente racista con la población indígena de Estados Unidos. Los ha tratado como una caricatura formada por entes etéreos y espirituales"
Pero aun así, llama la atención su insistencia en cada aparición pública o entrevista.
 ¿Qué le ha dado con el cambio climático a este hombre? ¿Por qué sólo habla de eso, incluso cuando se le pregunta por cuestiones personales o por sus películas? ¿Es una manera de evitar terrenos incómodos mucho más elegante que el veto a las preguntas íntimas (también presentes en esta entrevista, todo sea dicho)? ¿Será la crisis de los 40?
¿O quizá es que, si no fuera por los polos, el Titanic no hubiese chocado con un iceberg y su carrera sería total y absolutamente diferente?
Recibe, guapo a rabiar con traje gris y camisa blanca, a este periodista después de hacerle esperar, como toda estrella que se precie, casi una hora
. La cita es en un hotel de Nueva York con unas vistas privilegiadas que atraen más su mirada que el entrevistador.
 Pero lo más curioso es esa actitud que despliega por momentos, como de joven emprendedor en plena sesión de networking y con algún tic nervioso.
 Está cruzando los dedos para que ese mundo, que seguramente aún lo mira con cierta reticencia, se lo tome en serio, y una de las formas que tiene planeadas para que eso se haga realidad es un documental sobre el cambio climático que está preparando.
 
Leonardo DiCaprio. JOHN RUSSO
Dicen que mamá DiCaprio llamó a su hijo Leonardo porque, llevándolo en su vientre, sintió cómo daba una patada delante de una pintura de Leonardo Da Vinci. Estaba llamado a ser artista, qué duda cabe. Pero, escuchándolo hablar hoy, parece raro que una de las estrellas más grandes del firmamento cinematográfico no diera la patada el día que su madre lanzó un papel al suelo o echó el vidrio en el contenedor de la basura orgánica. Leonardo DiCaprio está entregado, y de qué manera, a la causa medioambiental. Se ha gastado 3,6 millones de dólares (3,3 si lo pasamos a euros) en una casa ecológica en Battery Park, en Nueva York. Donó un millón de dólares (900.000 euros) para salvar el tigre asiático. Es miembro de la junta del World Wildlife Fund (WWF). Tiene una fundación con su nombre que se encarga de proteger a las especies en peligro de extinción y ha producido varios documentales para concienciar al público, algunos de ellos bastante buenos.
Hollywood ha sido ignominiosamente racista con la población indígena de Estados Unidos. Los ha tratado como una caricatura formada por entes etéreos y espirituales"
Pero aun así, llama la atención su insistencia en cada aparición pública o entrevista. ¿Qué le ha dado con el cambio climático a este hombre? ¿Por qué sólo habla de eso, incluso cuando se le pregunta por cuestiones personales o por sus películas? ¿Es una manera de evitar terrenos incómodos mucho más elegante que el veto a las preguntas íntimas (también presentes en esta entrevista, todo sea dicho)? ¿Será la crisis de los 40? ¿O quizá es que, si no fuera por los polos, el Titanic no hubiese chocado con un iceberg y su carrera sería total y absolutamente diferente?
Recibe, guapo a rabiar con traje gris y camisa blanca, a este periodista después de hacerle esperar, como toda estrella que se precie, casi una hora. La cita es en un hotel de Nueva York con unas vistas privilegiadas que atraen más su mirada que el entrevistador. Pero lo más curioso es esa actitud que despliega por momentos, como de joven emprendedor en plena sesión de networking y con algún tic nervioso. Está cruzando los dedos para que ese mundo, que seguramente aún lo mira con cierta reticencia, se lo tome en serio, y una de las formas que tiene planeadas para que eso se haga realidad es un documental sobre el cambio climático que está preparando.
Qué tiempos. Un imberbe DiCaprio con 20 años en una de sus primeras películas, 'Diario de un rebelde' (1995). Cordon
“Cuando estaba en la escuela, soñaba con ser biólogo o actor.
 Al final acabó ganando la segunda opción, aunque después de Titanic [en 1997] decidí que necesitaba un descanso.
 Fue muy intenso, no el rodaje, que me encantó, sino lo que sucedió alrededor.
 Entonces me refugié en mi otra gran pasión, que era el medioambiente”, alerta.
“Trabajé a largo plazo, conseguí financiación, me convertí en activista y creé una fundación.
Te voy a ser sincero: si me paras por la calle, la única cosa de la que quiero hablar es del cambio climático”. ¿Me lo dice o me lo cuenta?
“Lo que está sucediendo en este momento de la historia es uno de los puntos de inflexión más grandes que haya visto en mi vida.
 Las temperaturas del pasado julio fueron las más altas en los registros históricos.
 En Los Ángeles ha habido, en octubre, una ola de calor sin precedentes.
 Estamos en este gigantesco momento crítico y la cuestión es: ¿hasta qué punto? ¿Cuándo será demasiado tarde?”.

Antes de que podamos cambiarle de tema, se pone a explicar que ahora mismo está haciendo un documental sobre la cuestión en 15 países
. “Estamos a punto de ir a India y a China. Espero que los expertos de cada campo me concedan entrevistas.
 Es el momento más loco de la historia desde que existen registros sobre las temperaturas”. Pausa: “Es mi gran pasión, algo en lo que he estado involucrado los últimos 15 años. Y no es que sea una época emocionante para hablar de ello, sino que es más bien aterradora. Yo voy a hacer todo lo posible para que la gente se conciencie y se involucre”.
 Y así todo el rato.
En realidad podríamos remontarnos bien lejos con esta vena naturalista. Sus documentales tratan de tiburones (Worst shark attack ever), vacas (Cowspiracy: the sustainability secret, en realidad es más bien sobre las carnes procesadas) y gorilas (Virgunga). Este último es, con diferencia, el más logrado. Y no hay que olvidar que, aunque pocos se acuerden y a él tampoco le guste reivindicarlo, su primera aparición en la pantalla fue, allá por 1989, en la serie de televisión La nueva Lassie.
Sin embargo, después de haber sido el lobo de Wall Street o haber interpretado a una auténtica bestia parda como Howard Hughes en El aviador, llega su papel salvaje definitivo con El renacido, la nueva cinta del mexicano de moda, Alejandro González Iñárritu (Birdman), cuyo estreno en España está previsto para el próximo 5 de febrero.
 En ella, interpreta a Hugh Glass, un hombre que, en la segunda década del siglo XIX, tuvo un hijo con una nativa americana y luchó contra los blancos para defender a su retoño. 
 En este filme, DiCaprio gruñe, grita, jadea y apenas habla (cuando lo hace, es muchas veces en lenguas de nativos americanos).
 Es la época en que los primeros europeos se enfrentaban a esa nueva tierra, el Nuevo Mundo, y su entorno impenetrable
. El actor pasa de la felicidad a la venganza y de ahí, a la revelación.
 Todo un reto interpretativo que, de paso, le enfrenta a su héroe personal: la madre naturaleza.
 ¿Cómo fue rodar un filme tan marcado por el paisaje? Es una película única y una historia muy lineal, radicalmente directa.
 Un hombre en manos de la muerte y de la naturaleza, que sobrevive a esos elementos, que encuentra su destino y, también, algo más profundo dentro de sí mismo. 
Pero, por otro lado, se desarrolla en un periodo de la historia de Estados Unidos que yo creo que nunca ha sido mostrado en cine: el momento en que este país era como el Amazonas, un terreno ignoto, cuando el capitalismo empezó a moverse hacia el Oeste.
 Era antes de la fiebre del oro y de la del petróleo; era la primera incursión del hombre blanco en la población indígena y su primer intento de llevarse las riquezas a Europa.
 Y claro, matamos los animales, reubicamos a los indígenas, nos follamos a sus mujeres y talamos los árboles.
Pero el propio Alejandro González Iñárritu asegura que, más allá de la cuestión histórica, esta película es sobre todo un camino emocional de un padre hacia su hijo. ¿Comparte esa idea? Esta película lo es todo
. Es cierto que no hay apenas registros históricos de este periodo, pero esto va de hombres en busca de una vida, de una forma de sobrevivir.
 Así es mi personaje: un hombre al que la guerra le ha afectado profundamente, que se enamora de una mujer indígena y, juntos, tienen un hijo mestizo al que debe proteger. 
Su hijo es parte de esa raza que será diezmada sistemáticamente. 
Deben desaparecer y, cuando al final pierde al niño, lo deja todo y empieza una historia de venganza, que luego deja de serlo para convertirse en algo más poético y existencial, algo donde la naturaleza juega un papel determinante
. Es lo más parecido a un documental que he hecho. Ha sido como penetrar en el corazón de las tinieblas.
 Sabíamos que entrábamos en algo que era una cosa y que, en algún momento, iba a convertirse en otra
. Es muy difícil concretar de qué va todo, qué quiere contar o qué significa.
 Pero es lo más cercano a una épica poética que se haya visto en el cine reciente.
 No creo que aún se hagan muchas películas así.
 Hay muy pocos cineastas con el talento o el permiso necesarios. Pero Alejandro es uno de ellos
. Que le dejen plantear el filme como una obra de arte y le den un presupuesto tan elevado como este es algo excepcional. 
Su interpretación al límite del explorador Hugh Glass en 'El renacido' puede llevarle al Oscar. Cordon
¿Es esta también la visión más realista de los nativos americanos? ¿Era ese el mensaje que más le interesó? Hollywood ha sido ignominiosamente racista con la población indígena de Estados Unidos.
 Los ha tratado como una caricatura formada por entes etéreos y espirituales. Aquí son personas reales que intentan sobrevivir como pueden.
 Son personajes de carne y hueso, honorables en muchos sentidos, pero también tienen sus defectos. Y también hay un mensaje medioambiental interesante, aunque no sea lo más importante.
Me gustaría hacer la gran película de nuestro tiempo sobre medioambiente, pero es muy complicado encontrar algo que no parezca forzado o amanerado.
 Es difícil encontrar un guion magistral y que a la vez conciencie a la gente sobre el deterioro ambiental a través de este gran arte.
 No haría una película sobre el medioambiente sin más: sigo esperando el título definitivo sobre el tema. De la misma manera que hice esta película por mucho más que su posible mensaje sobre la necesidad de preservar el entorno.
Al actuar de esta manera tan visceral, casi animal, ¿ha rescatado el método intuitivo de interpretación de cuando era un niño prodigio del cine, en la época de ¿A quién ama Gilbert Grape? (cinta por la que consiguió en 1993 la primera de sus cuatro infructuosas candidaturas al Oscar), o ha ido desarrollando con el tiempo un método más racional? He aprendido mucho a lo largo de los años
. Cuando eres muy joven y logras trabajar con gente fantástica, te afecta.
Te preparas para estar a su altura y eso te cambia.
 Tenía 15 años cuando trabajé con Robert DeNiro [en Vida de este chico, en 1993], y antes de llegar al set vi todas sus películas a modo de investigación.
Descubrí lo específico que era, los momentos que extraía de detalles muy pequeños. Cambió mi vida.
Después de 'Titanic' [en 1997] decidí que necesitaba un descanso. Fue muy intenso, no el rodaje, que me encantó, sino lo que sucedió alrededor. Entonces me refugié en mi otra gran pasión, que era el medioambiente"
También fue importante cuando trabajé con Daniel Day-Lewis en Gangs of New York [2002]. Para mí, es el mejor actor vivo.
 Luego, como soy amante del cine y me gusta que se hagan las mejores películas posibles, le puse en contacto con Steven Spielberg para que interpretara a Lincoln como nadie más podía [Lincoln, de 2012, fue la única película de Spielberg en recibir un Oscar al mejor actor].
Y como cualquier artista, también vas probando cosas nuevas
. Algunas llevan más preparación y otras son más cuestión de saber reaccionar. En esta película he preparado poco, si te soy honesto.
Pero tenía que lidiar con los elementos de la naturaleza, que es un personaje indomable, y eso sólo podía hacerlo sobre el terreno. Como la naturaleza también cuenta la historia, debía reaccionar a ese entorno.
No se podía planear mucho. Es una forma muy primaria de contar algo
. No hay casi diálogo, y contar un relato interior con muy poca articulación verbal era un reto muy interesante. Nunca había tenido la oportunidad de hacer algo así.
Suena a Oscar otra vez. Venga [ríe]. Lo bueno de todo esto de los premios es que nunca depende de mí.
Yo todo lo que intento es hacer buenas películas. Y me siento muy afortunado de poder seguir haciéndolas. Con lo que ha cambiado el cine… Mire Netflix, iTunes, HBO… Hay muchos factores que están transformando la forma de hacer cine.
 Y va a seguir cambiando. Yo sólo quiero seguir participando en obras de arte que tengan buen presupuesto y que perduren.
 No sé cuántas oportunidades vamos a tener para seguir haciéndolas.
 Sólo una o dos películas de alto presupuesto pueden considerarse arte al año, y siento que en los últimos tiempos yo he hecho algunas de ellas
. No sé de cuántas más voy a poder formar parte.
Siempre va a haber un público concreto para según qué cineastas: Alejandro [Iñárritu], Martin [Scorsese] o Quentin [Tarantino], por ejemplo.
 Pero cada vez es más difícil.
    Si le comentas que su interpretación en 'El renacido' suena a Oscar, el actor responde, con ironía
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Si le comentas que su interpretación en 'El renacido' suena a Oscar, el actor responde, con ironía y riéndose: "Venga...".
¿También es cada vez más difícil ser famoso en el mundo de hoy, con todas las vías de acceso a la intimidad de las personalidades públicas? Ha cambiado mucho. Pero yo también. Cuando tenía 21 años, que fue mi primera experiencia con la fama, me parecía todo muy extraño. Era como estar en mi propia película. Ahora estoy más acostumbrado, porque realmente forma parte de mi vida, aunque también es cierto que jamás llegas a sentirte completamente cómodo en determinados ambientes. Es muy raro que tu vida se convierta en un Show de Truman, con cámaras por todas partes. No importa que no lleves vida de famoso. Si hay un evento, tienes 20 cámaras enfocándote, y eso pasa al dominio público casi inmediatamente. Nunca antes había ocurrido eso.
Pero la fama le llegó muy temprano. ¿Se acuerda más o menos de cómo era ser una persona normal? Era todo mucho más sencillo que ahora. Era estar aislado en mi barrio. Es curioso, porque vivía en Los Ángeles, pero la industria del cine no estaba presente en nuestra casa. Aunque mi hermano era un actor ocasional, nunca me sentí parte de ese mundo. Si no fuera porque estaba muy presente en las ambiciones del resto, creo que nunca lo hubiese deseado. A veces lo echo de menos, pero he podido hacer muchas cosas como artista. Ese es el precio a pagar.
Entre el acoso y el compromiso, ¿qué queda para la diversión? Sí, claro [habla, por primera vez, con una mirada pícara]. Desde luego, encuentro maneras de divertirme. Vaya si las encuentro.
 
 

2 feb 2016

La heroína y la empanada mental...................................................................Álvaro Corazón Rural

Fotografía: Apetitu (CC).
Fotografía: Apetitu (CC).
Dijo el sabio que todas las generaciones se creen el eje de la historia.
 Un sentimiento absurdo que no conduce a nada bueno conforme se envejece
. Los viejos rockeros nunca mueren, pero dan mucho mal.
 En el caso que nos ocupa, el del boom español de la heroína de finales de los setenta y principios de los ochenta, no es extraño encontrarnos con el delirio de que todo aquello respondía a un plan maestro.
 Había que anular a esa juventud contestataria, una amenaza potencial para el sistema, y los poderes fácticos introdujeron la heroína a gran escala donde más revolucionaria era.
 Hay mucha egolatría en esa percepción de la propia generación.
 Hasta cierto mesianismo.
 Un exceso tanto en la atribución de peligrosidad para la jerarquía social como en la falta de asunción de responsabilidad en las consecuencias del consumo irresponsable de drogas
. Pero es un mito asumido por mucha gente.
 Por los supervivientes que se quieren dar lustre, por el yonqui que en esa teoría pasa a ser una víctima, herido de guerra nada menos, y por los palmeros de las conspiraciones políticas que, a fuerza de repetirlo con toda naturalidad y pleno convencimiento, se la cuelan a los que vienen detrás. 
Comentamos en su día cuando apareció Fariña de Nacho Carretero, la guía sobre el narcotráfico gallego de cocaína, que había que complementar su lectura con ¿Nos matan con heroína? (Libros Crudos, 2015) de Juan Carlos Usó, otro trabajo meticuloso y desapasionado que recorre los años duros de la epidemia del caballo con el fin expreso de desmontar la aludida leyenda urbana de que esta droga fue empleada como arma de Estado. 
Un asunto, nos explica, por el que pasó «de puntillas» cuando publicó su Drogas y cultura de masas; España 1855-1995 y al que quería meter mano seriamente.
Este trabajo comienza con un repaso histórico a las acusaciones de intoxicación a gran escala de un pueblo. 
Porque los nacionalistas vascos no fueron los primeros. Karl Marx y Friedrich Engels ya acusaron a Inglaterra en el siglo XIX de inundar China de opio
. Eso sí, Usó añade el matiz de que la propia Inglaterra era entonces una gran importadora de opio turco e indio y que su venta era libre en las farmacias del reino como opio, láudano o morfina.
 De modo que cuando llegaron noticias del decreto imperial chino que imponía penas de muerte por estrangulamiento a todo traficante o usuario de opio, la información fue recibida «con asombro y estupor» por la opinión pública británica.
 El autor explica que antes de un «plan maquiavélico» para apoderarse del Imperio chino mediante un «envenenamiento sistemático de la población», habría que preguntarse por qué el opio ya causaba antes tanta pasión entre los chinos. Si no tendría que ver con su necesidad de evadirse de una vida plagada de miseria y penurias
. O también con la mera necesidad del Gobierno británico de nivelar su balanza comercial con China.
 En cualquier caso, cuando Marx y Engels protestaron, condenaron al «asesino inglés» pero también al «suicida chino» 
. Lo plantearon como una responsabilidad compartida.
Después la heroína pasó a ser un «arma terrible del fascismo japonés», su empleo contra el enemigo «un refinamiento de crueldad» y, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, las acusaciones se dieron la vuelta y recayeron sobre la antigua víctima, los chinos, que ahora pasaban a verdugos.
 Vicisitudes de hacerse comunista.
 Primero, se decía, el maoísmo pretendía minar la sociedad occidental distribuyendo opiáceos por todo el orbe, como si fueran supervillanos de tebeo.
 Después, que los norcoreanos, maoístas de pro, empleaban narcóticos para que sus tropas obedecieran órdenes ciegamente. En 1960, Estados Unidos llegaba a acusar formalmente a Cuba de ayudar a China en su plan para inundar Estados Unidos de drogas
. Nuestro diario ABC habló de «opio rojo» hasta 1970, aunque en 1972 lo que se puso de manifiesto fue que la CIA estaba implicada en operaciones de narcotráfico en las guarrerías que tenían montadas por Indochina.
¿Cuál fue el papel geopolítico de la heroína en aquellos años? Usó nos responde: 

La guerra de Vietnam obró el efecto de poner en contacto directo a la mayor zona productora de heroína del planeta con el principal país consumidor del producto en aquellos momentos. 
Y esto fue así en sentido literal, hasta el punto de que durante años la heroína procedente el sudeste asiático entraba en Estados Unidos en los ataúdes que se utilizaban para repatriar los cadáveres de los soldados norteamericanos. 
 Por no mencionar el hecho de que la Central Intelligence Agency (CIA), al igual que había hecho anteriormente su equivalente francés, el Service de Documentation Extérieure etde Contre-Espionnage (SDECE), aprovechó la coyuntura que ofrecía el conflicto bélico para involucrarse en el tráfico de opio y heroína con el fin de financiar operaciones encubiertas y apoyar económicamente a guerrillas, paramilitares y ejércitos irregulares de signo anticomunista.
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Fotografía: José María Mateos (CC).
En este mismo sentido habría que entender las operaciones que los servicios de inteligencia americanos desarrollaban en su propio territorio. 
El programa CointelPro, dedicado expresamente a «incrementar el faccionalismo, causar confusión y conseguir deserciones» en grupos antisistema para «exponer, desbaratar, descarriar, desacreditar o de lo contrario neutralizar» sus actividades
. El ejemplo más comentado es el de los Panteras Negras, que fueron un objetivo del CointelPro, pero como también lo fueron el Ku Klux Klan, el Partido Comunista de EE.UU., el Partido Nazi Americano y otros.
 La droga podía estar presente en esta guerra sucia, pero más bien para fabricar acusaciones o forzar detenciones. Hasta llegaron a plantar marihuana en el jardín de alguno, cita el libro
. Un uso de la droga que dista mucho del fomento interesado y consciente del envenenamiento de un grupo social. No obstante, sobre el evidente elevado consumo de heroína en los barrios negros, 
Usó sostiene que el caballo ya circulaba por sus calles desde hacía décadas y que, tras consumarse las escisiones en los Panteras Negras y desarticularse el movimiento, el lugar que dejó su red asistencial la ocuparon matones y camellos que se convirtieron en los nuevos modelos a imitar, lo que agravó el problema.
El quid de la cuestión es que lo que causaba el consumo de heroína era la demanda, que ya existía
. Había factores culturales que la estimulaban y la llegada de miles de soldados que se habían enganchado en el sudeste asiático también contribuyó. 
Pero fundamentalmente, lo que se esfuerza por subrayar el autor, es que el factor verdaderamente determinante para que existiera esa demanda era la prohibición: 
«El valor simbólico que se le atribuye a la heroína viene determinado por su condición de fruto prohibido. Podemos decir que en Estados Unidos durante los setenta era una sustancia rodeada de un glamur y una fama que fue perdiendo en los ochenta para pasar a ser percibida como una droga de zombis y de perdedores… Sin embargo, la heroína no es un arma, sino un fármaco proscrito y exiliado a la fuerza de su lugar de origen: las farmacias»

La heroína y la empanada mental

Publicado por
Fotografía: Apetitu (CC).
Fotografía: Apetitu (CC).
Dijo el sabio que todas las generaciones se creen el eje de la historia. Un sentimiento absurdo que no conduce a nada bueno conforme se envejece. Los viejos rockeros nunca mueren, pero dan mucho mal. En el caso que nos ocupa, el del boom español de la heroína de finales de los setenta y principios de los ochenta, no es extraño encontrarnos con el delirio de que todo aquello respondía a un plan maestro. Había que anular a esa juventud contestataria, una amenaza potencial para el sistema, y los poderes fácticos introdujeron la heroína a gran escala donde más revolucionaria era. Hay mucha egolatría en esa percepción de la propia generación. Hasta cierto mesianismo. Un exceso tanto en la atribución de peligrosidad para la jerarquía social como en la falta de asunción de responsabilidad en las consecuencias del consumo irresponsable de drogas. Pero es un mito asumido por mucha gente. Por los supervivientes que se quieren dar lustre, por el yonqui que en esa teoría pasa a ser una víctima, herido de guerra nada menos, y por los palmeros de las conspiraciones políticas que, a fuerza de repetirlo con toda naturalidad y pleno convencimiento, se la cuelan a los que vienen detrás.
Comentamos en su día cuando apareció Fariña de Nacho Carretero, la guía sobre el narcotráfico gallego de cocaína, que había que complementar su lectura con ¿Nos matan con heroína? (Libros Crudos, 2015) de Juan Carlos Usó, otro trabajo meticuloso y desapasionado que recorre los años duros de la epidemia del caballo con el fin expreso de desmontar la aludida leyenda urbana de que esta droga fue empleada como arma de Estado. Un asunto, nos explica, por el que pasó «de puntillas» cuando publicó su Drogas y cultura de masas; España 1855-1995 y al que quería meter mano seriamente.
Este trabajo comienza con un repaso histórico a las acusaciones de intoxicación a gran escala de un pueblo. Porque los nacionalistas vascos no fueron los primeros. Karl Marx y Friedrich Engels ya acusaron a Inglaterra en el siglo XIX de inundar China de opio. Eso sí, Usó añade el matiz de que la propia Inglaterra era entonces una gran importadora de opio turco e indio y que su venta era libre en las farmacias del reino como opio, láudano o morfina. De modo que cuando llegaron noticias del decreto imperial chino que imponía penas de muerte por estrangulamiento a todo traficante o usuario de opio, la información fue recibida «con asombro y estupor» por la opinión pública británica. El autor explica que antes de un «plan maquiavélico» para apoderarse del Imperio chino mediante un «envenenamiento sistemático de la población», habría que preguntarse por qué el opio ya causaba antes tanta pasión entre los chinos. Si no tendría que ver con su necesidad de evadirse de una vida plagada de miseria y penurias. O también con la mera necesidad del Gobierno británico de nivelar su balanza comercial con China. En cualquier caso, cuando Marx y Engels protestaron, condenaron al «asesino inglés» pero también al «suicida chino». Lo plantearon como una responsabilidad compartida.
Después la heroína pasó a ser un «arma terrible del fascismo japonés», su empleo contra el enemigo «un refinamiento de crueldad» y, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, las acusaciones se dieron la vuelta y recayeron sobre la antigua víctima, los chinos, que ahora pasaban a verdugos. Vicisitudes de hacerse comunista. Primero, se decía, el maoísmo pretendía minar la sociedad occidental distribuyendo opiáceos por todo el orbe, como si fueran supervillanos de tebeo. Después, que los norcoreanos, maoístas de pro, empleaban narcóticos para que sus tropas obedecieran órdenes ciegamente. En 1960, Estados Unidos llegaba a acusar formalmente a Cuba de ayudar a China en su plan para inundar Estados Unidos de drogas. Nuestro diario ABC habló de «opio rojo» hasta 1970, aunque en 1972 lo que se puso de manifiesto fue que la CIA estaba implicada en operaciones de narcotráfico en las guarrerías que tenían montadas por Indochina.
¿Cuál fue el papel geopolítico de la heroína en aquellos años? Usó nos responde:
La guerra de Vietnam obró el efecto de poner en contacto directo a la mayor zona productora de heroína del planeta con el principal país consumidor del producto en aquellos momentos. Y esto fue así en sentido literal, hasta el punto de que durante años la heroína procedente el sudeste asiático entraba en Estados Unidos en los ataúdes que se utilizaban para repatriar los cadáveres de los soldados norteamericanos. Por no mencionar el hecho de que la Central Intelligence Agency (CIA), al igual que había hecho anteriormente su equivalente francés, el Service de Documentation Extérieure etde Contre-Espionnage (SDECE), aprovechó la coyuntura que ofrecía el conflicto bélico para involucrarse en el tráfico de opio y heroína con el fin de financiar operaciones encubiertas y apoyar económicamente a guerrillas, paramilitares y ejércitos irregulares de signo anticomunista.
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Fotografía: José María Mateos (CC).
En este mismo sentido habría que entender las operaciones que los servicios de inteligencia americanos desarrollaban en su propio territorio. El programa CointelPro, dedicado expresamente a «incrementar el faccionalismo, causar confusión y conseguir deserciones» en grupos antisistema para «exponer, desbaratar, descarriar, desacreditar o de lo contrario neutralizar» sus actividades. El ejemplo más comentado es el de los Panteras Negras, que fueron un objetivo del CointelPro, pero como también lo fueron el Ku Klux Klan, el Partido Comunista de EE.UU., el Partido Nazi Americano y otros. La droga podía estar presente en esta guerra sucia, pero más bien para fabricar acusaciones o forzar detenciones. Hasta llegaron a plantar marihuana en el jardín de alguno, cita el libro. Un uso de la droga que dista mucho del fomento interesado y consciente del envenenamiento de un grupo social. No obstante, sobre el evidente elevado consumo de heroína en los barrios negros, Usó sostiene que el caballo ya circulaba por sus calles desde hacía décadas y que, tras consumarse las escisiones en los Panteras Negras y desarticularse el movimiento, el lugar que dejó su red asistencial la ocuparon matones y camellos que se convirtieron en los nuevos modelos a imitar, lo que agravó el problema.
El quid de la cuestión es que lo que causaba el consumo de heroína era la demanda, que ya existía. Había factores culturales que la estimulaban y la llegada de miles de soldados que se habían enganchado en el sudeste asiático también contribuyó. Pero fundamentalmente, lo que se esfuerza por subrayar el autor, es que el factor verdaderamente determinante para que existiera esa demanda era la prohibición: «El valor simbólico que se le atribuye a la heroína viene determinado por su condición de fruto prohibido. Podemos decir que en Estados Unidos durante los setenta era una sustancia rodeada de un glamur y una fama que fue perdiendo en los ochenta para pasar a ser percibida como una droga de zombis y de perdedores… Sin embargo, la heroína no es un arma, sino un fármaco proscrito y exiliado a la fuerza de su lugar de origen: las farmacias».
En España, como en Gran Bretaña, también fue legal. En las farmacias de Barcelona se podía encontrar «morfina, éter, hachís, opio y cocaína» y, según el artículo «Los que envenenan. La felicidad está en un tarro de la farmacia» de Mateo Santos, de 1915, en el diario radical Germinal, los adictos eran «pobres borrachos de ideal», que seguían la «pose» bohemia de «determinados espíritus selectos» de aquella época como Verlaine, Baudelaire, Carrere, Bonafoux, etc… Con una oferta ilimitada, la demanda estaba reducida. Como explica Usó:
Nunca hubo mayor oferta de heroína —y de cualquier otra droga— que antes de su prohibición, ya que estaba disponible —totalmente pura y a precios bastante asequibles— en todas las farmacias, y sin embargo no parece que su consumo fuera tan problemático como después de que se generalizaran las políticas prohibicionistas. Para que se dé un aumento del consumo de un producto, sea el que sea, no basta con la existencia de una oferta abundante, hay que estimular la demanda.
En España, conforme la demanda iba aumentando durante los setenta, la heroína o los opiáceos no entraron siempre de contrabando.
 La gran mayoría se consiguieron en las propias farmacias.
 Entre 1975 y 1977, al menos la mitad de las cantidades que intervino la policía procedían de las boticas. Sin embargo no eran noticias que tuviesen demasiada relevancia durante la Transición, cuando en política todos los días pasaba algo.
 El consumo fue repuntando en silencio, mientras el país estaba en vilo con el ruido de sables, el terrorismo, la legalización del PCE y toda aquella efervescencia política.
No obstante,
 Usó sugiere una serie de hitos históricos en la cultura popular que pudieron influir en el crecimiento de la demanda.
 En 1976 se publicó en España Yonqui de William Burroughs, con un detallado y colorido chute en primer plano en la portada.
 En 1977 llegó al mercado español Rock and Roll Animal de Lou Reed con la leyenda en portada «Versión original íntegra incluyendo el tema “Heroin”».
 La prensa contracultural, como las revistas Ajoblanco, Ozono y muy especialmente Star —que incluía testimonios de heroínomanos sobre su cotidiano día a día— empezaron a tratar el tema sin moralismo. ¿Qué ocurrió? En palabras de Usó: «Sin que sepamos muy bien por qué, un número indeterminado de jóvenes decidió empezar a inyectarse antes incluso de tener acceso a la primera dosis de heroína». Hasta el escalofriante o, cuando menos, grimoso uso de la jeringuilla para drogarse «estaba perfectamente interiorizado en un imaginario colectivo que, antes de llegar el consumo masivo, ya había sido aleccionado culturalmente».
Siguiendo con la cronología, el año clave fue 1978, cuando la prensa empezó a dar un tratamiento sensacionalista al problema de la heroína que sufrían otros países europeos, pero todavía no España. «El miedo y la exageración alimentaron el interés y la fascinación de los jóvenes». Se extendió la convicción entre los jóvenes y adolescentes, especialmente interesados en «conductas arriesgadas», de que «algo muy caro, perseguido y peligroso, alberga placeres inmensos».
El primer consumo empezó a darse entre jóvenes de la alta sociedad.
 De hecho, las primeras cantidades confiscadas por la policía en Bizkaia fueron en la margen derecha, donde están los barrios bien. Luego sí que es cierto que el consumo se fue extendiendo y también que la heroína empezó a emplearse en los barrios obreros como antes se tomaba alcohol «para embriagarse, para pertenecer a un grupo social, para adquirir una imagen intimidatoria asociada a conceptos como temeridad, fortaleza o resistencia», explica.
 En las clases populares, muchos jóvenes, tras ver a sus padres pringar toda una vida sin recompensas muy atractivas, habían tomado la decisión de buscarse la vida en lugar de ganársela
. La forma de vida del adicto al caballo encajó como un guante en estos esquemas.
Entre 1979 y 1981, la población reclusa creció más de un 50%.
 En 1984, España fue el país de todo el mundo con más atracos a bancos: 6 239. Un total de 4 014 millones de pesetas. 
«El dinero fácil permitió un consumo exagerado», alude Usó. 
Si bien es cierto que el lamentable espectáculo al que asistieron los españoles en las calles de sus barrios, junto con la aparición del sida, hicieron que a partir de mediados de la década los que se incorporaran al consumo endovenoso fueran solo aquellos que la heroína formaba parte de su ambiente.
De forma simultánea, los cuerpos de Policía y Guardia Civil se iban corrompiendo con esa sustancia tan lucrativa. Se registraron numerosos casos en todo el país, pero el aspecto más escandaloso fue el pago con droga a confidentes, un delito tipificado. 
Esta mala praxis, por referirnos a ella benevolentemente, estuvo tan extendida que hasta el luego ministro de Defensa Eduardo Serra propuso regular estas retribuciones en especie para proteger con una cobertura legal a los agentes que las hicieran.