A sus 64 primaveras y tras quedarse viuda, Isabel Preysler ha abierto
una nueva etapa en su vida junto al Nobel Mario Vargas Llosa después de
treinta años de amistad. La 'reina de corazones' desnuda su alma en la
revista Elle para explicar que siempre ha hecho lo que le ha dado la
gana, hablar de sus ex, mostrarse orgullosa de sus hijos, de cómo se
cuida, de sus pasiones y de sus defectos...
Isabel Preysler redescubre sus secretos
Isabel Preysler vive una nueva etapa en su vida en la
que segura tener el alma "feliz y tranquila". Su máxima actual es buscar
la armonía en todo lo que hace y, sobre todo, dar prioridad a su
familia y a la gente que quiere. Entre éstas personas que ocupan su
núcleo más cercano se ha situado en un lugar privilegiado su novio, el
premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, con quien está muy
ilusionada. La 'reina de corazones', una de las mujeres más
seguidas de nuestro país por su elegancia y por la forma en que ha
vivido su vida, reconoce a sus 64 años que "siempre he hecho lo que me
ha dado la gana, eso sí, un poco maniatada porque mi vida siempre ha
sido juzgada, pero al final he hecho lo que he querido". Lo ha contado a
la revista ELLE. En la imagen vemos a Isabel con un vestido negro de Vicedomini, con collar de oro rosa con topacios, turmalina, prasiolitas y cuarzo fumé de Rabat.
Vargas Llosa, su escritor favorito
Sin aclarar si tiene algo que ver con el estado de su
corazón o no, entre risas, Isabel Preysler responde con una pregunta a
la cuestión de quién es su escritor favorito: "Quién va a ser"... y
añade que "en casa leemos por narices".
A todo esto, también desvela que
el primer libro que leyó del peruano es 'La tía Julia y el escribidor',
precisamente para preparar la entrevista en la que lo vio por primera
vez cara a cara.
Preysler también explica que aunque la gente cree
que sólo lee revistas, lo cierto es que le encantan la literatura: "No
veo películas pero suelo llevar un libro en el bolso"...
Recibir o no un salario mayor por la jornada extra de este mes depende del tipo de contrato y el convenio, entre otras cosas.
Maravillas Delgado
Este año es bisiesto. Tiene un día más y, además, el 29 de febrero
cae en lunes.
Es decir, es un día laborable. ¿Lo cobrarán los
asalariados? ¿Trabajarán de más y no cobrarán? ¿Qué pasa con ese día en
los sueldos?
La respuesta a estas preguntas no es sí o no, ni blanco ni
negro.
Eso dependerá mucho de qué tipo de contrato tiene el trabajador y
del convenio que rija en su empresa y en su sector.
Básicamente, para saber si un asalariado cobrará ese día extra que el
calendario depara cada cuatro años hay qué dicta el convenio colectivo,
si lo hay (sino lo fija el contrato y el Estatuto de los Trabajadores),
y cómo establece la jornada de trabajo (anual, semanal o mensual) y el
sistema de retribución (diario, semanal o mensual). No obstante, antes
de continuar hay que advertir que la llamada “autonomía de las partes”
en la negociación colectiva (empresarios y trabajadores) hace que pueda
haber muchos supuestos.
Si tu convenio fija la jornada anualmente
Cuando el convenio fija anualmente una jornada de trabajo medida en
horas (1.758,6 horas de media pactada en 2015), da igual cuál sea el
sistema de retribución.
A lo largo del año el empleado tiene que
trabajar las horas que fija el convenio.
Una vez se supere ese cómputo,
toda hora trabajada pasará a considerarse como hora extraordinaria. Así
que si este año trabajas más horas por tener un día más, y te pasas de
las estipuladas para un año, las cobrarás.
O, quizá, para que no superes
las horas anuales estipuladas, tengas un día libre más.
Maravillas Delgado
Este año es bisiesto. Tiene un día más y, además, el 29 de febrero
cae en lunes. Es decir, es un día laborable. ¿Lo cobrarán los
asalariados? ¿Trabajarán de más y no cobrarán? ¿Qué pasa con ese día en
los sueldos? La respuesta a estas preguntas no es sí o no, ni blanco ni
negro. Eso dependerá mucho de qué tipo de contrato tiene el trabajador y
del convenio que rija en su empresa y en su sector.
Básicamente, para saber si un asalariado cobrará ese día extra que el
calendario depara cada cuatro años hay qué dicta el convenio colectivo,
si lo hay (sino lo fija el contrato y el Estatuto de los Trabajadores),
y cómo establece la jornada de trabajo (anual, semanal o mensual) y el
sistema de retribución (diario, semanal o mensual). No obstante, antes
de continuar hay que advertir que la llamada “autonomía de las partes”
en la negociación colectiva (empresarios y trabajadores) hace que pueda
haber muchos supuestos.
Si tu convenio fija la jornada anualmente
Cuando el convenio fija anualmente una jornada de trabajo medida en
horas (1.758,6 horas de media pactada en 2015), da igual cuál sea el
sistema de retribución. A lo largo del año el empleado tiene que
trabajar las horas que fija el convenio. Una vez se supere ese cómputo,
toda hora trabajada pasará a considerarse como hora extraordinaria. Así
que si este año trabajas más horas por tener un día más, y te pasas de
las estipuladas para un año, las cobrarás. O, quizá, para que no superes
las horas anuales estipuladas, tengas un día libre más.
El Estatuto de los Trabajadores establece esta posibilidad, la de
fijar la jornada en un número determinado de horas al año, siempre y
cuando no se superen las 40 horas de media a la semana en cómputo anual.
Esto, en principio, daría una suma de 2.080 horas. Sin embargo, a esta
cifra hay que restarle los días de vacaciones y los festivos, con lo que
la cuenta mengua considerablemente.
Si tu contrato se rige por horas a la semana
La situación cambia cuando el convenio fija el tiempo trabajado en
horas a la semana y el sistema de cobro es mensual.
Entonces, como
sucede con los meses de 30 o 31 días, da igual si febrero tiene 28 días o
29, el sueldo será el mismo. Salvo que se dé el caso de que el pacto
entre el empresario y el comité de empresa contemple algún tipo de
complemento salarial por cada día de asistencia al trabajo. Entonces el
sueldo base será el mismo, pero ese complemento reflejará el día
adicional.
Si tu retribución es por días
Hay otra situación posible dentro de una casuística inmensa, la de
quienes tienen fijada su retribución por días, como sucede con quienes
cobran el salario mínimo interprofesional.
En este caso, si el mes tiene
un día más o menos, se refleja en la nómina.
Es decir, en un febrero
correspondiente a un año bisiesto (29 días), el empleado cobra más que
en un febrero normal (28 días).
Otros efectos del año bisiesto
Las implicaciones de un año bisiesto no se quedan solo en el sueldo,
apunta Javier Blasco, director jurídico de Adecco.
También pueden variar
otros conceptos como las indemnizaciones por despido (no es lo mismo
que la base de cálculo para la compensación por rescisión de contrato o
finalización de contrato temporal se haga sobre un sueldo anual de 365
días o de 366) o para las prestaciones por incapacidad temporal (suelen
calcularse sobre el periodo anterior, normalmente, el mes, a la baja
laboral).
No obstante, en este aspecto también hay que tener en cuenta
los programas informáticos que utilizan las empresas, en las que, como
apunta Blasco, no es extraño que se redondee sobre 360 días al año o
meses de 30 días como periodos de referencia.
La presentadora se refiere así al poco control e información que tiene sobre el dinero que gana.
Que nadie se alarme, que lo ha dicho en tono 'madre',
como asombrándose de todo lo que le está pasando a Belén Esteban con la
mala gestión económica que, presuntamente, durante una década, ha
estado haciendo Toño Sanchís.
Ana Rosa se ha sorprendido ante la última información de Antonio Rossi en su matinal de Telecinco. "Los asesores de Belén le han dicho que a este ritmo no tiene dinero para el año que viene, porque no podía hacer frente con la cantidad que le daba Toño Sanchís a todo lo que se venía encima", explicaba Antonio.
Ha sido entonces cuando Quintana ha reaccionado declarando: "De verdad, yo a Belén le pegaba dos tortas". Estás trabajando todos los días y no dices, '¿cuánto estoy ganando?'".
Todo
esto mientras Belén guarda silencio, tal y como le han recomendado sus
abogados. La colaboradora de 'Sálvame' decía hace unos días que no tiene
"miedo ninguno, cada vez estoy más convencida de la verdad porque yo tengo papeles y números".