Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

31 ene 2016

A por ellos ..........................................................................................................Jordi Gracia

Bien por la ley del PP sobre jubilación de autores: la indigencia en la que acabó Celaya pretendía hacer creer que los escritores de éxito pueden acabar viviendo sin nada, sin éxito y sin dinero.

Ya era hora. Por fin una reforma ha logrado poner en su sitio a los escritores
. Después de su jubilación deben decidir qué prefieren: cobrar la pensión que les corresponda o bien mantener los ingresos que haya generado y genere su actividad profesional.
 El intríngulis legal es más complejo pero su sentido es afortunadamente bastante llano: se trata de acabar con el infamante fraude de tanto escritor que cobra una pensión y se permite, además, seguir acaparando emolumentos torrenciales, insaciables como suelen ser, además de dipsómanos testarudos, noctámbulos irredentos y bocazas ilustrísimos.
Ha hecho muy santamente el Gobierno del PP en activar esa nueva legislación porque los abusos vienen de lejos
. La indigencia en la que acabó Gabriel Celaya pretendía hacernos creer que los escritores de éxito pueden acabar viviendo sin nada, sin éxito y sin dinero. Nadie se dejó engañar porque nada hubiese sucedido de haber sabido administrar juiciosamente sus ingresos, su caja A y su caja B, su patrimonio impreso y su cuadratura moral. Vaya pájaro.
El viejo cuento de la lágrima ya no cuela.
En este país de mil demonios los escritores ya no son los últimos parias de la tierra ni viven en covachuelas infectas o desvanes prestados como el que utilizó en los últimos años de su vida Cervantes, él sí heroico y de veras manco, aunque de ambas cosas se chotease Lope de Vega.
Todo ese tiempo oscuro se ha acabado porque hoy los vemos todo el rato por la tele ganar premios multimillonarios. No hay escritor que un día u otro no acabe arramblando con la mitad de los 600.000 euros del Planeta (la otra mitad va a Hacienda): ¿quién no lo ha ganado ya, a estas alturas de siglo y de pasión literaria?
 Y si no es ese premio, será otro, porque los hay de todos los colores y siempre con cuantías de espanto.
 Los ganan, además, sin esfuerzo y sin moverse de casa, sin preocuparse del vozarrón del jefe o la perfidia de la jefa porque no tienen; van por libre e incluso algunos se pretenden afortunadas criaturas de la creación.
 Hasta el editor Jordi Herralde, harto de hacer ganar dinero a los escritores en español, ha decidido forrar ahora a los escritores en catalán y les ha regalado otro, otro premio más, dotado con seis mil euros.
¿Alguien se acuerda de lo que son seis mil euros? Son seis meses de sueldo mileurista, y en seis meses se pueden hacer un montón de libros, por favor; yo creo que hasta me escribo un libro en catalán, otro en castellano y me sobra tiempo para autotraducírmelos para seguir alimentando el tsunami de euros
No estoy de acuerdo con lo que se dice aquí, hay unos cuantos, solo unos cuantos que tienen esos derechos de autor e incluso más si sus novelas son llevadas al cine. Algunos cobran por conferencias, pero solo algunos pueden permitirse vivir con sus libros y adaptaciones y si además tienen una pensión por jubilación mejor. Porque son los que hacen que tengamos autores para poder leer. Otros solo están escribiendo la vida y no merecen que se les quite ese alicate para que los podamos leer y ellos llevar una vida como les corresponde. Y eso lo aplicamos a los pintores.....es una vergUenza lo que han hecho con el autor de la mascota de las Olimpiadas que está arruinado y embargado, no somos nadie para juzgar sino empleo bien el dinero o lo puso en las tarjetas de Rato y se las fundieron.
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Un terremoto de 4,4 grados frente a la costa andaluza sacude Granada.............................. Raúl Limón

Un seísmo al norte de Alborán se sucede a decenas de réplicas del registrado frente a Melilla.

 

Localización y datos ofrecidos por el Instituto Geográfico Nacional sobre el terremoto sentido en Granada.



El Instituto Geográfico Nacional ha registrado esta tarde, a las cuatro y veinticinco, un terremoto de  4,4 grados a diez kilómetros de profundidad en la zona norte del mar de Alborán, frente a las costas de Granada.
 El seísmo, que no ha causado daños personales ni materiales significativos, según han informado los servicios de emergencia, se ha sentido en Granada, una zona de alta actividad sísmica y acostumbrada a los movimientos de la tierra.
El terremoto se ha sucedido a decenas de réplicas del registrado frente a Melilla a principios de semanas y que aún genera movimientos que van desde los 1,2 grados a los tres grados, la mitad que el mayor de los seísmos, ocurrido el pasado día 25, y que causó daños en la ciudad melillense e inquietud en Málaga.
El terremoto sentido en Granada fue precedido por un pequeño movimiento de 1,8 grados registrado en la misma zona a las tres de la tarde.
El movimiento sísmico también ha sido sentido, aunque con menor intensidad, en Almería, Jaén, Málaga y Córdoba, las mismas zonas donde se percibieron los temblores causados por el terremoto de Melilla, que llegó a una intensidad de 6,3 grados y dejó 26 heridos y daños por valor de 12 millones de euros en la ciudad española situada en la costa norte de África. De este temblor, aún se suceden pequeñas réplicas de baja intensidad.
"Ha sido breve pero intenso", ha comentado Elvira Sastre en las redes sociales que, una vez más, han aportado testimonios de cómo se ha sentido el terremoto.
 "Ha temblado todo", narraba un vecino de una décima planta de Granada que sintió con más intensidad los movimientos
. Otros aprovecharon para restar importancia al asunto: "La naturaleza no respeta ni la hora de la siesta".
Los servicios de emergencia han recibido durante las primeras horas tras el suceso un total de 109 llamadas, la mayoría en Granada (51) y Almería (33), seguidas de Málaga (13), Jaén, con nueve llamadas, y Córdoba con tres.

Mario Vargas Llosa pudo haber mantenido una relación simultánea con su exmujer e Isabel Preysler

Patricia Llosa, Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler
Foto: Europa Press/Europa Press via Getty Images 
 
La matemática no da según Vanitatis de España.
 Aunque la revista ¡Hola! ha publicado que Mario Vargas Llosa sostiene un romance con Isabel Preysler, en el mes de mayo el escritor  apareció en público varias veces con Patricia Llosa, su ex mujer.
Si bien el escritor peruano y la socialité filipina han sido captados en varias salidas románticas, al parecer el premio Nobel se mantuvo dividido entre las dos mujeres el pasado mes.
En el reciente festejo de sus bodas de oro, la pareja apareció en fotos rodeada de sus hijos y brindando con champán en Nueva York. “Mis hijos y yo estamos sorprendidos y muy apenados por las fotos que han aparecido en una revista del corazón", dijo Patricia Llosa en un comunicado tras la publicación de unas fotografías donde se evidenciaba el posible romance entre Vargas Llosa y Preysler, quienes se conocen desde décadas atrás.
RELACIONADO: Vargas Llosa confirma su separación 
Aunque el peruano ya ha anunciado su separación, Vargas Llosa y Patricia Llosa acudieron a la entrega de las Cruces del Dos de Mayo del ayuntamiento de Madrid, y dos semanas más tarde ella lo acompañó a ver una corrida en la plaza de toros de Las Ventas, como pudo comprobar Vanitatis.

 

Sofistas de museo........................................................................ Javier Marías

Pronto no habrá nombre que no esté prohibido. Hay gordos que prefieren ser llamados “personas de tamaño distinto”.

La noticia mereció portada en este diario: “La corrección política asalta el museo”, rezaba el titular, y el reportaje de Isabel Ferrer se iniciaba con una cita falseadora y sofista de la responsable del Departamento de Historia del célebre Rijksmuseum de Ámsterdam.
“Imagínese un cuadro titulado Franchute vestido de gala.
 O, si no, Gabacho montado a caballo. Sonaría ofensivo, ¿no?”, decía Martine Gosselink, y añadía: “Pues lo que intentamos es evitar términos de este tipo, que ya no encajan en nuestra sociedad”. Gosselink y su equipo han decidido, por tanto, desterrar de los rótulos de los cuadros nada menos que veintitrés vocablos, entre ellos “negro”, “cafre”, “indio”, “enano”, “esquimal”, “moro” o “mahometano”, “considerados despectivos”. (¿Cuáles serán los otros dieciséis?)
La pregunta no se me hace esperar: ¿considerados por quiénes?
 Si he tachado de sofistas las declaraciones de esta señora es porque empieza por equiparar términos que sí tienen voluntad ofensiva por parte de quien los emplea con otros que son meramente descriptivos y que, si acaso, sirven a la economía del lenguaje y a la comprensión entre las personas. En todos los idiomas, supongo, existen acuñaciones hechas con ánimo denigratorio, como –en español– las mencionadas “franchute” y “gabacho”, o en francés “boche” para menospreciar a un alemán.
En el inglés de los Estados Unidos lo son “Polack” para referirse a un polaco (en vez de la neutra “Pole”) o “Spic” para denominar a un hispano, “Wop” y “Dago” para un italiano o “Limey” para un británico. “Nigger” para un negro tenía la misma intención, no así “Negro” en su origen, que no era sino la trasposición del vocablo español, por tanto un extranjerismo con función más bien eufemística
. Quien utiliza esas expresiones lo suele hacer a mala idea, para provocar o humillar
. Pero este no es el caso de las que Gosselink se dispone a suprimir.
 Se han usado siempre, como digo, para entenderse, porque no se puede pretender que el conjunto de la población sepa distinguir con precisión entre las distintas tribus nativas de América o entre los miembros de los diferentes países árabes, entre las etnias del África o entre los nacionales de lo que solía conocerse por “Lejano Oriente”.
Por eso, durante mucho tiempo, a estos últimos se los llamó “orientales” en Occidente y todo el mundo se entendía, hasta que en los Estados Unidos (pioneros de todas las quisquillosidades y bobadas) se dictaminó que eso era “ofensivo” y se sustituyó por “asiáticos”
. Nunca he comprendido por qué esta denominación les parece mejor y aceptable, cuando tan asiáticos son, además, los indios de la India y los pakistaníes como los japoneses y los chinos, y me temo que los dos primeros grupos quedan excluidos del término, al menos en el habla normal y común a todos.

La noticia mereció portada en este diario: “La corrección política asalta el museo”, rezaba el titular, y el reportaje de Isabel Ferrer se iniciaba con una cita falseadora y sofista de la responsable del Departamento de Historia del célebre Rijksmuseum de Ámsterdam. “Imagínese un cuadro titulado Franchute vestido de gala. O, si no, Gabacho montado a caballo. Sonaría ofensivo, ¿no?”, decía Martine Gosselink, y añadía: “Pues lo que intentamos es evitar términos de este tipo, que ya no encajan en nuestra sociedad”. Gosselink y su equipo han decidido, por tanto, desterrar de los rótulos de los cuadros nada menos que veintitrés vocablos, entre ellos “negro”, “cafre”, “indio”, “enano”, “esquimal”, “moro” o “mahometano”, “considerados despectivos”. (¿Cuáles serán los otros dieciséis?)
La pregunta no se me hace esperar: ¿considerados por quiénes? Si he tachado de sofistas las declaraciones de esta señora es porque empieza por equiparar términos que sí tienen voluntad ofensiva por parte de quien los emplea con otros que son meramente descriptivos y que, si acaso, sirven a la economía del lenguaje y a la comprensión entre las personas. En todos los idiomas, supongo, existen acuñaciones hechas con ánimo denigratorio, como –en español– las mencionadas “franchute” y “gabacho”, o en francés “boche” para menospreciar a un alemán.
¿Quiénes han pasado a considerarlos despectivos? Tal vez los propios interesados
En el inglés de los Estados Unidos lo son “Polack” para referirse a un polaco (en vez de la neutra “Pole”) o “Spic” para denominar a un hispano, “Wop” y “Dago” para un italiano o “Limey” para un británico. “Nigger” para un negro tenía la misma intención, no así “Negro” en su origen, que no era sino la trasposición del vocablo español, por tanto un extranjerismo con función más bien eufemística. Quien utiliza esas expresiones lo suele hacer a mala idea, para provocar o humillar
. Pero este no es el caso de las que Gosselink se dispone a suprimir.
Se han usado siempre, como digo, para entenderse, porque no se puede pretender que el conjunto de la población sepa distinguir con precisión entre las distintas tribus nativas de América o entre los miembros de los diferentes países árabes, entre las etnias del África o entre los nacionales de lo que solía conocerse por “Lejano Oriente”.
Por eso, durante mucho tiempo, a estos últimos se los llamó “orientales” en Occidente y todo el mundo se entendía, hasta que en los Estados Unidos (pioneros de todas las quisquillosidades y bobadas) se dictaminó que eso era “ofensivo” y se sustituyó por “asiáticos”.
Nunca he comprendido por qué esta denominación les parece mejor y aceptable, cuando tan asiáticos son, además, los indios de la India y los pakistaníes como los japoneses y los chinos, y me temo que los dos primeros grupos quedan excluidos del término, al menos en el habla normal y común a todos.
Uno de los ejemplos que aparecen en el reportaje da idea de la ­ridiculez del asunto.
 “Esquimal”, señala Isabel Ferrer, “es el nombre ­genérico para los distintos pueblos indígenas de zonas árticas y de Siberia.
 En cuanto se identifique el grupo étnico al que pertenecen” (los esquimales pintados en cuadros, deduzco), “se puede cambiar por inuit, yupik, kalaallit, inuvialuit, inupiat, aluutiq, chaplinos, naucanos o sireniki, sus diversas comunidades”.
 Y explica Gosselink muy ufana: “Primero hay que encontrar la rama concreta del poblador.
 No nos podemos equivocar …” Si mi entendimiento no me engaña, me imagino la surrealista y conmovedora escena: un grupo de expertos y fisonomistas escrutando el cuadro en el que aparece un esquimal y tratando de discernirlo (eso en el supuesto de que el pintor fuera bueno, y realista, y fidedigno, y no inventara ni adornada nada).
 “Yo me inclino por un aluutiq”, diría uno. “No sé yo”, respondería otro, “le veo rasgos de inuvialuit, aunque la zamarra es más propia de chaplino”.
 Jamás he oído como negativo el término “esquimal”, ni “moro” tiene nada malo en sí (otra cosa sería “moraco”), ni “enano”.
Hay sordos que detestan ser conocidos por ese nombre y ciegos que por el suyo
¿Quiénes han pasado a considerarlos despectivos?
 Tal vez los propios interesados, no sé.
 Es sabido que desde hace decenios hay gordos que exigen ser llamados cosas tan antieconómicas e incomprensibles como “personas de tamaño distinto”, entre las que cabrían también los gigantes, los niños, por supuesto los enanos y acaso los anoréxicos.
Hay sordos que detestan ser conocidos por ese nombre y ciegos que por el suyo, y hace siglos que fueron condenados vocablos como “tullido”, “lisiado”, “paralítico” o “minusválido”.
 Supongo que “discapacitado” correrá la misma suerte, y que pronto serán desterrados “cojo”, “manco”, “miope” y “bizco”
. Creo que quienes demonizan estas palabras son los verdaderos racistas, xenófobos y discriminadores, porque lo que en verdad demonizan es lo que significan (el significado y no el significante, dicho con pedantería).
Si yo digo “ese negro” para referirme a alguien no tiene peor intención que si digo “ese rubio” o “ese con pecas”, es una manera de identificar, nada más.
Cabeza de negro, como hasta hace poco.
Si nos atenemos y plegamos a la subjetividad y el capricho de cada uno, y a la extrema susceptibilidad de nuestros días, pronto no habrá nombre que no esté estigmatizado y prohibido, y entonces no nos entenderemos
. “Te veo con tamaño distinto”, me esforzaré en decirle al próximo amigo al que vea muy engordado.
elpaissemanal@elpais.es