Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

15 ene 2016

El músico británico Black, en estado crítico

El cantante, que se hizo famoso por 'Wonderful life', sufrió un accidente de coche.

Fotograma del vídeo de Youtube

El músico británico Black, quien se dio a conocer en todo el mundo en 1987 con la canción Wonderful life, se encuentra en coma y en "estado crítico" en un hospital de Irlanda tras sufrir un accidente automovilístico, informó hoy una portavoz oficial.
El artista, de 53 años y cuyo nombre real es Colin Vearncombe, está ingresado en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Universitario de Cork, en el sur de Irlanda, como consecuencia de las graves heridas que tiene en la cabeza por el siniestro ocurrido el martes
. Los médicos han decidido, ante la gravedad de las heridas, llevar a Vearncombe a un coma inducido, si bien se desconoce aun cuál es su pronóstico.
El músico conducía solo su coche cuando se dirigía desde su casa en la localidad de Schull, al oeste del condado de Cork, hasta el aeropuerto cercano para volar a Edimburgo (Escocia), donde tenía previsto asistir a un evento musical.
 "Es cuestión de esperar", dijo la portavoz en un comunicado enviado a los medios de comunicación, en el que indicó que su mujer Camilla y sus tres hijos le acompañan en la habitación del hospital en estos duros momentos.
"Gracias a todo el mundo que ha mandado cartas, mensajes, correos electrónicos
. Por favor, seguid haciéndolo ya que su familia está muy conmovida y se siente apoyada por vuestra ayuda y amor", indicó.
 El artista, natural de la ciudad inglesa de Liverpool, será abuelo por primera vez cuando nazca el hijo de su primogénito, lo que está previsto que ocurra para el próximo 17 de marzo, el día de San Patricio, el patrón de Irlanda.
Bajo el pseudónimo de Black, Vearncombe alcanzó fama mundial a finales de la pasada década de los 80 con el sencillo Sweetest Smile y, sobre todo, con el superventas Wonderful Life.
Ya con su propio nombre ha publicado 15 álbumes y varios libros de poesía, al tiempo que sus cuadros han sido exhibidos en galerías de Irlanda, adonde se mudó desde el Reino Unido hace más de una década.

 

La felicidad de tocar un ‘blues’........................................................... Javier Sampedro

Un estudio con pianistas de jazz descubre que improvisar un solo triste activa el módulo cerebral del placer.

 

El estudio pidió a los músicos que improvisaran distintas melodías.
El estudio pidió a los músicos que improvisaran distintas melodías.

Fue un error histórico. Cuando Rick le pidió que volviera a cantarla, Sam no debió repetir As time goes by, sino Knock on wood, toca madera, que es casi la primera que canta en toda la película, y que le habría ahorrado a Bogart tres cuartos de botella de whisky de centeno y un broncazo con su ex. Porque ni Sam era el mismo músico, ni Rick el mismo oyente mientras sonaban esas dos canciones, que representan las dos caras de la vida.
Es parte del misterioso nexo entre la música y las emociones que la neurología ha empezado a desentrañar.
Es como si expresar la alegría fuera una tarea menos 'ejecutiva', menos intelectual o más antigua –evolutivamente— que expresar la tristeza
Melinda McPherson, Charles Limb y sus colegas de la Facultad de Medicina Johns Hopkins, en Baltimore, y la Universidad de California en San Francisco no han utilizado Casablanca para investigar la relación entre la creatividad musical y las emociones, sino a 12 pianistas de jazz de carne y hueso.
Les han enseñado fotos en que una actriz aparece o bien triste, o alegre, o con un gesto neutro impenetrable, y les han pedido que improvisen un solo de piano que case con esas emociones. Mientras tocaban, espiaron su cerebro mediante resonancia magnética funcional (fMRI), la técnica que destripa los secretos más ocultos de la mente humana.
Los resultados, que presentan en Scientific Reports, son nítidos, aunque complejos, como todo lo que atañe a nuestro cerebro.
 Por un lado, el mero hecho de improvisar un solo apaga el llamado córtex prefrontal dorsolateral (DLPFC en sus siglas inglesas), una región en lo alto de la frente que ha evolucionado en los últimos millones de años (un pestañeo en las escalas geológicas), y que tarda décadas en madurar durante el desarrollo personal.
Esta región se ocupa de muy altas funciones intelectuales, como la memoria operativa, la flexibilidad cognitiva y el razonamiento abstracto.
 Es curioso que haya que apagarla para improvisar un solo de piano, como si el músico de jazz tuviera que viajar al pasado de la especie para hacer su trabajo.
Más curioso aún es que el apagado de esta parte alta de la frente sea mucho más drástico en las improvisaciones alegres que en las tristes, como si expresar la alegría fuera una tarea menos ejecutiva, menos intelectual o más antigua –evolutivamente— que expresar la tristeza.
Apagar el DLPFC, según los autores de la investigación, permite a los músicos entrar en un estado “de flujo”, dejarse transportar por las emociones que les produce su propia música.
 Y los datos revelan que ese automatismo mental ocurre con mucha más potencia al interpretar un solo alegre que uno triste.
Interpretar un solo triste, por otro lado, tiene también sus compensaciones, pero en una zona cerebral mucho más antigua, la llamada sustancia negra (o substantia nigra en latín), una región mesencefálica enterrada en las profundidades reptilianas de nuestra cabeza, las que evolucionaron e la noche de los tiempos y se ocupan hoy –como ya hacían entonces— de los mecanismos de recompensa, y por tanto también son responsables de las adicciones a las drogas, al juego, al sexo y a todo lo demás
. Contra toda intuición, esta trampa darwiniana de la recompensa se activa al tocar un solo triste, pero no al tocar uno alegre.
Imagen del experimento.
Imagen del experimento.
“La emoción y la creatividad están estrechamente vinculadas”, concluyen los científicos, “y los mecanismos neurológicos que subyacen a la creatividad dependen del estado emocional”.
 De hecho, los autores piensan que la capacidad del arte para experimentar y comunicar las emociones es probablemente la razón fundamental “de la omnipresencia del arte en todas las culturas a lo largo de la historia humana”.
Tal vez sea importante enfatizar que los 12 pianistas de jazz implicados en el estudio son músicos profesionales muy experimentados.
 Los resultados habrían sido muy distintos con un pianista de jazz novato, que normalmente está tan preocupado por atinar con las alteraciones del acorde de séptima y la escala menor melódica que tiene que tocar el piano con todo el cerebro, y casi con todo el cuerpo.
También Sam era un músico experimentado.
 Qué pena que se equivocara de canción.
 ¿O lo hizo para obtener una recompensa de su cerebro reptiliano?

Alex es el primer huracán atlántico fuera de temporada en 80 años

La tormenta, formada frente a las costas de África, sigue también una ruta poco habitual.

 

Alex, en su camino hacia las Azores (delineadas).
Alex, en su camino hacia las Azores (delineadas). / NASA

La temporada oficial de huracanes en el Océano Atlántico no empieza hasta principios de junio y acaba en noviembre.
 Así que no está claro a qué temporada asignar el huracán Alex, si a la temporada del año pasado o la que aún no ha comenzado. Lo que sí lo está claro es que la tormenta, que castiga ahora las islas Azores, es la primera en producirse en un mes de enero desde 1938.
Y eso desconcierta a los científicos.
Alex nació el miércoles como tormenta subtropical frente a las costas de África
. Hoy está golpeando las Azores con intensas lluvias y vientos de hasta 140 Km/h en su camino al norte de la península del Labrador, en Canadá, donde debería perder su fuerza este fin de semana.
 Lo extraño de Alex es los huracanes necesitan una temperatura de unos 26º en la superficie del agua para formarse.
Y eso no suele pasar fuera de los meses de verano y otoño, ni siquiera en un invierno tan suave como el actual.
Pero como dice un meteorólogo de la NASA, Scott Braun, en una nota, la temperatura del agua está entre 0,5º y 1º por encima de lo normal
. Peor aún, las bajas presiones en las capas altas de la atmósfera implican una temperatura media del aire mucho más fría que la del océano.
"La diferencia de temperatura entre la superficie y los niveles superiores era lo suficientemente fuerte como para crear una inestabilidad convectiva", explica Braun.
La mayoría de los huracanes van hacia el oeste y después al norte, Alex va directamente al norte
Según los registros del Centro Nacional de Huracanes de EE UU, Alex es la primera tormenta tropical generada en enero que se convierte en huracán en 78 años
. Y, desde que tienen registros, a mediados del siglo XIX, solo cuatro veces ha pasado algo así
. Por fortuna, el huracán no parece que pase de la categoría 2 y se debería desinflar apenas deje las Azores, a medida que las temperaturas del aire y del mar bajen y, por otro lado, se acerquen entre sí.
Otra de las particularidades de Alex es su ruta.
 La gran mayoría de los huracanes que se forman en las aguas tropicales del Atlántico se dirigen después hacia el oeste, hacia el continente americano.
 Solo en contadas ocasiones lo hace en sentido contrario, hacia el este y Europa. "Lo insólito es lo que está haciendo Alex, que no se ha movido ni al oeste ni al este, sino hacia el norte", comenta el meteorólogo y divulgador José Miguel Viñas.
Su aparición fuera de temporada y con esa ruta tan extravagante, está desquiciando a los científicos. Algunos lo han relacionado con la especial virulencia de la presente temporada del fenómeno conocido como El Niño, otros incluso, vinculan Alex con el cambio climático.
Viñas es más prudente:
"Creo que es arriesgado relacionar este hecho con el calentamiento global o con el evento de El Niño que estamos teniendo
. La relación puede existir, pero no es fácil de demostrar científicamente.
 Lo único que sí que puede afirmarse es que en un mundo cálido como el actual y con un evento El Niño muy fuerte, que justo ahora está alcanzando su mayor magnitud, los comportamientos anómalos en diferentes regiones del mundo son más frecuentes
. En este contexto, sí que encaja Alex".
Y también encajaría el huracán Pali, otra tormenta tropical aparecida a comienzos de semana en el océano Pacífico y que acabó subiendo de categoría.
Además, en el caso de Palin, sí que es la primera vez desde que se tienen registros de que un huracán se desata en un mes de enero en esta zona del planeta.

¿Cine del oeste o teatro del oeste?..................................... Carlos Boyero

El arranque es un placer para la vista: una diligencia atraviesa una geografía muy hermosa mientras cae incesantemente la nieve y te envuelve el sonido del viento.

Fotograma de 'Los odiosos ocho'. / El País Vídeo

He leído en alguna entrevista con el más listo de todos, convicción en la que no solo milita Quentin Tarantino sino también los infinitos feligreses de su cine, que pretende realizar tres westerns (como su amado Sergio Leone) y que está seguro de a que John Ford no le gustarían estas películas.
 Lo segundo demuestra su lucidez. Es más que probable que el autor de La diligencia, Pasión de los fuertes, Centauros del desierto y El hombre que mató a Liberty Valance exhibiera una mueca desdeñosa ante la idea que posee Tarantino del western y por su veneración hacia aquel horroroso y degradante género llamado spaghetti-western.
Entre otras cosas, porque Ford pretendía que ocurrieran muchas y complejas cosas en espacios abiertos, en la impresionante geografía de Monument Valley, nunca mostró demasiada sangre para hablar de la violencia y no concebiría que un western se desarrollara casi en su totalidad en el interior de una posada. También sentía alergia a las imágenes ralentizadas y la utilización del zoom.
LOS ODIOSOS OCHO
Dirección: Quentin Tarantino.
Intérpretes: Samuel L. Jackson, Kurt Russell, Jennifer Jason Leigh.
Género: wéstern. EE UU, 2015.
Duración: 187 minutos.
Los odiosos ocho (el título es infame) es el segundo western y la octava película de Tarantino, como nos revela juguetonamente en los títulos de crédito el excesivo egotrip del director.
 Me fascinó el anterior, el cínico y brutal Django desencadenado, el más poderosos y salvaje retrato que he visto del racismo, mucho más impactante, corrosivo y radical que la oscarizada Doce años de esclavitud.
  Siempre es más eficaz el talento que las buenas intenciones.
 Y el de Tarantino es incuestionable.
El comienzo de Los odiosos ocho supone un placer para la vista.
 Una diligencia atraviesa una geografía muy hermosa mientras cae incesantemente la nieve y te envuelve el sonido del viento.
 Y la música de Morricone suena profunda y épica.
 La gozosa sensación de que la acción se va a desarrollar en los grandes horizontes dura poco, quince o veinte minutos.
 El resto (y son tres horas de metraje) transcurre en el claustrofóbico espacio de una posada solitaria. Y los pintorescos personajes no paran de hablar.
 Y todos sabemos que Tarantino es un gran dialoguista, con estilo inconfundible, original, con sentido de la paradoja, muy agudo.
Pero a veces me cansa un poco tanto parloteo brillante.
Sé que ese duelo que establecen mediante las palabras es el armazón de una muñeca rusa.
Que el desenlace nos va a sorprender, que las intenciones de todos los personajes no son lo que aparentan, que Agatha Christie ya practicó ese juego mortífero en Diez negritos para tenernos en vilo hasta el final sobre la identidad y las razones del asesino.
 Aquí lo son todos, sean cazarrecompensas ortodoxos o heterodoxos, bandidos torvos o sofisticados, sanguinarios y filosóficos militares sudistas o unionistas, todos ellos con lenguaje pausado y gatillo rápido, pero el destino de gente tan peligrosa no lo conoceremos hasta el final.
Hay cosas, como casi siempre ocurre con Tarantino, que funcionan admirablemente en esta película como la creación de la atmósfera, el progresivo suspense, las réplicas y contrarréplicas ácidas, los actores habituales de Tarantino interpretan con solvencia las órdenes de su director, pero me sobra metraje (las situaciones densas y muy largas en un solo escenario como la del inicio de Malditos bastardos o la secuencia de la taberna, o la cena en la mansión del bestial DiCaprio en Django desencadenado son modélicas, pero no se adueñaban del 90% del metraje como en Los odiosos ocho), hay complacencia gore en el derramamiento de sangre, aparte del tema principal la música de Morricone está utilizada de forma chirriante, suena a dodecafónica, Tarantino se gusta demasiado a sí mismo. Imagino que entusiasmará a su fans
. A mí, solo a medias.