Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

29 dic 2015

Una locutora de la Cope hace el ridículo al atacar a Pablo Iglesias con esta foto

Cristina López Schlichting, presentadora del programa Fin de Semana de la cadena Cope, ha recibido un aluvión de críticas este lunes por la noche en Twitter después de publicar un foto en la que, supuestamente, aparecía Pablo Iglesias junto al líder de Podemos en la Comunidad de Madrid, José Manuel López, pegando carteles electorales de Hugo Chávez antes de las últimas elecciones de Venezuela.
"De las elecciones que ganó Maduro hace dos años. Qué majo", decía en el tuit. El problema, como se encargaron de subrayar decenas de usuarios, es que esa imagen se trata de un montaje.
 En la foto original, obra del fotógrafo de El Mundo Javier Barbancho, se ve a los dos políticos pegando carteles de Podemos en el inicio de la campaña electoral de las autonómicas de mayo.
Tras el error y las críticas, Cristina López Schlichting ha pedido disculpas reiteradamente en Twitter.
Facu Díaz

28 dic 2015

Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa, treinta años de una amistad peligrosa

Hace dos años coincidieron en un viaje a México y Perú. Según testigos, por entonces el matrimonio del Nobel con Patricia Llosa ya estaba «terminado» 

Gente&Estilo - Gente

Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa, treinta años de una amistad peligrosa

Hace dos años coincidieron en un viaje a México y Perú. Según testigos, por entonces el matrimonio del Nobel con Patricia Llosa ya estaba «terminado»
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Marbella, agosto de 1986. En torno a la media noche Isabel Preysler, Miguel Boyer y Mario Vargas Llosa, a quien acompañaba su esposa Patricia, salen del restaurante La Fonda tras compartir mesa y mantel.
 Sonrientes, bronceados, relajados... La escena, captada por el fotógrafo de ABC, mostraba a la pareja del momento, Boyer-Preysler, apenas cuatro meses después de que su amor clandestino se hiciera público con otras fotografías consagradas a certificar la evidencia: Isabel y Miguel estaban enamorados.
Los Vargas-Llosa aparecían como mera comparsa. Es bastante improbable que quienes disfrutaron de aquella cálida velada se les pasara por la imaginación que, casi 30 años más tarde, protagonizarían un triángulo amoroso en el que algunos ven un novelón y otros, un folletín.
Isabel Preysler y Miguel Boyer ya convivían, pero aún no se habían casado.
 Los Vargas eran marido y mujer desde 1965. Por aquel entonces, el escritor peruano, que era más amigo de Boyer que de Preysler, se encontraba en Málaga en compañía de Patricia.
 Instalados en la clínica Buchinger, se estaban sometiendo a tratamientos antiestrés.
Un mes antes, en julio del 86, la exmujer de Julio Iglesias y de Carlos Falcóhabía viajado con la revista «¡Hola!» hasta San Luis (EE.UU.), donde entrevistó el escritor.
Allí conoció a Mario.
El 2 de enero de 1988, Boyer y Preysler sellaban su amor con una boda civil en Madrid.
Pero varios meses más tarde, ya en 1989, en los mentideros de la Villa y Corte se hablaba de una crisis entre la socialite y el exministro socialista; también se decía que Preysler habría recurrido a Vargas Llosa como «su paño de lágrimas».
 Por aquel entonces, el escritor ya estaba metido en la arena política de su país natal, que derivaría en su candidatura a la presidencia en 1990.
 Cuentan las malas lenguas que a Isabel le atraía la idea de convertirse en la primera dama del Perú y muchos ya veían al escritor como su cuarto marido.
 Ella no tardó en negarlo.
Ahora, cuando falta un mes para que se cumplan 29 años de aquel primer encuentro, «¡Hola!» ha unido el tercer vértice del triángulo.
Esta semana, la revista publicaba en portada unas imágenes de Presyler junto al Nobel paseando por Madrid tras un almuerzo para dos.
 Una instantánea que «¡Hola!» no habría difundido sin el consentimiento de la viuda de Boyer.
La revista señalaba que Vargas Llosa se había «separado» de Patricia, con la que «mantiene una relación cordial».
También, que Isabel y Mario conservan «una amistad que las circunstancias de sus vidas han hecho que se afianzara últimamente». El mismo día del reportaje de «¡Hola!», Tamara Falcó, la cuarta hija de Isabel, confesaba a Beatriz Cortázar que lo que quería era ver feliz a su madre y que por eso no había ningún reparo a la hora de aceptar esta relación.

Reencuentro en un yate

El 27 de febrero de 2012, Boyer sufría un ictus por el que se sometió a una dura rehabilitación.
 Murió en septiembre del pasado año. «La soledad de la ausencia de Miguel la sufrí muchísimo durante su enfermedad (...) Reconozco que fue entonces cuando verdaderamente perdí a mi compañero de viaje», contó Preysler en una entrevista para «¡Hola!».
Un año después del ictus de Miguel, la socialite y el escritor habrían coincidido en un viaje a México y Perú organizado por la petrolera mexicana Pemex junto a uno de los hijo del magnate Carlos Slim. «Entonces ya había cierta química entre ellos», cuenta un testigo, quien detalla que estuvieron en Isla Mujeres, en el yate de Slim, «junto a otros matrimonios».
 Una información que representantes de la petrolera no han confirmado ni desmentido a este diario. «Vargas Llosa no fue con Patricia, su relación estaba terminada, ella solo le acompaña a los actos oficiales.
 Boyer no estuvo en el viaje porque ya estaba enfermo», sentencia el testigo.
Ahora parece que el tiempo ha ordenado los sentimientos que florecían bajo una simple amistad.
 Lejos quedan las palabras de agradecimiento que Vargas Llosa dedicó a su esposa con motivo del Premio Nobel. El jueves, tras ser sorprendido en un taxi, confirmó ante las cámaras de «Sálvame» que está «separado».
Es su primera incursión en la prensa del corazón, cuya artesanía tanto criticó en su ensayo «La civilización del espectáculo».
 Quizá arranque ahora su novela más incierta, aquella que de ninguna manera el escritor peruano podrá comenzar pensando en el final.
 

Maitena: “Me pasó un tsunami por encima”.................................................... Raquel Garzón

La historietista argentina reúne en 'Lo peor de Maitena' sus cómics eróticos. "Es mi versión chica punk", afirma.

 

La dibujante argentina Maitena.

La archiconocida historietista argentina acaba de reunir en Lo peor de Maitena (Sudamericana) sus cómics eróticos, dibujados en tiempos de “historietas llenas de hombres ganadores y mujeres objeto” y antes de convertirse en “una humorista seria”.
—¿Lo peor de Maitena es su versión “chica mala”?
—Es mi versión chica punk, que era lo que era cuando dibujaba estas historietas sobre sexo en los años ochenta y noventa.
 Igual el título juega con el de mi libro Lo mejor de Maitena, que es una selección de las viñetas que ya conocen.
—¿Qué rescata a nivel creativo de esos años vividos a lo bonzo?
—Las ganas de dibujar mil horas todos los días y, sobre todo, todas las noches.
 El libro es como un cuaderno de estudiante: muestra el paso por muchos estilos diferentes y prefigura lo que sería después mi dibujo para Mujeres alteradas.
 Más allá de buenos o malos, quería que los dibujos estuvieran vivos, y lo están
. Algunos me sorprendieron, como esa historieta de dos páginas en la cual un hombre se enamora de una travesti pensando que es una chica… y se casa con ella.
—La mujer como sujeto de deseo —“predadora” la llama en el prólogo— era difícil de digerir cuando dibujó estas historietas. ¿Cambió eso?
—Cambió todo. Las ideas de lo femenino y lo masculino ya no son categorías para definir a hombres o mujeres.
 Los hombres cocinan, cuidan a los cachorros, son coquetos y lloran cuando están heridos. Las mujeres toman la iniciativa, manejan el taladro, juegan al fútbol y mantienen a su familia si hace falta.
—Ya tiene una nieta. Debe ser poderoso ver en blanco sobre negro las fantasías sexuales de la abuela, ¿no?
—Es muy chica para eso, pero creo que no va a ser un tema.
Mis hijos mayores vivieron toda esta época en la que dibujaba estos cómics mirando mi trabajo sobre el tablero cuando llegaban del colegio y lo tomaron con naturalidad.
Yo usaba revistas porno para dibujar desnudos y ellos me las robaban. Aunque las más violentas, como Barrio Chino, las escondía.
—Los lectores de Rumble, su primera novela, esperan la próxima. ¿Está escribiendo?
—Me está costando escribir porque me pasó un tsunami por encima: tuve que irme del paraíso uruguayo donde vivía para volver a Buenos Aires, la ciudad de la furia; me separé después de 20 años; traje a mi hija mayor recién separada y a su beba a vivir conmigo; me metí en una historia de amor que no tiene futuro…
 De tener una vida supersólida, estoy viviendo en un presente continuo.
Pero por eso mismo tal vez es que necesito urgentemente escribir.

Doce destinos para doce uvas......................................................Antonio Puente

Una docena de propuestas para celebrar la Nochevieja en distintos lugares del mundo, de Brasil a Laponia


Luces de Navidad en Hamburgo (Alemania)
Luces de Navidad en Hamburgo (Alemania). / Ullstein Bild
"Como fuera de casa, en ninguna parte", enarboló el genial Rafael Azcona, un aserto que ni pintado para la noche de fin de año
. Así como la Nochebuena es cóncava, una fiesta hogareña, familiar y concéntrica, la Nochevieja es centrífuga, diseñada para catapultarse hacia el otro lado.
 De ahí las populares maratones y fuegos de artificio; una noche "para tirar cohetes" y llegar raudos: que "no te den las uvas"...
Aun permaneciendo en los hogares, las paredes se vuelven entonces más elásticas y trasgresoras que durante la espita cerrada de la Nochebuena; y, en algunos lugares, hasta se tira literalmente la casa por la ventana, como hacen italianos o argentinos, desprendiéndose de los trastos viejos.
 Algunos (escoceses, bonaerenses) incineran el año extinto. Y otros (neoyorkinos, mexicanos) lo echan a rodar en forma de esfera.
De celebración antiquísima -documentada en egipcios y babilonios-, el emperador Julio César decretó el culto al dios Jano, con sus dos rostros, uno viejo y otro joven, para simbolizar ese tránsito. Síntesis, luego, de religiosidad y jolgorio -pues la Nochevieja es también ecuador de la Navidad a la Epifanía-, no hay otro evento de mayor resonancia planetaria.
Los madrugadores japoneses, acaso por aguardar al resto de la Tierra rezagado, dan un total de 108 campanadas.
 Mientras Santa Claus nos conmina a permanecer en los hogares, san Silvestre es licencia para la escapada
. Con un buen bólido resultaría factible, incluso, iniciar las campanadas en el Extremo Oriente y culminarlas en el verano austral.
 He aquí 12 propuestas.

1. España: Las uvas de la suerte

Nochevieja en la Puerta del Sol de Madrid. / Samuel Sánchez
El reloj de la Puerta del Sol sincroniza la toma de las 12 uvas de la suerte, una tradición genuinamente española, con denominación de origen: desde que, en 1909, así las llamaran los astutos viticultores alicantinos para colocar sus excedentes junto a las partidas de turrón.
 Las denominaron 'uvas de la suerte', con el infalible marketing de que quien no las consumiera, acogería gafado el nuevo año...
Y claro, las toma todo el mundo. Las imágenes de la céntrica plaza madrileña son indisolubles de la Navidad.
Desde los años 20, el emblemático hotel Palace las viene sirviendo en su célebres galas de Nochevieja. Bajo su cúpula, las han tomado, entre otros, Sofía Loren, Marlon Brando, Ryta Hayworth, u Orson Welles.
 Este fin de año dispondrá el menú el chef Dani García, con suculentas mixturas de su procedencia andaluza, como bogavante y gazpacho, vieiras con crema de almendra malagueña, lenguado con mariscos gaditanos o queso de cabra de Ronda con foie-gras, para acabar con ‘luna de Marbella, compuesta con chocolate blanco, vainilla y gajos de mandarina.

2. Brasil: Feliz Bossa Nova

Celebración por el año nuevo en Río de Janeiro (Brasil). / Mario Tama
Partir el año en Río de Janeiro, junto a los cálidos efluvios marinos, en pleno cénit estival, tiene mucho de adelanto del espíritu carnavalero.
 De los brazos del Cristo, pende el espectacular árbol de Navidad que ilumina la bahía.
La tradición manda acudir a la playa de Copacabana, donde se concentran multitudes -muchas de ellas, vestidas de blanco: purificación de cara al año entrante- para admirar los fuegos artificiales, y bailar al son de los grupos musicales a lo largo de sus cuatro kilómetros de arena.
 Los afro-brasileiros aprovechan a rendirle pleitesía a Iemanyá, la Reina de las Aguas, y lanzan al mar barquitos cargados de ofrendas, que, a más se alejen de la orilla, mayor prosperidad.

3. Escocia: Con faldas y a lo pirómano

Fuegos artificiales en el Castillo de Edimburgo (Escocia).
Fuegos artificiales en el Castillo de Edimburgo (Escocia). / Roberto Ricciuti
En Escocia es tradicional la celebración del Hogmany, un ritual de origen celta, protagonizado por el fuego, en son de quemar el año que se acaba.
 Al filo de la medianoche, se encienden fogatas, los vecinos portan antorchas y se hacen rodar barriles de madera ardiendo, también para iluminar la llegada del nuevo año.
 Aunque extendida ya por diversos puntos del país, esta tradición es originaria de la localidad marinera de Stonehaven, donde permanece fuertemente arraigada, y las bolas de fuego, tras deslizarse por calles empinadas, son arrojadas al mar.

4. Argentina: Muñecos de fuego

Fuegos artificiales en la Casa Rosada de Buenos Aires.
Fuegos artificiales en la Casa Rosada de Buenos Aires. / Ralf Hettler
A falta de muñecos de nieve, los bonaerenses construyen para esa noche grandes muñecos de madera y trapo, y luego los hacen arder, para incinerar el tiempo que se acaba y purificar su renovación.
En pleno verano austral, la vistosa luminotecnia de la ciudad y las campanadas se reciben en mangas de camisa, cuando no en traje de baño, a la vera de las piletas.
 Por influjo de la inmigración española, algunos toman las tradicionales uvas, y el turrón se combina, tras los asados, con el mate y el dulce de leche.
 Pero mayor es el arraigo de la ascendencia italiana, que incita a desprenderse de trastos viejos -incluso agendas del año extinto, por las ventanas del Distrito Financiero- y a regalar la supersticiosa lencería roja o rosa.

5. Japón: Fideos para el 'Omisoka'

Año Nuevo en Tokio.
Japoneses sueltan globos para celebrar el Año Nuevo en Tokio. / KAZUHIRO NOGI
Con ser la cuna del sol, Japón es, lógicamente, el gran adelantado en acoger la Nochevieja.
 Las casas se engalanan, renovando su decoración, para celebrar en familia el Omisoka o Gran Día Final del Año, sin que falte sobre la mesa lacada el tradicional soba, la sopa de fideos finos y largos, que simbolizan la longevidad.
Acaso en un gesto de solidaridad con la demora del resto del planeta, en vez doce, se dan allí 108 campanadas.
 Al revés que en Occidente, con cada campanada se formula un deseo que debe ser combatido; con la ayuda de Buda, las aspiraciones terrenales deben ser eludidas para encontrar la armonía del año en ciernes.

6. Laponia: Adiós a Santa Claus

Papá Noel prepara su trineo en Laponia (Finlandia).
Papá Noel prepara su trineo en Laponia (Finlandia). / JONATHAN NACKSTRAND
¿Qué lugar más idóneo para celebrar la Nochevieja que hacerlo en la propia casa del gran benefactor de la Nochebuena?
Luego de haber asistido al protagonismo ubicuo del ajetreado Papá Noel, uno puede acompañarle in situ en su descanso...
 En Korvantuturi, como se llama su aldea natal, en la Laponia finlandesa, se puede pernoctar al calor de las cabañas y acompañar a los exhaustos renos y perros husky, que una semana antes han regado de regalos las casas del planeta
. Seguro que Santa Claus se mostrará receptivo con los últimos de la fiesta...
¡Al fin un agradecido que le devuelve la visita!

7. México: Las esferas de Michoacán

Iluminación navideña de Morelia (México) desde el Hotel Arcade. / Macduff Everton
Especial atractivo tienen, en esa fechas, las regiones de sincretismo religioso, donde se aúnan las tradiciones hispánica y prehispánica.
Es el caso de Michoacán, galardonado en la pasada edición de Fitur como la mejor ruta cultural, y cuya capital, Morelia, es Patrimonio de la Humanidad.
La vistosa catedral permanece abierta la noche de san Silvestre, y en la región, coexisten una profusión de conventos coloniales y las arraigadas tradiciones de los purépecha, su etnia indígena, que, al celebrar el nuevo año en febrero, duplican las fiestas.
 En el "pueblo mágico" de Tlalpujahua, al oriente -donde habitan las mariposas monarcas, patrimonio natural de la Unesco- se celebra en san Silvestre la Feria de la Esfera
. Miles de esferas artesanales de vidrio soplado emulan el rodaje del calendario.

8. EE.UU: Desde el puente de Brooklyn

Fuegos artificiales de Nochevieja desde el puente de Brooklyn, en Nueva York (EE. UU.).
Fuegos artificiales de Nochevieja desde el puente de Brooklyn, en Nueva York (EE. UU.). / Jemal Countess
Contemplar la Gran Manzana desde el Puente de Brooklyn no sólo permite eludir las aglomeraciones, sino obtener, además, una privilegiada visión panorámica de los puntos neurálgicos del fin de año
. En el propio distrito, la plaza de Grand Army es una Times Square a menor escala, también con lucidos fuegos de artificio.
 Desde el puente puede divisarse la tradicional bajada de la bola de cristal, en señal del corrimiento del calendario, la célebre maratón de medianoche en Central Park o el espectáculo de luces del Empire State.

9. Marruecos: Salam Marrakech

La plaza de Yemá el Fna, en Marrakech (Marruecos).
La plaza de Yemá el Fna, en Marrakech (Marruecos).
La plaza de Yemá el Fna, en el corazón de Marrakech, se ha convertido en un foco de atracción para el fin de año.
 Dado que el país, mayoritariamente musulmán, no celebra las navidades, los turistas consiguen allí ser exóticos de sí mismos, combinando el cuscús con el cava.
 Atento a la creciente demanda, el grupo Palmeraie Hotels and Resorts, que cuenta con seis hoteles de lujo en el interior del palmeral de Marrakech, organiza para esa noche una "vuelta al mundo gastronómica".
 Los diversos restaurantes ofrecen cenas temáticas: francesa, asiática, árabe... Todo un microcosmos para despedir el año y dar la bienvenida al venidero

10. Italia: Lentejas de la suerte

Celebración de la Nochevieja junto al Coliseo de Roma.
Celebración de la Nochevieja junto al Coliseo de Roma. / Anadolu Agency
Los italianos celebran su `Notte di Capodanno´ comiendo lentejas.
En vez de doce uvas, una buena cazuela de lentejas es el modo nutritivo de enfrentar las doce campanadas.
 Al parecer, desde la Antigüedad, cada grano representaba una moneda, y deglutir en la hora H esas legumbres a grandes cucharadas significaba riqueza para el año entrante.
También es costumbre, sobre todo en Nápoles y Roma, arrojar a la calle en esa noche trastos viejos -e incluso, por la ventana, las copas de cava recién terminadas- en señal de desprendimiento del año que se finiquita.
 Otra tradición es regalar a las mujeres lencería roja para que el año nuevo les sea intimísimamente próspero...

11. Alemania: Hamburgo iluminada

Hamburgo (Alemania).
Un mercadillo de Navidad en la plaza del Ayuntamiento de Hamburgo (Alemania). / Engel & Gielen
Junto al emergente Berlín, hay otras grandes ciudades alemanas que se acicalan especialmente para la noche de san Silvestre.
 Es el caso de Hamburgo, que los alemanes llaman indistintamente "la puerta del mundo" o "la ciudad verde", por sus colores miméticos del agua y ancha apertura al mar.
 Mucho antes de la vistosa iluminación nocturna, La Hafencity, como se denomina el tramo portuario de la ciudad, es un magnético ajetreo, de gran colorido, a lo largo de esta jornada
. El Reeperbahn o lonja del pescado es una de las más extensas y atractivas del mundo, con rutilante movimiento desde primeras horas del día de san Silvestre.

12. Australia: Estrellas de fuego

Navidad en Sídney (Australia).
Corredores vestidos de Papá Noel en Sídney (Australia). / Jason Reed
Las estrellas de fuego semejan medusas en el cielo, junto a la bahía de Sídney.
Se trata del Family Fireworks, el tradicional festival de pirotecnia que los australianos contemplan arrobados desde el puerto.
 En pleno verano decembrino, numerosos barcos fondeados organizan veladas y se vuelven miradores privilegiados para el evento al filo de la medianoche.
 Hay quien dice que la ventaja de despedir el año en Australia, es que resulta mucho más fácil conseguir canguro para esa noche y poder dejar custodiados a los más pequeños...