Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

21 dic 2015

No compare una crema de 2 euros con una de 100. ¿O sí?........................................ Sonia Fornieles

Decir que una crema muy barata no hace nada es simplista, y afirmar que hace por su piel lo mismo que otra que cuesta más del doble, también.

No compare una crema de 2 euros con una de 100. ¿O sí?

¿Es eficaz una crema facial hidratante antiedad que cuesta solo tres euros? Lo que sí que es, a ciencia cierta, es segura.
“La legislación sobre los cosméticos se centra en unos mínimos al no ser considerados productos de primera necesidad, y solo se les exige que sean seguros.
 A los productores se les pide buenas prácticas de fabricación y controles para detectar impurezas o contaminantes; desechar fórmulas inestables, establecer una fecha de caducidad del producto, etcétera
. Por lo tanto, si por eficacia entendemos que el producto está bien fabricado, la respuesta es sí ya que el reglamento europeo establece obligaciones
. Si por el contrario entendemos la calidad como la funcionalidad de un producto, eso ya es otra historia”
. Habla Ileana Izverniceanu, directora de relaciones institucionales de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

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Ante la misma pregunta Carmen Esteban, directora técnica de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa), afirma:
 "Corresponde al fabricante razonar que la promesa que su producto realiza se cumple. Posiblemente sea un tratamiento básico que ofrece propiedades de ese nivel.
 Sin embargo, la ciencia ofrece un conocimiento más profundo de la piel. No todas las cremas son iguales, cada una puede actuar sobre distintos problemas, manchas, elasticidad, arrugas… La última palabra la tiene el consumidor, que evalúa el producto y decide si es eficaz”.

La crema que se acabó en España

Desde el punto de vista dermatológico, la respuesta nos la da María José Alonso, dermatóloga del Hospital Torrecárdenas de Almería y miembro de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
 “Si la crema antiedad contiene retinoides o algún tipo de ácido como salicílico, glicólico, láctico… o vitaminas C y E, que son los ingredientes antiedad más eficaces, no conozco ninguna de tres euros. Estos activos son costosos”.
No conozco una crema de tres euros con retinoides, glicólico o vitaminas, son ingredientes costosos”, María José Alonso, dermatóloga
Sin dar más rodeos, la crema que tenemos en la cabeza es Q10, de Cien (2.99 euros), la marca propia de supermercados Lidl. Esta vio multiplicadas por 20 sus ventas a raíz de la publicación de un estudio de la OCU en el que obtuvo mejor nota que otras cremas más caras.
 “En pocas horas agotamos en toda España el equivalente a la venta de un año
. La demanda nos hizo multiplicar la producción ya que en cinco meses vendimos la previsión de tres años”, cuenta Sonia Bascuñana, responsable del departamento de cosmética de Lidl.
 Esta crema, al igual que el resto de cosméticos que distribuye, se fabrica en laboratorios ajenos al supermercado.
“Trabajamos con los laboratorios de nuestros proveedores, no solo con uno”, explica. En el caso de la crema Cien, el laboratorio es Win Cosmetic, ubicado en Alemania.
¿Por qué una marca blanca (o propia o de distribuidor como prefieren llamarla quienes la comercializan) puede ofrecer productos a tan bajo precio y las marcas tradicionales no? Carlos García, director general de Idesco, habla con absoluto conocimiento
. Los laboratorios que dirige fabrican su marca propia (Selvert y Selvert Thermal), marcas blancas (no dice cuáles amparándose en acuerdos de confidencialidad) e incluso marcas de la competencia que “en un momento dado tienen puntas de producción y no dan abasto para satisfacer la demanda”. Al referirse a los controles de calidad de unos productos y otros establece alguna diferencia:
“Todas las cremas de nuestro laboratorio tienen exhaustivos controles de calidad, pero hay que hacer alguna distinción.
En cosmética de nivel medio o medio alto, que es en la que se mueve Selvert, los productos con taras severas (cierre defectuoso, bote roto...) pueden llegar al 0,7%.
Sin embargo, en cosmética de gran consumo se consiente hasta el 1%, es un sector más permisivo”.
La pregunta se la formulamos con nombre y apellidos
: ¿Puede una crema antiedad facial con coenzima Q10 (antioxidante que ayuda a regenerar el colágeno) costar 2.99 euros?
 “Sí y hasta menos. Hay que cuantificar qué cantidad de Q10 hay en la fórmula y cuál es su pureza. Lo habitual es que esté disuelta en una solución acuosa u oleosa, así que si una crema se hace usando el 2% de esa solución no sabremos qué cantidad de ingrediente lleva cada bote. Ahí es donde las empresas pueden jugar, y de hecho lo hacen.
 Con un kilo de extracto de planta yo puedo preparar un litro de extracto, pero también cinco.
Al final todo tiene que estar equilibrado y eso también cuesta dinero.
 Un producto de 100 euros con alta calidad técnica va acompañado de un packaging acorde; y otro de 2.99 tiene un recipiente correcto pero que refleja ese precio, y eso el consumidor lo entiende”.
Un ‘packaging’ sencillo o eliminar los prospectos son formas de mejorar el precio final de una crema

Costes que se caen por el camino

Desde Lidl, Bascuñana explica cómo abaratan el precio final. “Eliminamos los costes que no dan valor añadido. Nuestras cremas más demandadas se exponen en palets y en grandes cantidades para no reponerlas continuamente.
Centralizamos las compras con los proveedores y llegamos con ellos a acuerdos económicos buenos”. Desde Supermercados Dia (sus marcas son Dia, Bonté, Basic Cosmetics, Baby Smile y Junior Smile), Nieves Álvarez, directora de relaciones externas, explica cómo lo hacen ellos: “Nuestro packaging es simple y multilingüe, lo que nos ahorra duplicar productos según el país de venta”. En Mercadona ocurre algo parecido con su marca Deliplus, fabricada por el laboratorio RNB.
 “En 2009 eliminamos en algunos productos el prospecto, lo imprimimos en el interior del envase y ahorramos 200.000 euros”, explica Vicente Ruiz, presidente y socio fundador.
Pero no solo encontramos cremas económicas de marcas blancas
. Hay laboratorios muy reconocidos que cuentan con productos a precios populares. Nivea acaba de lanzar Care, una crema para cara y cuerpo con una textura novedosa (emulsión de gel). Cuesta 3,99 euros y cuenta con el I+D+i de Nivea e incluso alguna patente pendiente (según la oficina de Patentes y Marcas el coste de una patente internacional puede llegar a 40.000 euros más las tasas anuales a pagar durante 20 años, el plazo máximo para disponer de una). Nadie se plantea si es eficaz, sencillamente la usa.
 La razón del precio tan ajustado la cuenta Hanne Rolling Bentsen, responsable de márketing global de cremas de Nivea.
“Esta crema se lanzó a nivel mundial
. En mercados emergentes como India, México o China los cuidados del rostro son económicamente inalcanzables para muchas mujeres, en contraste con mercados como Europa o Norteamérica.
 Por eso creímos importante universalizar el precio de Care para que todas las mujeres pudieran acceder a un tratamiento”.
En Garnier ocurre algo parecido. Uno de sus productos estrella, Essencials +35, cuesta 5,50 euros, contiene células nativas vegetales, polifenoles de té verde y cuenta con la garantía de L’Oréal, la compañía madre.
 ¿Por qué esta marca puede ajustar el precio de venta? Su departamento científico lo explica:
“En cualquier campo disponer de la última innovación supone una fuerte inversión en investigación. Lo que ocurre es que con el tiempo podemos optimizar los procesos que intervienen en la producción de un cosmético permitiendo democratizar la innovación y hacerla más accesible.
 Así es como Garnier se beneficia de la experiencia de más de 100 años del grupo L’Oréal, ofreciendo productos a precios muy asequibles”.
La ley no obliga a especificar la cantidad de ingredientes que contiene una crema ni su concentración. Ciertos componentes activos son caros

La ciencia cuesta dinero

Ante este razonamiento puede surgir la siguiente duda: ¿es posible vender una crema por debajo de su precio de coste? Izverniceanu, de OCU, aclara: “Un comerciante no lo puede hacer. La prohibición de la venta a pérdida está regulada por ley.
 El límite legal por debajo es el precio de coste que figura en la factura del comerciante”. ¿Y existe un límite legal por arriba?
 “No, la libertad de precios también está regulada por ley.
 El fabricante repercute los costes del producto al margen del beneficio”, concluye.
 Sobre el precio final Carlos García, de Idesco, también aporta algunos datos.
“Si la previsión de venta de la crema es muy pequeña todos los gastos irán repercutidos en cada unidad de producto y la encarecerá.
 Ocurre con productos lujosos de edición limitada.
 Las campañas publicitarias son importantes y eso también se reflejará en el coste final”.
Sin embargo, no todo el precio de un cosmético se mide en términos de publicidad y lujo.
 Elio Estévez, director de comunicación científica de Olay, explica el proceso más costoso a la hora de fabricar una crema:
 “Son los test con voluntarias y los estudios técnicos en vivo y en laboratorio que nos permiten demostrar la eficacia de los ingredientes.
 Esto representa gran parte de los costes.
El promedio de tiempo que lleva formular un producto son dos años, pero ha habido casos en los que hemos estado diez trabajando en la eficacia y seguridad de ciertos productos”
. Carmen Esteban, de Stanpa, hace hincapié en este aspecto:
 “La investigación y la tecnología que se aplica antes de utilizar un ingrediente en una fórmula tiene un coste. Pero también la experiencia de dermatólogos, biólogos y químicos en los procesos de envejecimiento y conocimiento de diferentes activos.
 La innovación en sus fórmulas y la pureza de sus ingredientes también encarecen una crema”.
Aunque no es obligatorio patentar los activos ni los vectores (los que los transportan a la piel) que se descubren al fabricar un producto, las grandes marcas lo hacen: da prestigio, evita que otros laboratorios accedan al activo y, por supuesto, encarece el proceso. En 2007, L’Oréal registró 600 patentes y tenía unas 30.000 activas.

A la caza del ingrediente

En cuanto a la pureza y cantidad de los ingredientes tampoco hay una regulación específica
. “El reglamento europeo señala que si un producto indica que tiene un ingrediente, este solo debe estar presente”, aclara Izverniceanu.
 ¿Y cuál es la cantidad mínima que debe llevar para ser eficaz?
“La ley es muy laxa a este respecto. Lo único que ayuda a hacernos una idea sobre la cantidad que lleva es el orden en el que aparece en la lista de ingredientes, que va de mayor a menor porcentaje”. Ruiz, de Laboratorios RNB (Deliplus), explica: “Los fabricantes de cosméticos acudimos a los mismos proveedores de principios activos y a partir de ahí es la fórmula que cada uno desarrolle lo que hace que ese producto sea un éxito”.
 García, de Idesco, también se refiere a los principios activos.
“A veces se usan determinados activos exóticos como orquídea de Los Andes, por poner un ejemplo. Desde un punto de vista técnico, seguro que hay plantas más cercanas con componentes similares. Sin embargo, lo que este plus aporta a un cosmético es interesante para el plan de marketing y su posterior venta”.
Y ahora, si quiere cuidar su piel usted decide qué resultados busca y por cuánto.

 

Llega la noche más corta del año, y la más larga................................................. Alfred Rosenberg González

La noche del 21 al 22 de diciembre es el solsticio: será la más larga del 2015 en el hemisferio norte y la más corta en el hemisferio sur.

Solsticio
Tres practicantes del esquí de montaña contemplan la luna llena en el Weissfluhjoch, en Arosa (Suiza), el día antes del solsticio de invierno. / ÂP

El segundo solsticio de 2015 será el próximo 22 de diciembre (a las 05:48h, hora peninsular española).
 Los solsticios son los momentos del año en los que el Sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo, y la duración del día o de la noche son las máximas del año, respectivamente.
 Este comportamiento es, además, inverso en cada hemisferio, por lo que éste será el solsticio de invierno en el hemisferio norte, y de verano en el hemisferio sur.
En la región al norte del Círculo Polar Ártico no saldrá el Sol, mientras que, en la región al sur del Círculo Polar Antártico, el Sol no se pondrá
Esto es así porque las estaciones dependen de la inclinación del eje de rotación de la Tierra respecto al plano de su órbita, y no de la mayor o menor distancia entre nuestro planeta y el Sol.
 Por ello, las estaciones están invertidas entre ambos hemisferios, pues cuando tenemos el día más largo en uno (y, por tanto. más horas de radiación y más concentrada), sucede lo opuesto en el otro.
El motivo de que los solsticios no ocurran exactamente el mismo día y a la misma hora cada año es  que el periodo orbital terrestre no es exacto: toma 365,2425… días en realizar un giro completo alrededor del Sol.
 En gran parte, esto es compensado mediante la introducción de los años bisiestos (2016, por cierto, lo es), pero siguen existiendo pequeñas diferencias horarias que hacen saltar en ocasiones un día.
Planteemos algunas cuestiones extremas que pueden resultar ilustrativas.
 Por ejemplo, ¿qué ocurriría si el eje de rotación de la Tierra fuese perpendicular al plano de su órbita? Pues que el Sol siempre saldría exactamente por el Este y se pondría exactamente por el Oeste, y que las noches y los días durarían siempre lo mismo
. En el caso de la Tierra, esto sólo ocurre dos días al año, los que denominamos equinoccios.
 Otra consecuencia notable es que no tendríamos estaciones.
Las estaciones están 'invertidas' entre ambos hemisferios: el mismo solsticio de invierno en el hemisferio norte es el solsticio de verano en el hemisferio sur
Sin embargo, la Tierra está inclinada unos 23 grados y medio y, por lo tanto, los días y las noches se suceden variando su duración de forma progresiva.
 En los equinoccios, la duración del día y de la noche es exactamente igual, y el Sol sale exactamente por el Este y se pone exactamente por el Oeste.
 Luego el Sol saldrá más al norte o al sur, hasta alcanzar una posición extrema en la que nuestra estrella parece detenerse y regresar de nuevo a la posición original.
 Este es el denominado solsticio, del latín solstitium o "Sol quieto".
 El proceso se repite de forma análoga en el sentido opuesto. Es precisamente este efecto el que permitió a Eratóstenes determinar el radio de la Tierra.
En una fecha tan señalada están ocurriendo cosas curiosas en el planeta.
En la región al norte del Círculo Polar Ártico no saldrá el Sol, mientras que, en la región al sur del Círculo Polar Antártico, el Sol no se pondrá y permanecerá en el cielo girando alrededor del observador
. En los polos (de forma alterna) no saldrá el Sol hasta el equinoccio, siendo de día durante seis meses seguidos de otros seis meses de noche.
 Otro lugar menos frío pero igualmente único es, en este caso, el Trópico de Capricornio.
 En él, el Sol pasará exactamente por la vertical el medio día de este solsticio, lo que ocurrirá en el Trópico de Cáncer en el próximo solsticio, dentro de seis meses.
En todas las civilizaciones, el ser humano ha sido capaz de determinar estas efemérides mediante la observación del firmamento
Los solsticios o equinoccios no necesitan de altísima tecnología para su determinación.
 Un palo o unas piedras, además de nuestra metódica observación del cielo (el Sol en este caso), son suficientes para determinar la fecha.
 Las civilizaciones más antiguas (incluso extremadamente aisladas, como puede ser la de la Isla de Pascua) ya conocían estas efemérides perfectamente, existiendo festejos relacionados con los mismos en casi todas las civilizaciones.
 Incluso hay quien propone que en la Edad de Piedra podrían haber poseído ya este conocimiento.
 La astronomía suele estar relacionada con gran número de festividades en nuestra cultura.
 Al igual que la Luna llena marca las fechas de la Semana Santa y de los Carnavales, puede que la Navidad o la noche de San Juan estén relacionadas con los solsticios, festejos posiblemente heredados de festividades paganas.
 Será difícil confirmar o desmentir este punto.
Permítanme aprovechar esta ocasión para desearles un feliz solsticio y una próspera nueva órbita.
Alfred Rosenberg González es doctor en Astrofísica, investigador y divulgador del Instituto de Astrofísica de Canarias dentro de su Unidad de Comunicación y Cultura Científica (UC3).

 

20 dic 2015

El príncipe de las mareas.................................................................. Rubén Amón

La posición de Pablo Iglesias como Poseidón ha sido determinante, navegando entre las mareas políticas como un condotiero.

Pablo Iglesias
Pablo Iglesias llega al Teatro Goya, en Madrid, para analizar los resultados. / BERNARDO PÉREZ

La ventaja de las elecciones del 20D respecto a las anteriores consiste en que no ha sido necesario convalecer después de votar.
 Y entiendo por convalecer la somatización que suponía personarse en las urnas contra natura, haciéndolo no por convencimiento sino por exclusión o por desesperación, tantas veces a expensas de las convicciones ideológicas e introduciendo la papeleta con el pulso tembloroso.

El padre de un amigo mío, por ejemplo, convaleció después de votar a Rajoy.
Convaleció porque siempre había sido leal al PSOE, pero le pareció que semejante compromiso no podía prolongarse ni al Zapatero bis ni al enroque de Rubalcaba.
Estuvo en cama un par de días.
 Y no creo que vaya a estarlo los próximos, por mucho que le proporcione vértigo esta incertidumbre de los pactos y este funeral del bipartidismo al que asistimos con lagrimones impostados de plañideras.
Ha sido un batacazo del PP, un retroceso de la derecha y una victoria de la izquierda en su heterogeneidad, tanto por el resultado digno de Pedro Sánchez —mucho mejor del que esperaban sus detractores del PSOE y propicio a ilusionarle con el trono de la Moncloa— como por la pujanza de Podemos, cuya victoria es la evidencia más clara y rotunda que trasladan estas elecciones.
 De la nada a casi todo, Iglesias ha demostrado acertar con el punto de inflexión de la campaña: se trataba de sonreír, no de morder.
 Consistía la estrategia en apelar a las emociones, a la ilusión gandhiana de un cambio purificador, pero más hábil y determinante ha sido la posición de Pablo Iglesias como Poseidón, navegando entre las mareas políticas como un condotiero que ha cuestionado la hegemonía nacionalista del País Vasco, Cataluña y Galicia, más allá de haber echado sus reales en Madrid en un órdago a la Moncloa.
Tanto los ha echado que el veredicto de las urnas recuerda al que se produjo en las municipales de la capital.
 Un triunfo estéril del PP, más el imperativo de evacuar a Esperanza Aguirre, como ahora pueda serlo el imperativo de evacuar a Rajoy, cuya victoria numérica carece de valor político si no puede gobernar: o todo o nada.
El planteamiento extremo le exige puntos de apoyo
. Y carece de ellos. No ya porque Albert Rivera haya prohibido cualquier terapia de reanimación a Mariano Rajoy, sino porque el resultado de Ciudadanos representa una decepción asombrosa, mayúscula, en su ambición de alternativa, hasta el extremo de que la pasividad de los conservadores en estos comicios —muchos votantes del PP y de Ciudadanos se han quedado en casa— impone un escarmiento a la mitología del centro.

 

Las batallas de Meryl Streep................................................................................. Rocío Ayuso

La actriz más respetada de Hollywood continúa con su lucha por la igualdad de género en una industria dirigida por hombres.

 Ahora estrena ‘Sufragistas’.


Si hay algo que a Meryl Streep se le da de maravilla es quitarle hierro a cualquier asunto.
 A sus logros, a su carrera, a su vida.
 No hay actriz que no confiese su adoración por “la Streep”, la intérprete cuya carrera querrían emular.
 No hay premio que no se lleve, nominada al Oscar en 19 ocasiones ­—lo que la convierte en la intérprete, sin diferencia de género, con un mayor número de candidaturas—, lo ha recibido por Kramer vs. Kramer (1979), La decisión de Sophie (1982) y La dama de hierro (2011)
. Ama lo que hace y hace lo que ama, esa ha sido su filosofía desde que comenzó en el cine en los años setenta
. Pero nunca será ella quien se suba a un pedestal ni permite que otros la coloquen ahí. “Para eso tengo a mis hijos, para recordarme todas las mañanas quién soy”, afirma puntuando sus palabras con una carcajada fácil.
Si alguien le habla de sus grandes papeles, ella menciona las peores experiencias de su carrera y cita Bajo sospecha (1982) o La muerte os sienta tan bien (1992)
. Si su interlocutor alaba su compromiso solidario, la actriz replica lo mucho que queda por trabajar. “Es lo malo de intentar hacer algo bueno.
 Que nunca acabas. Que nunca consigues solucionar los problemas
. Ayudas, pero no resuelves, una labor sin fin”, explica sobre su obra social de la que prefiere no dar detalles.
'Sufragistas’ es un filme de época, pero si nos fijamos en las diferencias de sueldo y trato entre los géneros, nadie negará que la historia es moderna”
Pero si de algo se muestra orgullosa es de ser una de las voces más claras en favor de la igualdad de género, dentro y fuera de Hollywood.
 Una igualdad de la que ella disfruta, pero que quiere para todas.
 Y es este deseo el que la ha llevado a interpretar un pequeño papel en Sufragistas, la cinta de Sarah Gavron que se estrenó ayer en España y que deja claro que dos minutos con la Streep son mucho más intensos que toda una cinta protagonizada por otras estrellas.
“Hemos visto muchas películas sobre la defensa de los derechos humanos, de la igualdad social y racial, pero nada como esto”, afirma la actriz para defender una cinta centrada, como dice su título, en el movimiento sufragista de principios del siglo XX en Inglaterra.
 “Es un filme de época, pero si nos fijamos en las diferencias de sueldo y trato que se dan en la actualidad entre los géneros, nadie me negará que la historia es moderna”, afirma quien fue la primera en ponerse en pie para aplaudir el discurso en favor de la igualdad que pronunció la actriz Patricia Arquette en la última ceremonia de los Oscar al recibir una estatuilla.
Merly Streep, en un fotograma de la película ‘Sufragistas’, de Sarah Gavron.
Merly Streep, en un fotograma de la película ‘Sufragistas’, de Sarah Gavron.
“Para mí esta no es una nueva causa.
 Siempre he pensado igual, probablemente desde que tenía 7 años.
 Lo que he tenido es buena suerte y he disfrutado de una buena racha en una industria donde, cuando comencé, apenas había mujeres en puestos ejecutivos o en los equipos de rodaje.
 Las cosas han mejorado y supongo que mi experiencia habrá ayudado, pero queda mucho por andar”, precisa la actriz que lucha por la igualdad de género tanto en el Congreso estadounidense como a través de otras iniciativas independientes.
“He tenido suerte porque he podido participar en películas clave en momentos oportunos de mi carrera. Títulos como Kramer vs. Kramer, que fue un reflejo de lo que pasaba en la sociedad.
 O ahora, Sufragistas, un filme que no podría ser más apropiado para el momento que vivimos.
 Pero no me engaño. Incluso en mi carrera, estos trabajos son burbujas de aire en una industria dirigida por hombres y donde domina la narrativa masculina
. Las cosas están mejor en televisión”, afirma contundente.
La actriz estrenará el año próximo ‘Florence Foster Jenkins’, una cinta sobre la peor cantante de ópera
Para Streep (1949, Nueva Jersey), el cine está enfrascado en sus grandes franquicias basadas en juguetes o videojuegos.
“En la televisión encuentras otra variedad, series como Orange is the new black y muchas otras con mujeres en los papeles protagonistas.
 Mientras que en la gran pantalla, recuerdo que hace exactamente un año de las 10 mejores películas que seleccionó el Instituto del Cine Americano tan solo una contaba con una mujer como protagonista.
 Le corresponde a otro más listo que yo explicar esta disparidad, pero lo que queda claro es que la voz que se escucha en esta industria es principalmente masculina”.
La voz de Meryl Streep es potente, con largos tentáculos y respetada
. A la vez que la intérprete enviaba este año una carta a todos y cada uno de los miembros del Congreso estadounidense recordándoles la enmienda constitucional que defiende la igualdad y otra a la canciller alemana,
 Angela Merkel, para potenciar el desarrollo de la mujer entre las nuevas generaciones, Streep está detrás de un programa de becas que fomenta nuevas generaciones de mujeres guionistas por encima de los 40 años.
A la derecha, la actriz, embarazada, acompañada por su madre, en 1979.
A la derecha, la actriz, embarazada, acompañada por su madre, en 1979. / Ron galella (wireimage)
Todo sin parar de trabajar, con dos estrenos en 2015, primero Ricki y ahora Sufragistas, y otro listo para el próximo año, Florence Foster Jenkins, sobre la peor cantante de ópera jamás conocida.
 Una historia amable y divertida que describe la vida de otra de esas mujeres relevantes en su trayectoria.
 Y mantiene que cada una de sus interpretaciones ha sido “importante” para ella, a pesar de las cintas de las que reniega.
 “En la película de Robert Benton interpretaba el cliché de mujer misteriosa, bella y enigmática, de quien nadie sabe nada.
 Nunca me ha interesado ese tipo de papel, una imagen aburrida de lo que realmente es una mujer.
Y fracasé a la hora de mostrarla en la pantalla”, recuerda sobre Bajo sospecha.
En La muerte os sienta tan bien, de Robert Zemeckis, la actriz considera que lo que falló fue el director.
“Es alguien que disfruta más rodeado de cámaras que de actores”, precisa entre carcajadas.
“Estos trabajos son burbujas de aire en una industria donde domina la narrativa masculina”
Una nueva generación de actrices sigue los pasos de la gran Meryl Streep.
 Algunas incluso llevan su apellido o, mejor dicho, el de su marido, como es el caso de sus dos hijas, Mamie y Grace Gummer.
 Otras, simplemente han hecho de hijas suyas en la pantalla. “Claire Danes o Renée Zellwegger sin ir más lejos.
 Claire es incluso amiga de mi hija”, se regodea la matriarca, quien añade que no le gusta dar consejos.
“Si me preguntan, bueno, digo algo.
 Pero dar consejos es delicado, incluso con mis propias hijas
. No quiero ser una entrometida”. Aunque si se lo pide alguien cuyo único sueño es seguir sus pasos profesionales, le diría: “No desesperes”. “Realmente, lo único que necesita una actriz es un buen material.
 Yo tuve suerte y he vivido en la cresta de la ola del cambio. Solo espero que mi experiencia sirva de algo y ayude a las que vienen detrás”.

Su secreto mejor guardado

R. A.
Detrás de toda gran mujer, también hay un gran hombre.
 En el caso de Meryl Streep, que nació en New Jersey hace 66 años, ese hombre se llama Don Gummer,  el escultor con el que está casada desde hace 37 años.
 Autor, por ejemplo, de la obra que decora la nueva Embajada estadounidense en Moscú.
 “La vieja la tiraron porque tenía muchas escuchas... no es que la nueva vaya a mejorar”, bromea la intérprete.
 Con su sólido matrimonio, Streep le lleva la contraria a un Hollywood plagado de divorcios; aunque la estrella asegura que conoce muchas parejas tan longevas como la suya.
Fuera de la industria, claro está, y ahí es donde vive, en Connecticut (EE UU), lo más lejos posible de Los Ángeles sin salirse del país. ¿Ese es el secreto de su matrimonio?
“No sé. Yo diría que el único secreto, si es que lo hay, es que dejo las cosas por escrito.
Hablo de los contratos.
 Nunca he pasado más de dos semanas lejos de mi familia.
Especialmente cuando los niños eran pequeños. Pero lo dejo escrito y firmado. Porque en Hollywood, las promesas son lo primero que sale por la ventana”.