Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

13 dic 2015

Mariana Pineda

La heroína liberal, Mariana Pineda (1804-1831)

Tuvo una vida breve y una muerte injusta.
 Pero Mariana Pineda se convirtió en un mito y en un símbolo de la libertad. Silenciada durante los gobiernos absolutistas, ensalzada bajo gobiernos liberales y progresistas, la figura de Mariana Pineda se convirtió en una inagotable fuente de inspiración para poetas y dramaturgos, entre ellos, Federico García Lorca que escribió una obra de teatro en la que recreó su vida.

Mariana de Pineda Muñoz nació en Granada el 1 de septiembre de 1804.
 Sus padres, que nunca llegaron a contraer matrimonio, eran María de los Dolores Muñoz y el capitán de navío y caballero de la Orden de Calatrava, Mariano de Pineda.
 La infancia de Mariana estuvo rodeada de situaciones rocambolescas. 
Empezando porque sus padres solamente vivieron juntos una vez nació la pequeña y su padre firmó un documento en favor de su hija cuando supo que padecía una enfermedad crónica.
 Poco tiempo después, sin embargo, denunció a la madre de Mariana por haberse apropiado de unos bienes en nombre de su hija. 
Cuando falleció Mariano, la niña fue entregada a un tío paterno, quien, al contraer matrimonio, delegó sus responsabilidades a una pareja conocida. 

Con una infancia díficil a sus espaldas, Mariana inició su vida adulta a los quince años y con una suerte poco distinta.
 En 1819 contraía matrimonio con Manuel de Peralta, once años mayor que ella y con el que tuvo un hijo y una hija.
 En 1822, Mariana quedaba viuda y al cargo de dos pequeños. 

Su difícil situación no fue incompatible con sus creencias políticas que la llevaron a ayudar y acoger en su humilde hogar a distintos miembros del partido liberal perseguidos durante los tiempos del absolutismo de Fernando VII.

En 1829, Mariana daba a luz a una niña fruto de su relación con el abogado José de la Peña quien tardó muchos años en reconocer legalmente a su propia hija.

12 dic 2015

Cuando llueve en nuestro corazón.................................................... Carlos Boyero

¿Qué voy a contar de Sinatra que no hayan descrito sus múltiples biógrafos?

Lo que conecta con mis sensaciones más perdurables.

 

Frank Sinatra, en una fotografía tomada en Los Ángeles en 1954. / GETTY

Cualquiera medianamente enterado sabe que el mundo del siglo XX, sus descubrimientos mas trascendentes, el cambio sobre verdades que parecían inalterables, los misterios del subconsciente, la eterna historia del mundo entre poderosos y débiles y la revolución contra ideas fijas mediante la teoría de la relatividad los protagonizaron tres hombres de raza judía (no puede ser casual, es el pueblo elegido por la inteligencia y la capacidad de supervivencia, y quiero imaginar que nadie sería más crítico que ellos, que estas mentes geniales, con las impunes barbaridades del sionismo) llamados Freud, Marx y Einstein.
Y habrá diferentes criterios sobre quienes alimentaron el alma de tanta gente, pero resulta diáfano que un tal Picasso, literatos asombrosos que exigirían una lista excesiva para una crónica de periódico, pioneros de esa cosa maravillosa llamada cine como Keaton y Chaplin, o músicos que expresaban multitud de sentimientos compartidos con sus composiciones o con esos milagros que pueden crear unas voces, hicieron un poco más soportable o ilusionante el siglo del horror, el de las dos guerras mundiales más devastadoras que testifica la historia del universo.
Hablemos de cantantes.
 De esa gente capaz de transmitir las fibras más íntimas del receptor, cada uno de su padre y de su madre, por múltiples y diferentes motivos.
¿O son siempre los mismos, afectan de igual forma a un esquimal y una genuina y cultivada criatura de Oxford o de Harvard?
 En primer lugar habría que investigar si los esquimales tienen acceso el tocadiscos, la radio, los múltiples contactos de Internet.
 Pero estoy seguro de que si escucharan la voz de unas damas llamadas Edith Piaf y Billie Holiday o de unos tipos apellidados Morrison y Sinatra a lo mejor explicaban su tristeza, su alegría, sus anhelos de amor, su melancolía, su acuerdo con la vida, su desacuerdo, las emociones al límite expresadas con inconfundible belleza.
Y hablemos de esos poetas que primero escriben lo que sienten, imaginan o simulan, ajustan cuentas con los hallazgos, deseos, abandonos, tormentas, epifanías (odio este término desde que los farsantes modernos o posmodernos se han apoderado de él) que les ha deparado su problemática existencia, hablan de sus sensaciones más profundas, de sus conquistas y sus pérdidas, del anverso y el reverso de su espíritu.
 Lo escriben en su intimidad y lo cantan para ese público tan agradecido y cómplice.
 Me refiero a varios de los grandes poetas del siglo XX: Brassens, Ferré, Brel, Vinicius de Moraes, Cohen, Dylan, Waits, Conte, Dalla, Jiménez, Jobim, Veloso, Buarque, Battiato, Sabina, Serrat y otros que imperdonablemente olvido.
 Escribían lo que pensaban y sentían (nunca se sabe en qué estado etílico, sobrio o de droga dura) y lo vomitaban en un escenario o en un estudio de grabación.
Aseguran que Sinatra cumpliría hoy cien años
. ¿Y qué voy a contar de él que no hayan descrito sus múltiples biógrafos? Solo lo que conecta con mis sensaciones más perdurables.
 O sea, que aunque no hubiera escrito ninguna de sus canciones, es tan genial que las hace suyas, que marcan la personalidad de un hombre que según su mentiroso testimonio no vendía voz sino estilo (el estilo es grandioso, pero es fraseo, esa voz de seda puede transmitir todos los estados de ánimo), que era un gánster y un político que podían ser tenebrosos pero que fumaba, bebía y vestía como los dioses (con permiso de Bogart y de Mitchum), con un tono que te arrullaba, exaltaba, hacía soñar, lamía tus heridas, seducía, consolaba, emocionaba, enamoraba.
Y nadie ha narrado mejor que él lo que ocurre cuando finalmente llueve en tu corazón, ni lo que puede pasar entre desesperados y extraños que se conocen en la noche, ni en los sueños rotos que cobran especial importancia en setiembre, ni en la arrogancia cuando el final está cercano de haber hecho las cosas a tu manera, ni de que muchas veces las cosas que más te afectan se joden por una tontería (es más complicado, no es verdad), ni de que encontrarás tu lugar en el sol en la feroz y siempre viva Nueva York, ni de tantas emociones que habitan en nuestra sensibilidad, ni de la necesidad de amar y ser amado, aunque estés de regreso de todas las felices o torturadas vueltas.
 Y brindo por usted, el mago, la seducción, la profesionalidad, el sentimiento, la amargura, la ilusión.

Si te apetece leer....


 Los diarios de Gil de Biedma, al fin

"Cuando en 1974 Jaime Gil de Biedma publicó Diario de un artista seriamente enfermo, era un hombre convencido de su valía literaria. Dos anotaciones de febrero y abril de 1960 de los diarios que ahora conocemos revelan que ya releía entonces sus notas de 1956, antes de que en 1971 emprendiera una reconstrucción larga y minuciosa.
 En 1987, cuando se le diagnosticó una enfermedad más seria que la tisis de 1956, amplió notablemente el libro añadiéndole textos mucho más personales, y en 1989 entregó a Carmen Balcells para su publicación el Retrato del artista en 1956, que apareció en 1991
. Un cuarto de siglo después de su muerte, esta nueva edición suma al corpus el llamado Diario de ‘Moralidades’ (1959-1965), otro de 1978 y el más breve y crepuscular de 1985, lo que duplica holgadamente lo que ya conocíamos". JOSÉ-CARLOS MAINER
  • Foto:LUMEN
  • Sentimientos, verosimilitud y Starbucks

    "Anne Tyler es una escritora estadounidense, nacida en 1941, ganadora del Premio Pulitzer y con más de veinte novelas en su haber.
     El hilo azul es la última, que nos llega con una impecable traducción de Ana Mata Buil. Cuenta la historia de una familia con unas raíces poco profundas, proveniente del medio rural y afincada en Baltimore.
     Tres generaciones desde la Gran Depresión hasta nuestros días. Clase media de la Costa Este. Hasta ahí todo entra dentro de la normalidad. Sin embargo, quiero explicarles por qué mientras leía esta novela me vinieron a la cabeza los Starbucks Coffee y otras franquicias.
    El café de estos lugares está bueno. Puede encontrarse en todas partes. Tienen wifi gratis. En invierno se está calentito y en verano ponen el aire acondicionado. Son la representación simbólica de cierta domesticidad y confort en la era de la globalización.
     A la vez son un no-lugar. Como esta novela, en la que escribir canónicamente bien, practicar lo que algunos llaman “clasicismo”, es un modo de estar conforme". Por MARTA SANZ



    Otra generación perdida

    "Sí, Una chica en invierno es una obra maestra
    . La primera de su autor y la que faltaba por traducir al español. Philip Larkin (1922-1985) la escribió cuando apenas tenía 22 años, por eso sorprenden la personalidad propia de su estilo como narrador, su contención y, en cierto sentido, el pesimismo cósmico.
     Las características del gran poeta que Larkin llegaría a ser unos años después
    . Una chica en invierno tiene límites precisos: un día de invierno durante la II Guerra Mundial en el que Katherine Lind, extranjera, bibliotecaria en una ciudad inglesa de provincias, está a punto de quedar con el que pudo haber sido su gran amor en la adolescencia. Katherine rememora, en unas horas hurtadas al trabajo, un verano de iniciación antes de la guerra. Paradójicamente, el despertar (muy al gusto del antirromanticismo de Larkin) comenzará en lo anodino de la vuelta al trabajo en el tedioso invierno inglés". Por CARLOS PARDO
    • Foto:IMPEDIMENTA




    Cocaína y Gioconda

    "Imaginemos a la policía y la política como organizaciones mafiosas: estamos en el mundo de El puñal, de Jorge Fernández Díaz (Buenos Aires, 1960).
     “Tengo muchos nombres, pero en el trabajo me conocen como Remil”, se identifica el narrador. “Hijo de remil putas” lo llamaba el sargento que le salvó la vida en las Malvinas, donde Remil acabó con un tiro en la barriga y fue un héroe. Si porque es negro no lo miran bien los porteros de discoteca, lo dejan pasar en cuanto lo miran dos veces
    . Puede ser peor que los malos
    . Del hospital psiquiátrico militar saltó a los servicios especiales del Estado, a un sótano tan secreto que ni siquiera existe". Por JUSTO NAVARRO

La reinvención del ‘made in Spain’........................................................ Carlos Primo

La última revolución de la moda española viene marcada por la especialización, la artesanía y un uso de las redes sociales que ha permitido a algunos creadores llegar a ‘celebrities’ antes inalcanzables.

De izquierda a derecha: la reina Letizia con un bolso de Inés Figaredo, Lady Gaga, vestida por Leandro Cano y Katy Perry con un diseño de María Escoté.
De izquierda a derecha: la reina Letizia con un bolso de Inés Figaredo, Lady Gaga, vestida por Leandro Cano y Katy Perry con un diseño de María Escoté. / GETTY IMAGES / CORDON PRESS

En ocasiones, el éxito llega de la forma más inesperada. A M&H, una tienda de ropa infantil de Valladolid, le vino sin proponérselo, a través de una sesión fotográfica publicada en varias revistas. En ella, Carlota, la hija de los duques de Cambridge, vestía uno de sus diseños, un vestido floreado. Lo que otras firmas persiguen con costosos programas de marketing, esta empresa vallisoletana lo ha logrado de casualidad, posiblemente a través de la niñera española de la princesa, que habría adquirido el regalo durante una de sus estancias en España.
La reinvención del ‘made in Spain’
ILUSTRACIÓN: CARMEN GARCÍA-HUERTA
Que la notoriedad internacional no siempre procede de los flases de las pasarelas es algo que conocen de sobra en otra firma española que, esta vez con una clara estrategia de expansión, ha logrado posicionarse en un segmento tan inexplorado como el de la moda infantil. La firma gallega Pili Carrera, fundada en 1963, se ha vuelto justamente célebre tras vestir a otras niñas vinculadas a la realeza: la princesa Leonor y la infanta Sofía; y también a las tres hijas de los reyes de Holanda.
La princesa Carlota, con uno de los vestidos de la tienda vallisoletana M&H.
La princesa Carlota, con uno de los vestidos de la tienda vallisoletana M&H. / AFP
En una época en la que es frecuente hablar del resurgir del diseño español en el ámbito internacional, sorprende que los casos más llamativos sucedan precisamente al margen de las grandes firmas de pasarela.
 Si los diseñadores españoles de los años ochenta y noventa se miraban en el espejo de los grandes modistos franceses e italianos, la nueva generación está formada por empresas de dimensiones más moderadas y objetivos más precisos.
Cuando en 2013 las diseñadoras María Ke Fisherman y María Escoté saltaron a la primera plana de los medios especializados, lo hicieron por la creatividad de sus colecciones y por sus puntos de venta internacionales, pero también por haber vestido a las estrellas globales Miley Cyrus y Katy Perry, respectivamente.
 Fue impactante, precisamente, por lo desproporcionado del paso que dieron: de desfilar en la sección novel de la Mercedes Benz Fashion Week Madrid a vestir a influyentes artistas.
 Mientras muchos se preguntaban por los motivos, la respuesta siempre había estado ahí: el uso de la tecnología y las redes sociales, capaces de salvar distancias geográficas y grandes presupuestos.
Uno de los collares de Andrés Gallardo.
Uno de los collares de Andrés Gallardo.
“Instagram ha sido fundamental para mi carrera, porque pude compartir mi trabajo y llegar a mucha gente sin necesidad de gastar dinero”, explica el diseñador riojano Rubén Galarreta, quien conoce perfectamente el alcance de las redes sociales: cuando estaba a punto de concluir sus estudios de Diseño de Moda en Madrid, recibió un mensaje del creador indio Manish Arora invitándole a trabajar para él.
 Unas semanas después, Galarreta estaba en Nueva Delhi, participando en la creación de las colecciones de la firma y colaborando en encargos especiales como un diseño que Lady Gaga vistió en Londres
. Esta experiencia le abrió las puertas a un nuevo proyecto: crear su propia firma.
 Y ya ha presentado varias colecciones basadas en un innovador empleo del estampado digital. “Sigo utilizando las redes sociales, porque es el medio que estilistas internacionales emplean para contactar conmigo”, afirma a propósito de otra de las estrellas que ha vestido, la solista estadounidense Ashanti. También tiene una importante base digital Andrés Gallardo, la firma de joyería que los diseñadores Andrés Gallardo y Marina Casal fundaron en 2010 para producir colecciones de complementos basados en un empleo novedoso de la porcelana
. Cuando acudieron a presentar su producto a Première Classe, la feria profesional más importante del calendario parisino, comprobaron que el diseño español tenía una reputación nada desdeñable.
 “El diseño y el producto español están asociados a la calidad”, explica Casal. “Somos competitivos, porque en España existe un sector artesanal importante que nos permite trabajar y asumir grandes pedidos.
 Hay muchos talleres que emplean técnicas tradicionales, y eso genera un valor añadido”
. Desde esta firma madrileña aseguran que el mercado internacional supone el 75% de sus ventas en puntos físicos, y el 60% de las que realizan a través de su página web.
 Venden principalmente a Japón, Taiwán, Hong Kong, China y Rusia y están ampliando su mercado en Estados Unidos.
Algo similar le sucede a Mikel Cans, un diseñador barcelonés que en 2012 decidió fundar una marca de accesorios de piel llamada Henten. Cans afirma que el 80% de sus ventas se produce en el extranjero, principalmente a través de su tienda online.
 “Desde el principio nos hemos centrado en el mercado internacional, porque es mas fácil que el cliente consuma un producto de calidad hecho a mano a un precio razonable en otros países”. A su favor juega también una de las mayores bazas del diseño español: la marroquinería.
 “En el sector de los complementos de piel, nuestro país goza de una muy buena reputación, por tradición, calidad y atención a los acabados”, explica.
Uno de los bolsos creados por la diseñadora Inés Figaredo.
Uno de los bolsos creados por la diseñadora Inés Figaredo.
Capitalizar la tradición marroquinera es algo que conocen muy bien marcas como Loewe, que produce todos sus complementos de piel en España, pero también firmas independientes como Inés Figaredo, posicionada en un mercado más cercano al lujo que ha conquistado con sus bolsos desde la clásica reina Letizia hasta la extravagante Lady Gaga.
 “Nuestra marca tiene un plus, que es el de la realización artesanal de cada pieza”, afirma Cans, que cuando abrió su tienda online decidió hacerlo exclusivamente en inglés y con gastos de envío gratuitos en todo el mundo.
Si pensar a lo grande es la clave del éxito, hablar de tú al mercado internacional parece un buen comienzo.