La mujer que participó en los ataques juró lealtad al Estado Islámico en un mensaje de Facebook, según los investigadores.
Tashfeen Malik, la mujer de origen paquistaní que participó en la matanza de 14 personas
el pasado miércoles en San Bernardino, California, escribió un mensaje
en Facebook en el que expresaba su lealtad al grupo terrorista Estado
Islámico (ISIS), que opera en Irak y Siria.
El dato lo revelaron el viernes por la mañana fuentes federales (FBI) anónimas de la investigación citadas por las principales agencias de información.
Los agentes afirmaron que trabajan con la hipótesis de que la pareja atacante se radicalizara a través de Internet.
Los investigadores llevan más de 24 horas revisando todo el material informático hallado en el domicilio de la localidad de Redlands que compartía con su marido, Syed Farook.
La reconstrucción de ese material, que incluye teléfonos y ordenadores, es fundamental para saber cuál fue el motivo para asesinar a sangre fría, pues hasta el momento todos cuantos conocieron a Farook afirmaban que era una persona reservada pero normal.
No ha surgido nadie que afirme haberla conocido a ella en Estados Unidos. Ambos son los principales sospechosos de haber entrado con armas de asalto el miércoles en una fiesta de Navidad de empleados del condado con armas de asalto, máscaras y vestidos de camuflaje.
En un tiroteo posterior fueron abatidos por la policía en plena calle cuando trataban de huir.
El mensaje en cuestión que está siendo analizado fue escrito con un seudónimo, según los investigadores, y borrado poco antes del ataque del miércoles.
No ha trascendido el seudónimo ni cómo los agentes han logrado recuperar el mensaje
. En esa cuenta de Facebook, la mujer expresaba su admiración por el Estado Islámico. Farook, por su parte, había tenido contacto online con extremistas.
Las fuentes citadas no creen, sin embargo, que la matanza fuera ordenada por ISIS, sino más bien inspirada por su ideología y ejecutada por imitación.
En las primeras horas tras la masacre, que dejó también 21 heridos, varios datos hacían pensar que no se trataba de un tiroteo como los demás.
Primero, que se tratara de un equipo de al menos dos personas.
Segundo, que una fuera una mujer, algo extraño en los tiroteos en Estados Unidos.
Y tercero, el grado de planificación del ataque. Los asesinos incluso dejaron tras de sí bombas que debían ser activadas por control remoto, pero fallaron.
Por los relatos de quienes les conocieron y la investigación, se sabe que Farook, ciudadano estadounidense de 28 años, conoció a Malik, paquistaní de 27, por Internet
. Se vieron por primera vez en un viaje de Farook a Arabia Saudí para hacer la peregrinación de los musulmanes y ambos entraron juntos en el país en julio de 2014, ella con visado como su prometida. Se casaron al mes siguiente en Riverside, California.
Tuvieron una niña hace seis meses. El miércoles pasado la dejaron con su abuela y se dirigieron a perpetrar la matanza en un todoterreno alquilado tres días antes.
La agencia Reuters, tras hablar con familiares de Malik en Islamabad, aseguró este viernes que la mujer se había mudado a Arabia Saudí de pequeña, hace 25 años y que allí se había convertido en una persona “conservadora de línea dura”. Malik era del distrito de Layyah, en la provincia de Punjab
. Regresó a estudiar a Pakistán hace cinco o seis años. Javed Rabbani, uno de los tíos de Malik, dijo que cuando los familiares iban a visitarlos a Arabia Saudí volvían comentando sus planteamientos radicales.
La pareja vivía en un chalé adosado de clase media de la localidad de Redlands, dentro del suburbio de San Bernardino, a unos 100 kilómetros al este de Los Ángeles
. Él trabajaba en los servicios de salud del condado desde hacía cinco años. Se trata de un barrio tranquilo, de familias de clase media de todo tipo de origen. Farook y Malik guardaban un arsenal de 5.000 balas en su garaje, además de 12 bombas caseras y material para fabricar más.
La pareja tenía dos rifles de asalto tipo AR-15 y dos pistolas.
Todas las armas habían sido compradas legalmente, a pesar de que California tiene algunas de las leyes más restrictivas de EE UU sobre armas.
La pista islamista ha estado sobre la mesa desde el primer día, pero todos los niveles de investigación (policía, sheriff y FBI) y la mayoría de líderes políticos han extremado la prudencia para no apuntar al móvil religioso en la matanza.
El dato lo revelaron el viernes por la mañana fuentes federales (FBI) anónimas de la investigación citadas por las principales agencias de información.
Los agentes afirmaron que trabajan con la hipótesis de que la pareja atacante se radicalizara a través de Internet.
Los investigadores llevan más de 24 horas revisando todo el material informático hallado en el domicilio de la localidad de Redlands que compartía con su marido, Syed Farook.
La reconstrucción de ese material, que incluye teléfonos y ordenadores, es fundamental para saber cuál fue el motivo para asesinar a sangre fría, pues hasta el momento todos cuantos conocieron a Farook afirmaban que era una persona reservada pero normal.
No ha surgido nadie que afirme haberla conocido a ella en Estados Unidos. Ambos son los principales sospechosos de haber entrado con armas de asalto el miércoles en una fiesta de Navidad de empleados del condado con armas de asalto, máscaras y vestidos de camuflaje.
En un tiroteo posterior fueron abatidos por la policía en plena calle cuando trataban de huir.
El mensaje en cuestión que está siendo analizado fue escrito con un seudónimo, según los investigadores, y borrado poco antes del ataque del miércoles.
No ha trascendido el seudónimo ni cómo los agentes han logrado recuperar el mensaje
. En esa cuenta de Facebook, la mujer expresaba su admiración por el Estado Islámico. Farook, por su parte, había tenido contacto online con extremistas.
Las fuentes citadas no creen, sin embargo, que la matanza fuera ordenada por ISIS, sino más bien inspirada por su ideología y ejecutada por imitación.
En las primeras horas tras la masacre, que dejó también 21 heridos, varios datos hacían pensar que no se trataba de un tiroteo como los demás.
Primero, que se tratara de un equipo de al menos dos personas.
Segundo, que una fuera una mujer, algo extraño en los tiroteos en Estados Unidos.
Y tercero, el grado de planificación del ataque. Los asesinos incluso dejaron tras de sí bombas que debían ser activadas por control remoto, pero fallaron.
Por los relatos de quienes les conocieron y la investigación, se sabe que Farook, ciudadano estadounidense de 28 años, conoció a Malik, paquistaní de 27, por Internet
. Se vieron por primera vez en un viaje de Farook a Arabia Saudí para hacer la peregrinación de los musulmanes y ambos entraron juntos en el país en julio de 2014, ella con visado como su prometida. Se casaron al mes siguiente en Riverside, California.
Tuvieron una niña hace seis meses. El miércoles pasado la dejaron con su abuela y se dirigieron a perpetrar la matanza en un todoterreno alquilado tres días antes.
La agencia Reuters, tras hablar con familiares de Malik en Islamabad, aseguró este viernes que la mujer se había mudado a Arabia Saudí de pequeña, hace 25 años y que allí se había convertido en una persona “conservadora de línea dura”. Malik era del distrito de Layyah, en la provincia de Punjab
. Regresó a estudiar a Pakistán hace cinco o seis años. Javed Rabbani, uno de los tíos de Malik, dijo que cuando los familiares iban a visitarlos a Arabia Saudí volvían comentando sus planteamientos radicales.
La pareja vivía en un chalé adosado de clase media de la localidad de Redlands, dentro del suburbio de San Bernardino, a unos 100 kilómetros al este de Los Ángeles
. Él trabajaba en los servicios de salud del condado desde hacía cinco años. Se trata de un barrio tranquilo, de familias de clase media de todo tipo de origen. Farook y Malik guardaban un arsenal de 5.000 balas en su garaje, además de 12 bombas caseras y material para fabricar más.
La pareja tenía dos rifles de asalto tipo AR-15 y dos pistolas.
Todas las armas habían sido compradas legalmente, a pesar de que California tiene algunas de las leyes más restrictivas de EE UU sobre armas.
La pista islamista ha estado sobre la mesa desde el primer día, pero todos los niveles de investigación (policía, sheriff y FBI) y la mayoría de líderes políticos han extremado la prudencia para no apuntar al móvil religioso en la matanza.