Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

23 nov 2015

Héroes de la taquilla........................................... Gregorio Belinchón

El año 2014 queda para la posteridad como el mejor del cine español, el de los ‘Ocho apellidos vascos’. Ha alcanzado los 21 millones de espectadores y 123 millones de euros.

Con la gala de los Premios Goya el próximo sábado, reunimos a rostros históricamente más rentables de la industria, de Juan A. Bayona a Javier Fesser

 

Las actrices Belén Rueda (izquierda) y Carmen Maura. / Sergi Pons

Hace casi 25 años, en cine una eternidad, Emilio Martínez Lázaro estrenó Amo tu cama rica, que aunque no fue un taquillazo, estuvo tres años en cartel.
Y cuando la quitaron fue porque el cineasta estrenaba Los peores años de nuestra vida, que, esta vez sí, superó los 723.000 espectadores.
 Hace 13 años, en 2002, Martínez Lázaro estrenó un extraño musical, El otro lado de la cama, que llegó a los 2,8 millones de entradas vendidas, y que tuvo su continuación, Los dos lados de la cama, con 1,5 millones de espectadores.
 El pasado mes de marzo, Martínez Lázaro presentó Ocho apellidos vascos, que actualmente ha superado los 56 millones de euros en taquilla y los nueve millones de espectadores, dos cifras que nunca antes había alcanzado un filme español.
 Toda esta avalancha de datos y de dinero la resume Ernesto Alterio, que protagonizó las musicales de las camas, con una frase certera: “Emilio Martínez Lázaro tiene un taquillazo por generación”.
Y así se mueve el cine español, a golpe de excepciones que confirman la regla: un año la taquilla la salva una comedia de Santiago Segura, otro una película de Juan Antonio Bayona, Javier Fesser o Alejandro Amenábar.
A impulsos, a tirones, como ha sido costumbre desde los noventa.
Excepciones que provocan estupendas carambolas: esta temporada Karra Elejalde se ha convertido en uno de los actores españoles más taquilleros de la historia porque a su papel de vasco, vasco de Ocho apellidos vascos se suma su voz para Mortadelo y Filemón contra Jimmy el cachondo (él da vida al rey del disfraz), con su trabajo en A esmorga, un exitazo regional en Galicia, la única comunidad donde se ha estrenado de momento.
 De marzo de 2014 a febrero de 2015, más de 58 millones de euros. Elejalde, en todo caso, ya vivió glorias similares con Airbag (dos millones de espectadores en 1997), película que durante muchos años parecía que iba a tener segunda parte.
Luego están las películas con una recaudación mediana, que suelen además coincidir con las que acumulan más categorías en los Premios Goya.
 En esta edición –los galardones se otorgan el próximo sábado– ese papel corresponde a El niño, La isla mínima, Relatos salvajes o Mortadelo y Filemón contra Jimmy el cachondo.
Y alguno de sus directores apunta que le hubieran ido mejor las cosas si el distribuidor hubiera tenido más claro el público al que iba dirigido.
 Es decir, que el tan cacareado 25,5% de cuota de mercado obtenida por el cine español en 2014 –algo que no se lograba desde hacía 37 años– podía haber sido un poco mayor.
 Ha sido el mejor año desde que se tienen datos, por cuota de mercado, con 21 millones de espectadores, y por taquilla total (123 millones de euros, que no es tan valorable porque las entradas suben y no se pueden comparar los dineros de 2014 con los de, por ejemplo, 1994), y también por una percepción entre los espectadores más recelosos con el cine patrio de que hay cosas que están cambiando.
 Aunque ya fueran diferentes desde hace años: las percepciones y los prejuicios marcan mucho el mercado.
Sonia Grande (izquierda), Enrique López Lavigne, Clara Lago y Daniel Monzón. / Sergi Pons
Y eso que era la temporada de la crisis, del IVA al 21% –un inciso para señalar que si alguien se ha forrado con el taquillazo ha sido el Ministerio de Hacienda: 26 millones de euros con ese impuesto; a ver quién le convence de que en realidad es una pésima medida–, de falta de películas por el descenso de producciones, de 10 años de caída de la asistencia de los espectadores a las salas: si en 2004 se vendieron 143,9 millones de entradas, en 2013 solo fueron 77
. La mitad. En 2014 se superarán los 86 millones (aún no hay cifras oficiales).
Y, sin embargo, Ocho apellidos vascos.
 Con asistencias tan exiguas a las salas, se logra un taquillazo con menos espectadores
. Como en la industria discográfica: con poco ya has logrado un disco de oro. Pero la comedia de Telecinco Cinema y Lazona, dirigida por Martínez Lázaro y con guion de Diego San José y Borja Cobeaga, no pertenece a esa categoría.
 Ha logrado récords absolutos, espectadores como nunca antes nadie había obtenido. Su carrera comercial empezó el 14 de marzo. Gran primer fin de semana.
 Hasta cierto punto esperable.
Lo prodigioso vino después. Este periodista fue testigo de la enorme sorpresa de José Luis Hervias, presidente de Universal España, distribuidora de la película, en la inauguración del festival de cine de Málaga, que coincidió con el segundo fin de semana en taquilla de Ocho apellidos vascos. Hervias vio en su móvil la taquilla del día. Crecía. Mucho.
 Tanto que acabó ese segundo fin de semana recaudando 4,4 millones de euros, un 52% más que el de su estreno.
Empezó a crecer la leyenda. Ocho apellidos vascos se mantuvo.
 No cedía ni ante capitanes américa ni ante otras amenazas hollywoodienses
. Aprovechó el espaldarazo de la Fiesta del Cine de inicios de abril.
 Durante dos meses no levantó el pie del acelerador.
“Si yo supiera a priori por qué funciona una película, repetiría el esquema”, cuenta ahora Álvaro Augustin, productor de la comedia y director general de Telecinco Cinema.
“Antes de rodar cualquier filme pienso en la taquilla, porque nosotros presentamos planes de financiación y de recuperación de nuestros largometrajes.
 No hablamos de ganar, sino de recuperar.
Le ponemos cara al monstruo: escribimos la cifra que debemos alcanzar.
 Una vez lanzada la película, poco podemos hacer.
 De alguna forma condiciona nuestros proyectos, porque nos autoimponemos el objetivo de la recuperación económica.
Y creo que muchos productores piensan en la taquilla, pero no todos”, señala Augustin. “Ahora bien, es que si solo se pensara en la taquilla se perderían películas maravillosas.
Y nosotros hemos hecho películas de difícil recuperación”.
 Sobre Ocho apellidos vascos, a día de hoy, aún no sabe exactamente por qué funcionó: “Conocemos la mayor parte de los ingredientes, pero no tenemos la receta, la fórmula secreta de la Coca-Cola. Todos tienen su teoría”.
 Lo que no impide que en primavera el mismo equipo repita para empezar el rodaje de la segunda parte.
Conocemos algunos ingredientes, pero no tenemos la fórmula secreta de la Coca-Cola”
Álvaro Agustín, productor de Ocho apellidos vascos
Y allí estará Emilio Martínez Lázaro, el director de la película española más taquillera en España (sumado todo el mundo, Los otros, de Amenábar, es inalcanzable por ahora, con 200 millones de euros), una comedia que, por cierto, no ha logrado candidaturas a los Goya ni en mejor película, ni en dirección ni en guion.
Entre risas, niega la mayor: “No sé yo si hay un Martínez Lázaro para cada generación, pero sí que se pueden comparar El otro lado de la cama y Ocho apellidos vascos.
 Son éxitos populares, transversales, que atraen a toda clase de públicos. Y más con Ocho apellidos vascos, porque eliminando a los académicos a todos les ha gustado [carcajada]”. A lo que apostilla, como decía el maestro de guionistas William Goldman: “Nadie sabe nada. Creo que una de mis mejores películas es La voz de su amo, y fue la menos vista”.
El cineasta madrileño sí apunta una curiosidad: un taquillazo se puede oler. “Vi que Ocho apellidos vascos podía llegar lejos en un pase en el salón de actos [un lugar enorme e inhóspito] de la Facultad de Ciencias de la Información de Madrid, y observé lo que ocurría con ese público.
 Ahora, una cosa es un éxito y otra llegar a los casi 9,5 millones de espectadores.
Después se nos fue de las manos en la famosa segunda semana en taquilla”.

Fernández Díaz: “Existe riesgo de atentado en España”

El titular de Interior asegura que se están haciendo los “deberes” contra el terrorismo.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, en Barcelona. / quique garcia (efe)

El Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha admitido esta mañana que "existe"  riesgo de atentado en España
. El titular de Interior ha reconocido que el “riesgo cero no existe pero estamos cumpliendo nuestro deberes como se pudo comprobar en el partido Real Madrid-Barcelona que se disputó con total normalidad.
 Estuvimos a la altura de las circunstancias e hicimos los deberes”.

Fernández Díaz ha hecho estas declaraciones en el acto de concesión de uso de la bandera de España a la Jefatura Superior de Policía de Cataluña.
 El Consejo de Ministros aprobó el 16 de octubre que todas las jefaturas de policía tuvieran una bandera de España destinada a los actos más puramente protocolarios.
El Ministro ha hecho entrega esta mañana del primero de los símbolos nacionales en Cataluña. “Ser catalán es una de las mejores maneras de sentirse español”, ha asegurado durante su discurso Fernández Díaz que ha aprovechado para cargar contra todas las formaciones secesionistas catalanas asegurando que “la bandera española es uno de los signos de unidad de nuestra patria” y recordando que Cataluña fue uno de los lugares donde hubo mayor apoyo a la Constitución en el referéndum de 1978.
El titular de interior ha querido recordar que “la Policía Nacional y la Guardia Civil han exterminado a ETA y ahora la comunidad internacional derrotaremos al nuevo terrorismo que también hemos padecido en España”.
 Por último, Fernández Díaz ha vuelto a asegurar que existen vinculaciones entre la fundación Nous Catalans y el terrorismo islamista.
Al acto de concesión de la bandera han acudido la Delegada del Gobierno en Cataluña, Maria de los Llanos de Luna, los diputados populares Xavier García Albiol y Enric Millo, el presidente del TSJC, Miguel Ángel Gimeno, y el director de los Mossos d’Esquadra, Albert Batlle, entre otros.

 

La carta que el Gobierno no quiere que llegue a leer...................................... Manuel V. Gómez / Íñigo de Barrón

Los mayores de 50 años iban a recibir un informe con su pensión pública futura.

 El Ejecutivo lo ha vetado para evitar que se conozcan las bajas prestaciones.

 

Fátima Báñez, ministra de Empleo y Seguridad Social
Fátima Báñez, ministra de Empleo y Seguridad Social. / CLAUDIO ÁLVAREZ

El Gobierno no va a cumplir con su promesa de enviar una carta a los mayores de 50 años con la pensión privada y pública futura.
 Lo admitió el propio secretario de Estado de la Seguridad Social, Tomás Burgos, cuando, el pasado 5 de noviembre, dijo: “Comprometido, pero no realizado”.
 En lugar de la misiva, Burgos presentó un simulador electrónico, puesto en marcha en la web
Tu Seguridad Social, en el que se puede consultar una aproximación de cómo será la prestación de los futuros jubilados con limitaciones y dificultades técnicas.
 El sector del ahorro privado cree que el Gobierno ha parado la carta para evitar dar malas noticias por motivos electorales.
El compromiso del PP con esta incitativa —que ya se ha hecho en algunos de los principales países de la Unión Europea— viene de lejos
. En enero de 2011, el PP pidió en la reunión del Pacto de Toledo, donde se regula la marcha de las pensiones públicas, que se incluyera una recomendación para que se facilitara el conocimiento del importe de las cotizaciones realizadas.
 El Gobierno de Zapatero, en julio de 2011, poco antes de dejar el poder, contó con el apoyo del PP para aprobar una disposición adicional en la que estableció la obligación de la Seguridad Social de informar a cada trabajador sobre su jubilación, obligación que se extendió a las empresas privadas de seguros y fondos de pensiones.
La propia ministra de Empleo, Fátima Báñez, el 8 de mayo de 2012, resaltó la importancia de facilitar a los ciudadanos información precisa sobre las expectativas de la pensión, para lo que anunció que se crearía una regulación reglamentaria.
 El 8 de abril de 2014, Burgos, anunció la intención del Gobierno de plasmar el derecho de información sobre la pensión en un “real decreto de próxima aparición”.
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Así, se elaboró un borrador de real decreto, sometido a los interlocutores sociales, a la patronal de fondos de inversión y fondos de pensiones, Inverco, y a la de seguros, Unespa. Después de las consultas, se envió al Consejo de Estado.

Todo estaba preparado

Estaba previsto enviar la carta para finales de 2014. Los grandes bancos se lo creyeron y anunciaron campañas comerciales con el lanzamiento de herramientas en las que usarían de gancho la escasa pensión pública para que los clientes la complementaran con sus productos de ahorro.
¿Qué pasó para que la carta no se remitiera?
Fuentes consultadas coinciden en que fue desde el palacio de la Moncloa donde se paralizó la misiva ya que incluso llegó a debatirse en la reunión de subsecretarios previa al Consejo de Ministros. Ninguna de esas fuentes duda de que ha sido la voluntad política la que ha dado con la carta en la papelera, porque el real decreto estuvo a punto de salir hace más de un año.
Por una razón u otra, la información nunca llegó y la banca, sin ocultar su enfado, trató de salir del paso con simulaciones del ahorro privado.
“Tener esta información es más importante que las ventajas fiscales que se puedan dar a los fondos de pensiones.
 Los cotizantes tienen derecho a saber lo que pueden esperar del Estado para hacer sus planes y evitar sorpresas desagradables cuando llegue la jubilación”, afirma Pilar González de Frutos, presidenta de la patronal de seguros, Unespa, y ex directora general de Seguros con el PP. Su testimonio refleja el malestar del sector, que no se conforma con el simulador. “La web está bien, pero es insuficiente.
El Gobierno debía cumplir lo que prometió y sacar la carta escrita, que es lo que la gente puede entender bien”.
En términos parecidos se expresa Ángel Martínez-Aldama, presidente de la patronal Inverco:
 “La gente con más de 50 años es la que tiene más dificultad para manejarse con el simulador porque no tiene tanta facilidad con los medios electrónicos.
La carta era una obligación del Gobierno; ahora quedará para el siguiente”.
Desde organismos del Gobierno se ha acusado al sector privado de frenar esta iniciativa para que el cliente no viera que es más rentable la pensión pública que la privada.
 Tanto González de Frutos como Martínez-Aldama niegan que hayan paralizado el proceso.
 Ambos coinciden en admitir que no fue fácil llegar a una información más o menos homogénea, que siguiera unos parámetros comparables a los de la pensión pública, pero aseguran que al final se alcanzó un consenso técnico.
 Estaba previsto que los que tuvieran pensión privada recibirían una carta y, de forma separada, el Estado enviaría otra a todos los mayores de 50 años.
Desde la Secretaría de Estado de la Seguridad Social se estuvo tan convencido de que la carta iba a ser realidad, que adjudicó dos concursos a empresas privadas: Mailfactory, se encargaría de imprimir las cartas y los sobres por 251.000 euros; y Unipost, se haría cargo del envío por 1,3 millones, un importe menor a los 2,2 millones por los que se licitó el concurso.
 En Empleo alegan que la paralización del proyecto no tendrá ningún coste público.
“Los mercados van mal y los tipos de interés están casi en cero, con lo que la rentabilidad de los productos en donde invierten los fondos de pensiones van peor de lo previsto.
 Por eso es tan importante la carta y la información”, asegura un experto del sector.

Un simulador complejo y limitado

El simulador que ha puesto en marcha el Gobierno no incluye el factor de sostenibilidad.
 A partir de 2019 será un nuevo parámetro que influirá en el cálculo de la pensión inicial y la ligará a la esperanza de vida a los 67 años. No está incluido porque en su primera versión precisa datos de hasta 2017.
Esto hace que la solución que ofrece solo sea fiable para quienes vayan a jubilarse antes de 2019.
Incluso este dato no es válido en todos los casos, porque tampoco se incluyen los topes que tiene la pensión máxima, que en 2015 asciende a 2.560,8 euros en 14 pagas mensuales (2.987,7 en 12), independientemente de lo cotizado (nunca más de una base de 3.606 euros en 12 mensualidades). Un ejemplo, si alguien cotiza por un sueldo de 3.412 euros al mes ahora y lo ha hecho durante los últimos 16 o 17 años, el simulador arroja un dato que supera la pensión máxima.
No obstante, se lo advertirá: “Tu pensión puede verse limitada por superar la máxima”.

22 nov 2015

El problema de llamarse Jennifer..........................................................Rosa Montero

Parece que el mundo de la ciencia es especialmente correoso, especialmente impermeable a los avances igualitarios.

A principios de noviembre, durante la Semana de la Ciencia de Madrid, participé en un acto titulado Cómo ser científica y no morir en el intento junto a dos mujeres formidables, la socióloga Capitolina Díaz, presidenta de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas, y la física Pilar López Sancho, delegada de la presidencia del CSIC en la Comisión Mujeres y Ciencia. Mencionaron a unas cuantas científicas a las que les robaron sus descubrimientos, su prestigio y a veces hasta el Nobel, porque otros colegas, todos varones, se llevaron el premio por trabajos que en realidad habían hecho ellas.
 Yo conocía a algunas, como Rosalind Franklin o Lise Meitner, pero ellas añadieron bastantes casos más.
 Además Pilar contó de pasada un pequeño detalle sobre Meitner que, aun siendo un asunto menor dentro de la carrera de la científica, me pareció impresionante por los prejuicios sociales que evidencia, por la desfachatez suprema del machismo.
 En el comportamiento de los electrones existe algo conocido como efecto Auger; ese efecto lo descubrió Lise Meitner y lo publicó en 1922. Un año después, un estudiante llamado Pierre Auger hizo su tesis hablando de lo mismo y la publicó en 1925.
Pues bien, pese a ser segundón, su apellido secuestró el logro de ella para siempre. El sexismo es así de burdo, así de increíble, así de grosero.
 Pero funciona. De hecho, incluso Marie Curie se hubiera quedado en 1903 sin el Nobel de Física si su marido, Pierre Curie, a quien se lo habían concedido, no hubiera dicho que no aceptaría el premio si no se lo daban también a ella.
Se trata de un círculo vicioso; es muy difícil salir de esa obcecación sexista cuando las mujeres científicas resultan invisibles
Parecería que el mundo de la ciencia es especialmente correoso, especialmente impermeable a los avances igualitarios.
 Aunque en realidad me temo que es toda la sociedad la que padece un prejuicio colosal con respecto a este asunto.
Basta unir las palabras mujer y ciencia para que, ¡bum!, el tópico machista nos estalle en el cerebro como una carga de kriptonita, debilitándonos el raciocinio y dejándonos las neuronas hechas papilla. Y cuando hablo de toda la sociedad me refiero también a las mujeres: recordemos que el sexismo es una ideología en la que nos educan a todos, y hay prejuicios profundísimos que anidan como gusanos en lo más hondo de nuestro corazón.
Ahí están los tremendos resultados de la encuesta que la Fundación L’Oréal hizo hace dos meses con 5.000 ciudadanos de Alemania, Italia, Francia, España y Reino Unido: el 67% de los encuestados creen que las mujeres no sirven para ser científicas de alto nivel
. Y, como es natural, entre quienes opinan así hay muchas mujeres. Puro prejuicio, como demostró un formidable experimento hecho en 2012 por la Universidad de Yale (EE UU). Verán, Jennifer y John eran dos estudiantes de Ciencias que solicitaron una plaza de encargado de laboratorio. Sus currículos fueron evaluados por 127 catedráticos de Biología, Física y Química pertenecientes a seis universidades norteamericanas, tres privadas y tres públicas.
 En una escala del 1 al 10, John sacó un punto más que Jennifer.
Además se les pedía a los profesores que dijeran qué salario creían ellos que los solicitantes merecían, y ofrecieron 30.328 dólares anuales a John y 26.508 a Jennifer
. Hasta aquí, todo más o menos normal
. El estupor comienza cuando nos enteramos de que Jennifer y John no existen y que los currículos eran absolutamente idénticos, salvo que a la mitad de los catedráticos se les dijo que el solicitante se llamaba Jennifer y a la otra mitad que se llamaba John.
Y, naturalmente, entre los evaluadores también había catedráticas.
Por desgracia se trata de un maldito círculo vicioso; es muy difícil salir de esa obcecación sexista cuando las mujeres científicas resultan invisibles, y no porque no existan, sino porque las relegan y ningunean, o incluso, como hemos dicho al principio, porque se apropian de sus descubrimientos y les roban hasta el derecho al apellido.
 Sólo un 3% de los premios Nobel de Ciencias han recaído en mujeres; y aquí mismo, en España, una inercia mascu­lina que se parece en todo a un club de privilegiados amigotes hace que haya poquísima presencia femenina en las mesas redondas, los encuentros científicos, las publicaciones
. Sin ir más lejos, durante la Semana de la Ciencia de Madrid hubo en la Residencia de Estudiantes un bonito ciclo de ocho conferencias sobre física.
 Eso sí, todos eran hombres.
 Me chocó, ya ven. La Residencia de Estudiantes, precisamente, que siempre fue punta de lanza de la modernidad, ofreciendo un programa tan abrumadoramente masculino.
 Me imagino que si al organizador del ciclo le echáramos en cara su monolitismo viril, probablemente respondería con cierta altivez: es que estos ocho ponentes son mejores que cualquier mujer
. Sí, claro, seguro. Igual que John y Jennifer.
@BrunaHusky
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