El año 2014 queda para la posteridad como el mejor del cine español, el de los ‘Ocho apellidos vascos’. Ha alcanzado los 21 millones de espectadores y 123 millones de euros.
Con la gala de los Premios Goya el próximo sábado, reunimos a rostros históricamente más rentables de la industria, de Juan A. Bayona a Javier Fesser
Hace casi 25 años, en cine una eternidad, Emilio Martínez Lázaro estrenó Amo tu cama rica, que aunque no fue un taquillazo, estuvo tres años en cartel.
Y cuando la quitaron fue porque el cineasta estrenaba Los peores años de nuestra vida, que, esta vez sí, superó los 723.000 espectadores.
Hace 13 años, en 2002, Martínez Lázaro estrenó un extraño musical, El otro lado de la cama, que llegó a los 2,8 millones de entradas vendidas, y que tuvo su continuación, Los dos lados de la cama, con 1,5 millones de espectadores.
El pasado mes de marzo, Martínez Lázaro presentó Ocho apellidos vascos, que actualmente ha superado los 56 millones de euros en taquilla y los nueve millones de espectadores, dos cifras que nunca antes había alcanzado un filme español.
Toda esta avalancha de datos y de dinero la resume Ernesto Alterio, que protagonizó las musicales de las camas, con una frase certera: “Emilio Martínez Lázaro tiene un taquillazo por generación”.
Y así se mueve el cine español, a golpe de excepciones que confirman la regla: un año la taquilla la salva una comedia de Santiago Segura, otro una película de Juan Antonio Bayona, Javier Fesser o Alejandro Amenábar.
A impulsos, a tirones, como ha sido costumbre desde los noventa.
Excepciones que provocan estupendas carambolas: esta temporada Karra Elejalde se ha convertido en uno de los actores españoles más taquilleros de la historia porque a su papel de vasco, vasco de Ocho apellidos vascos se suma su voz para Mortadelo y Filemón contra Jimmy el cachondo (él da vida al rey del disfraz), con su trabajo en A esmorga, un exitazo regional en Galicia, la única comunidad donde se ha estrenado de momento.
De marzo de 2014 a febrero de 2015, más de 58 millones de euros. Elejalde, en todo caso, ya vivió glorias similares con Airbag (dos millones de espectadores en 1997), película que durante muchos años parecía que iba a tener segunda parte.
Luego están las películas con una recaudación mediana, que suelen además coincidir con las que acumulan más categorías en los Premios Goya.
En esta edición –los galardones se otorgan el próximo sábado– ese papel corresponde a El niño, La isla mínima, Relatos salvajes o Mortadelo y Filemón contra Jimmy el cachondo.
Y alguno de sus directores apunta que le hubieran ido mejor las cosas si el distribuidor hubiera tenido más claro el público al que iba dirigido.
Es decir, que el tan cacareado 25,5% de cuota de mercado obtenida por el cine español en 2014 –algo que no se lograba desde hacía 37 años– podía haber sido un poco mayor.
Ha sido el mejor año desde que se tienen datos, por cuota de mercado, con 21 millones de espectadores, y por taquilla total (123 millones de euros, que no es tan valorable porque las entradas suben y no se pueden comparar los dineros de 2014 con los de, por ejemplo, 1994), y también por una percepción entre los espectadores más recelosos con el cine patrio de que hay cosas que están cambiando.
Aunque ya fueran diferentes desde hace años: las percepciones y los prejuicios marcan mucho el mercado.
Y eso que era la temporada de la crisis, del IVA al 21% –un inciso para señalar que si alguien se ha forrado con el taquillazo ha sido el Ministerio de Hacienda: 26 millones de euros con ese impuesto; a ver quién le convence de que en realidad es una pésima medida–, de falta de películas por el descenso de producciones, de 10 años de caída de la asistencia de los espectadores a las salas: si en 2004 se vendieron 143,9 millones de entradas, en 2013 solo fueron 77
. La mitad. En 2014 se superarán los 86 millones (aún no hay cifras oficiales).
Y, sin embargo, Ocho apellidos vascos.
Con asistencias tan exiguas a las salas, se logra un taquillazo con menos espectadores
. Como en la industria discográfica: con poco ya has logrado un disco de oro. Pero la comedia de Telecinco Cinema y Lazona, dirigida por Martínez Lázaro y con guion de Diego San José y Borja Cobeaga, no pertenece a esa categoría.
Ha logrado récords absolutos, espectadores como nunca antes nadie había obtenido. Su carrera comercial empezó el 14 de marzo. Gran primer fin de semana.
Hasta cierto punto esperable.
Lo prodigioso vino después. Este periodista fue testigo de la enorme sorpresa de José Luis Hervias, presidente de Universal España, distribuidora de la película, en la inauguración del festival de cine de Málaga, que coincidió con el segundo fin de semana en taquilla de Ocho apellidos vascos. Hervias vio en su móvil la taquilla del día. Crecía. Mucho.
Tanto que acabó ese segundo fin de semana recaudando 4,4 millones de euros, un 52% más que el de su estreno.
Empezó a crecer la leyenda. Ocho apellidos vascos se mantuvo.
No cedía ni ante capitanes américa ni ante otras amenazas hollywoodienses
. Aprovechó el espaldarazo de la Fiesta del Cine de inicios de abril.
Durante dos meses no levantó el pie del acelerador.
“Si yo supiera a priori por qué funciona una película, repetiría el esquema”, cuenta ahora Álvaro Augustin, productor de la comedia y director general de Telecinco Cinema.
“Antes de rodar cualquier filme pienso en la taquilla, porque nosotros presentamos planes de financiación y de recuperación de nuestros largometrajes.
No hablamos de ganar, sino de recuperar.
Le ponemos cara al monstruo: escribimos la cifra que debemos alcanzar.
Una vez lanzada la película, poco podemos hacer.
De alguna forma condiciona nuestros proyectos, porque nos autoimponemos el objetivo de la recuperación económica.
Y creo que muchos productores piensan en la taquilla, pero no todos”, señala Augustin. “Ahora bien, es que si solo se pensara en la taquilla se perderían películas maravillosas.
Y nosotros hemos hecho películas de difícil recuperación”.
Sobre Ocho apellidos vascos, a día de hoy, aún no sabe exactamente por qué funcionó: “Conocemos la mayor parte de los ingredientes, pero no tenemos la receta, la fórmula secreta de la Coca-Cola. Todos tienen su teoría”.
Lo que no impide que en primavera el mismo equipo repita para empezar el rodaje de la segunda parte.
Conocemos algunos ingredientes, pero no tenemos la fórmula secreta de la Coca-Cola”
Álvaro Agustín, productor de Ocho apellidos vascos
Entre risas, niega la mayor: “No sé yo si hay un Martínez Lázaro para cada generación, pero sí que se pueden comparar El otro lado de la cama y Ocho apellidos vascos.
Son éxitos populares, transversales, que atraen a toda clase de públicos. Y más con Ocho apellidos vascos, porque eliminando a los académicos a todos les ha gustado [carcajada]”. A lo que apostilla, como decía el maestro de guionistas William Goldman: “Nadie sabe nada. Creo que una de mis mejores películas es La voz de su amo, y fue la menos vista”.
El cineasta madrileño sí apunta una curiosidad: un taquillazo se puede oler. “Vi que Ocho apellidos vascos podía llegar lejos en un pase en el salón de actos [un lugar enorme e inhóspito] de la Facultad de Ciencias de la Información de Madrid, y observé lo que ocurría con ese público.
Ahora, una cosa es un éxito y otra llegar a los casi 9,5 millones de espectadores.
Después se nos fue de las manos en la famosa segunda semana en taquilla”.
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