12 nov 2015
Los padres de Asunta, condenados a 18 años de prisión por el crimen.......................................... Silvia R. Pontevedra
La Audiencia Provincial de A Coruña les atribuye un delito de asesinato con agravante de parentesco.
Rosario Porto Ortega y Alfonso Basterra
Camporro, los padres de Asunta, han sido condenados a sendas penas de
18 años de prisión por el delito de asesinato con la agravante de
parentesco.
Así lo ha confirmado este jueves la Sección Sexta de la
Audiencia Provincial de A Coruña, que ha dictado sentencia después de
que hace ya casi dos semanas el jurado popular considerase culpables a
los dos excónyuges y coautores de la muerte por asfixia de la chiquilla
de 12 años, después de haberla sedado dentro de un plan conjunto con una
fortísima dosis de ansiolítico lorazepam.
Los abogados de la defensa anunciaron en aquel momento que recurrirían la sentencia
que debía dictar el juez presidente del tribunal popular, Jorge Cid
Carballo, que previsiblemente atendería la petición de pena que hacía el
fiscal, Jorge Fernández de Aránguiz, de 18 años para cada uno por el
asesinato de una menor con la agravante de parentesco.
La acusación
popular, ejercida por la Asociación Clara Campoamor, reclamaba la pena
máxima para estos casos antes de entrar en vigor la prisión permanente
revisable, 20 años.
El contenido de la sentencia dictada por la Sección Sexta, con sede
en Santiago, la localidad donde vivía la familia de Asunta, todavía no
ha sido dado a conocer. Solo ha trascendido la pena a la que deberán hacer frente los padres de la víctima, que ya han cumplido dos años completos en prisión preventiva, ambos encarcelados en el penal coruñés de Teixeiro
. No obstante, los letrados de Rosario Porto, José Luis Gutiérrez Aranguren, y Alfonso Basterra, Belén Hospido, creen que el fallo será "fácilmente recurrible" por la inconsistencia de muchas de las pruebas en la que se sostuvo la instrucción del mediático caso y la imposibilidad de los investigadores de demostrar ciertas circunstancias, como la presencia de Basterra aquel 21 de septiembre de 2013 en el chalé familiar donde se supone que falleció la pequeña y la dificultad de Rosario Porto para trasladar el cadáver sin ayuda a la pista forestal donde apareció horas después de que los padres adoptivos presentasen en la policía una denuncia por desaparición.
11 nov 2015
El cuento de violetas de Cecilia........................................................ Juan Puchades
'Un ramito de violetas', de Cecilia, nacida de un relato de su autora, se ha transformado en un clásico de la música pop española.
Hija de un diplomático, su infancia y adolescencia transcurrieron en Inglaterra, Estados Unidos, Portugal y Jordania, con el inglés como primer idioma.
No regresó a España hasta 1969, para iniciar la carrera de Derecho, pero por entonces la música ya era su camino principal, influida por Dylan, Simon & Garfunkel (de ellos vendría su nombre artístico), Joan Baez y Los Beatles.
Un año después estaba grabando con el grupo Expresión, y en 1972 lanzó su primer LP en solitario, alcanzando la popularidad con el tema Dama dama, con el que metió un gol por toda la escuadra a la acartonada burguesía hispana.
Pero es que sus canciones eran poco convencionales (al igual que su apariencia, hippie y despreocupada) y poco complacientes con los cánones estándar del pop locales de aquel tiempo, con unos textos que de tan acendrados pueden compararse con los de Serrat en el mismo período.
Tras un inconmensurable segundo elepé (Cecilia 2), que pese a ser su obra maestra resultó un fracaso de ventas, todo se disparó con el tercero y con la canción que le daba título: Un ramito de violetas, editada en single en 1974 (el LP llegaría en el 75).
Para ese disco hubo cambio en el equipo de producción: atrás quedaba José Luis de Carlos (que había realizado un trabajo excepcional en los dos primeros), tomando la dirección Honorio Herrero y Juan Carlos Calderón, ocupándose este último también de los arreglos (como había hecho en el debut). Calderón, que venía del jazz, era un arreglador de prestigio, elegante pero con pellizco popular y comercial.
En Un ramito de violetas, el álbum, quizá pecó de sobriedad, de cierta frialdad formal y de elusión de la mirada más pop y cálida de Cecilia.
Su canción más conocida, la que en el mismo momento de su edición sorprendió a prensa y público, nació como un cuento corto al modo de James Joyce, uno de sus autores favoritos.
Pero Cecilia, temperamental, no quedó contenta con el resultado y rompió lo escrito para, poco después, transformar el relato en un poema que sería el germen de la canción.
Canción profundamente triste pero de argumento con final agridulce, y estructurada al modo narrativo clásico, con presentación, nudo y desenlace
. Inesperado desenlace, por lo menos para quienes la escuchan por vez primera (y perdonen el spoiler): Cecilia presenta en los primeros versos a una mujer "feliz en su matrimonio" (ama de casa, suponemos, como correspondía en aquellos años), aunque el marido tenía "un poco de mal genio / y ella se quejaba de que nunca fue tierno", que desde hace tres años recibe cartas "llenas de poesía" de un extraño.
Tras el estribillo, por el que sabemos que cada 9 de noviembre el desconocido le envía, de forma anónima, un ramito de violetas, arriba la segunda estrofa, la más emotiva y sentimental, en la que Cecilia nos introduce en el pensamiento de la protagonista, en las fantasías que despiertan en ella las cartas y los ramitos de violetas
("A veces sueña y se imagina / cómo será aquel tanto la estima, / sería un hombre más bien de pelo cano, / sonrisa abierta y ternura en las manos"),
una mujer que vive de "día en día con la ilusión de ser querida".
Absolutamente desgarrador.
Vuelta al estribillo y tercera y última estrofa, el sorprendente desenlace: es el esposo quien escribe las cartas y envía los ramitos de violetas, el que alienta su fantasía íntima por ese amor secreto:
"No dice nada porque lo sabe todo, / sabe que es feliz, así de cualquier modo (…) Él, su amante, su amor secreto, / y ella que no sabe nada, / mira a su marido y luego calla".
Letra conmovedora escrita con lenguaje diáfano que, más allá de interpretaciones simplistas (la mujer doblegada a vivir sus pasiones en silencio, y Cecilia no iba por ahí en su cancionero), da lugar a distintas lecturas: la principal es la incomunicación de una pareja cuya existencia transcurre en la monotonía y falta de pasión, en la que el marido es incapaz de expresar sus sentimientos y lo hace mediante poemas anónimos, consciente de las ilusiones y felicidad que despierta en ella el saberse querida por un admirador anónimo
. Otra, más retorcida, sería el casi buñueliano fetichismo de él al saber que ella vive una pasión amorosa imaginaria e imposible.
En lo musical, la composición, de melodía profunda y melancólica, con la límpida voz de Cecilia en primer plano, está protagonizada casi constantemente por el piano apoyado por los pespuntes de una guitarra española, con el bajo pulsando con firmeza.
Para reforzar el dramatismo general, en la segunda mitad entra una sección de cuerdas y cada tanto un evocador acordeón subraya la tristeza de la singular historia de amor.
Un ramito de violetas fue un éxito tremendo desde el mismo instante de su edición en single, el mayor de Cecilia hasta entonces, y ayudó a las ventas del LP
. Pero Cecilia no llegó a grabar el cuarto álbum, pues murió en un accidente de tráfico en 1976.
La canción ha crecido con el paso de los años hasta niveles insospechados, convirtiéndose en uno de esos clásicos inoxidables que no saben de la erosión del tiempo y conociendo multitud de versiones.
Manzanita logró un éxito formidable en 1981 con la que probablemente sea la mejor relectura, a su modo y rumbeándola levemente.
En 1996, en un disco de duetos póstumo dirigido por Juan Carlos Calderón, se grabó una nueva versión recuperando la voz de Cecilia y sumando vocalmente a Julio Iglesias.
En los noventa, Víctor Manuel y Pablo Milanés la incorporaron en una gira conjunta y en el nuevo siglo Sole Giménez la llevó a terrenos de latin jazz.
Pero también la han grabado Bordón 4, Pastora Soler o La década prodigiosa.
Las versiones internacionales son muchas: Carlos La Mona Jiménez la ha hecho muy popular en Argentina en una toma acelerada y adaptada a sus peculiares maneras.
En Israel, David Broza, siempre tan próximo a la música española, la versionó en hebreo con el nombre de Sigaliot.
En Uruguay la cantó Natalia Oreiro; en Italia, Gian Franco Pagliaro; en Chile, Zalo Reyes la llevó al éxito, prestándose incluso a colaborar en 2012 en una versión rock junto al grupo Leklaus.
También en rock guitarrero destaca la versión de la formación argentina Los Olestar.
https://youtu.be/F4_0FkGInMk
Sybilla, Premio Nacional de Moda 2015
El jurado premia los más de 30 años de carrera de la diseñadora por su influencias en las nuevas generaciones y por "haber sabido renacer siendo fiel a sus principios creativos".
La diseñadora Sybilla
ha sido galardonada este miércoles con el Premio Nacional de Diseño de
Moda 2015, dotado con 30.000 euros.
El jurado ha premiado su carrera y a la diseñadora por ser "una de las más reconocidas en el panorama internacional, por haber hecho de sus creaciones un referente para muchas generaciones, por haber sabido renacer siendo fiel a sus principios creativos y por su compromiso con el medio que le rodea, que traslada a la organicidad de sus creaciones y a la sostenibilidad de sus tejidos". Sybilla Sorondo ya ha sido reconocida con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, con la Aguja de Oro de Dafnis y el Premio Balenciaga.
Este premio reconoce a un creador o a un colectivo y tiene en cuenta la calidad de las obras o actividades reconocidas, su carácter innovador y su significación como aportación sobresaliente a la vida cultural y artística española.
"Sybilla es una artista en el sentido amplio del término que, al margen de tendencias y modas pasajeras, ha conseguido infundir a su obra una sensibilidad que ha situado su nombre en un lugar preeminente en el mundo de la moda", ha agregado el jurado.
Unas creaciones que a lo largo de su carrera ha presentado en las pasarelas españolas de Madrid y Barcelona, y en pasarelas de todo el mundo entre las que destacan Tokio o Milán, y ha colaborado con grandes diseñadores, como Yves Saint Laurent, Vivienne Westwood, Gaultier, Romeo Gigli, Martin Margiela, Jean Charles de Castellbajac o Capucci y marcas como Louis Vuitton.
Icono de los ochenta, vistió alfombras rojas y el cine de Pedro Almodóvar
. Sus diseños, que se conservan en los fondos del Museo del Traje CIPE de Madrid, se vendían en las tiendas más importantes de Nueva York, París, Londres o Japón, hasta que decidió separarse de su firma en 2005, justo cuando estaba en la cima y el mercado japonés se rendía a sus pies
Pero el pasado mes de abril se produjo su esperado regreso: la diseñadora presentó en Madrid su primera colección de invierno en una década y una tienda efímera que duró solo 10 días y despertó una gran espectación.
“Me fascinan las mujeres, cada una con sus formas y su personalidad”, aseguró en su presentación de una propuesta donde el negro, el rojo y el beige eran sus colores insignia y una prenda podía ser más de una, recordando también que para ella lo importante no es la ropa, sino las personas que hay detrás.
Además, anunció la apertura en la capital de un taller para novias.
En 1981, Sybilla Sorondo-Myelzwynska (Nueva York, 1963) realizó su primer desfile y cuatro años después presentó su primera colección de prêt-à-porter en el Salón Gaudí de Barcelona.
A partir de entonces, comenzó una trayectoria comercial que incluye colecciones de zapatos, accesorios, perfumes, ropa de cama, y la firma de contratos de licencia para la producción industrial y la distribución de su ropa bajo la marca Sybilla.
El jurado de este premio ha estado presidido por Miguel Ángel Recio Crespo, director general de Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas, y Begoña Torres, subdirectora general de Promoción de las Bellas Artes ha actuado como vicepresidenta
. Como vocales, Manuel Blanco, director académico del Centro Superior de Diseño de Moda de Madrid (U.P.M); Rosario Izquierdo, periodista, escritora y especialista en prensa de moda; Helena López del Hierro, directora del Museo del Traje; Marián López Fernández, profesora titular del Departamento de Didáctica de la Expresión Plástica de la Universidad Complutense de Madrid; Eloy Martínez de la Pera Celada, comisario y diseñador de exposiciones; y Yolanda Sacristán Muñoz, directora de Vogue España.
El jurado ha premiado su carrera y a la diseñadora por ser "una de las más reconocidas en el panorama internacional, por haber hecho de sus creaciones un referente para muchas generaciones, por haber sabido renacer siendo fiel a sus principios creativos y por su compromiso con el medio que le rodea, que traslada a la organicidad de sus creaciones y a la sostenibilidad de sus tejidos". Sybilla Sorondo ya ha sido reconocida con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, con la Aguja de Oro de Dafnis y el Premio Balenciaga.
Este premio reconoce a un creador o a un colectivo y tiene en cuenta la calidad de las obras o actividades reconocidas, su carácter innovador y su significación como aportación sobresaliente a la vida cultural y artística española.
"Sybilla es una artista en el sentido amplio del término que, al margen de tendencias y modas pasajeras, ha conseguido infundir a su obra una sensibilidad que ha situado su nombre en un lugar preeminente en el mundo de la moda", ha agregado el jurado.
Unas creaciones que a lo largo de su carrera ha presentado en las pasarelas españolas de Madrid y Barcelona, y en pasarelas de todo el mundo entre las que destacan Tokio o Milán, y ha colaborado con grandes diseñadores, como Yves Saint Laurent, Vivienne Westwood, Gaultier, Romeo Gigli, Martin Margiela, Jean Charles de Castellbajac o Capucci y marcas como Louis Vuitton.
Icono de los ochenta, vistió alfombras rojas y el cine de Pedro Almodóvar
. Sus diseños, que se conservan en los fondos del Museo del Traje CIPE de Madrid, se vendían en las tiendas más importantes de Nueva York, París, Londres o Japón, hasta que decidió separarse de su firma en 2005, justo cuando estaba en la cima y el mercado japonés se rendía a sus pies
Pero el pasado mes de abril se produjo su esperado regreso: la diseñadora presentó en Madrid su primera colección de invierno en una década y una tienda efímera que duró solo 10 días y despertó una gran espectación.
“Me fascinan las mujeres, cada una con sus formas y su personalidad”, aseguró en su presentación de una propuesta donde el negro, el rojo y el beige eran sus colores insignia y una prenda podía ser más de una, recordando también que para ella lo importante no es la ropa, sino las personas que hay detrás.
Además, anunció la apertura en la capital de un taller para novias.
En 1981, Sybilla Sorondo-Myelzwynska (Nueva York, 1963) realizó su primer desfile y cuatro años después presentó su primera colección de prêt-à-porter en el Salón Gaudí de Barcelona.
A partir de entonces, comenzó una trayectoria comercial que incluye colecciones de zapatos, accesorios, perfumes, ropa de cama, y la firma de contratos de licencia para la producción industrial y la distribución de su ropa bajo la marca Sybilla.
El jurado de este premio ha estado presidido por Miguel Ángel Recio Crespo, director general de Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas, y Begoña Torres, subdirectora general de Promoción de las Bellas Artes ha actuado como vicepresidenta
. Como vocales, Manuel Blanco, director académico del Centro Superior de Diseño de Moda de Madrid (U.P.M); Rosario Izquierdo, periodista, escritora y especialista en prensa de moda; Helena López del Hierro, directora del Museo del Traje; Marián López Fernández, profesora titular del Departamento de Didáctica de la Expresión Plástica de la Universidad Complutense de Madrid; Eloy Martínez de la Pera Celada, comisario y diseñador de exposiciones; y Yolanda Sacristán Muñoz, directora de Vogue España.
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