Antonio Montero desvela por primera vez en su nuevo libro la cara oculta
de la profesión.
Relata a qué situaciones límite tuvo que enfrentarse y
hasta dónde ha sido capaz de llegar por una exclusiva. Montaje con el libro de Antonio Montero
El periodista Antonio Montero,
colaborador habitual de programas de entretenimiento, se ha presentado
siempre como un buscador de historias de las que luego se nutren las
revistas y los espacios televisivos. Es un ‘paparazzo’ y así se presenta
en el libro que acaba de escribir cuya lectura no dejará indiferente.
En 'Paparazzi Confidencial. Historias de una profesión maldita’
(Ediciones Akal) cuenta algunas experiencias profesionales, como que
seguir a determinados personajes puede costar un disgusto, que se puede
acabar en la comisaría o, como él mismo explica, que tras una
información publicada puede llegar una inspección de Hacienda.
Hay capítulos muy comprometidos
donde Montero ha preferido utilizar nombres ficticios y donde la
información se convierte en 'top secret'. En otros, narra sus viajes por
medio mundo hasta encontrar ‘la pieza', como sucedió con el viaje de
novios de la Infanta Elena y Jaime de Marichalar o las fotos únicas de
la Reina Letiziae Isabel Preysler en bikini.
Las estrategias de Preysler
Isabel Preysler en bikini en una publicación de 1993.
Antonio Montero se había colado en casa de Isabel Preysler,
en la calle Arga 1, como si fuera un colaborador de la Asociación para
la Infancia (ANDE), de la que Isabel Preysler acababa de ser nombrada
presidenta:
“Ningún 'paparazzo' estaba invitado, pues la familia
Boyer-Preysler nos consideraba ciertamente molestos. Y lo éramos. Yo no
era todavía conocido por los escoltas del ex ministro. Al menos cuatro
le acompañaban permanentemente.
Así que cuando vi el corro de delegados,
salí de mi coche y me incorporé al cortejo con mi cámara colgada al
hombro. (…) Así que allí estaba yo en casa de Isabel sin ser invitado.
Todos charlaron animadamente y posaron para mí con toda naturalidad.
¿'Dónde quieres que nos pongamos?', me preguntaba ingenuamente Isabel”
.
Montero también explica que cuando llega a la agencia en la que
trabajaba le dicen que cómo no le había hecho preguntas.
El fotógrafo no
duda en llamar para que le haga unas declaraciones, ya que el reportaje
tendría el triple de valor, y la respuesta la cuenta en el libro.
El periodista Antonio Montero,
colaborador habitual de programas de entretenimiento, se ha presentado
siempre como un buscador de historias de las que luego se nutren las
revistas y los espacios televisivos. Es un ‘paparazzo’ y así se presenta
en el libro que acaba de escribir cuya lectura no dejará indiferente.
En 'Paparazzi Confidencial. Historias de una profesión maldita’
(Ediciones Akal) cuenta algunas experiencias profesionales, como que
seguir a determinados personajes puede costar un disgusto, que se puede
acabar en la comisaría o, como él mismo explica, que tras una
información publicada puede llegar una inspección de Hacienda.
Antonio Montero junto a algunos de sus compañeros de 'El programa de Ana Rosa'.
Esta sería la parte menos buena que también refleja la vida profesional de Montero. En esta cara de la moneda se detallan las guardias interminables esperando a Alicia Koplowitz en su finca con su supuesto novio, las noches eternas a la espera de que aparecieran Marta Chávarri y Alberto Cortina o las horas encaramado a un árbol hasta que en el horizonte se ve aparecer al Príncipe Felipe en una jornada de caza junto a Iñaki Urdangarín
y sus amigos los Fuster y López Madrid. Imágenes con un valor
importante en el mercado, que unas veces se publicaban y otras se
guardaban por aquello de la amistad entre el dueño del medio y los
protagonistas de las fotos.
Alicia Koplowitz con su entonces novio Gonzalo Muñoz.
Hay capítulos muy comprometidos
donde Montero ha preferido utilizar nombres ficticios y donde la
información se convierte en 'top secret'. En otros, narra sus viajes por
medio mundo hasta encontrar ‘la pieza', como sucedió con el viaje de
novios de la Infanta Elena y Jaime de Marichalar o las fotos únicas de
la Reina Letiziae Isabel Preysler en bikini.
Las estrategias de Preysler
El
‘paparazzo' periodista muestra en esta prepublicación cómo consiguió
historias únicas que después fueron portada de las grandes revistas
españolas e internacionales. Una de ellas fue el viaje de Isabel Preysler y Miguel Boyercon
las niñas Tamara y Ana a Egipto que, hasta ahora, todos creían que fue
una escapada familiar cuando en realidad se trataba de un viaje promocional. Años después Montero se convertía en su dolor de cabeza y también el de sus escoltas.
Isabel Preysler en bikini en una publicación de 1993.
Antonio Montero se había colado en casa de Isabel Preysler,
en la calle Arga 1, como si fuera un colaborador de la Asociación para
la Infancia (ANDE), de la que Isabel Preysler acababa de ser nombrada
presidenta: “Ningún 'paparazzo' estaba invitado, pues la familia
Boyer-Preysler nos consideraba ciertamente molestos. Y lo éramos. Yo no
era todavía conocido por los escoltas del ex ministro.
Al menos cuatro
le acompañaban permanentemente. Así que cuando vi el corro de delegados,
salí de mi coche y me incorporé al cortejo con mi cámara colgada al
hombro. (…)
Así que allí estaba yo en casa de Isabel sin ser invitado.
Todos charlaron animadamente y posaron para mí con toda naturalidad.
¿'Dónde quieres que nos pongamos?', me preguntaba ingenuamente Isabel”.
Montero también explica que cuando llega a la agencia en la que
trabajaba le dicen que cómo no le había hecho preguntas. El fotógrafo no
duda en llamar para que le haga unas declaraciones, ya que el reportaje
tendría el triple de valor, y la respuesta la cuenta en el libro.
“¡Gastamos
una fortuna en seguridad para que entre en mi salón cualquiera! Isabel
estaba verdaderamente cabreada. 'No se enfade', le dije.
'He visto la
ocasión y reconozco que he sido muy osado'. 'Se adoptarán medidas
oportunas para depurar responsabilidades', me dijo con brusquedad y
colgó.
Al cabo del tiempo, tomaba su primera comunión Tamara, la cuarta
hija de Isabel y la única habida en su matrimonio con Carlos Falcó
. La
celebración tenía lugar en la finca toledana de Casa de Vacas (…)
Reptando como una lagartija entre los abrojos conseguí acercarme hasta
la casa para tratar de romper la exclusiva que Isabel había pactado con
'¡Hola!'
. Un tal Frutos, uno de los escoltas de Julio José y Enrique
Iglesias me descubrió y advirtió a los 'gorilas' de Isabel de mi
presencia.
Uno de ellos, que se llamaba Miguel, se vengó de mi osadía y me propinó una paliza que me dejó baldado.
Me arrojaron a un camino y allí me quedé intentando volver a respirar.
Mientras el todoterreno se alejaba se escuchaban las voces de Miguel a
mis espaldas: '¡Que se joda y se vaya andando!'.
Los
hijos varones de Julio Iglesias, que aún eran muy jóvenes, contemplaron
la paliza desde una ventana del caserón. Hablando hace unos meses con
Julio J. Iglesias, él todavía lo recordaba”.
Julio José Iglesias en un acto público este pasado verano.
Alicia Koplowitz con su entonces novio Gonzalo Muñoz.
Hay capítulos muy comprometidos
donde Montero ha preferido utilizar nombres ficticios y donde la
información se convierte en 'top secret'. En otros, narra sus viajes por
medio mundo hasta encontrar ‘la pieza', como sucedió con el viaje de
novios de la Infanta Elena y Jaime de Marichalar o las fotos únicas de
la Reina Letiziae Isabel Preysler en bikini.
Alicia Koplowitz con su entonces novio Gonzalo Muñoz.Hay capítulos muy comprometidos
donde Montero ha preferido utilizar nombres ficticios y donde la
información se convierte en 'top secret'
. En otros, narra sus viajes por
medio mundo hasta encontrar ‘la pieza', como sucedió con el viaje de
novios de la Infanta Elena y Jaime de Marichalar o las fotos únicas de
la Reina Letiziae Isabel Preysler en bikini.
La marca irlandesa tiene en España su segundo mercado más importante, que ha conquistado a base de precios imbatibles.
El País Vídeo
Las colas para entrar en el Primark de Gran Vía tienen su propio hashtag en Twitter y han protagonizado decenas de artículos, incluido el del satírico El Mundo Today,
que tituló: “Primark cierra tras haber vestido ya a todos los
españoles”.
Son, sin duda, un fenómeno sociológico que da que hablar, y
no precisamente de moda.
Aunque muchos han descubierto ahora la marca de bajo —bajísimo—
coste, el macroestablecimiento de 12.400 metros cuadrados que ocupa el
edificio París-Madrid es en realidad la tienda número 41 que Primark
abre en España, su segundo mercado más importante
después de su principal plaza, Reino Unido.
De hecho, hay más centros
Primark en España que en Irlanda, donde nació la cadena en 1969.
Según el profesor de IESE Julián Villanueva, que en 2011 publicó un
estudio sobre la marca y sigue de cerca su evolución, el romance entre
esta y el consumidor español tiene varios factores:
“Por un lado, la
crisis ha pegado más duro que en el norte de Europa y el low cost
se ha hecho más atractivo.
La recesión también ha facilitado su
crecimiento porque el modelo Primark necesita unos locales enormes que
han sido más fáciles de encontrar en los últimos años”.
Además, la marca
se encontró en el país de Zara y Mango a un consumidor ya educado en el
fast fashion.
“Inditex ha hecho un gran trabajo en borrar el estigma que podían tener
las marcas baratas. Comprar en Primark se considera más aceptable que
en otros mercados”, remarca.
Maniquíes en la tienda 'flagship' de Primark en Gran Vía. / REUTERS
Se disputan el mismo mercado, pero en realidad Primark tiene un
modelo de negocio bastante diferente del de sus dos grandes competidores
globales, Inditex y H&M.
“Ellos son el Lidl de la moda”, apunta Gerard Costa, profesor de marketing
en ESADE y otro avezado observador del fenómeno
. “Atraen a mucha gente y
sus márgenes de beneficio son muy bajos.
El precio medio de un vestido
femenino es de seis euros y medio, frente a los 15 de H&M”, explica.
Además, el abanico de precios es muy reducido.
No existen altos y
bajos: todo es barato. Eso hace, según Costa, que el consumidor apenas
consulte el precio y compre mucho más en cada visita a la tienda,
sobre todo si tiene que desplazarse, ya que casi todos sus puntos de
venta se encuentran en centros comerciales alejados de los núcleos
urbanos
. “Las ventas por metro cuadrado de H&M se sitúan en torno a
unos 3.200 euros, frente a los 5.000 de Primark”, explica el docente.
El
cliente de Primark compra mucho, a menudo para la casa y para toda la
familia, y es, en muchas ocasiones, un cliente monógamo, solo compra
allí.
“Más del 50% de los que acuden a la tienda en la Illa Diagonal de
Barcelona no pisan ninguna otra tienda de ese centro comercial y los que
van al resto de tiendas, no pisan el Primark”, cuenta el profesor.
Aparte de barata, ¿es buena la ropa? No demasiado, y a su consumidor
no le importa.
La firma baja costes de producción invirtiendo menos en
diseño y en confección y el cliente lo sabe, según han detectado algunos
trabajos de los alumnos de marketing de ESADE.
Para Costa,
este es un comportamiento de compra “muy norteamericano”, adquirir
prendas que apenas se llevan
. Esa durabilidad limitada también es clave
en un segmento en el que la marca se ha hecho muy potente, la ropa
infantil.
Puede que esos diminutos vaqueros de tres euros no sean los
mejores del mercado, pero para cuando salten los pespuntes, el bebé ya
habrá crecido.
El próximo reto: Estados Unidos
En septiembre, Primark abrió su primera tienda en Estados Unidos, en
la ciudad de Boston.
La inauguración no provocó el colapso que se vivió
en Madrid ni estuvo acompañada de la fanfarria que acompañó hace unos
años al primer Topshop en EE UU, quizá porque esta cadena británica
llegó a lo grande, instalando eso que se llama una tienda-bandera en
pleno Broadway, en Nueva York. Aunque la llegada haya sido discreta, es
muy significativa para la marca, que se plantea su expansión en Estados
Unidos
. La pilota el español José Luis Martínez de Larramendi, que hasta
ahora había sido el encargado del exitoso aterrizaje de Primark en la
península ibérica.
En los últimos años, Primark ha protagonizado otro tipo de titulares
.
La marca estaba entre las 28 contratistas de la fábrica Rana Plaza de
Bangladesh, que se derrumbó en 2013 y dejó más de 1.100 víctimas mortales
.
La tragedia dejó al descubierto el secreto a voces de la moda rápida,
las pésimas condiciones de trabajo de quienes la confeccionan, y la
firma irlandesa reaccionó rápido
. Intentó reparar su nombre, con la
donación de unos ocho millones de euros a las familias de las víctimas y
el anuncio de varias medidas reparatorias.
Ese mismo año estuvo en el
centro de un escándalo viral, cuando varios clientes británicos y chinos
encontraron etiquetas escritas a mano
en las prendas que decían: “Obligados a trabajar horas interminables”.
Una investigación interna de la empresa concluyó que se trataba de un
“montaje”.
Los dos expertos coinciden en que al consumidor apenas le afectan
estos escándalos.
“Como mucho, lo dice de boquilla, pero no lo toman en
cuenta a la hora de comprar”, cree Villanueva. Costa lo corrobora:
“Todavía no existe esa conciencia
. El consumidor tiene muy poca memoria.
Y en caso de que recuerde esos datos, se le olvidan cuando ve los
precios”.
‘Desnudo acostado’ se ha subastado por 158 millones en Nueva York.
'Desnudo acostado', de Amedeo Modigliani. / Foto: EFE / Vídeo: REUTERS - LIVE
La obra Nu Couché (Desnudo acostado) de Amedeo Modigliani subastada en Christie's
consiguió llegar hasta los 158 millones de euros (170,4 millones de
dólares) de premio final con lo que superó con creces el último récord
del artista, que se situaba en 66 millones.
La pintura del italiano se
ha convertido en la segunda obra por la que más se ha pagado en una
subasta de arte en la historia, después de la Las Mujeres de Argel de Picasso.
La obra más cara de la historia, sin embargo, es Nafea faa ipoipo de Paul Gauguin que fue adquirida por un comprador catarí a cambio de 300 millones de dólares (270 millones de euros). Nu Couché, que ha superado las expectativas de Christie's de
100 millones de dólares, es uno de los últimos trabajos de la
trágicamente corta carrera de Modigliani, el paradigma del pintor
bohemio romántico en París
. Aunque no fue el único de sus desnudos, si
se trata del más desinhibido por la postura de la modelo, que muestra su
cuerpo acostada y con las piernas y brazos abiertos.
El récord para el artista italiano ha tenido lugar en la primera gran
noche de subastas de Christie's de otoño, dedicada a "la musa del
artista" y que ha contado con 34 pinturas y esculturas de maestros como
Paul Gauguin o Roy Lichtenstein, que también han conseguido sus propios récords.
Así, la escultura Thérese, de Gauguin, consiguió 30,9
millones de dólares de precio final, más que ninguna obra anterior del
artista.
Igualmente, la colorista Nurse (Enfermera), de
Liechtenstein, que partía con una estimación de 80 millones de dólares,
consiguió llegar los 95,3 millones, lo máximo jamás pagado por una obra
del artista pop hasta la fecha (56 millones).
La famosa y colorista obra, quinta esencia de la heroína de
Lichtenstein, llevaba décadas fuera del mercado en manos de un
coleccionista privado.
CASABLANCA El bosque petrificado abrió las puertas del cine a Bogart, aunque le encasillo como gángster, El último refugio demostró que podía interpretar algo más que a un simple matón, en El halcón Maltés ya fue detective y protagonista, pero sería Casablanca
la película que le encumbraría definitivamente al estrellato y, con el
transcurso del tiempo, en el mítico actor que actualmente es.
Dooley Wilson (Sam, el pianista) con Bogart (Rick Blaine) en
un descanso del rodaje. Una copa y un paquete de cigarrillos,
compañía inevitable de Bogart.
Nadie hubiese dado cuatro duros (duro: denominación coloquial que se daba a la moneda de 5 pesetas) por Casablanca.
La Warner pensaba hacer una película más, una de las tantas que
Hollywood vomitaba al cabo del año. Para empezar estaba basada en una
obra de teatro (Everybody Comes to Rick's) que no había logrado ser
estrenada en el escenario. Por si fuera poco, el guión estaba escrito
por al menos cuatro guionistas que, salvo los hermanos Epstein,
trabajaban independientemente unos de otros. Para más inri el guión, que
no estaba terminado, se improvisaba, día a día, en el plató y, además,
se desconocía el final. Sin embargo, en contra de toda lógica, Michael
Curtiz, su director, consiguió rodar una obra maestra que, actualmente,
es una leyenda mítica, un icono del mundo del celuloide que sigue
acaparando espectadores generación tras generación. Curtiz, un director
infravalorado (la crítica le sigue considerando un artesano de películas
de encargo) fue el elegido por Hal B. Wallis, el productor de la
Warner, para llevar a buen puerto la producción. Los guionistas fueron
los gemelos Epstein, en dos etapas -pues abandonaron el proyecto y luego
volvieron a retomarlo- Howard Koch y Casey Robinson (este último no
acreditado).
Ingrid Bergman y Humphrey Bogart. Paul Henreid
completaba el triangulo amoroso.
La fotografía estuvo a cargo de Arthur Edeson y la música de Max Steiner
que, curiosamente, el tema más famoso de la película,
El tiempo pasara,
no esta compuesto por él. El reparto lo encabezaba Humphrey Bogart
junto a Ingrid Bergman y Paul Henreid, escoltados por Claude Rains,
Peter Lorre, Conrad Veidt, Sydney Greenstreet y Dooley Wilson.
Y un gran
número de secundarios (Marcel Dalio, Madeleine LeBeau, S. Z. Sakall...)
en su inmensa mayoría exiliados europeos (de los citados tan solo
Bogart y Dooley Wilson eran estadounidenses) que habían huido, por
diversas causas, del regimen nazi.
Claude Rains y Paul Henreid junto a Bogart en dos
escenas de Casablanca. "¿Sabe cual es
la película más popular jamás realizada? Casablanca. No es una película
perfecta, no es la película que más dinero ha dado, pero cada vez que
se pasa por televisión bate récords de audiencia".(Billy Wilder).