El último disco de la cantautora mexicana, 'Hasta la raíz', nació de
una ruptura sentimental que le llevó a explorar lo más profundo de sí
misma.
Lo último de Natalia Lafourcade sale de las entrañas
. Esas que se te
remueven cuando una persona desbarata tu mundo.
Tanto, que tienes que
pararte y mirar dentro para volver a recordar quién eres, de dónde
vienes, a dónde vas…
Vamos, esos intensos momentos
shakespirianos, por aquello del ser o no ser, que se atraviesan tras una ruptura.
Ella supo traducir en un nuevo trabajo,
Hasta la raíz,
las emociones que llegan tras (y en el proceso de) decir adiós, aunque
duela.
“Fue un adiós con amor, ¿sabes?, algo así como ‘vale, me
enseñaste muchas cosas, pero tú y yo no funcionamos, aceptémoslo”,
explica esta menuda mexicana en las oficinas de su compañía,
Sony, en
Madrid.
El trabajo es un recorrido por las etapas de una despedida.
Precisamente por eso es un trabajo tan universal.
“Traté de conectar con
otras personas desde mi propia experiencia”, cuenta, “empezó siendo un
disco de amor, pero al final habla de muchas otras cosas: de
reconstruirte y reencontrarte”.
Es cierto, no hay que esperar un manual
de autoayuda en
Hasta la raíz, porque alberga mucho más.
La canción que da título al disco, por ejemplo, habla de todo aquello
que hace a una persona ser cómo es y que “por muy lejos que alcance y
se aleje” no cambiará nunca.
Vámonos, negrito
es un tema que escribió entre Colombia y Cuba influenciada por los
ritmos caribeños de los que se empapó en un determinado momento.
Todo el
álbum acaba guardando una fuerte relación con México y Latinoamérica.
Píldoras del disco
El álbum es, en parte, un recorrido por las etapas de una separación.
Todo aquel que haya vivido alguna se sentirá identificado:
Los indicios de que algo no funciona:
“Mi corazón
estalla por tu amor /Y tú qué crees que esto es muy normal /Acostumbrado
estas tanto al amor/Que no lo ves, yo nunca he estado así” (
Nunca es suficiente).
La resistencia a aceptar lo evidente:
“Que nunca se acabe nada de lo nuestro” (
Palomas blancas).
La necesidad urgente de analizar qué pasó:
“Antes de huir analicemos lo que nos pasó / Porque se apagó la inercia” (
Antes de huir)
La constatación de la despedida:
“El fin Esta historia termino, no existe /Lo que un día construimos se ha esfumado” (
Lo que construimos).
La melancolía: “
De nuevo en domingo/No sales de casa/Te extraño en la tardes” (
Te quiero ver).
Y la superación:
“Estoy lista para nacer, Estoy lista para decir adiós/Quiero agradecértelo/Estoy lista para emprender” (
Estoy lista).
La cantante y compositora venía de hacer un álbum de versiones a dúo
con temas de Agustín Lara. Por eso, esta vez se embarcó en un proyecto
diferente y se marchó con su equipo a un estudio en Texas para dar forma
a este álbum.
“El trabajo en equipo se ha vuelto muy importante para
mí, es fundamental vivir la música en familia”, reconoce
. La cantante
cuenta el proceso de grabación en
una serie de microdocumentales
en los que desgrana las claves del proyecto.
“Al principio de mi
carrera no confiaba en nadie.
Decía: ‘Aléjense yo sé cómo hacerlo todo’,
pero me di cuenta de que los demás podían enriquecer mi música.
Quería
vivir esta experiencia rodeada de gente que sabía me iba a
apapachar”.
Tan íntimo es este álbum que Lafourcade lo concibió para que se
sostuviera tan solo con su voz y una guitarra.
“Es el más
autobiográfico, desnudo y crudo”, reconoce, “con un lenguaje cotidiano
pero que también tiene su grado de complejidad”.
¿Y él que dice, lo ha escuchado?
“No, no. Es un capítulo cerrado.
De hecho he pedido a amigos en común que no se lo pongan”.