El director del penal donde Rosario Porto está internada explica que se le cursó un parte disciplinario, tras descubrirse en un cacheo que no ingería el medicamento prescrito.
Los últimos testigos del juicio por el supuesto asesinato de la niña Asunta Basterra Porto
desfilan este martes por la sala de vistas y darán paso, el miércoles, a
los primeros peritos, de una lista de casi 60 que empezarán a dar sus
explicaciones al jurado popular hasta el próximo 21 de octubre.
El director del centro penitenciario de Teixeiro (A Coruña), donde cumplen prisión preventiva Rosario Porto y Alfonso Basterra, los padres de la menor, ha asegurado esta mañana que la madre "acumulaba" en la cárcel el medicamento que "tenía prescrito"
. El director del penal ha explicado que se le cursó un parte disciplinario a Porto al descubrir, en un cacheo, que ocultaba el fármaco que no tomaba, a pesar de que lo tenía recetado.
Lo que ha salido a la luz este martes a través de los primeros testigos no aclara nada sobre los acontecimientos del sábado, 21 de septiembre de 2013, cuando la niña compostelana de 12 años fue sedada con Orfidal y después asfixiada, según el juez instructor, por sus padres adoptivos.
El director del penal, Carlos García, ha explicado que los dos presos fueron incluidos, nada más llegar hace dos años, en el protocolo de prevención de suicidios.
Aunque después se les retiró, se tomó la precaución de mantenerles la figura del interno de acompañamiento —que consiste en tener un recluso vigilante durante las 24 horas— para evitar cualquier intento de autolesión.
A pesar de todas las precauciones tomadas, "durante un cacheo practicado en su celda", según el director de Teixeiro, a Porto "se le cursó un parte disciplinario al descubrirse que no estaba tomando el medicamento que tenía prescrito a diario y que, en su lugar, lo acumulaba".
Cuando a la madre de Asunta, que sufre depresión y de joven —según su psiquiatra— intentó "autoeliminarse", se le preguntó por qué guardaba esa cantidad de fármaco, alegó que "era para devolver a los servicios médicos".
El director de la cárcel también ha explicado que las veces que ha mantenido reuniones con Porto la encontró "hundida", "en un llanto continuo" y que, "por unas circunstancias o por otras", la presa siempre "ha reiterado en las conversaciones a su hija". "
He notado que quería hablar de su hija, de lo que compartían, de los proyectos que tenía para la niña... de algún viaje", ha dicho Carlos García.
Otro de los testigos de esta mañana ha sido el propietario de una ferretería del centro de Santiago que, según ha dicho, en varias ocasiones acudió a los domicilios familiares (el piso de Rosario Porto y el de los abuelos maternos de Asunta, ya fallecidos, que estaba siendo reformado para la acusada y su hija) a cambiar cerraduras.
Este profesional ha sembrado nuevas dudas cuando ha asegurado, con los apuntes de su negocio en la mano, que el cerrojo del piso de la calle Doutor Teixeiro, donde residían Porto y Asunta, fue cambiado el 9 de enero de 2013, no después del misterioso suceso del 5 de julio en el que supuestamente un extraño penetró en la vivienda e intentó estrangular a la niña, según la versión de la madre.
Hasta ahora, a lo largo de este juicio, que ya cumple su décima jornada en la sala, se había oído la versión de que el cambio de cerradura se produjo, precisamente, tras ese asalto nocturno que nunca ha sido aclarado.
Tanto Asunta en vida como su madre aseguraron que ese suceso fue real, que un hombre no muy alto, vestido de negro y con guantes de látex, entró en la vivienda y atacó a la menor, dos meses y medio antes de su muerte.
Rosario Porto, no obstante, nunca llegó a denunciar ante la policía este caso.
Pero dijo que, tras los hechos, mandó cambiar la cerradura
. Ahora, sin embargo, el dueño de la ferretería a la que solía acudir esta familia no corrobora esa fecha. Habla, en cambio, del 9 de enero, justo después de la separación de los padres de Asunta dos días después de que él, en vísperas de Reyes, descubriera que su esposa le era infiel.
El testigo ha relatado, además, que aquel día, cuando el cerrajero llegó al domicilio de Doutor Teixeiro, se sorprendió de que la clienta quisiese cambiar la cerradura cuando el mecanismo estaba "perfecto".
Le preguntó el motivo a Porto y esta le contó que "le habían entrado en el piso y se habían querido llevar a la niña". La ahora acusada por la muerte de su hija también le dijo que "había mucha gente que tenía llaves de la casa".
A última hora de la mañana está previsto que presten testimonio por videoconferencia los dos hermanos de Alfonso Basterra, que previsiblemente darán explicaciones acerca de la extraña aparición del ordenador portátil del acusado tres meses después del primer registro en su piso.
El miércoles será el turno de los peritos. Porto y Basterra, ahora divorciados, adoptaron a Asunta cuando tenía 12 meses de vida.
En esta vista oral han declarado que ellos no pusieron fin a la existencia de la pequeña, que falleció con 12 años.
El director del centro penitenciario de Teixeiro (A Coruña), donde cumplen prisión preventiva Rosario Porto y Alfonso Basterra, los padres de la menor, ha asegurado esta mañana que la madre "acumulaba" en la cárcel el medicamento que "tenía prescrito"
. El director del penal ha explicado que se le cursó un parte disciplinario a Porto al descubrir, en un cacheo, que ocultaba el fármaco que no tomaba, a pesar de que lo tenía recetado.
Lo que ha salido a la luz este martes a través de los primeros testigos no aclara nada sobre los acontecimientos del sábado, 21 de septiembre de 2013, cuando la niña compostelana de 12 años fue sedada con Orfidal y después asfixiada, según el juez instructor, por sus padres adoptivos.
El director del penal, Carlos García, ha explicado que los dos presos fueron incluidos, nada más llegar hace dos años, en el protocolo de prevención de suicidios.
Aunque después se les retiró, se tomó la precaución de mantenerles la figura del interno de acompañamiento —que consiste en tener un recluso vigilante durante las 24 horas— para evitar cualquier intento de autolesión.
A pesar de todas las precauciones tomadas, "durante un cacheo practicado en su celda", según el director de Teixeiro, a Porto "se le cursó un parte disciplinario al descubrirse que no estaba tomando el medicamento que tenía prescrito a diario y que, en su lugar, lo acumulaba".
Cuando a la madre de Asunta, que sufre depresión y de joven —según su psiquiatra— intentó "autoeliminarse", se le preguntó por qué guardaba esa cantidad de fármaco, alegó que "era para devolver a los servicios médicos".
El director de la cárcel también ha explicado que las veces que ha mantenido reuniones con Porto la encontró "hundida", "en un llanto continuo" y que, "por unas circunstancias o por otras", la presa siempre "ha reiterado en las conversaciones a su hija". "
He notado que quería hablar de su hija, de lo que compartían, de los proyectos que tenía para la niña... de algún viaje", ha dicho Carlos García.
Otro de los testigos de esta mañana ha sido el propietario de una ferretería del centro de Santiago que, según ha dicho, en varias ocasiones acudió a los domicilios familiares (el piso de Rosario Porto y el de los abuelos maternos de Asunta, ya fallecidos, que estaba siendo reformado para la acusada y su hija) a cambiar cerraduras.
Este profesional ha sembrado nuevas dudas cuando ha asegurado, con los apuntes de su negocio en la mano, que el cerrojo del piso de la calle Doutor Teixeiro, donde residían Porto y Asunta, fue cambiado el 9 de enero de 2013, no después del misterioso suceso del 5 de julio en el que supuestamente un extraño penetró en la vivienda e intentó estrangular a la niña, según la versión de la madre.
Hasta ahora, a lo largo de este juicio, que ya cumple su décima jornada en la sala, se había oído la versión de que el cambio de cerradura se produjo, precisamente, tras ese asalto nocturno que nunca ha sido aclarado.
Tanto Asunta en vida como su madre aseguraron que ese suceso fue real, que un hombre no muy alto, vestido de negro y con guantes de látex, entró en la vivienda y atacó a la menor, dos meses y medio antes de su muerte.
Rosario Porto, no obstante, nunca llegó a denunciar ante la policía este caso.
Pero dijo que, tras los hechos, mandó cambiar la cerradura
. Ahora, sin embargo, el dueño de la ferretería a la que solía acudir esta familia no corrobora esa fecha. Habla, en cambio, del 9 de enero, justo después de la separación de los padres de Asunta dos días después de que él, en vísperas de Reyes, descubriera que su esposa le era infiel.
El testigo ha relatado, además, que aquel día, cuando el cerrajero llegó al domicilio de Doutor Teixeiro, se sorprendió de que la clienta quisiese cambiar la cerradura cuando el mecanismo estaba "perfecto".
Le preguntó el motivo a Porto y esta le contó que "le habían entrado en el piso y se habían querido llevar a la niña". La ahora acusada por la muerte de su hija también le dijo que "había mucha gente que tenía llaves de la casa".
A última hora de la mañana está previsto que presten testimonio por videoconferencia los dos hermanos de Alfonso Basterra, que previsiblemente darán explicaciones acerca de la extraña aparición del ordenador portátil del acusado tres meses después del primer registro en su piso.
El miércoles será el turno de los peritos. Porto y Basterra, ahora divorciados, adoptaron a Asunta cuando tenía 12 meses de vida.
En esta vista oral han declarado que ellos no pusieron fin a la existencia de la pequeña, que falleció con 12 años.