Los profesores recuerdan en el juicio los días en los que la niña acudió a clase de música “sonámbula”.
Mañana de antihistamínicos, mareos y “polvos blancos” en los juzgados
de Santiago
. En las primeras horas, además de la mujer encargada de las tareas domésticas en el piso de la víctima, Asunta Basterra, y la madre acusada, Rosario Porto, por la sala de la sección sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña han pasado, de momento, dos madres de amigas de la pequeña y cinco profesoras de la pequeña en la Escuela de Altos Estudios Musicales y la academia Play de Santiago.
Los investigadores han comprobado la coincidencia en el tiempo de compras de Orfidal por parte de Alfonso Basterra y dos hechos, situados los días 9 y 22 de julio de 2013, dos meses antes de la muerte de la menor de 12 años, denunciados ante el juzgado por las profesoras de música.
En los días sucesivos a aquellas adquisiciones de Lorazepam en una farmacia del centro de Santiago, la cría fue dejada por su padre en clase con fuertes síntomas de mareo.
“Andaba como sonámbula, no atendía y no respondía a lo que se le decía”, ha recordado una de las docentes.
Una de las docentes de la escuela de música Play ha declarado que la niña les contó, dos meses antes del crimen, que tomó "polvos blancos", que sabían "fatal" y que se los había dado su "mamá".
“A mí nadie me cuenta la verdad”, explicó entonces Asunta después de contar que llevaba “dos días durmiendo”.
“No le damos nada, como mucho un ‘flisflís’”, se justificó aquel día Basterra.
En la sesión de este miércoles, la cuidadora de Asunta, ha contado que la niña le dijo que tenía "mal sabor de boca" después de haber estado "malita" varios días antes de su muerte, el 21 de septiembre de 2013.
A continuación, una vecina del mismo inmueble de la madre ha relatado que, en el momento en que se tuvo conocimiento de que había aparecido el cadáver de la niña, el padre se lo contó en la puerta de casa "muy serio" y ella rompió a llorar, tras lo que este se abrazó a ella e hizo lo mismo.
"Solo espero que no la hayan violado", ha rememorado esta testigo que le confesó el padre en ese momento.
Este miércoles también ha acudido a declarar la madre de una compañera de Asunta, que ha afirmado que desconocía que la menor tuviese ninguna enfermedad.
Su cuidadora ha dicho que Asunta estaba "perfecta" de salud.
"Era una niña perfecta", recordó entre sollozos.
. En las primeras horas, además de la mujer encargada de las tareas domésticas en el piso de la víctima, Asunta Basterra, y la madre acusada, Rosario Porto, por la sala de la sección sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña han pasado, de momento, dos madres de amigas de la pequeña y cinco profesoras de la pequeña en la Escuela de Altos Estudios Musicales y la academia Play de Santiago.
Los investigadores han comprobado la coincidencia en el tiempo de compras de Orfidal por parte de Alfonso Basterra y dos hechos, situados los días 9 y 22 de julio de 2013, dos meses antes de la muerte de la menor de 12 años, denunciados ante el juzgado por las profesoras de música.
En los días sucesivos a aquellas adquisiciones de Lorazepam en una farmacia del centro de Santiago, la cría fue dejada por su padre en clase con fuertes síntomas de mareo.
“Andaba como sonámbula, no atendía y no respondía a lo que se le decía”, ha recordado una de las docentes.
Una de las docentes de la escuela de música Play ha declarado que la niña les contó, dos meses antes del crimen, que tomó "polvos blancos", que sabían "fatal" y que se los había dado su "mamá".
“A mí nadie me cuenta la verdad”, explicó entonces Asunta después de contar que llevaba “dos días durmiendo”.
“No le damos nada, como mucho un ‘flisflís’”, se justificó aquel día Basterra.
En la sesión de este miércoles, la cuidadora de Asunta, ha contado que la niña le dijo que tenía "mal sabor de boca" después de haber estado "malita" varios días antes de su muerte, el 21 de septiembre de 2013.
A continuación, una vecina del mismo inmueble de la madre ha relatado que, en el momento en que se tuvo conocimiento de que había aparecido el cadáver de la niña, el padre se lo contó en la puerta de casa "muy serio" y ella rompió a llorar, tras lo que este se abrazó a ella e hizo lo mismo.
"Solo espero que no la hayan violado", ha rememorado esta testigo que le confesó el padre en ese momento.
Este miércoles también ha acudido a declarar la madre de una compañera de Asunta, que ha afirmado que desconocía que la menor tuviese ninguna enfermedad.
Su cuidadora ha dicho que Asunta estaba "perfecta" de salud.
"Era una niña perfecta", recordó entre sollozos.